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15

―Ma, ¿Qué le pasa a la tía Caro?

―Anoche la tía Caro se quedó despierta hasta tarde y ahora está enferma, ¿ves porque siempre les digo a tu hermano y a vos que se duerman temprano?

Valentín asintió a las palabras de Romina mientras seguía tomando de su jugo.

Los Sosa habían bajado a desayunar al buffet del hotel, Carolina tenía el rostro sobre la mesa esperando que trajeran su desayuno.

Carla y David la miraban desde la punta de la mesa molestos, ya se daban cuenta que tenía una resaca terrible y encima el olor a alcohol que desprendía.

―Te hubieras pegado un baño por lo menos, estúpida ―Gabriel le dijo sentándose a su lado.

―Sí, y nos hubieras dicho que te esperáramos, todo mal hiciste anoche ―ahora Agustina le hablaba.

Carolina había terminado sentada en medio de ambos, les agradecía que le hubieran traído su desayuno, un cafecito con medialunas. Ahora quería que la dejen en paz.

―Ya les pedí perdón loco ―dijo harta Carolina tomando de su café.

―Perdón las bolas, nos debes a los dos ―Gabriel asintió de acuerdo con su hermana mayor. ―Caro estabas haciendo banda de ruido y encima casi te metes a cualquier habitación.

―¿En serio? ―preguntó asustada Carolina.

Se acordaba de la noche anterior, aunque después de haber vomitado eran confusos sus recuerdos.

―Por casualidad ¿alguien me acompañó hasta la habitación?

―No, tonta, llegaste a las rastras y de pedo ―respondió Gabriel.

―Sí, más amigos tus amigos.

Carolina le dio una mordida a la medialuna confundida ¿Cristian no la había acompañado?

―¿Quién se puso en pedo? ―Fabián se metió entre sus hermanos. ―mamá y papá tienen la misma cara de culo que ponían cuando yo llegaba en un estado deplorable a la madrugada.

Agustina y Gabriel señalaron a Carolina, la habían mandado al frente enseguida, la menor los miro con cara de orto.

―Botones.

―Ay, Carito ―Fabián la despeinó. ―pensé que habías dejado esos rumbos, te venías portando tan bien.

Carolina le mostró su dedo medio con una sonrisa.

―¿Querés un Alikal? Ro tiene en la cartera.

Ni siquiera dejó que respondiera, volvió a sentarse derecho y, en voz baja, le pidió a Romina una de esas pastillas que llevaba. Caro sonrío cuando se lo paso.

―Gracias, Fabi. Al menos alguien me cuida en vez de burlarse y amenazarme.

Agustina y Gabriel ni se mosquearon y siguieron con su desayuno.

Fabián miraba a su hermanita con una sonrisa. ―Igualmente eso no te salva, más tarde vamos a hablar.

La sonrisa y burla desapareció del rostro de Carolina al oír a su hermano mayor decir aquello, odiaba cuando se tomaba ese papel tan enserio. Fabián siempre había sido muy sobreprotector con toda su familia en sí, no iba a cambiar por más que ahora sea un padre de familia.

El día estaba más que lindo, no tenían planes ni nada para hacer, así que después de almorzar decidieron subir a la terraza para disfrutar de la piscina y la vista de Qatar.

―¡Pa, mirá lo que puedo hacer!

Valentín llamó a su padre y cuando obtuvo su atención se metió bajo el agua e hizo una vuelta. Salió respirando agitado y con una gran sonrisa.

―¡Muy bien, Valen! ―Carolina y Fabián aplaudieron y el niño siguió jugando.

Agustina se acercó a Carolina cuando ésta fue a sentarse en la sombra, le dolía mucho la cabeza y por más que tuviera lentes y una gorra el sol estaba insoportable.

Carla y David tomaban mates a un costado de la piscina, Romina estaba en el agua con Román porque no sabía nadar, Gabriel le estaba enseñando a Valentín nuevos trucos bajo la supervisión de Fabián (retaba más a su hermano que a su hijo).

―Che, tontita ―Agustina se sentó junto a ella en el piso. ―ayer si te acompaño alguien hasta la habitación.

Carolina la volteó a ver confundida.

―¿Y para que me decís que no?

―Porque fue cierto cordobés del cual Gabriel supongo que no sabe nada ―explicó Agustina. ―pero cuando salimos a abrir la puerta ya no estaba, solo estabas vos tratando de meterte en la habitación de la vieja de enfrente.

Carolina frunció el ceño.

―¿Entonces? ¿Se hizo invisible de repente?

―Qué sé yo, pero vos tenés que explicarme porque él te acompaño si dijiste que ibas a estar con amigos, el Cuti es todo menos amigo.

―Es una historia bastante largaa ―dijo Carolina, tenía miedo de lo que Agustina pudiera decir por las decisiones que tomó la noche anterior.

Perdonar a Cristian ¿En que estaba pensando? Claramente no estaba pensando. Pero para Carolina Borracha fue un increíble plan.

―Bueno hablá, tenemos más que suficiente tiempo.

―Pasa que...

―Carolina, vení.

Fabián la llamó, una vez que se había alejado disimuladamente de su familia.

Carolina suspiró, había sido salvada por la campana.

―Me contás después, Carolina ―le advirtió Agustina señalándola con un dedo.

Mientras Caro caminaba en dirección a su hermano mayor, recordó la charla de esa mañana. Ahora que lo pensaba prefería enfrentar a Agustina que a Fabián.

Cuando quería podía ser bastante intimidante Fabián, y Carolina no se consideraba la mejor mintiendo, pero era buena ocultando información. Solo que con su hermano era distinto, tenía esa mirada que la aterraba, y solo él sabía cuándo mentía.

―Está re lindo el día ¿O no, Fabi?

Fabián la miraba seriamente, Carolina apartó la mirada y se paró a su lado. Ninguno hablaba y era más que incómodo.

―No te vas a salvar de hablar conmigo ¿sabes? ―Fabián la miró cubriéndose los ojos con la mano por el sol. ―papá está preocupado, no me dijo pero me doy cuenta.

―¿Por? ¿Qué pasó?

―Todos nos damos cuenta que algo haces o hiciste, Caro. O al menos yo ¿te pensás que me creí ese cuento de que los de la selección son amigos del primo de tu amigo?

Carolina se quedó callada, no sabía que responder. Se puso a pensar en los últimos días, especialmente el día que Román la vendió enfrente de toda su familia diciendo que Leandro era su amigo.

―Y que encima Román se escapó para conocer a Messi y justo a vos te escribió Paredes para que vayas a buscarlo.

―Puedo explicarlo, te lo juro.

Fabián asintió. ―Es lo que espero. Y sin mentiras.

Carolina suspiró, puso sus manos en su cintura y se puso a pensar desde que parte contarle a su hermano.

¿Era necesario que le contara toda la parte de Cristian y ella? No ¿cierto? Que le importaba a él como un jugador de la selección la había boludeado y ella lo había perdonado la noche anterior.

―Es una historia divertida, te vas a reír cuando te cuente ―dijo Carolina con una risita.

―Bueno dale, contame y vemos si me río ―respondió Fabián igual de serio.

Carolina dejó de reír para mirarlo mal. ―Odio cuando te pones así, pareces un viejo amargado.

―Dale, empezá a hablar.

―Para empezar este story time, tenes que tener en mente que soy joven y estoy viviendo la vida loca.

Fabián la miró mal por decir aquello, Carolina casi se encogió en su lugar. Al final no le contó lo sucedido con Cristian, aunque se le escaparon unas cosas que no tenían tanto sentido en su historia.

―Entonces ¿conoces a los de la selección por un after y desde ahí se hicieron mejores amigos?

―Más o menos, son buena gente ―dijo Caro con una sonrisita.

―O sea que no los conoces porque les andas vendiendo tu cuerp...

―¡No, Fabián! No seas pavo, están casi todos casados y con pibes ―Carolina lo miró mal por si quiera pensar eso de ella. ―¿Por qué mierda pensabas que yo hacía eso?

―Todo puede ser, Caro, pero bueno me alegra saber que no lo haces –Román llamó a Fabián. ―conseguíme un autógrafo de Messi y no le cuento a papá que te fuiste de after a Córdoba con desconocidos.

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