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Y Despues de la Tormenta... [Parte 2]


Y aquí seguimos adelante con esta historia :3


Enjoy!

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—Katsuki—.

Y Bakugou se decepciona de no escuchar el típico "Kacchan" saliendo de los labios del peliverde, de pronto se ha quedado sin palabras, no sabe bien que contestar para seguir teniendo la atención del peliverde.

—Izuku—. Una voz aquella le llama y el peliverde hace una inclinación de cabeza como despedida y sigue su camino inicial, entonces Katsuki reacciona y sigue al peliverde. —Este es Izuku Midoriya, nuestro chef—. Presenta Denki e Izuku responde con una sonrisa.

—Izuku—. Entonces otra voz le llama, sabe que es Katsuki que lo ha seguido hasta la mesa. —Izuku, tenemos que hablar—. Dice, pero el peliverde se excusa con los comensales que lo ha solicitado.

—Perdóneme, pero en este momento no puedo atenderle—. Su voz sale cortante, pero profesional y Katsuki se podría sentir herido, pero sabe que lo merece. El peliverde continua atendiendo a sus clientes, aceptando gustoso las felicitaciones por su comida. —Gracias, me alegra que les guste, espero tenerlos pronto por aquí de nuevo—. Dice con una sonrisa y procede a retirarse de vuelta a la cocina. De vuelta en una zona de confort en donde no existe Bakugou.

—Izuku—. Escucha su llamado nuevamente, pero él no se detiene, no puede hacerlo, no debe hacerlo. —¡Izuku!—. Logra pasar las puertas que dividen el comedor de la cocina, puede ver a Shinsou verlo preocupado sin saber que le ocurre e Izuku corre, corre fuera de la cocina.

—¡Disculpe, pero no puedo dejarlo entrar aquí!—. Shinsou escucha la discusión que hay en el comedor, así que se quita el mandil y ve a ver que pasa y que es lo que hizo que Izuku saliera huyendo.

Al pasar la puerta, puede ver a Denki peleando con un cliente, rubio y bien vestido, se nota que era un ejecutivo de los alrededores y extrañamente se le hace familiar.

—Necesito hablar con tu jefe—. Exige el rubio y Denki parece entrar en pánico, pues el hombre es mas alto y mas fuerte que él, así que decide intervenir pues están armando tremendo alboroto e incomodando a la clientela del lugar. —¡Izuku!—.

—Bakugou, no puedes....—.

—¡Basta ya de este escandalo!—. La voz grave de Shinsou hace que las tres personas que protagonizan la discusión, callen inmediatamente. —Señores, me temo que tendré que pedirles que se retiren del lugar—.

—No hasta que vea a tu jefe—. Exige el rubio cenizo, Shinsou frunce el ceño.

—Por el momento el chef Izuku no puede atender a nadie—. Dice. —Les repito que deben retirarse—. Su voz suena firme sin opción a replica.

—Bakugo, creo que es lo mejor—. El pelirrojo parece ser la voz de la razón en ese momento, el rubio le mira con el ceño fruncido, gruñe una maldición y se marcha del lugar, el pelirrojo mira apenado a los clientes y a los encargados del lugar. —Disculpen las molestias—. Y sin mas ambos se retiran.

Shinsou pide disculpas a sus clientes y avisa que el postre va por cortesía de la casa, con eso dicho, él y Denki se retiran a buscar a su peliverde amigo, consultan su paradero con el resto de los cocineros, uno de ellos avisa que lo ha visto salir por la puerta trasera. Ambos van al lugar y lo que encuentran es a un peliverde gritando a los cuatro vientos.

Le miran preocupado pues Izuku solo hacia eso cuando se encontraba frustrado y a nada de explotar. —Izuku—. Llama el pelimorado, Izuku respira profundo antes de darles la cara, al voltear una sonrisa se extiende en su rostro, Denki le mira con preocupación y Shinsou no cambia su exprecion seria, ambos sabían porque la sonrisa.

La conocían como la sonrisa de la "Recaída". Una sonrisa que mostraba al mundo cuando se encontraba a nada de desmoronarse. —Bien, es momento de regresar al trabajo—. Dice el peliverde tratando de pasar de lado del par de amigos.

—Era él ¿No es así?—. Shinsou pregunta, Izuku para en seco aun sin contestar, el pelimorado se da la vuelta y espera que su amigo haga lo mismo.

—¿Quien?—. Pregunto Denki, desconocido de que hablaban los otros dos, ambos pudieron ver a Izuku temblar un poco y nuevamente respirar para tranquilizarse, se dio vuelta para encarar a sus amigos, pero en su rostro ya no estaba esa sonrisa falsa, en lugar, había un par de gemas esmeraldas brillando por las lagrimas.

—Crei...—. Dijo. —Crei que podría soportarlo cuando lo viera de nuevo—. Dijo en un hilo de voz. —Q-que n-no me que-quebraría al tenerlo delante de mi—. Shinsou no pudo seguir viendo a su amigo en ese estado, así que solo se limito a abrazarlo tan fuerte como pudiese y escuchar sus ininteligibles sollozos.

—Izu—. Denki trato de reconfortarlo frotándole la espalda, pero nada parecía tranquilizar al peliverde.

—Esto es a lo que te atenías si querías abrir el restaurante en este lugar—. Le dijo el pelimorado. —Cuando lo decidiste, pensé que querías poner un cierre a este capitulo de tu vida—. Izuku siguió gimoteando. —Él quiere hablar contigo—. Le informo. —Y creo que lo deberías hacer para tener tu cierre y seguir con tu camino—. Le sugirió.

—No quiero verlo—. Dijo firme el peliverde.

—No te estoy diciendo que lo hagas hoy—. El trio rio un poco para apaciguar el ambiente. —Pero debes hacerlo, sabes que él no dejara de venir a buscarte ahora que sabe que estas aquí—. El peliverde lo sabia, Mitsuki le había advertido muchas veces de la insistencia del rubio por encontrarlo.

—Yo...—. Dijo titubeando. —...me lo pensare—. Y nadie dijo nada mas.



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Bakugou estaba frustrado, había esperado tanto el momento en el que la vida volviera a ponerle a Izuku Midoriya en el camino que no pensó con claridad, al verlo, no había nada mas.

Como cuando era un adolescente y lo había visto llegar al secundario.

Verlo ahí, tan seguro de lo que hacia, recibiendo gratificaciones por su trabajo, era una faceta y un talento que nunca vio o que se negó a ver por su egoísmo.

El Karma continuaba restregándole en la cara lo que había perdido por su terquedad, ahora solo podía verlo de lejos, pues si volvía a insistir podría forzar al peliverde a alejarse mas de lo que ya estaban.

Alejar era otra palabra que odiaba, pues por ley no pudo acercarse a casa de la sra. Midoriya por lo que durase la orden restrictiva, la cual se había retirado hace unos años, el motivo no fue mucho mejor.

—Inko considera que no tiene sentido mantenerla, pues Izuku se va de la ciudad—. Le dijo su madre con un cinismo retorcido, era como echarle sal a la herida y la vieja disfrutaba verlo retorcerse cual gusano en sal con su sufrimiento.

Si bien había pagado con lagrimas de sangre lo que le había hecho al peliverde, tal parecía que su madre jamás estaría satisfecha, Izuku le agradaba como un hijo, así que a ojos de ella, se merecía todo el sufrimiento que le viniera en destino.


—Hermano ¿Qué fue eso en el restaurante?—. Kirishima le había dado alcance a mitad del camino.

—Es algo que no debe importarte—. Gruño con enojo.

—¿Conocías al dueño?—. Insistió. —¿Eran amigos?—. Katsuki ya en su limite, estallo.

—¡No, no es mi amigo!—. Dijo con dientes apretados. —¡Es mi maravilloso ex esposo!—. La gente al rededor se había detenido a presenciar tal escandalo. Bakugou respiro para calmarse y siguió su camino, Kirishima aun no salía de su asombro ante las palabras del rubio.

—Espera ¿Tu exesposo?—. Pregunto confundido. —¿Estabas casado?—.

—Si y no termino nada bien—.

—Imagino que fue tu culpa—. Dijo con una sonrisa bromista, pero el rubio no contesto. —Bueno, amigo, no eres exactamente una perita en dulce—.

—¡Ya cállate, quieres!—. Le gruño, aquello era algo demasiado personal y no quería discutirlo a mitad de la calle con el pelirrojo idiota que estaba gritando su conversación a los cuatro vientos.


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El rubio se encontraba sentado en el escritorio frente al gran hombre rubio, era un gran amigo de su padre. —Me alegra que escogieras nuestro despacho para tus practicas profesionales, joven Midoriya—. Dijo el rubio con sonrisa jovial.


—Era lógico que si quería ser uno de los mejores abogados, debía aprender del mejor—. Dijo el menor con una ligera sonrisa.

—Me alagas, pero debes saber que ese titulo me fue arrebatado hace algún tiempo—. Dijo apenado. —Podría asignarte con mi sucesor—. Dijo. —Pero no se si haya algún problema—. El menor pareció entender.

—¿Sigue trabajando aquí?—. Pregunto con curiosidad, vio al rubio asentir.

—Regreso a mi planilla de base hace algunos meses—. Informo. —Ha mejorado considerablemente y también ha cambiado bastante—. El rubio menor agacho su cabeza. —Le afecto demasiado que ustedes desaparecieran de su vida—. Katsui suspiro.

—No lo parecía la ultima vez que lo vi—. Dijo sin reproche alguno, el mayor pensaba decir algo mas, pero fue interrumpido por el menor. —Pero eso es algo que no quisiera discutir, Sr. Toshinori—. Katsui sonrió ligeramente. —Estoy interesado en aprender del mejor abogado que tenga su firma y si él es el mejor, no tengo problema alguno en estar bajo su tutela—. El mayor lo noto bastante seguro de sus palabras.

Katsui no había olvidado las circunstancias en las que sus padres se habían separado, él mismo lo había vivido y no por nada sus profesores habían dicho que seria un prodigio. Su padre había dejado a su papá por otra persona, lo sabia por los reportajes que abundaban en internet.

A pesar de todo aquello, del abandono, de la demanda que su padre había puesto para quitarle la herencia que había dejado su bisabuela, su papá jamás, en su vida, lo escucho hablar mal de Katsuki.

Miles de veces había escuchado conversaciones de su abuela Mitsuki con su papá Izuku y en todas ellas el peliverde jamás despotrico alguna cosa negativa sobre el rubio.


Una vez pregunto la causa, vio a su papá suspirar y con un ligera sonrisa dijo: "Sin él, no los tendría a ustedes, ustedes son mi vida"

Entendió que su papá era una buena persona, eso o como decía el tío Shinsou: "El Karma le hará pagar a tu estúpido padre lo que le ha hecho a Izuku"

Yagi sonrió golpeando con sus palmas su escritorio para ponerse en pie. —Bien, Bakugou no tardara en llegar—. Dijo mientras ambos caminaban fuera de la oficina. —En lo que llega te presentare al personal con el que estarás trabajando—. El menor asintió.

No hubo necesidad del tour porque justamente en ese momento Katsuki y Kirishima habían salido del elevador. —Ah, que oportuno—. Dijo ganando la atención de los recién llegados.

—Sr. Toshinori—. Saludo Enjiro, pero Katsuki se quedo en blanco al ver al joven rubio de mirada seria y de brillantes ojos verdes.

—Ka-tsui—. Susurro, Katsuki se acerco lentamente al joven, era algo mas bajo que él, pero el parecido era impresionante, era como verse en un espejo del tiempo.

—Hola, Señor—. Dijo el menor a manera de saludo. Katsuki frunció el ceño en señal de angustia, recordando que, al no convivir demasiado con el niño, el mayor jamás le había permitido llamarle por otro nombre que no fuese "señor", en su tontera egoísta de no tener que formar algún lazo con la familia que había formado con Izuku.

Eso definitivamente era un FATALITY de parte del Karma.

Toshinori fue en encargado de disipar esa nube de angustia que comenzaba a formarse en la cabeza del rubio mayor. —Bueno, Joven Midoriya veo que no es necesario presentarle al abogado Bakugou, mi mejor hombre en la firma—. Katsuki quedo bastante sorprendido.

—¿Te convertirás en abogado?—. Pregunto, el menor asintió.

—En la universidad decidí adelantar las practicas profesionales—. El pelirrojo le miro impresionado.

—Whoaa... ¿No eres demasiado joven para ir a la universidad?—. Pregunto.

—Cursos adelantados—. Se encogió de hombros. —Mis profesores me recomendaron y ahora estoy por terminar mi carrera universitaria—. Yagi rio alegremente palmeando el hombro del mas joven.

—Todo un prodigio, según me dijo tu padre—.

—Si, algo así—. Sonrió apenado y con un ligero sonrojo que trato de ocultar agachando la mirada.

—No seas modesto, es bastante impresionante—. Agrego el pelirrojo. —¿Qué edad tienes?—.

—Catorce—. Respondió Bakugou, dejando sorprendidos a Kirishima y a Katsui, de Toshinori broto una sonrisa.

—Entonces hechas las debidas presentaciones—. Soltó Yagi. —Joven Midoriya, Bakugou es mi mejor abogado en la firma, estarás bajo su tutela de ahora en mas—. Dijo con una sonrisa. —Bakugou, en unos momentos te daré casos para que el chico comience a entrar en ambiente—. Y sin mas el mayor se retiro dejando al trio solo.

—Si, bueno yo tengo trabajo—. Dijo el pelirrojo. —No nos presentamos debidamente, soy Enjiro Kirishima—. Dijo el pelirrojo con una sonrisa. —En lo que pueda ayudarte, cuenta conmigo—. Vio al menor asentir y sin mas se despidió de Bakugou para irse a su oficina.

Con ambos rubios solos, Katsuki camino a su propia oficina con Katsui detrás. —Esta es mi oficina—. Dijo el rubio, aun sin ver al menor, ambos entraron, el silencio en el pequeño lugar se hizo incomodo hasta que fue roto por Katsuki. —¿Estas bien con esto?—. Pregunto.

Katsui le miraba sin comprender en un inicio a lo que el mayor se refería. —¿Con que?—. Katsuki finalmente le dio la cara, el gesto angustiado se miraba en sus ojos color lava.

—¿Estas de acuerdo con estar bajo mi tutela?—. El rubio de lo pensó por un momento.

—Eres el mejor abogado de esta firma—. Dijo sin mas. —Los inconvenientes personales no deberían figurar aquí, así que no me importa y estoy bien en estar bajo tu tutela si eso me 

enseñara a ser un buen abogado—. Katsuki asintió, le pidió al menor tomar asiento.

"Este es será un día bastante largo" Suspiro.


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—Pero mira que belleza de lugar—. Dijo la mujer impresionada, su acompañante, un peliceleste se encontraba enviando un mensaje de texto. —Shigakari ¿Escuchaste lo que dije?—. Pregunto molesta, a lo que el otro simplemente la ignoro.

—Si, linda, muy bonito—. Dijo sin mirarla mientras contestaba su teléfono. —¿Qué ocurre, Kurogiri?—. Y este se alejo para poder entender, la castaña rodo los ojos con molestia.

—¿Qui ocuri, Kirigiti?—. Arremedo fastidiada, adentrándose al lugar, el restaurante era bastante exclusivo, había tenido que hacer reservación casi con tres días de antelación y ahora Tomura no podía dejar de hablar con su estúpido colega.

Ochaco solo le había pedido una noche y el abogado desconsiderado no le había dado siquiera media hora de su tiempo, porque aun así en el trayecto en el auto hacia el restaurante se la había pasado llamando a un tal Touya, a un Chisaki y a la desgraciada de su asistente Himiko.

Debe tener los ojos bien abiertos con esa perra resbalosa que no hacia mas que coquetear con su jefe. la muy descarada llegaba a hacerlo delante de sus narices y Tomura no decía nada, ya se las cobraría.


—Disculpa cariño, asuntos importante—. Dijo Shigakari con una sonrisa, Ochaco le miro con el ceño fruncido.

—Si, claro, asuntos importantes—. Dijo sin mirarle. —¿Por qué no mejor me dices que la estúpida de Toga quiere verte?—. Le recrimino.

—¿Otra vez con eso?—. Tomura parecía molesto.

—Aun estoy esperando que la despidas como me habías prometido que lo harías—. Dijo con notable molestia.

—Cariño—. Dijo el peliceleste con con siento tono de burlesca ternura. —Haz estado casada conmigo lo suficiente como para saber que solo cumplo las promesas que me dan la gana—. Ochaco frunció el ceño. —La reservación es a nombre de Tomura—. Ahora el pliceleste miro al rubio que figuraba como acomodador.

—Sean bienvenidos—. Dijo con una sonrisa. —Sr. Tomura, mesa para dos, pasen por aquí—. El rubio los guio a una de mas mesas centrales. —¿Desean ver la carta?—.

—Tráiganos la especialidad de la casa—. Dijo Shigakari. —Y un vino que vaya acorde, gracias—.

—En seguida—. El rubio se retiro para cumplir con el pedido.La cena siguió en silencio, con Shigakari respondiendo mensajes de texto de vez en vez durante la cena. Ochaco trataba de distraerse tras la copa de vino que le había sido servida.

Casi al termino de la cena, un joven mesero se acerco a la mesa. —¿Disfrutaron la cena de esta noche?—. Pregunto amable, el peliceleste le miro, asintiendo.

—Excelente y el vino, el mejor—. Dijo con una sonrisa que Ochaco identifico inmediatamente como coqueteo, la mujer frunció el ceño.

—Pues yo he probado mejores—. Dijo con altanería, dirigiendo su vista al "mesero" que se había acercado, los ojos de la mujer abriéndose con sorpresa y reconocimiento para dar paso a la burla y el desprecio. —Pero mira nada mas a quien tenemos aquí—. Dijo dándole una mirada despectiva al peliverde que había sido su dolor de cabeza en el pasado. —Midoriya ¿No?—. Dijo con burla.

Izuku le miro con sorpresa, no esperaba toparse con esa mujer justamente ahí, de hecho, esperaba no topársela nunca, pero ahí estaba, sentada en una de sus mejores mesas.

—Asi que terminaste atendiendo mesas en un restaurante—. Dijo con burla. —Bueno, imagino que es lo mas que se le puede pedir a alguien que de tu nivel—. Sonrio. Izuku le miraba sin decir nada aun, respirando para no responderle a la castaña como se merecia.

Por otro lado, Shigakari había servido otra copa de vino y se había recargado cómodamente en su silla presenciando aquel encuentro, su esposa le divertía demasiado.

—Hazme un favor y llevate los platos ¿Si?—. Dijo tratando re rebajar al peliverde que en ningun momento habia respondido a sus ataques. En su lugar, el peliverde sonrio.

—En seguida—. Dijo. —Mina, podrías llevarte los platos, por favor—. Una mesera que había cerca se acerco de inmediato.

—Si, chef—. Y cumplio la orden dada, dejando a la castaña sorprendida por las palablas y con el peliceleste a nada de soltar una carcajada.

—Gracias, Mina—. Agradeció Izuku. —Si me disculpa Sra. ...¿Uraraka?—. Pregunto, mirando a la castaña.

—Uraraka, ella no tiene mi apellido—. Confirmo el peliceleste, para frustración de la castaña.

—Uraraka—. Repitió con afirmación, ahora mirando a la castaña. —Es una lastima que no le haya sido satisfactoria la cena, pero que se le va a hacer, la gastronomía internacional no es para todos—. Dijo encogiéndose de hombros. —Si me disculpan, debo visitar otras mesas que requieren mi atención. Buena noche—. El peliverde se despidió con una inclinación de cabeza, dejando a Ochaco sin palabra alguna.

—Buena noche—. Dijo el peliceleste alzando su copa de vino. —Bueno querida, has superado tu propio nivel de humillacion personal—. Dijo mientras se ponia de pie. —Cada vez haces mas dificil el salir contigo a los buenos lugares—.

La castaña se puso roja de la ira ante las palabras del peliverde y de su propio esposo, salió del lugar con el porte altanero que siempre trataba de mostrar en publico, si algo no haría era sentirse humillada por ese tipo.

Ya le habia logrado quitar el marido, Izuku Midoriya no era nada a lado de ella.

Ella era mejor, ella tenia un marido rico y ella era la que voto a Katsuki.

Ella era alguien importante, era mil veces mejor.

Ochaco se repitió una y otra vez esas palabras en su mente, tratando de convencerse a si misma de que ella era mas valiosa que el peliverde.

Aunque no lo fuera realmente.

Y el Karma se iba a encargar de mostrárselo.



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Reencuentro con Izuku y Katsui!!!

Y enfrentamiento con Ochaco xD

¿Quien mas espera el encuentro con los gemelos?

Un capitulo mas y pasaremos al Karma de Ochaco >:3

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