Muchos se preguntarán cómo fue que me sucedió todo lo anterior, y creo lo mejor sería empezar por esa parte.

Mi nombre es T/N Akiyama.

Pertenecía a la Clase C, admito que no fui nunca una estudiante perfecta ni tan buena como los demás.

Pero me esmeraba.

Me las ingeniaba para hacer las tareas entre clases y en los descansos para que, en cuanto llegara a casa, pudiese armar una especie de cuestionario con todo lo que aprendí ese día, separando las hojas en carpetas para cada asignatura, teniendo siempre un repaso para los exámenes del mes, no sin antes sacarles una copia en caso de necesitar más.

Tenía muchas otras estrategias, pero creo que el darme a mí misma tanto trabajo y el asumir todas las responsabilidades yo sola no me ayudó mucho que digamos.

No sé en que momento empecé a fallar.

Me dolía la cabeza y el cuerpo, me sentía tan cansada.

Dejé mi material de lado aquella tarde, realmente necesitaba un respiro.

Tomé un vaso de agua antes de ir directo a mi cuarto, dejándome caer en la cama. Y aunque cerré los ojos, no me permití dormir.

Los parciales eran mañana.

Algo disgustada, me levanté, pero lo medité un momento. No me hará bien en absoluto el no descansar un rato, además ya llevaba bastante rato estudiando.

Conocía bien los temas, no tendría difucultades.

Entonces me di el lujo de descansar un rato.

Creo que fue el peor error que pude cometer.

Dormí más de lo pensado, me desperté a mitad de la noche y olvidé algunas partes de los temas.

Aún algo somnolienta me levanté hacia mi escritorio y encedí la luz.

Vaya que era un desastre.

Empecé a revisar las cosas intentando repasar nuevamente, incluso resolviendo pequeños ejercicios, pero terminé cayendo rendida ante el sueño nuevamente.

Mi desempeño en los primeros parciales no fue el mejor.

No obtuve ninguna materia sobresaliente, apenas y las había pasado. Y eso, en una alumna del campus principal era bastante notorio.

"¿Pero qué te pasó en estos exámenes?"

"¿Segura que estarás bien?"

"¿Te pareció difícil?"

"¡Esfuérzate más!"

"Pon más atención en clase."

"Ojalá y apruebes los siguientes."

"Seguro mejoras."

"¿Sigues despierta?"

"¿Acaso no dormiste anoche?"

"¡Un seis de promedio!"

"¡Imposible!"

"Vamos, Akiyama, o acabarás en la Clase E..."

Me terminaba encogiendo ante todos y cada uno de esos comentarios de mis compañeros, no podía tranquilizarme.

Siempre escuchaba conversaciones a mis espaldas, incluso si no fuesen sobre mí, sólo tenía oídos para todo aquello.

Lo único que escuchaba y que me estaba lastimando.

Eso empeoró la situación aún más.

-Hija, ¿Te encuentras bien? Deberías descansar, te ves muy decaída.-

-Estoy bien, mamá, gracias.- respondía esbozando una sonrisa para tranquilizarla.

Aunque yo sabía perfectamente que estaba mal, no quería aceptarlo. No quería darme por vencida.

Hasta que sucedió.

Mis calificaciones cayeron por los suelos en el examen semestral.

En cuanto las recibí, traté de contener lo más posible mis reacciones hasta el final del día.

Pero en cuanto llegué a mi casa y noté la mirada de mi madre, no pude evitar empezar a soltar las primeras lágrimas.

-T/N...

Corrí a abrazarla y de inmediato rompí en llanto, apretando con fuerza la hoja con mis calificaciones.

Ella me miró con compasión mientras me abrazaba y acariciaba mi cabeza. La escuchaba susurrar:

-Tranquila, T/N, todo estará bien...-

Esa noche dormí entre lágrimas, para al día siguiente recibir la noticia de mi transferencia a la Clase E.