La última llamada
Existían dos amigos que eran muy unidos y no importaba el día, hora o minuto, siempre les gustaba conversar y platicar sobre diferentes temas, jugar entre ellos o simplemente estar. Lo malo es que, gracias a la cuarentena, no han podido estar juntos. La distancia entre ellos es poca, ya que viven cerca, pero el no poder salir los hace sentir como si estuvieran a miles de kilómetros.
La necesidad de estar al lado del otro es extraña para los demás porque es como si fueran pareja, o si existiera algo más ahí que una amistad. Como es normal lo niegan, pero, ¿y si fuera así? Actualmente nadie podría saberlo puesto que están más ocupados protegiendo sus vidas que estar pendiente de la relación de un par de niños. Claro, existe el bendito internet y gracias a este ninguno se ha vuelto loco por el otro. Uno de ellos, se llama Rubén y el otro, Samuel.
-Ya te extraño Rubén- dice el castaño mientras hablaba por mensaje con el otro, a lo que él suelta una risilla y como siempre le responde: -Claro, pero yo te extraño más-. ¿Es muy tierno no? Pero sabemos que no todo bonito y menos en una pandemia claro está.
-Te veo más pálido de costumbre, de seguro te volviste a enfermar, ¿verdad?
-Adivino como siempre Samuel
- ¿Has salido? Te dije que no puedes arriesgarte y menos con tu condición de salud
-No, tranquilo, mi padre es el que ha estado saliendo para que no salgamos nosotros
Samuel se sentía inquieto, sabía que la familia de su amigo es muy quisquillosa porque Rubén es un chico que siempre ha padecido de defensas bajas por lo que una gripe no era algo que se tome a la ligera en él.
-No te lo tomes a mal, ya te dije que es un simple resfriado, ayer me mojé ayudándole a mi madre a meter la ropa porque empezó a llover
-Niño tonto, debiste cambiarte rápido
-Lo hice, pero ganó el resfriado- el chico voltea la mirada lejos de la pantalla y parece hablar con alguien. Samuel deduce que es su madre y podía haberlo regañado, ya que es algo tarde para estar hablando por vídeo llamada.
-Ya debo irme, hablamos mañana
-Claro, no llegues tarde que me preocupas
-Eso intentaré, pero no te aseguro nada- ambos dejan salir una risa y apagan las respectivas computadoras para irse a dormir.
Y así pasan los días, Rubén parecía que no se le pasaba la gripe y Samuel ya se estaba preocupando. No quería pensar en que su mejor amigo fuera parte de la gran lista de infectados porque lo más probable es que no vuelva, pero no encontraba alguna explicación para su falta de salud. El encierro estaba afectado ya su cordura y quería salir y ver cómo estaba todo. Solía pedirles a sus padres que lo dejaran salir sin lograr algún éxito haciendo que enfureciera, por una parte.
Por parte de Rubén, seguía igual, no mejoraba, pero por lo menos no empeoraba, algo inquietante por parte de sus padres quienes pedían a los Santos que se le quitara aquello.
Casualmente hicieron una campaña para hacerles pruebas a todos los vecinos de su barrio, ya que al parecer un nuevo caso había salido y este paciente tenía contactos con todos los de ahí, específicamente con la familia de Rubén. Aquí fue donde Samuel sintió una presión en el pecho, ¿y si por culpa de aquel tipo el pequeño estaba enfermo? No quería que fuera así pero no había de otra más que esperar a los resultados los cuáles se darían 48 horas más tarde.
La noche antes de los resultados hacen la típica llamada nocturna para contarse su día, ambos sabían que tal vez Rubén no volvería luego de mañana, pero no querían tocar ese tema, no hasta que fuera lo suficientemente tarde y ya no tuvieran de qué hablar. Algo que no tardó nada en llegar por la tensión del ambiente.
-Samuel...
-No lo digas, por favor, quiero oírlo, todo saldrá bien, verás que...
-Por favor, déjame hablar, si esta es nuestra última llamada quiero dejar todo en claro
-Vale...
El de cabello azabache sabía que no podría parar a su amigo hasta que termine de hablar, no quería que su despedida fuera por una simple llamada, pero el Covid no los dejarían encontrarse nuevamente.
-Yo... tú has sido la persona más especial para mí, el único que sabe casi todo sobre mi, bueno, hasta ahora
- ¿Hasta ahora?
-Sí, hay algo que nunca alcancé a decirte porque tenía miedo al rechazo, pero ahora no importa mucho
- ¿Te pondrás romántico ahora?
-Cállate, ¿no es fácil sabes? Bobo...
Samuel asiente y le hace un corazón con las manos para darle confianza. Rubén no podía soltar aquello que su corazón sentía y el otro se dio cuenta por lo que decidió ser él el que terminara con el sufrimiento del castaño.
-El sentimiento es mutuo, yo también me pongo así cuando intento decirlo.
Una sonrisa se formó en los labios del de ojos verdes ahora que sabía que el de cabello negro sentía lo mismo. Otra vez su madre intervino en la llamada para decirle que se fuera a dormir a lo que este procede a mirar a su amigo con tristeza.
-Ve, necesitamos descansar, verás que no pasará nada.
-Sí, te quiero Samuel, ¿mañana a la misma hora?
-Ni un minuto más tarde
-Adiós
Un mes después...
"Ni un minuto más tarde" era la frase que rondaba por la cabeza del chico mientras miraba la pantalla del computador esperando a que responda a la llamada. Sus padres lo miraban con tristeza desde la puerta, ya no responderá más, fue lo que le dijeron mas algo en él decía que en algún momento respondería.
-Samuel... contesta, por favor...
Rubén no olvida el día en que trajeron los resultados, les dieron medicamento para él ya que tenía una fiebre grabe. Esto alegró de gran manera, algo que no sabían es que lo siguiente que pasaría cambiaría la vida para todos cuando llamaron al azabache y a su padre quiénes resultaron ser asintomáticos y por ende no notaron que la enfermedad estaba matándolos poco a poco. El castaño intentó ir hacia él cuando lo vio ingresar a la ambulancia con sus maletas ya preparado para no volver mas lo detuvieron con rapidez.
Ninguno podía saber que esa llamada sería enserio la última y su último cruce de miradas sería en esa ambulancia.
"Ni un minuto más tarde...Samuel"
Historia ganadora de un concurso a nivel escolar, espero que haya gustado tanto como a los jueces.
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