oo1. don't jinx it, anto
OO1. ❝ i can't speak afraid
to jinx it i don't even
dare to wish it ❞
❝ NO LA MUFES, ANTO ❞
✈ ━━━━━ LA VIDA DE ANTONIA NO ERA PERFECTA, PERO tampoco era mala. Había muchas cosas que ella destacaba, y a pesar de todas las dificultades que le había tocado atravesar a lo largo de su vida, ella intentaba aferrarse a las que sí habían sido o estaban siendo buenas. Bueno, eso era lo que su psicóloga siempre le aconsejaba.
Nacida en la ciudad de Concepción, Chile, ella creció en una familia como cualquier otra, rodeada de cariño y armonía. No tenía de qué quejarse en cuanto a su familia. Sus dos padres, Santiago y Lorena, eran chilenos también. Aunque su abuela materna era de Puerto Rico, así que tenía algunas raíces extranjeras también. No obstante, ella no se llevaba muy bien con el lado materno de su familia así que prefería ignorarlo. Raro ¿No? La mayoría de las personas se llevan mejor con el lado materno que con el paterno, pero en este caso era al revés, y...No era muy divertido.
Pero bueno, ya hablaremos del porqué de esa situación.
Desde muy pequeña le gustó el deporte y sus padres lo notaron. Era buena en basketball, fútbol, atletismo, ciclismo y otros deportes varios; ella era completamente una atleta. Sus progenitores, al ver la afinidad que tenía, siempre trataron de buscar aquel deporte que realmente era para ella...Y allí fue cuando descubrieron que lo de su hija era el voleibol.
La llevaron a un club para que pudiera aprender cuando tenía 12 años e inmediatamente quedaron sorprendidos con la habilidad que tenía al jugar, ya que no tardó nada en tomarle ritmo al juego y ser buena en él. Pero más importante aún, a ella le encantaba así que se iba a quedar ahí.
Con el pasar de los años aquel club comenzó a darse cuenta de que Antonia realmente era muy buena así que, cuando comenzó la etapa de reclutamiento para el Team Chile —los seleccionados nacionales en todos los deportes— no dudaron en ficharla para el equipo de voleibol con la esperanza de que sus habilidades la hicieran entrar.
Adivinen...Así fue. Ella deslumbró y con tan sólo 17 años, ya estaba dentro de las seleccionadas nacionales del equipo de voleibol femenino.
Estar en un equipo de un deporte infravalorado era difícil, mucho más cuando se trataba de uno de mujeres ¡Eso era aún más complejo! Por supuesto que el fútbol es el favorito en todo el mundo. El primer deporte que cada país está apoyando es ese y de cierta manera todos los otros son opacados y quedan en segundo plano. La mayoría de los recursos y el apoyo se va al clásico deporte del balón ¿Y el resto? Que se las arregle como pueda. Y, reitero, todo empeora cuando se es mujer.
Pero a pesar de las dificultades ella logró superarlas y terminó siendo capitana de su equipo a tan corta edad y pieza clave en cada juego. Era tan buena, precisa, estratégica, inteligente y energética que siempre hacía que los partidos fluyeran de la mejor manera y obteniendo el mejor resultado.
No iba a presumir y mucho menos ponerse en un pedestal, pero la selección femenina de voleibol estaba en su mejor momento con ella.
Pero bueno, no todo era color de rosas.
Si bien es cierto, su vida deportiva era maravillosa, llegó un momento en que su vida familiar se fue a pique. Un accidente de auto nocturno le arrebató la vida a su madre. Su padre, su madre y ella viajaban de vuelta de un partido en su club cuando ella tenía a penas 15 años. Santiago sobrevivió con una fractura de cadera, de milagro a Antonia no le pasó nada; sólo una contusión en la cabeza, su hermana Javiera no había ido con ellos, pero Lorena...Ella falleció al instante.
Fue muy duro para la menor, como no imaginan. Perder a la persona más importante en su vida la hizo caer emocionalmente y esto afectó muchos aspectos de su vida, incluyendo el deporte. Pero lo que más la tenía afectada era que ella se estaba echando la culpa del accidente. Había sido por ir a uno de sus partidos. Si no hubieran ido a verla eso no hubiera pasado, y esas eran cosas que la castaña se repetía todos los días; torturándose.
Gracias al cielo las citas que comenzó a tener con su psicóloga la ayudaron a poner un poco más los pies en la tierra. Cada día que pasaba se echaba menos la culpa y el traumatismo por un acontecimiento tan horrible como ese iba desapareciendo poco a poco. Pero el dolor, la ausencia de su madre, y las ganas que tenía de estar con ella...No, eso no se iba.
No, su madre no pudo verla cumpliendo su sueño de ser una seleccionada chilena, no pudo verla jugando en otros países, no pudo verla alzando trofeos, no pudo verla con una medalla en su cuello, no pudo verla siendo reconocida como la mejor jugadora de un torneo, no pudo verla dedicándole un punto...No, ella no vio nada de eso.
El accidente había sido una de las razones por las que ella no se llevaba bien con su familia materna. Ellos lo único que hacían era avivar el fuego con el hecho de que creían a Antonia culpable de la tragedia, y cuando esto sucedió se aseguraron de echárselo en cara claramente, incluso mucho después de aquello, y si la castaña no hubiera decidido cortar la relación que tenía con ellos, lo seguirían haciendo.
No era justo, simplemente no lo era.
Aquello le seguía quemando todos los días que pasaban, pero su padre y su hermana se encargaban de recordarle que de ninguna manera eso había sido culpa suya y que siguiera adelante siendo la mejor, ya que eso era lo que su madre hubiera querido. Así lo hizo hasta la actualidad, en donde Antonia ayudó a su equipo a llegar al mejor nivel posible.
Tanto así, que estaban a punto de disputar un mundial.
—¿Crees que Polonia sea frío?
Al oír a su mejor amiga, Antonia levantó su mirada de la maleta que estaba armando sobre su cama y ladeó la cabeza.
—Sí hermana, me tinca que sí —chasqueó la lengua.
—Bueno, entonces toca empacar muchos chalecos.
Montt rió—Tiare, ni siquiera clasificamos aún al mundial y tú estás pensando en él. No la mufes, porfa.
El próximo mundial de voleibol femenino se llevaría a cabo en Polonia y en Holanda, por lo que ellas ya se estaban preparando mentalmente para eso.
—Perdón, perdón —se llevó una mano a la boca—, pero es que suena muy bacán como para no imaginarse allá.
—Mejor piensa en el ahora —apuntó su maleta—. Piensa en España, piensa en Barcelona, porque allá vamos ahora, y si queremos ir a Polonia entonces tenemos que ir allá primero y ganar ¿Sí?
—A veces se me olvida que eres la capitana —hizo una mueca con gracia—. Como ordene. Sólo me queda revisar que traigo todo...O tendré que volver a mi casa por algo.
El camino de entrada al mundial estaba más cerca que nunca, ya les quedaban los últimos pasos para clasificar al gran torneo. Sólo tenían que ganar un juego más de eliminatorias y estarían dentro. Este era contra la selección española y les correspondía a ellas viajar a su país para enfrentarlas. Era algo muy decisivo.
—Si se te queda algo lo compramos allá y era —se encogió de hombros—. Sólo asegúrate que no te falten cosas que realmente realmente no puedes reemplazar...Como esto.
Ella enseñó su par de protectores de antebrazo que siempre llevaba consigo ¿Por qué? Habían sido los que su mamá le habia regalado tan sólo una semana antes de su muerte. Sí, cualquiera podría decir que ya estaban viejos, que no servían o que necesitaban un cambio, pero para Montt eran como su amuleto de la suerte y un recuerdo de su madre siempre acompañándola. Jamás, pero jamás, había salido a jugar un partido sin ellos; no podía.
—Ay pero weona, eso es sentimental, me voy a poner a llorar —se llevó una mano al pecho y la contraria rió suavemente—. En todo caso, tu mamá estaría muy orgullosa de ti. Onda, míranos...Estamos casi dentro de nuestro primer mundial.
—Sí sé —sonrió ya cerrando su equipaje—. Quiero tener eso en mente todo el tiempo.
—Eso me gustó, la mentalidad de nuestra capitana tiene que estar clara y fría —se le acercó y palmeó su cabeza—. Ya tengo todo ¿Y tú?
—Sí. Ya bajemos, que tenemos que reunirnos en el aeropuerto.
Ambas jugadoras tomaron sus cosas y bajaron las escaleras hasta en primer piso. Se habían reunido en la casa de los Momtt, en Santiago, para irse juntas al aeropuerto para encontrar al resto del equipo allá.
La idea de tener que estar viviendo en la capital la mayoría del tiempo por sus entrenamientos no era algo que ella estuviera disfrutando mucho. Si bien es cierto Concepción era una ciudad grande, Santiago lo era el doble, y no le gustaba todo el alboroto, la contaminación y el calor que hacía allá. A veces extrañaba su clima extraño, frío y marítimo que su ciudad natal le entregaba. Pero bueno, eran sacrificios que tenía que hacer por sus sueños.
—¡Miren! ¡Ahí vienen las mundialeras!
La voz enérgica de su papá las recibió al bajar las escaleras. Alzó su mano celebrando; realmente estaba contento.
—Papá, no la mufes aún por favor —volvió a decir la chica pero ahora hacia su padre y un poco avergonzada.
—Ay sí, perdón, no la quiero cagar aún —se disculpó yendo a ayudar a las jugadoras con su equipaje—. ¿Nos vamos?
—Por favor, no queremos llegar tarde.
—Te voy a echar de menos —su hermana mayor Javiera llegó a abrazarla a ella y a su mejor amiga—. Avísame como sale todo, por favor, veremos el juego en la tele.
—Obvio que sí.
—Y cuidado con los españoles, no quiero que vuelvas con uno del brazo y deshonres a tu raza chilena.
—Ugh, Javi, primero me muero —hizo una mueca—. Ten algo de respeto.
Tomó sus manos y las de Tiare—Vamos con todo, son las más secas. Mierda, mierda, mierda.
Y al sonido de esa clásica frase para desear buena suerte por parte de su hermana mayor despidió a las voleibolistas para que emprendieran su camino hacia el aeropuerto. Allí se iban a reunir con su entrenador, todo el equipo técnico y médico y por supuesto con sus otras compañeras de ese tan importante deporte.
La calidez de estar todas juntas les trajo más seguridad una vez que se reunieron en el aeropuerto. Eran un grupo bastante unido; casi hermanas. Todas se apoyaban entre sí, se respetaban y se acompañaban, tanto en la cancha como fuera de ella.
Pero ahora...Ahora importaba la cancha...Era momento de irse.
—Escuché al profe decir que antes del juego nos llevarían a recorrer la ciudad —dijo Martina, una de las jugadoras junto a Antonia.
—¿Ah sí? Estaría bueno.
—Yo no he ido antes allá, la verdad no sé qué esperar —respondió Tiare.
—Yo sí —se adelantó Laura, otra de las jugadoras, mientras avanzaban en la fila para abordar—. Es precioso, no tengo nada que decir contra eso. Está la Basílica de la Sagrada Familia, Casa Batlló, el Mercado de La Boquería, La Pedrera, la Catedral de Barcelona y así.
—Mira tú, nos saliste bastante culta —el comentario de Camila hizo reír a todo el grupo.
—¿Y tú? Weona envidiosa —la aludida le dio un pequeño empujón a la anterior, pero en el fondo tomándose todo con humor—. Ya pero en serio, hay harto que ver, al menos nos puede servir para relajarnos un poco antes del juego.
—Oye, también está el Camp Nou ¿O no? —le preguntó Martina—. El estadio del Barça.
—Sí, sí —recordó ella chasqueando los dedos—. Es de los lugares más turísticos, quién no querría ir allí.
—Eh...¿Yo? —alzó la mano Antonia para posteriormente hacer una mueca de disgusto.
—Oye, aún no entiendo qué wea tienes tú en contra del fútbol —la molestó su mejor amiga dándole un suave empujón.
—La pregunta ofende —alzó las cejas—. El fútbol es el deporte por el que nos desplazan a todos nosotros. Voleibol, ciclismo, atletismo, levantamiento de pesas, tenis, volley playa...Puedo seguir ¿Eh? Si hay un deporte que apoyan más que a todos, al menos en Chile, es el fútbol. ¿Y a nosotros? Pues que nos coma el gato.
—Tiene un punto —asintió Camila.
—¿Y por eso eres la hater número 1? —siguió Castillo.
—Sip.
—Ah, pero cuando juega Alexis Sanchez por Chile... —alzó una ceja hacia su mejor amiga notando como ella se mantenía estática.
Luego de unos segundos reaccionó y bufó—Bien, esa es una pequeña excepción porque es nuestro país y mi jugador favorito. Pero —alzó un dedo amenazante—, eso no significa que piense que nosotras merecemos el mismo trato heroico que ellos tienen. Nosotras también somos La Roja, weonas.
—Lo que ella dijo —la apuntó Martina.
—Así que discúlpame si me pongo hater o algo parecido, pero es que simplemente lo encuentro injusto —se cruzó de brazos—. Me gustaría poder cambiar la mirada insuficiente que el mundo tiene de nuestro deporte, hacerles ver que también somos geniales, que ganamos premios y hacemos hazañas.
—¡Apoyo! —saltó Camila—. Estoy segura que este es nuestro año, que podremos cambiar la mirada del voleibol femenino. Sólo tenemos que trabajar duro. Nuestra capitana tiene razón —abrazó a la aludida por los hombros.
—Así es, espero sea nuestro año —asintió Montt—. Y Dios libre al futbolista español que se me cruce en mi camino, porque si me empieza a debatir me voy a poner violenta —suspiró—. Si vamos al tal Camp Nou, espero no tener un encontrón así.
—No la mufes, Anto.
—No la mufo —se encogió de hombros—, sólo les estoy aclarando que por ninguna wea me dejen sola o me terminaré agarrando de las mechas con alguien si basurea nuestro deporte...Eso sí que no lo soportaría.
—Cagaste, vamos a un estadio de fútbol.
Montt bufó—Mientras más lejos de un futbolista, mejor para mí.
Oh querida Antonia...
Si tan sólo supieras lo que te está a punto de pasar.
Sólo te adelantaremos que...La mufaste.
fic de pedri sin pedri😃😃
JSJDJSKXKD PERDON, LES JURO QUE EN EL OTRO CAPÍTULO YA SALE, pero había que hacer una intro, okei!!!!!
qué les pareció??? qué opinamos de la Antonia ya que la conocemos? de su vida??? les leoooo<333
sé que hay algunas palabras que quizás no se entiendan o incluso el orden de algunas frases JSJDJSJXK PERO ES QUE ESTOY USANDO LENGUAJE CHILENO OKEI. y honestamente me la estoy pasando muy bien.
igual voy dejando en comentarios algún significado de palabras que salen en los párrafos y ajá. de vdd que el español chileno es como un idioma aparte dnxkdk pero la palabra más importante a entender es WEA. amistades, wea es TODO, wea es GOD. wea es cosa, weona, weones son personas y ajá. listo, finito
pero bueno, esto es sólo el inicio, les juro que en el siguiente capítulo ya se viene el caos MUAJAJAJAJA be readyyy
y muchas gracias por su apoyo acá, les amo <333
nat
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