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El Karma de Ochaco

Ya llego el capitulo que esperaba toda Latinoamérica unida!!!


Pero antes ¡Elipsis! .... 

1-. Izuku y Shinsou NO ESTAN CASADOS... son socios (junto con Kaminari) en el restaurante, Tanto Shinsou como Denki han estado muy presentes en la vida de los hijos de Izuku (Los consideran tíos). Y el dialogo "Quiero el divoricio"  que usa Izuku, es mas una broma entre ellos.

2-. Katsuki renuncio a sus derechos como padre de Katsui, Izuku le hizo firmar esos documentos como un seguro por si en el futuro, Katsuki pensaba quitarle al niño (Una situación que hubiese sido posible si Katsuki demandaba a Izuku por la custodia de Katsui al enterarse que este había recibido la herencia de su abuela).  En el Juicio en el que Katsuki demando a Izuku y Katsui por la herencia, Bakugou se vería obligado a reconocer la paternidad de Katsui y por lo tanto Izuku tendría todo el derecho de demandarle pensión (cosa que le sugirió Yagi).

3-. Esto es mas un escenario telenovelesco, pero en algunos casos, cuando un matrimonio se divorcia, usualmente se entabla un pleito legal para la repartición de bienes aun cuando no hay hijos de por medio(En algunos casos las mujeres son amas de casa que no trabajan y por lo tanto demandan pensión para mantenerse) . Katsuki no esta en su mejor momento, por lo tanto, no tiene las energías que tendría para pelear con el abogado de Ochaco, lo que hace que este logre que Katsuki le pase una pensión a la castaña (Porque ella no esta trabajando en ese momento). Tengo entendido que Katsuki solo deberá pasar esa pensión hasta que Ochaco vuelva a casarse(de esa manera el que la debe mantener es su nuevo marido y no él). Pero Katsuki no sabe de su nuevo matrimonio, así que sigue pasándole la pensión establecida al momento de divorciarse.

Ahora si, Enjoy!

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Ella no podía pedir mas en su vida.

Algo que siempre encontró relajante era el sonido de las olas al chocar con la orilla del mar, el aire salado llenando sus pulmones mientras disfrutaba de la brisa era lo mejor.

Alzo su piña colada para darle un trago y seguir disfrutando de un día de relajación, ya había obtenido su bronceado ideal, su siguiente actividad seria un día completo en el spa y regresaría a su habitación.

En esos momentos y con el mar de fondo no pudo evitar pensar en las acciones que había hecho para llegar hasta donde estaba en esos momentos, disfrutando de un delicioso trago junto al mar.

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Ochaco Uraraka había nacido en el seno de una familia de clase media alta, si bien nunca le había faltado nada en su vida, le molestaba no poder tener lo que sus amigos con mas dinero tenían.

 Cuando cumplió los 15 años, exigió a sus padres entrar a una preparatoria de paga, con el pretexto de conseguir una educación de calidad para un mejor futuro, sus padres al ver las razones totalmente validas de su hija, decidieron complacerla.

Doblando turnos y consiguiendo dobles trabajos, el matrimonio Uraraka logro pagar las matriculas de su hija, pero aquello no era suficiente para la castaña, pronto comenzó a exigir las mejores herramientas para su estudio, laptop, computadora y celular de ultima generación, los pobres adultos trataban de complacer a su hija en lo que podían, pero estaba siendo muy difícil hacerlo y aun así no morirse de hambre porque no podían llegar a pagar las cuentas.

Pero todo cambio en cuando vieron las calificaciones de su hija, la castaña había reprobado todas y cada una de las materias, cuando le pidieron una explicación a su hija ella simplemente se encogió de hombros

"¿Porque tanto alboroto por unas materias? solo paguen el recursamiento y ya"

Había contestado, aquello saco la furia de su padre, aquella que había estado conteniendo desde que vio la boleta y el cero interés de su hija en cuanto a la situación.

—Perdón ¿Acabas de decirnos que paguemos un recusamiento?—. Pregunto el hombre con indignación.

—Claro—. Contesto la menor. —De otra manera como esperas que pase las materias—. Dijo como si fuera lo mas obvio. 

—Ochaco, entiendes que es algo que no podemos hacer—. Su madre trato de razonar, hacerle entender a su hija que aquello no era posible.

—¿Y porque no?—. Pregunto molesta.

—¡Porque no hay dinero, niña tonta!—. Grito su padre furioso. —Esa colegiatura tuya nos ha sangrado hasta mas no poder—. El hombre suspiro tratando de controlar su enojo para con su hija. —Ahora veo que esta mas que claro que no valoras el esfuerzo que tu madre y yo hacemos para que tengas una buena educación—. Dijo. —Así que te daremos de baja de ese colegio—. Aquello alarmo a la menor.

—¡¿Que?!—. Grito. —¡No puedes hacer eso! ¿Qué van a pensar mis amigos?—.

—No me importa lo que piensen tus amigos—. Dijo el hombre enojado. —Así como a ti no te importa que tu madre y yo tiremos dinero a la basura en tu "educación"—.

—No voy a estudiar en una escuela publica, papá—. Advirtió indignada la chica.

—Bien, no estudies—. Dijo. —Pero se acabaron las salidas con tus amigos usando nuestro dinero—. Eso hizo a Ochaco fruncir el ceño.

—Tu obligación es darme dinero, papá—. 

—Oh no, mi obligación es darme una vida digna hasta que cumplas la mayoría de edad, comida y techo no te faltaran, pero si quieres dinero para salir con tus amigos o para comprar tus cosas, entonces si, te tocara esforzarte y ganarte el dinero para todas esas cosas que tu quieres—.

—¿En serio me van a hacer esto?—. Pregunto con indignación, aquello no era justo, ella era su hija, su princesa, ella merecía todo lo que quería.

—Si y creo que ya va siendo hora de que valores lo que tu madre y yo hacemos por ti—. Y sin mas el hombre salió de la habitación.

Aquellas palabras solo incrementaron su indignación y su enojo, ella merecía lo mejor y sus padres deberían dárselo, pero no logro hacer que sus padres cambiaran de opinión, ellos dejaron de darle los "lujos" que ella merecía.

Así que cuando cumplió la mayoría de edad, se marcho de su casa.

—No saben las ganas que tenia por hacer esto—. Les dice con una sonrisa. —Váyanse al diablo, ustedes y sus estúpidos valores—. Les dijo con odio. —Espero no volver a verlos jamás en mi vida, par de mediocres—.

Y con eso, tomo sus cosas y partió en busca de una nueva vida, lejos de su pasado, lejos de su pobre y honrada familia.


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Se levanto de su silla de playa, ya estaba cayendo la tarde, así que era momento de regresar como comenzar con su estancia en el spa.

Tomo sus cosas y regreso al hotel en el que se estaba quedando, al llegar a la recepción pudo notar bastante alboroto, un par de oficiales le preguntaban a la recepcionista por alguien.

Tenia pensado seguir su camino sin mas, hasta que escucho la voz de la recepcionista.

—Oh, acaba de llegas, ella es la señora Ochaco Uraraka—. La castaña volteo al escuchar su nombre, pero no pudo reclamar nada puesto que ya tenia al par de oficiales justo frente a ella.

—¿Ochaco Uraraka?—. Pregunto uno, la castaña retrocedió.

—¿Si?—. Contesto, pero solo pudo ver como el oficial le asentía a su compañero el cual la tomo de ambos brazos. —¡¿Pero... que cree que esta haciendo?!—. Pregunto molesta. —¡Quíteme las manos de encima!—.

—Ochaco Uraraka, esta bajo arresto por desfalco y estafa—. Comenzó a decir el oficial. 

—¿Que? no ¡Eso debe ser un error!—. Dijo removiéndose. —Tiene a la persona equivocada—.

—Si, todos dicen eso—. Dijo el hombre virando los ojos. —Tiene derecho a guardar silencio...—.

La castaña intento seguir peleando, aquello debía ser un error, una terrible equivocación, ella no merecía ser humillada de esa manera, ella no merecía esto.

Estaba segura de aquello...

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Su primer empleo fue como dama de compañía.

Siempre supo que su belleza era extraordinaria, así que decidió explotarla a lo máximo, su belleza le dio dinero, su belleza le dio bolsos caros y joyas valiosas.

Su belleza le había abierto  muchas puertas, así que decidió ahorrar y cumplir uno de esos sueños que había tenido desde niña, ser una modelo reconocida.

Comenzó su educación en una de las agencias mas populares del país, su talento en la industria le había traído popularidad, su talento era natural, como si siempre hubiese pertenecido a las pasarelas.

Por primera vez se sentía plena y feliz....

Pero un alma podrida, siempre será un alma podrida...

Con su trabajo logro tener fama y fortuna, pero no era suficiente, quería mas, siempre merecía mas... y entonces lo conoció.

Era un rubio bastante atractivo, su sonrisa confiada y su porte seguro la atrajeron de inmediato, ÉL debía ser su hombre...

...Entonces vio al chico sonriente que lo acompañaba, cabello verde alborotado, ojos como esmeraldas y mejillas salpicadas por constelaciones. Ochaco miro detenidamente al peliverde, la argolla matrimonial destello en el dedo del peliverde, aquello podría haber decepcionado a la castaña de no ser porque el rubio no llevaba la suya.

Interesante...

La castaña siguió bebiendo y paseándose por el lugar, debía recopilar información.

Entonces escucho una platica bastante interesante. —Por favor, trata de comportarte, cada vez que abres la boca es solo para ponerme en vergüenza—. Ochaco miro como el peliverde bajaba la mirada. 

—Lo siento—. Se disculpo.

—Solo... deja de hablar, sonríe y se un esposo educado y callado—. El rubio puso énfasis en la ultima palabra. —Lo ultimo que necesito es que sepan que mi marido es un inútil—. Ochaco sonrió.

—"Así que el matrimonio no anda bien"—. Pensó, pudo ver al peliverde bajar la mirada ante las palabras groseras de su marido.

Aquello iba a ser muy fácil.

Y lo había sido, un par de encuentros, unas invitaciones a eventos y platicas amenas fueron lo que hicieron que el rubio cayera en su telaraña, el hombre era inteligente, pero su belleza lo había cegado, su belleza le había hecho perder el sentido común, y cuando menos lo pensó, el rubio ya le profesaba palabras y promesas de amor.

Y cuando ella pidió la prueba máxima de su amor, el rubio no se negó, la castaña sonrió, ahora tenia al hombre mas rico y poderoso de la ciudad, su fortuna y su fama ahora también la enfocaban en ella.

Gracias a Katsuki había logrado entrar en una de las mas grandes agencias de moda, Creati. 

Su CEO, Momo Yaoyorozu la había contratado solo porque Katsuki la había recomendado, la pelinegra reconoció su talento y comenzó a meterla en los mejores proyectos y campañas, su fama creciendo como la espuma. 

Ella no podía sentirse mas en la gloria, con un trabajo de ensueño y con un hombre rico y poderoso a su lado...

No, no  a su lado aun.

Decidida, le puso al rubio un ultimátum.     Momo la mandaría a hacer una campaña en el extranjero, así que Ochaco puso sus condiciones.

—Cuando yo regrese, quiero que seas un hombre libre—. Le dijo con ojos brillantes. —Quiero dejar de esconderme y pretender que no tenemos algo—. Le dijo con fingida voz suplicante. —Si en verdad me amas, divórciate y cásate conmigo, Katsuki—.

Entonces en rubio no dudo en decirle:



"Si"

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Hacia frio

Apenas y le habían dado una manta cuando la trajeron a esa horrible sala de interrogatorios, ya la habían tenido ahí por al menos tres horas, sin decirle nada, solo encerrada y con un oficial custodiando la entrada.

Estaba harta y estaba a punto de convertir aquella habitación en un desastre, cuando la puerta se abrió y un hombre en una gabardina color café entro, junto a el un conjunto de pans y sudadera, no dudo en pasárselos a la castaña para que ella estuviese mas cómoda.

Ochaco no dudo en ponerse los pans, pues aun estaba en traje de baño. —¿Por qué estoy aquí?—. Pregunto molesta volviendo a tomar asiento.

—Buena tarde, señora Uraraka...—.

—Shigakari—. Corrigió. —Y mi esposo estará muy molesto en cuanto se entere que me han traído a este lugar—. Amenazo con brazos cruzados, el detective se apresuro a abrir el expediente del caso.

—Según nuestros registros—. El hombre comenzó a ojear. —Usted esta divorciada de Tomura Shigakari—. Informo causando la sorpresa en la castaña.

—¿Que-? ¡No, yo aun soy su esposa!—. El hombre saco un documento, era un acta de divorcio con su firma y la de su ahora exmarido.

—Esto... esto no puede ser—. Dijo mirando incrédula el documente. —Es- esto debe ser falso, jamás he firmado un documento así—.

—Bueno, pero eso lo aclarara con las autoridades correspondientes—. Dijo apartando de las manos de la castaña el documento. —Estoy aquí para discutir sus cargos sobre fraude, desfalco y abuso de confianza—.

—¡Esos cargos están mal!—. Grito enfadada, el detective sin perder la compostura con la mujer saco mas cosas del archivo. —Yo no hice nada de eso—.

—¿Esta segura?—. Pregunto el detective poniendo ahora fotos frente a ella. —Imagino entonces que esta no es usted con Toya Todoroki—. La castaña se quedo sin habla. —Él es quien esta poniendo la denuncia—.

—Yo....yo no le robe nada a él—. Tembló, aquello no estaba gustándole.

—Señora Uraraka, no la trajimos aquí para interrogarla—. Dijo el detective. —Todas las pruebas apuntan a usted, la cuenta con la que pago su estancia en ese hotel de lujo, es la misma cuenta que el señor Todoroki reporto robada—. La castaña estaba comenzando a marearse, no podía respirar, aquello estaba mal, estaba muy mal. —Así que explíqueme, como es que la cuenta del señor Todoroki acabo en sus manos—.

No podía, no podía decirles que creyó que esa cuenta era de Tomura, no podía hablar, estaba comenzando a temblar y estaba segura de que no era por el frio.

—Tenemos también la denuncia de su exmarido—. Siguió el detective. —Por abuso de confianza—. La castaña no contesto.

—Quiero un abogado—.

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Katsuki había perdido la herencia de su abuela, ella estaba que hervía de coraje, se supone que Katsuki era el mejor abogado, se suponía que nadie le ganaba un caso.

¡Y ahora ese jodido peliverde le había quitado algo que le pertenecía!

Y no solo eso, el idiota de su marido había tenido la osadía de cancelar sus tarjetas de crédito, la habia humillado delante de sus amigas.

—Se supone que estas conmigo por amor ¡No por mi maldito dinero!—.

Amor... 

El amor no te daba los lujos, el amor no te daba joyas valiosas  ¡El amor no te daba nada!

No había que ver muy lejos, el peliverde amaba con locura a Katsuki, pero el amor no había hecho mas que abandonarlo a su suerte.

El amor solo daba miserias, el amor era pobre, con el amor no conseguías nada, el amor no sirve.

—Tu no vas a limitar los lujos que merezco en la vida—.  Dijo con decisión. —¡Soy tu esposa y merezco lo mejor!—. Grito furiosa. —Y si tu no me los das, tendré que salir a buscarlos yo misma—. Aquello no pareció agradar al rubio... ¿Pero que importaba? ¡Que se jodiera!

No quería desperdiciar un momento mas en esa casa, con ese hombre, aquel que le había fallado, aquel que creyó seria el hombre de sus sueños, no era ahora mas que un pobre diablo mas del montón.

Tendría que buscar a otro, antes de que la mísera la alcanzara, antes de que la pobreza de Katsuki la alcanzara. Necesitaba a alguien mas, alguien con contactos, con dinero, con renombre...

—Ochaco ¿Has visto a Momo?—. Entonces su solución llego en forma de Shoto Todoroki, la castaña sonrió coqueta.

—No, pero tal vez yo pueda ayudarte—.

Logro seducir al bicolor, lastimosamente aquello le había traído mas desventajas que ventajas, en cuanto Momo los descubrió ella fue despedida de inmediato y su entrada a la agencia fue terminantemente prohibida, los contratos que tenia para futuras campañas fueron cancelados y había pedido seriedad en la industria del modelaje.

Momo Yaoyorozu no se rebaja a insultarte, la mujer tenia la clase y el poder suficiente como para acabar con la carrera de cualquier modelo.

Cuando la castaña vio que su carrera estaba arruinada, trato de pedir ayuda a Shoto, pero el bicolor no se había siquiera dignado a darle la cara, pero si una orden de restricción.

Aquello no podía estarle pasando ¿Porque? ella no se merecía eso.

Volvió a su trabajo como dama de compañía, necesitaba alejarse de Katsuki, ya no podía verlo sin sentirse molesta, el hombre había caído en la total ruina, había renunciado al único trabajo que les permitía vivir bien, había tenido que vender la gran casa del rubio para mudarse a un lugar mas modesto.

La nueva casa le recordaba tanto a la casa de sus padres, tan pequeña, tan simple, tan pobre.

No podía soportarlo.

Así que pasaba el menor tiempo posible en esa casa. Fue así que comenzó a frecuentar el bar Yokohama, según las malas lenguas, era un bar en donde personas poderosas en el bajo mundo se reunían.

Fue ahí en donde lo conoció...

a Shigaraki Tomura

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—Pero mira a quien tenemos aquí—. Dijo con burla el peliceleste. —Te dije que te estabas poniendo la soga al cuello, querida—.

—¡Tu hiciste esto!—. Le reclamo. —¡Me tendiste una trampa!—.

—¿Por qué yo haría eso?—. Pregunto con fingida sorpresa. —Yo pensaba que me amabas, imagina mi decepción al ver que la cuenta de mi socio había sido robada por mi ex esposa—. La fingida voz decepcionada del abogado solo ponía mas desesperada a la castaña. —Y no solo eso, que me había estado engañado todo este tiempo—. 

—¡Eres un maldito mentiroso!—. Las lagrimas de impotencia caían de sus ojos, la ira y la desesperación. —¡¿Porque me estas haciendo esto?!—.

—¿Yo?—. Pregunto. —Yo no hice nada, querida, tu sola te enredaste en un propia telaraña—. La sonrisa del peliceleste le había querer vomitar bilis. —Disfruta la cárcel—. Dijo despidiéndose con una sonrisa.


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Creyó que Shigaraki era la solución a sus problemas.

El peliceleste le prometió una vida de lujos, joyas y viajes. La vida que una reina merecía, aquello era todo lo que quería y Tomura se lo estaba ofreciendo en bandeja de plata.

Así que le pidió a Shigaraki hacer un acuerdo de divorcio bastante beneficioso para ella y el no había dudado en hacérselo, Tomura sabia que Katsuki no estaba en su mejor momento, aquel abogado arrogante ahora estaba en la ruina y el no había podido estar mas feliz de complacerla si con eso humillaría a ese idiota.

Katsuki no la retuvo y ante los ojos de Ochaco no era mas que lo despojos de un hombre débil, así que la mujer siguió su camino sin ver atrás, como lo hacia siempre que dejaba un desastre a su espalda.

La vida que Shigaraki le prometió, el peliceleste se la dio, pero él nunca menciono que ella no era la única reina en su vida.

El hombre tenia un sequito de amates a las cuales veía siempre que podía y él no era nada discreto.

—Sabias de que iba esto, yo te daba la vida que querías y tu me das lo que yo quiero de ti—. Aquellas palabras no eran mas que humillantes, ella no quería compartir y no porque amara al peliceleste, si no porque, entre mas amantes tuviera este, menos cosas recibiría ella.

Así que no dudo en enredarse con su socio en negocios turbio... Toya Todoroki, un peliblanco de ojos turquesa, pero no resulto ser mas que un hombre peor que Shigaraki.

Si el abogado se había enterado de su flirteo o no, ella jamás supo, pero si noto que Shigaraki ya no la sacaba con tanta frecuencia a lugares decentes, ya no había joyas, ya no había viajes.

Entendió que Shigaraki estaba viendo a otra mujer, una que había logrado causar un fuerte impacto en su vida. Toga Himiko había llegado en forma de asistente, una rubia de ojos dorados con sonrisa felina, la detestaba.

Esa maldita rubia estaba llevándose lo que era suyo y por sus padres pobres que no lo permitiría, así que comenzó a usar estatus de mujer "casada" para exigirle a Tomura cosas que por derecho eran suyas.

La noche que dejo de hacerlo y que todo se había ido a la mismísima mierda fue cuando fueron al restaurante del centro, era un lugar bastante exclusivo por las noches, así que hizo una reservación con bastante antelación.

Cuando finalmente la había conseguido, pidió a Shigakari ir, el hombre al inicio se negó, pero al ver que la castaña no sedería, termino aceptando.

Algo por lo que había dejado de llevarla a lugares elegantes, era porque la castaña había comenzado a arruinar sus intentos de ligue, marcándolo como si fuese de su propiedad y haciéndole una escena en el lugar y estaba comenzado a hartarse de esa actitud.

Cuando llegaron al restaurante, todo parecía ser tranquilo, terminaría este compromiso con la castaña y después iría a ver a Toga, la rubia le había mandado una foto bastante comprometedora con nueva lencería.

El anfitrión del restaurante les dio mesa y próximamente les tomo la orden, definitivamente el lugar era bueno y la comida estaba a la altura. Entonces un peliverde que había estado hablando con los clientes se les acerco.

—¿Disfrutaron la cena de esta noche?—. El peliceleste no dudo en sonreírle coqueto y alabar la comida y el buen vino, pero la castaña, al verlo, lo reconoció de inmediato.

Era Izuku Midoriya.

El responsable de que su vida hubiese tomado su rumbo actual, el peliverde la vio sin inmutarse, sin responder a sus humillaciones, el peliverde tenia la misma mirada que Momo cuando la despidió.

Esa mirada de desprecio, esa mirada de que ella no valía nada.

El peliverde la había humillado y delante de su marido.

—Cada vez haces mas difícil el salir contigo a los buenos lugares—. Había reprochado el peliceleste. Esa fue la ultima vez que Tomura la saco a comer o a cenar o a cualquier otro lugar.

Le había quitado su estatus de Reina y ahora era solo la mujer que vivía con él.

Ella no merecía eso.

Fue así que tomo la decisión de irse, tomar todo el dinero que pudo de las cuentas de Shigaraki y huir lejos del peliceleste.

Jamás pensó que aquello seria una trampa.

No pensó que aquello sellaría su destino.

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Había estado revisado sus caso de la semana, tenia uno próximamente, así que necesitaba ponerse en contacto con su cliente para repasar las respuestas y versiones que tomaran en el juzgado.

Katsui hacia lo mismo en su escritorio, Katsuki pensó que tardaría un poco mas en adaptarse al trabajo, pero el chico parecía pez en el agua, nada lo detenía y se esforzaba con conseguir soluciones rápidas.

El rubio sonrió, aun no podía creer que estaba a nada de recuperar un pedacito de lo que había perdido por culpa de su arrogante estupidez, estaba feliz.

Nadie podía quitarse esa felicidad.

Entonces su teléfono comenzó a sonar, el numero era desconocido y estaba a nada de no contestar, hasta que recordó que Izuku iba a llamarlo para hacerle saber su decisión, así que contesto.

Pero no era la voz de Izuku la que estaba del otro lado.

—Katsuki—. Era una voz temblorosa, desesperada. —Katsuki tienes que ayudarme, por favor—.

—Ochaco—.

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Ahora estaba ahí, en la sala de visitas, esperando a que ella pareciera del otro lado del cristal, la puerta metálica fue abierta y por ella una llorosa castaña entraba esposada.

El guardia de turno la ayudo a sentarse en el lugar en donde el rubio se encontraba. Ochaco apurada tomo el teléfono para comenzar a hablar. El rubio tardo un poco mas, pero la imito finalmente

—Hola—. Saludo la mujer.

—¿Qué quieres?—. La ruda voz del rubio la hizo encogerse en si misma.

—Y-yo...—.  Ochaco tomo un respiro para continuar. —Yo... estoy en problemas—.

—Eso puedo ver—. No había rastros de preocupación. —Pero no entiendo porque estoy aquí—.

—Necesito que me ayudes, por favor—. Pidió. —Me están incriminando en un asunto de desfalco—.

—¿Y?—. Ochaco frunció el ceño ¿Él esperaba que rogara? —¿Qué pretendes que yo haga?—.

—¡Que me ayudes, maldición!—. Grito desesperada, Katsuki la estaba sacando de quicio. —¡Eres abogado ¿No?!—.

—Según tu, yo era el peor—. Contesto. —Así que no entiendo porque quieres que te ayude—. Ochaco pretendía explicarle el porque, pero el rubio no la dejo hablar. —Pero para ahorrarte un discurso lleno de mentiras te diré: No—. La castaña quedo en silencio. —No voy a ayudarte, puedes contactar a cualquier abogado que puedas pagar o bien el estado podrá asignarte uno, pero olvídate de mi—. Y dicho eso aparto el teléfono de su oído y se levanto del lugar.

—¡Katsuki!—. Los gritos amortiguados de Ochaco lo hicieron detenerse. —¡Katsuki, por favor, tienes que ayudarme!—. Le dijo. —No me dejes aquí, te lo suplico—.

El rubio regreso y tomo el teléfono solo para decirle 5 palabras que la dejaron callada, después de eso salió sin mirar atrás, dejando en el pasado las malas decisiones que había tomado, cerrando así un obscuro capitulo en su vida. 


¡Bienvenida a tu karma, perra!



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Tss.... llego la hora de pagar el daño que has hecho mi querida Uravity... >:3

Gracias por leer!!!

Los TQM <3

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