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Por las buenas o por las malas


Katsuki Bakugou desde pequeño sabia lo que quería hacer, tenia su vida muy bien planeada desde que tiene uso de razón.


Era popular entre los niños del vecindario, un líder nato. Como todo "Alfa", la sociedad esperaba muchas cosas de él y él hacia todo lo posible por estar a la altura.


Si estudiaba, debía sacar las mejores notas, si jugaba futbol, debía ser el mejor jugador, siempre debía ser el numero uno, porque era un "Alfa" y seria el mejor.


Y como todo "Alfa" que seria el mejor en todo, creía adecuado tener siempre lo mejor, la mejor casa, el mejor auto y, por supuesto, la mejor esposa.


Conoció a Izuku Midoriya al entrar al instituto, un chico delgado, de cabellos verdes y ojos de esmeralda, era una persona amable, tranquilo y sobre todo obediente.


El peliverde era el nuevo chico del vecindario y por lo tanto la "belleza extranjera" por decir algo, apenas Izuku había puesto un pie dentro del salón de clases, se había ganado la atención de todos en el lugar.


Su brillante sonrisa y sus grandes ojos siempre llenos de admiración eran la principal arma de este chico para conquistar, aunque este lo desconociera del todo.


Inmediatamente Izuku se presento ante sus compañeros, Katsuki Bakugou sabia que ese chico debía ser pareja de alguien como él, así que no perdió tiempo en imponer su dominio sobre el pecoso ante los demás para evitar futura competencia.


Para el final del día escolar, todo el lugar sabia que  Izuku Midoriya pertenecía a Katsuki Bakugou y ay de quien quisiera interponerse porque bien se sabia que contra alguien de la categoría del rubio no había oportunidad alguna, si bien te iba, seguramente acabarías en una camilla de hospital en el área de cuidados intensivos.


Mejor evitarlo.


En cuanto a Izuku Midoriya, este fue flechado al instante. Como toda persona, busca una pareja altamente compatible y Katsuki Bakugou era el estereotipo de Macho alfa perfecto, alto, bien parecido, inteligente y sobre todo, protector con quien seria su pareja, así que no tardo en conquistar su corazón.


Actualmente Katsuki es el mejor abogado que tiene la firma All Migth y Asociados, ha ganado cada caso en el que se le solicita, aquello lo ha llevado a hacerse de una pequeña fortuna y de un puesto permanente en la firma a la que pertenece, sin mencionar que su jefe lo esta contemplando para nombrarlo su sucesor.


En este momento Katsuki esta en su oficina, releyendo uno de sus casos en el cual ha tenido algunos problemas que en este momento esta ajustando a una nueva estrategia para que su cliente salga en libertad, alza un poco la vista y mira la fotografía que tiene sobre el escritorio.


Su ceño se frunce en disgusto, la foto muestra a una pareja muy joven en trajes de boda, es él e Izuku el día que se casaron, la cara del peliverde no puede ser mas alegre, un suave sonrojo adorna sus pecas y él.... él.


A él nunca le gusto sonreír en las fotos.


Toma el marco y lo recuesta para quitar esa asquerosa imagen de su vista, hecha para atrás la silla para levantarse, acomoda su saco y camina hasta el gran ventanal que hay en la oficina, la ciudad lo saluda con mucho movimiento, suelta un suspiro.


Piensa en el tiempo que ha estado con Izuku, se conocieron en el instituto, se casaron siendo demasiado jóvenes.


El tiene veintisiete años y esta en la cima de su carrera, es un hombre respetado y con poder.


Es entonces que ha empezado a ver que ahora que es alguien de gran importancia en la sociedad, merece algo mas, algo mejor que un simple "amo de casa" que lo espera todos los días en casa con una comida hecha. Merece mas que tener un hijo al cual no conoce realmente. Merece mas, merece lo mejor.


En ese momento su puerta es tocada. —Pase—. Dice mientras voltea para ver quien es, sonríe ligeramente al encontrarse a una chica la cual se ve feliz de verlo ahí. —Ochaco—. Dice a modo de saludo y ella entra en la oficina, lanzándose a sus brazos para terminar besando al rubio.


—Te extrañe, Katsuki—. Dice la chica con una sonrisa dulce.


—Yo también—. Contesta el rubio aun estrechándola en sus brazos. —¿Como te fue?—. Pregunta, la castaña se separa de él y con emoción comienza a contarle lo que ha pasado con ella en las ultimas dos semanas.


—¡No te lo imaginas!—. Dice mientras lo ve. —Momo me ha traído como esclava de un lado para otro, he visitado tres ciudades diferente y no he podido turistear en ninguna—. Su ceño se frunce, el rubio sonríe.


—Ya te llevare yo de paseo—. Le promete y la castaña se emociona, pero inmediatamente frunce el ceño.


—¿Ya le has entregado los papeles?—. Pregunta con un deje serio en su voz, Katsuki sabe que esta apurada por ese asunto, lleva aplazándolo desde que comenzaron a salir hace casi un año.


—Aun no—. Dice el rubio, puede ver como su novia se pone roja, pero no de vergüenza sino de ira, lo que lo apura a sacar de su escritorio un folder antes de que comience a protestar. —Se los daré esta noche—. Dice y la chica parece tranquilizarse.


—Me dijiste que para cuando regresara serias un hombre libre de responsabilidades—. Le reprocha cruzada de brazos.


—He tenido mucho trabajo, Ochaco— Le asegura —Pero hoy se los doy y hoy hago que los firme—.  Asegura, con eso la chica parece satisfecha, Katsuki la anima a que le de un abrazo y ella no se lo niega, esconde su sonrisa triunfal en el pecho del mas alto, al fin el hombre, el mejor Alfa de la ciudad es suyo.



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Izuku Midoriya ha tenido una vida muy simple.


Su padre es un empresario en una importante compañía en Seul, pero él y su madre ha vivido siempre en Japón, el hombre jamas ha descuidado a su pequeña familia, los ve siempre que puede y se comunica con ellos todas las noches vía Internet, se asegura que no les falte nada.


Oh bueno, se aseguraba.


Ahora que es casado, su responsabilidad es con su marido y las necesidades del propio Izuku las provee Katsuki.


Katsuki Bakugou era el joven mas increíble que hubiese conocido en toda su vida, era fuerte, inteligente y muy atractivo, su corazón dio un salto cuando lo considero como una potencial pareja entre todas aquellas chicas que había en el instituto al que llego, aunque claro, para el final del día ya todos sabían que Katsuki había ganado el  corazón  de Izuku y así ha sido hasta ahora.


Izuku sabe que así sera siempre, se casaron jóvenes, pero llenos de ilusiones, ambos prometieron estar juntos hasta que la muerte los separara y el cumpliría contra viento y marea sus votos matrimoniales, porque Katsuki era su todo.


Bueno... Katsuki y su pequeño.


Katsui tiene cuatro años, pose una cabellera tan rubia y descontrolada como la de su padre y unos rasgados ojos verdes, su personalidad es bastante tranquila y analítica, la escuela le ha dicho que es un prodigio, un pequeño lleno de inteligencia que tendrá un gran futuro sin importar su edad.


Izuku esta orgulloso de su hijo y sabe que Katsuki, aunque no lo demuestre, también lo esta.


El peliverde mira el reloj que hay en el marco de la cocina, ya pasan de las diez de la noche y Katsuki no ha llegado, lo atribuye al nuevo caso que tiene, lo ha estado escuchado protestar desde su despacho en casa lo complicado que le esta resultando, así que como compensación ha hecho curry picante. —Cariño—. Llama al pequeño rubio que ha estado viendo la tele por las ultimas dos horas. —Ya ha pasado tu hora de dormir—. Dice, el pequeño no habla, solo asiente y camina al baño para asearse antes de dormir.


Escucha al niño darle las buenas noches antes de subir a su habitación y dormir, Izuku se queda en la sala a esperar a Katsuki. El auto del rubio llega cerca de la media noche, Izuku estaba dormitando cuando lo escucho, así que se apresura a recalentar el curry para servirlo a Katsuki.


La puerta de la entrada principal es abierta, Izuku deja encendida la estufa y se encamina a recibir a su marido, el peliverde le da la bienvenida, toma su portafolios, su saco y esta a punto de tomar el folder que sostiene el rubio, pero este lo aparta de sus manos, Izuku entiende que aquello es importante, así que no insiste.


Acomoda las cosas del rubio en el armario de la entrada y le dice que la cena se esta calentando, que vaya a asearse y que en un momento mas le sirve la cena, Katsuki parece hacerle caso, pero en realidad no es así, mira a Izuku regresar a la cocina y este le sigue.


El peliverde se sorprende de verlo en el lugar tan pronto, pero no dice nada y lo incita a sentarse, pero Katsuki no lo hace, solo le mira, la cocina esta en silencio total, solo las burbujas que produce el curry caliente es lo que escuchar por unos segundos antes de que Izuku reaccione y apague la estufa.


La cara seria de su marido no le es desconocida, pero si esa aura de que algo no anda bien con él, Katsuki pone sobre la barra que divide la cocina del comedor el folder que traía, él lo mira pero no entiende que pasa por la cabeza de Katsuki, siempre se han entendido sin palabras, pero comienza a asustarlo el no entenderlo ahora.


—¿Katsuki?—. Pregunta, el rubio lo ve con sus rubíes, el rojo es tan profundo que teme hundirse en la lava que hay en ellos, el rubio vuelve la vista al folder y lo acerca al peliverde.


—Tienes que leer esto—. Le dice, Izuku siente que, a pesar de que Katsuki siempre ha sido alguien serio, le comienza a asustar esa tétrica tranquilidad con la que esta en ese momento.


Izuku pasa saliva y toma el folder que le ha sido entregado, comienza a leer, pero el solo ver el encabezado se apresura a alza la vista al rubio, esta sorprendido, esta asustado y esta confundido, no esta entendiendo que es lo que pasa y Katsuki puede verlo.


—Estoy harto—. Responde a la pregunta silenciosa del que ha sido su compañero los últimos siete años.


—N-no entiendo—. Izuku vuelve a ver aquellos papeles, aquellos papeles que rezan al inicio demanda de divorcio.


—No tiene mucha ciencia, Izuku—. Le dice mientras se sienta y afloja su corbata. —Quiero divorciarme de ti—. Le mira con total tranquilidad, puede ver los ojos del peliverde llenarse de una película de agua que solo realza su color verdoso. —Estoy harto de esta vida, de ti, del niño—. Reprocha. —Soy un hombre joven, soy un abogado exitoso, el mejor en mi ramo—. Dice. —Merezco lo mejor de lo mejor ¿y sabes que?...—. El peliverde retiene su respiración, sabe que lo que diga el rubio ahora le romperá el corazón en mil pedazos. —...tu no lo eres—.


Las lagrimas caen de sus ojos, su respiración agitada no le deja hablar, se lleva las manos a la boca para evitar gimotear, el dolor en su pecho es horrible, lo había sentido antes, en menor medida, cuando Katsuki comenzó a rechazarlo en la cama.


Comenza a pensar en las cosas que ha hecho mal, en las cosas en las que pudo haber fallado para que el rubio quiera dejarlo en ese momento, pero no encontró nada, no había nada en su memoria que le diera una respuesta al porque Katsuki quería dejarlo.


—¿Porque?—. Así que opta por preguntárselo al rubio, Katsuki suspira y saca el celular de su bolsillo, busca en su galería de fotos hasta que encuentra lo que quiere mostrarle al peliverde.


—Por esto—. Dice. Izuku mira el teléfono, en el una foto de una bella chica castaña. —Ella es Ochacho Uraraka, una top model—. Izuku tiembla al entender por donde va aquello. —La he estado viendo desde hace algún tiempo—. Si su corazón estaba roto, ahora Katsuki lo ha pulverizado. —Me he enamorado de ella y quiero hacerla mi esposa—.


—No... no tiene sentido—. Dice el peliverde. —Se supone que tu y yo estamos casados ¿Recuerdas?—. Dice con el ceño fruncido alzando su argolla matrimonial y justo en ese momento nota que Katsuki no esta usando la suya. —¿Porque?—. Pregunta de nuevo. —¿Que tiene ella que yo no pueda darte?—. Dice y le rubio suelta una sonrisa burlona, aquello hiere un poco a Izuku.


—¿En serio vas a compararte con una top model?—. Pregunta con sarcasmo. —Izuku, mírate—. 


Le señala, Izuku se mira, esta usando un delantal sucio con restos de comida, la cual era para Katsuki, debajo de aquel delantal hay un suéter ancho y viejo el cual usa para ocultar la creciente barriga que ha ganado, sus pantalones están rotos de las rodillas por haber limpiado el jardín y haber jugado con Katsui en el día. Su rostro muestra unas marcadas ojeras por las levantadas temprano para preparar el desayuno de Katsui y Katsuki.

Pero eso el rubio no lo sabe, porque nunca se ha tomado la molestia de preguntarle ni Izuku de decirle. Así que calla agachando la cabeza, aquello, Katsuki, lo toma como una aceptación.


—Quiero que firmes estos papeles, ahora—. Señala el lugar que debe llevar la firma del peliverde, Izuku le mira, aun sin creerle lo que esta haciendo.


—No—. Contesta con firmeza. —No voy a hacer eso, no te voy a firmar nada—. Le dice, pero Katsuki no se lo toma a bien, sabia que si Izuku tenia un poquito de orgullo, este se negaría a firmarle los papeles, pero eso esta resuelto, no por nada es el mejor en su ramo, así que ajusta la estrategia para Izuku.


—Mira, Deku—. El peliverde le mira herido, Katsuki jamas le había insultado de ningún modo. —Podemos hacer esto por las buenas o por las malas—. Le mira con el ceño fruncido, Izuku duda ante aquel cambio en el rubio. —Te conviene que sea por las buenas—. Le dice.


—N-no—. Insiste el peliverde.


—Por las malas entonces—. Dice. —Muy bien. Para mañana te quiero fuera de mi casa—. La seriedad causa un miedo en Izuku que lo hace temblar. —No tienes permitido llevarte nada de aquí, todo se queda...—. La media sonrisa no agura nada bueno. —Eso incluye al mocoso que duerme en el segundo piso—. El peliverde tiembla ante la posibilidad de que Katsuki le quite a su hijo. —Te dejare en la calle, Deku, en la calle y sin tu precioso hijo y no me retes porque sabes que puedo hacerlo—. Le amenaza. —¿Vas a firmar?—. Vuelve a peguntar.


Izuku le mira con coraje, con dolor y con decepción. Ahora sabe que Katsuki es capaz de usar a su hijo como vil mercancía, tanto así que ni siquiera se molesta en llamarlo por su nombre, le duele que el rubio haya usado a su propio hijo como un medio para chantajearlo, pero ahora sabe que para Katsuki, ellos no significan nada, son una carga para él, una carga que ha comenzado a estorbar en el camino ambicioso que tiene trazado el rubio.


Así que Izuku se rinde, se acerca a la barra y toma el folder, mira de nuevo a Katsuki. —Los términos ¿Cuales son?—. Pregunta, el rubio sonríe, a Izuku le molesta esa sonrisa.


—Firmas y te vas—. Le dice. —Te llevas a tu mocoso y no nos volvemos a ver nunca—.


—Mis cosas y las de Kat-mi hijo...¿Puedo llevármelas?—. Pregunta, el rubio se lo piensa, pero al final asiente. —La educación de...—.


—Esa mierda corre por tu cuenta—. Le aclara el rubio. —No estas entendiendo nada, Deku—. Dice con fastidio. —La casa, el auto, el dinero...son míos—. Declara. —Lo único que te llevaras de esta casa serán tus cosas y las del mocoso, así de simple—. Izuku baja la mirada con el ceño fruncido. —¿Quieres pelear? adelante, contrata a un abogado y nos vemos en la corte, pero de una vez te advierto que no me vencerás—. Le acerca el bolígrafo para que firme. —¿Vas a arriesgarte?—. Izuku suspira, arrebata el bolígrafo de manos del rubio y firma tan rápido como puede todos y cada uno de los papeles, cierra el folder con fuerza y se lo acerca a Katsuki.


—No te arrepentirás ¿Verdad?—. Pregunta el peliverde, Katsuki toma el folder y camina hasta la puerta, Izuku le sigue con la mirada.


—Tienes tres días para irte—. Le dice sin mirarlo. —No te quiero ver aquí cuando vuelva—. Y cierra la puerta, Izuku se ha quedado solo, el silencio es tormentoso y es entonces cuando llora, y deja salir todo el dolor que se ha acumulado en la ultima media hora.


Le duele, le duele que el hombre que ha amado con toda el alma lo haya hecho a un lado como una vil piedra en el camino y le duele mas que haya ignorado a su propio hijo.


Tenia una linda familia, pero ahora esta rota, igual que su corazón.


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Se han cumplido los tres días que Katsuki dio para que saliera de ahí, ha revisado muchas veces la casa para no olvidarse de nada y así ha sido. Mira el sobre malina que aun sostiene, en el mira la copia de los papeles de divorcio que Katsuki le ha enviado con su firma, oficialmente están divorciados.


Pero eso no es lo único que hay en el sobre, saca los otros papeles los lee y re-lee para asegurarse de que todo esta conforme a las especificaciones.


Yagi Toshinori le ha ayudado a redactar el documento, es un poder en el que se especifica que Katsuki Bakugou renuncia a todos sus derechos como padre de Katsui Bakugou, ahora Katsui Midoriya.


—Con esto no podrá quitarte al niño—. Le aseguro el rubio, el mejor abogado antes que Katsuki, así que no había falla alguna.


El sonido del auto del rubio lo saca de sus pensamientos, es hora de partir, hecha un ultimo vistazo a lo que fue su hogar, abre la puerta, deja las llaves en el tazón a un lado y cierra.


Puede escuchar las risas a su espalda, así que voltea solo para ver a la alegre pareja acercarse, el par se para en seco al verlo en la puerta, el rubio frunce el ceño. —¿Que demonios haces aquí?—. Gruñe el rubio, pero el peliverde parece tranquilo.


—Descuida ya me voy—. Dice. —Pero antes—. Le da los papeles, Katsuki se los arrebata para leerlos.


—¿Que demonios es esto?—. Pregunta. —¿Quien mierdas es Katsui Midoriya?—. A Izuku le duele, pero no quiere discutir así que solo suspira.


—Es nuest...no importa—. El peliverde también esta harto. —Solo firmarlo, es un seguro de que no querrás quitarme a mi hijo—. Katsuki le mira con fastidio.


—¿Y para que mierda quiero yo a un mocoso?—. Leyó los papeles y sin mas firmo, Izuku los tomo los guardo y sin despedirse o voltear se fue de ahí. Katsuki lo vio irse, alejarse de la casa que alguna vez fue su hogar, pero no le tomo importancia, miro a la castaña y sonrió.


—Bienvenida a casa, señora Bakugou—.




Pero el karma es una perra y ella se va a encargar de hacerle pagar cada lagrima derramada a Katsuki









Hola!!!
Solo como alcaracion, esto no es un Omegaverse . Al inicio lo iba a hacer pero me estaria distrayendo de la trama principal de lo que sera este fanfic 

Espero les haya gustado, no sera un logfic tan extenso, pero espero las/los enganche para que sigan esta historia.

Gracias por leer!!!

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