¿Te haz preguntado cómo los chicos descubrieron que Santa no llegaba a Karmaland?
Pues aquí te lo cuento.

Robleis Fargexby.
Edad: 6 años.

Fargan había tenido la gran idea de re
re-crear cierta escena característica de las películas donde Santa baja por la chimenea cargando todos los regalos.
Sabía que Robleis estaría oculto esperando verlo y eso ayudaría en la linda ilusión.
Lastima que no pareció darse cuenta que debido al traje y todos los grandes regalos que le compraron a su hijo, su gran entrada terminó en una llamada a emergencias donde lo primero que Rob vió fue; a su padre vestido de Santa, lleno de polvo, con una barba falsa intentando ocultarse detrás de su madre (lo cual fue una pésima idea) mientras fingía una voz para pasar desapercibido.

— No le diré nada a mis amigos si en ese costal esta el set musical que pedí.—

— Te dije que no era buena idea.— suspiró Alexby evitando ensuciarse por los trozos de chimenea que seguían cayendo después del rescate.

— Si te hubieras puesto el traje de Elfo, esto sería diferente, Alesby...—

— ¡El verde no es mi color y el rojo me hacía ver gordo!

Cosa buena, obtuvo todo lo que quería.
Y aún si la ilusión se acabó ahora solo pedia la tarjeta de crédito para comprar todo sin tener que esperar hasta Navidad.

Spreen Rubegetta/Dobluque
Edad: 5 años.

Spreen sabía que no podía ser posible que un hombre gordo y viejo fuera capaz de ir por el mundo entregando regalos en una sola noche.
Pudo medio creerlo cuando era más pequeño pero desde que supo que el ratón de los dientes no era real, comenzó a dudar de toda su existencia.
¿Por qué los padres mentian así?

Teniendo a Roier ayudándole a buscar pistas todas sus dudas fueron resueltas al encontrar un traje de Santa ocultó en el armario de sus padres.
¡Lo sabía!
Pero también vio todos sus regalos.
Cada cosa en su lista estaba ahí.
Eso le emocionó mucho y luego cayó en cuenta que se había arruinado la sorpresa.
¿Por qué no se quedó con la inocencia un poco más?

Frunció el ceño pensando como actuar en Navidad para no poner tristes a sus padres. Cada año desde el día primero de diciembre la decoración estaba lista, pequeños duendes ocultos entre cada rincón haciendo travesuras, galletas recién horneadas, la ilusión de conocer a Santa.

Se le hizo un nudo en el estómago.

— Spiin, ¿Encontaste algo?— susurró Roier con su voz infantil mientras seguía mirando por la puerta, con ello Spreen tuvo que ocultar todo con una sábana.— ¿Santa es real?

Su labio tembló como si quisiera llorar.

— Ahm...—

¡Roier no podía saber esto!
Aún era muy pequeño (aunque solo se llevasen 9 meses y dos semanas).
Tenía que creer en Santa hasta que se casará.
Cerró el armario queriendo desviar el tema,  buscando algo que le ayudase viendo uno de los duendes semi oculto debajo en el tocador.
Esto seguramente servía.

— ¿Qué es éso?— señaló a la pared contraria mientras aprovechaba en tomar al duende y lanzarlo por encima del castaño.—¡Nos están espiando!
¡Santa sabe que lo buscamos!

Ante esto, Roier salió corriendo queriendo evitar que el duende fuera de chismoso.
Que Santa los pondría en la lista de niños traviesos y eso no estaba bien.
¡El tenía que traerle su peluche de osito igual a Spreen está navidad!

Y Spreen ahora era parte de esta mentirita piadosa mientras Roier siguiera teniendo esa gran sonrisa cada navidad...

Carre Mangelito
Edad:¿?

Carre estaba decidido a encontrarse con Santa, no importaba lo mucho que tardase, tenía que conocerlo, pedirle una foto.
Preguntarle porque no tenía su set de taxidermia para poder mantener a sus mascotas a su lado a un después de muertas.
Y...
En su mente sonaba más bonito.

Pero volviendo al tema, ¿Qué tan difícil sería?
Era un hombre grande, vestido de rojo, con renos.
Si él era capaz de diferenciar por su pasos a cada persona se acercaba a su cuarto, esto era sencillo.

Se fue a dormir temprano, alegando que estaba cansado y que seguramente eso ayudaría a que Santa llegase más rápido.
Ya al despertar jugaría con todos sus nuevos juguetes.

Una excusa que haría a sus padres bajar la guardia, tenía la teoría que ellos cada Diciembre se volvían los ayudantes de Santa y por ello el viejo siempre sabía que quería aún si no escribía una carta.
O tenía cámaras en cada casa.
Algo que a él le tenían prohibido.

Su alarma sonó y sin perder más tiempo fue bajando las escaleras dispuesto a todo.
A media noche y sin hacer ruido obtendría respuestas.
Por las buenas o por las malas.
Ya que no pudo poner somniferos en las galleta, tuvo que usar su segunda opción.
Cinta, un palo y cloroformo.

La sala estaba bien iluminada por todas las luces que tenía el árbol y así pudo ver una silueta.

— Te tengo.. — susurró dando pequeños pasos y justo cuando daría el primer golpe vió algo que pudo ser traumante para cualquier niño.

Su mamá, Lolito. Estaba besando a Santa.

¿Santa sería su padrastro?
¿O era su verdadero papá?
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¿¡Por éso era tan chaparro!?
¿¡ERA PARTE DUENDE!?

Se quedó en shock viendo la escena hasta que Lolito pareció darse cuenta de su presencia.

— Mi niño, esto no es lo que piensas.— quisó explicar pero no ayudaba en nada que "Santa" aún le tuviera agarrado de la cintura.

— ¿Por eso Santa siempre me trae todo lo que pido?— queria llorar, iba a llorar.
Ya estaba llorando.

Rápidamente Lolito se lanzó a consolarlo siendo seguido por el rompe hogares, gordo, hijo de-...
¿Dónde estaba su padre?
¡Tenía que decirle!
Quiso levantarse cuando pudo notar unos mechones negros sobresaliendo del gorro de Santa.
Esperen.
¿Cabello negro?

Le quitó el gorro rápidamente dándose cuenta que era su padre.
¿Cómo?
Ya no entendió.
¿Su papá si era Santa?
¿O solo se disfrazaba de Santa?
Pero, si era lo último.

— ¿Santa no existe?— volvió a lloriquear mientras era abrazado por sus padres que ahora tenían que explicarle muchas cosas.

Y así fue como Carre a sus lindos 16 años supo que Santa no era real.

Roier Luckity.
Edad: 12 años.

Roier ya estaba en una edad donde sospechaba que Santa podría no ser real.
Todos sus compañeros solían soltar comentarios acerca de eso, pero nadie se atrevía a hablar de eso con él.
¿Acaso los tenían amenazados?
Cada que se acercaba a alguien que hablaba del tema, rápidamente se callaban y salían corriendo.
Luego tenía a Spreen detrás suyo hablando emocionado de lo que había puesto en su lista.

¿Se está perdiendo de algo?

Mejor se hubiese quedado con la inocencia.
Pero su curiosidad fue demasiada así que en mitad de la madrugada se levantó listo para descubrir si era verdad que los padres dejaban los regalos o si es que Santa era real.
Lo cual a su parecer si tenía sentido.
Un hombre mágico que va de casa en casa por todo el mundo era lo más normal que podría pasar en el pueblo.

Bajó hasta la sala notando que aún siendo las 2 am los regalos aún no estaban debajo del árbol.
Buscó debajo de la mesa, en la chimenea.
Incluso se asomó por la ventana esperando ver el trineo.
¿Aún no pasaba por su casa?
Que raro.
Cuando tenía 4 años bajó a las 12 para ir al baño y los cientos de regalos ya estaban listos para ser abiertos.

Esto solo podía significar una cosa.

Corriendo y sin avisar abrió la puerta de una patada de la habitación de sus padres.
Dispuesto a pedir explicaciones pero tuvo la mala suerte de encontrarse con una escena que solo podía describirse con una palabra: trauma.

Frente suyo pudo ver a su padre aún con su traje de alcalde(o bueno, con parte del traje, solo traía los pantalones puestos), teniendo en las piernas a su madre en un vestido de "Señora Claus".

Ambos llenos de labial, con la respiración agitada y...
Okay, va a vomitar.

¿No podía quedarse solo con la noticia que Santa no existe?
¿Tenía que ver a sus padres así?
Jugando... ¿Twister?

Esperen ...
¿Esto significaba que si se le cumplirá lo de tener un hermanito?

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Espero tengan una bonita noche buena y una excelente navidad.
Si por culpa de esto descubriste que santa no existe.
Perdón (?)
Pero en primera
¿Por qué andas leyendo cosas geis a corta edad? 🤨🏳️‍🌈
Bueno ya.
Pásenla bonito, que tengan todo lo que pidieron.
Feliz navidad por parte de su mami kiwi.