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25 Este niño

Las tres pasamos por el protocolo de revisión para saber cual será la que quede embarazada, resulta que no es tan fácil como te lo hacen ver en las películas o wattpad, hay muchos exámenes que hacerse, hay muchas expectativas y miedos por el resultado, el tratamiento es un proceso largo y nada te asegura que el embrión vaya a prender en la primera, que el embarazo vaya bien y que todos terminemos felices y contentos.

—Es el tercer intento —digo frustrada paseándome por la sala de espera del consultorio.

—Lo sabemos, amor siéntate —me pide calmada Bailey, mientras Kate solo me observa con el ceño fruncido.

—Si no funciona cambiamos de clínica, hay una en...

—Katerina Kovalenko —llama la doctora y nos levantamos las tres—, tomen asiento por favor —ellas se sientan y yo me quedo parada—. Muy bien han venido por una ecografía y aquí tengo los estudios —los abre y asiente—, la paciente por favor súbase la camilla.

Coloca el gel en el vientre y comienza a mover el aparato, frunce el ceño, suspiro hastiada, la tres sabemos que significa, el óvulo no prendió, ambas voltean a verme y mis ojos se llenan de lágrimas. Cuando empezamos con todo esto estábamos ilusionadas y entusiasmadas, había sido un gran paso y para no tener la presión de nuestras familias decidimos no decirles a nuestros padres, solo lo saben Andy y Cristine.

—Yo debo irme, Cristine me espera para el ensayo de la boda.

Salgo lo más rápido posible del consultorio, sé de manual toda la perorata, el lo lamento, tenemos otras opciones, estoy tan cansada de que nos muestren otras opciones, de todo el proceso que lleva de preparar el cuerpo para que termine en lo mismo. Me paro de camino al ensayo en las puertas de una iglesia.

—Si de verdad existes, si es cierto todo ese marketing que tanto de hacen, ten un poco de piedad con nosotras, solo queremos ser madres ¿cuantos heteros hay que abandonan a sus hijos, que no los quieren? Nosotras en verdad lo deseamos, solo queremos ser mamás —las lágrimas comienzan a salir— y amar a un niño o dos.

Me apresuro en secarme las lágrimas y caminar cuando veo un montón de gente salir del lugar, llego al ensayo Cristine me pregunta con un gesto y niego, se acerca a besar mi frente y abrazarme, si hacer más preguntas. Llego tarde a casa y al cruzar la puerta algo ebria veo todo apagado, cierro despacio, e intento no hacer ruido, me meto a uno de los baños y vestida dejo que el agua comience a mojarme, el sollozo se apodera de mí y comienzo a llorar intentando ser lo más silenciosa posible.

—Alexa —escucho la voz de Kate y me volteo dándole la espalda— ¿dónde estabas? salimos a buscarte y... —Volteo a verla y ve mi sollozo.

—Lo lamento.

Le digo intentando hablar, pero ella no me deja seguir se mete deja el teléfono a un lado y se mete vestida bajo el agua conmigo, Bailey no tarda mucho en unírsenos. Decidimos tomarnos un descanso por un tiempo, quizás intentarlo en un año más. Las tres lloramos abrazadas bajo el agua, como estamos acostumbradas a ser, una tríada.

Los meses pasan, también lo hizo la boda de Cristine, ella me manda fotos desde Italia a donde se ha ido a vivir con su esposo y ha puesto una clínica. Entendí sus ganas de comenzar de nuevo en un lugar diferente, aquí solo tenía a su hija y los lugares que le recordaban a ella, visitó tu tumba, le pidió permiso, perdón y se despidió para irse a vivir a Italia, con su marido de tres piernas.

Estamos yendo con Bailey a comprar los adornos para el cumpleaños de Kate y encargar el pastel y demás, cuándo un niño aparece saliendo de una casa corriendo tropieza y cae, un hombre lo sigue con un cinturón en la mano, freno de golpe y me bajo.

—¿Qué cree que haces? —me interpongo entre él y el pequeño.

—Ese mocoso me tiene harto, no te metas si no sabes por qué le pego—Me colocó frente al niño y él se esconde detrás de mí.

—Ni se te ocurra ponerle un dedo encima desgraciado.

—Te mataré sino te corres maldita puta.

—¿Cómo le acabas de decir a mi esposa? 

Bailey es una ternurita y una cosita dulce, siempre y cuando no se le invoque al demonio que lleva dentro y este imbécil acaba de invocar al rey del infierno. Bailey lo calla de un derechazo en la quijada, derivándolo con bastante facilidad, se acomoda la ropa sonándose el cuello, lo coloca boca abajo aun inconsciente y ata sus manos y pies. Ambas vemos al niño y algo en él nos sorprende.

—¿No es tuyo o si?

—¿No crees que sabría si tuve un hijo? —ella me mira abriendo los ojos, es la primera vez que soy sarcástica con ella— Perdón amor, no quise tratarte así. Creo que debería llamar a la policía, grabé todo.

—Sí, llama antes de tengan que venir por homicidio y yo me quede con una sola esposa.

Los oficiales llegaron al igual que servició Infantil, y mientras esperábamos con el niño sentados los tres adentro del Jeep, pudimos conversar con él.

—¿Cómo te llamas? —no responde— ¿Cuántos años tienes? —no responde— ¿Sabes dónde están tu papá y mamá?

—Muertos —dice con la cabeza agacha.

—Por fin pensé que eras mudo —digo y mi esposa me mira mal.

—¿Quién es ese hombre?

—Mi tío Reagan. No quiero vivir con él, me pega, porque me porto mal.

Llora mojando su musculosa sucia y él no huele mucho mejor, su cuerpo está huesudo y lleno de marcas, sus uñas también están sucias y las zapatillas que tiene puestas están rotas y se notan que le quedan chicas.

—¿Puedes decirme tu nombre?

—Me llamo Dean.

—¿Te gustan los kit-kat Dean? —le ofrezco y él levanta el rostro con una gran sonrisa mostrando su diente partido. Bailey me mira y lo mira.

—De verdad si tuviste un hijo es momento de decirme.

—Amor, no tuve un hijo —entonces me quedo pensando en una posibilidad.

Decir que empalidecí es poco, ese niño no puede ser tan igual a Tyler, el mismo diente partido, la misma cicatriz en la ceja, le tomo el brazo izquierdo y ahí está una marca de nacimiento en forma de frutilla. Puede ser una coincidencia, pero jamás puede ser una copia exacta.

—Te lo quieres quedar ¿Verdad? —Bailey me saca de mis pensamientos— hablemos con Kate y asegúrate de explicarle que no es tu hijo o va a matarte, y ya conoces a Katerina enojada.

—No, no es eso —la miro preocupada— se parece mucho a mi hermano, no creo que, pero es que Tyler en su peor época... ¿cuantos años tienes?

—Seis.

—Se ve algo pequeño para alguien de su edad.

En menos de media hora Kate se materializa en el lugar vestida de traje con mi madre, ella no lo puede creer, mira al niño y los ojos se le llenan de lágrimas ¿puede ser posible que sea mi sobrino?.

—Okay escucha mi amor —Kate me toma de las manos— si tuviste un delis —me las aprieta—, puedes decirme —sonríe con algo de malicia—, podemos hablarlo —me aprieta más.

—Primero necesito mis manos —las aparto de ella— son mi instrumento de trabajo en nuestro nidito de amor, segundo no es mi hijo, te juro por Dios que recién conozco a este niño.

—Son iguales Alexa.

—¡Que no es mi hijo! —todos me miran y bajo la voz— pero podría serlo —entrecierra los ojos—. Mira ese es su tío que lo maltrata y por lo que me dijo sus padres están muertos —se lleva la mano a la cara— por fis nos lo podremos quedar.

—Alexa Crowel, no es una mascota, no puedes llevarte a un niño solo porque... —le pongo una cara con puchero— ay no hagas eso, sabes que cedo, voy a hablar con un amigo podemos pedir una orden y hacer un ADN.

—¡Esa puta de mierda me pegó! —dice insultando a Bailey que aprovecha la distracción de un policía y le da un rápido puñetazo haciéndole sangrar la nariz.

—¿Qué pasó? 

—Creo que el bajo la presión —dice de manera inocente y mi madre se ríe.

—Me rompiste la nariz, ella lo hizo.

—¿Cómo crees que yo podría hacer algo así oficial? —no muy convencido se lo lleva a la patrulla rezongando porque va a mancharla con sangre—. Tome oficial para los muchachos en la jefatura —le da una caja llena de galletas y sonríe con amabilidad.

—Me imaginaba que Katerina podría ser así de peligrosa, jamás me lo vi venir de Bailey.

—Las apariencias si que engañan —dice Kate colocándose los anteojos de sol—. Suegra quiere irse en mi auto y no encontramos en la jefatura, tengo que hablar con mis esposas. 

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