26 Trámites legales
El ADN fue contundente, Wayne, es mi sobrino y no hay nada más que decir, la justicia intervino, mis padres pagaron los mejores abogados que podrían haber y yo pedí su custodia, claro que no iban a dármelo solo así como así, pero bastante irónico es que lo dejaran con ese imbécil que tenía de tío cuando la madre del niño murió como mi hermano de una sobredosis.
Claro que estuvimos un tiempo expuestas a visitas de la trabajadora social, y bajo exhaustivos procedimientos de escrutinio legal. Los abogados recomendaron que mi madre asumiera la tutela o mi padre, pero ambos determinaron que lo mejor es que, Wayne se quedara conmigo, claro que lo consulté primero con mis esposas y estuvieron de acuerdo.
—Mamá Lex ¿puedes comprarme un helado?
—Vamos mi, principe azul, yo te llevo.
—¡Mamá Kate! —dice feliz y corre a abrazar a la rubia.
—¿Cómo te sientes? —me acerco a Bailey que no se ha estado sintiendo muy bien.
—Bien, las nauseas han parado, gracias a Dios. Vamos a comer algo, tengo hambre.
Un año después de que finalmente pude adoptar legalmente a Wayne, él nos llama mamá a mí y a Kate, y Bailey es mami, aunque le explique que somos sus tías, él nos dijo que nos ama y lo cuidamos como unas mamás cuidan a sus compañeros en la escuela. Cada día que pasa se parece más a mi hermano y hasta parece hijo mi hijo de sangre, pero claro que es porque Tyler era mi gemelo.
Finalmente decidimos intentarlo, lo de quedar embarazadas y esta vez el proceso no fue tan difícil, ahora a bordo del crucero estamos de vacaciones por primera vez todos juntos como familia, queríamos darle la experiencia a Wayne de vivir cosas nuevas y lindas con nosotras, aunque las nauseas por el movimiento del barco han afectado un poco Bailey.
—Dios ¿Qué tiempo tienes?
—Seis meses —responde mi esposa a mi lado a la otra mujer embarazada.
—Pareces a punto de tener.
—Es que son dos niñas, las que cargo —le respondo tocando mi vientre con una sonrisa.
—Bueno este es mi tercero, prepárense para no dormir chicas ¿tienen más hijos?
—Uno más —viene Wayne corriendo con su helado y una gran sonrisa—, él es Wayne y ella es nuestra otra esposa.
—Un gusto —le dice la mujer estrechando su mano—, que suerte tienen de ser tres, van a poder turnarse para dormir —alguien la llama y ella blanquea los ojos para volver a vernos—. Hombres, mi marido no es el mejor manejando los niños, debo irme, fue un gusto.
A la mayoría de la gente no le importa que las tres estemos juntas, pero la mayoría no es toda, hubo mucha gente que cuando se enteró que éramos una trieja dueñas de la empresa de galletas, directamente dejaron de hacer negocios con nosotras, pero por cada puerta que se cerraba, se abrían tres más en su lugar.
Nuestra preocupación más grande era como se podía tomar esto Wayne, pero él fue el menos afectado y el que mejor lo tomó como sus amiguitos en la escuela, él les dijo que si tener un mamá era cool, tener tres es mejor, claro que no todos los padres estaban tan de acuerdo como nuestro hijo y también tuvimos un par de comentarios y roces por ese tema. Nadie está obligado a aceptarnos y estar de acuerdo, pero nos merecemos respeto como cualquier persona y aunque muchos padres no dejan que sus hijos se junten con el nuestro, hay muchos otros que realmente no les importa, porque en realidad tampoco debería de.
—¿Cómo están nuestras hijas? —Kate me acaricia el vientre.
—Se portan bien.
—¿Y nuestra esposa? —acaricia la mejilla de Bailey besando su frente— ¿sigues con nauseas?
—Un poco. La próxima vez que las vacaciones sean en tierra firme, por favor —ambas nos reímos y la besamos para ir a comer.
Wayne está contento de que sus hermanas vengan en camino, siempre les cuenta como va el día, que hizo en la escuela, y como ahora, le cuenta todo lo que le gusta del crucero o cuando vimos delfines nadar al lado del barco. Sin duda alguna será un buen hermano mayor.
Soñé la ultima vez con mi hermano antes de quedarme embarazada, en el sueño él finalmente se despedía y se marchaba en paz porque su finalmente encontré a su hijo, tocó mi vientre y sonrió besándolo, a la semana nos enterábamos de que estaba embarazada. Estoy segura que él tuvo que ver con eso como con mis esposas. Al despertar en mi habitación con la ventana abierta vi a nuestro animal favorito, un colibrí, mirarme y luego salir volando por la ventana, entonces supe que ese fue su último adiós, al fin partió en paz.
Dos meses después.
—Muy bien mamás aquí están sus hijos.
—Hijas.
—Sí, hijas e hijo.
—¿Qué? —preguntó Bailey.
—Son trillizos —dijo el médico.
—¡Qué! —Kate de desmayó.
Mi mamá y la de Bailey salieron a comprar ropita para el inesperado bebé que no aparecía ni siquiera en las ecografías, Wayne festejaba que iba a tener un hermano varón con quién jugar y nosotras procesábamos la noticia, pensando que tendríamos que agregar una cuna más y hasta pensar en un nombre.
—Amor tuve un sueño muy raro —despertó al fin Kate—, que tenías a las bebés, pero no eran solo gemelas, eran trillizos —se ríe y todos nos mantenemos serios.
—No fue un sueño.
—¡¿QUÉ?! ¡¿De verdad acabamos de tener tres bebés?! —comienza a hiper ventilar— ni siquiera tenemos una cuna o un nombre para él.
—Bueno entonces elijamos uno.
Tres enfermeras traen las incubadoras a la habitación, ya que los bebés son más chiquitos de lo que esperábamos, sobre todo el tercero, los observamos y tocamos, sus manitos toman por completo nuestros dedos, se ven tan frágiles, Wayne de se va tan maravillado por sus hermanos que su gran sonrisa lo dice todo.
Luego de pensarlo y decidir nuestros hijos son: Eloise, Elizabeth y Elliot.
Cuando nuestros hijos llegaron al peso ideal, nos los trajimos a casa y pese a la sorpresa inicial, crecen sanos y fuertes, Wayne es un protector y gran hermano mayor, decidimos que cuatro hijos es más que suficiente y así se queda nuestra familia de siete integrantes.
¿Quién diría que perder una zapatilla y mi virginidad con Rapunzel, terminaría por convertirla tiempo después en mi esposa, junto a la ternurita ninja de Bailey?
¿Quién diría que podría enamorarme tanto de ellas como para casarme y formar una familia?
Pero sobre todo jamás sería capaz de imaginar que de a poco su amor me sostendría lo suficiente como para ayudarme a enfrentar la pedida de mi hermano y asumir la verdad, su muerte. De algo estoy totalmente segura, llegaron en el momento preciso y como un colibrí, llenaron con sus colores el gris del que tanto me había rodeado y parecía consumirme día tras día. Kate desarmó mis barreras a besos salvajes y a caricias, Bailey lo hizo con el amor en forma de galletas, con su apoyo y su ternura, ambas fueron tirando mis barricadas, hasta llegar el centro de mí, en el cual mi corazón herido las recibía agotado y aliviado de tenerlas y que no me dejarán a la deriva. Las amé mucho antes de querer admitírmelo a misma y las amaré hasta el fin de mis días, de eso estoy segura.
Ahora sé que no hay un lugar donde quiera estar más que entre sus brazos y en casa con nuestros hijos, me dieron aceptación y un primer hogar, construimos nuestra relación, una empresa, un matrimonio y finalmente llegaron los hijos que tanto habíamos querido. No sé si Dios me escucho aquel día frente a la iglesia, hoy sé que quizás sus planes eran mejor que los nuestros y por algo todo se fue dando así. Mi hermano se fue en paz y me dejó una ultima parte de él a la que tanto mis esposas como yo amamos con el alma, nuestro hijo mayor, Wayne.
Esta fue nuestra historia y este nuestro final feliz.
Fin.
A veces los finales felices superan la ficción. Inspirada en el final feliz de dos grandes mujeres y mamás que día a día llenan a tres niños de amor y felicidad. Han construido un hogar y son el estándar a lo que uno apunta a encontrar en la vida, dando esperanzas de que los finales felices existen, pese a las dificultades, siempre se puede. Les mando un gran abrazo a vos, a Eva y a los hermosos hijos que tienen.
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