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21 Más terapia

Veo una carta deslizarse por debajo de mi puerta y pienso que es Bailey, pero al abrir encuentro al cartero bajando las escaleras. Abro el sobre leo los papeles en mi mano, mientras la indignación crece a paso agigantados y la ira bulle en mi interior como un enjambre de abejas Africanas enfurecidas, tomo el auto de Kate que me dejo para irme a mi sesión con Cristine en dos horas me cambio rápidamente tomando mi mochila para bajar corriendo, subo y voy tan obnubilada en mis propios pensamientos, echándole más leña a la pelea que se lleva a cabo en mi cabeza. Hoy mataré a alguien definitivamente correrá sangre y no es por mi período.

—¡¿Qué significa esto?! —entro furiosa con el papel de la corte en la mano— ¿Más sesiones? Pensé que habíamos quedado en algo.

—Tú habías creído que quedamos en algo, y la realidad es que necesitas más sesiones, que aún no hablamos de tu pasado, de tus padres, del origen de tu ira y cada vez que te pregunto cómo te sientes eludes la pregunta con sarcasmo o respuestas cortas.

—Lo único que me preguntas es cómo me siento.

—Es importante para mí saberlo, necesito saber como te sientes.

—¡Ya deja de preguntarme cómo me siento! —camino furiosa por el consultorio— ¡¿Quieres saber cómo me siento?! Enojada, me siento enojada y triste de que mi hermano se haya marchado, de que me haya dejado atrás y ni siquiera me dijo el por qué.

—Alexa ya es tiempo de que avancemos con esto, no puedes seguir así ¿Dónde está Tyler?

—Lo sabes.

—No lo sé, dilo.

—Sabes dónde está Cristine. Ambas lo sabemos.

—¡Dilo! Quiero que lo digas, admítelo en voz alta.

—¡NO, NO QUIERO HACERLO! Porque si lo hago él se ira para siempre —me paro gritándole, ni siquiera sé como llegamos a esto.

—¡Es tiempo de que avances y lo digas!

—¡Muerto! Está muerto —caigo al suelo apoyando mis manos y rodillas— Tyler se metió tanta droga en su sistema que acabó muerto de una sobredosis, ya estaba medio muerto cuándo lo encontré y terminó de morir entre mis brazos. Hay Dios que dolor —me agarro el pecho, siento que se me abre en dos el corazón—, como duele esto —digo casi sin aliento.

—Era hora de decirlo Ale, de admitirlo en voz alta.

—¿Ah sí? Entonces dime que más comparte mi hermano con tu hija, la suicida.

Largo el comentario ponzoñoso y afilado, ella dice que es hora de admitirlo cuando ni ella misma es capaz de admitir que su hija está muerta, que también se suicidó como Tyler. Me mira congelada, es como si de repente hubiera caído bajo la maldición de medusa y no se mueve, ni siquiera parece que respira.

—¿Cómo?

—¿Lo supe? Deduje bastante y busqué en las redes, que clase de adolescente no tiene redes sociales llenas de fotos actuales de cada cosa que hace. No entendía tu empeño en querer ayudarme y entonces averigüé.

—No debiste hacerlo, es mi vida personal, es mi hija.

Era tu hija y era mi hermano, y también es mi vida personal.

—Vete ¡VETE Y NO VUELVAS, ALEXA!

Salí del consultorio tomando el auto de Kate, cuando me entró la llamada del cementerio, otra vez unos fans locos estuvieron en la tumba de Tyler, cómo hace meses que hicieron lo mismo apenas lo habíamos enterrado, entonces voy a encontrarme con él al lugar en el que se supone que está, al menos donde su cuerpo está.

—Te atreviste a morirte, maldito infeliz egoísta, a dejarme sola.

—Ahora tienes una novia y una hija.

—¿Y dónde estás tú para compartir conmigo?

Quizás es la contusión cerebral, o quizás estoy perdiendo la cabeza, pero juro que mi hermano me está respondiendo y está ahora aquí conmigo. No debí manejar así con esta llovizna y menos aún enojada

—Alex yo... —se toma la cabeza— vamos te ayudo a subir, lloverá, hará barro, será más difícil y puede darte hipotermia, perdiste mucho tiempo durmiendo —Ahora que me limpie la sangre de los ojos, lo logro ver bien, como cuándo no había vuelto a consumir. Lo pateo en cuánto se acerca— Alexa no podré quedarme mucho tiempo.

—¿Las mandaste tú? —no sabe de que le hablo— a Kate y Bailey ¿Las mandaste tú?

—Solo les di un empujón, quizás las alenté un poco —se rasca la cabeza— hice que se dieran cuenta de como eres en realidad —suspira—. Alex lo mejor que pasó es que yo ya no estuviera en el panorama, jamás podrías haber sido feliz, no del todo, viviendo pendiente de un adicto imbécil, dependiente de ti.

—Eras mi hermano, mi gemelo, mi otra mitad. Jamás en ninguna realidad estaría mejor contigo muerto.

—Para serte honesto, no fue suicidio, no quise matarme Alex, fue un accidente y lamento haberte hecho pasar por eso, lamento haber muerto entre tus brazos, lamento que tuvieras que crear una fantasía dónde yo estaba de viaje en Ámsterdam, dónde nuestra última charla fue mejor que la pelea real que tuvimos, lamento que hayas creado una mentira en tu cabeza, dónde compartimos un viaje a la cabaña de nuestra infancia dónde conociste a Lara, lamento todas las cosas crueles que te dije y tuvieras que inventarte una versión más suave, de toda la mierda que salió de mi boca —a este paso ambos lloramos frente a frente—. Si volvemos a encontrarnos haré las cosas mejor Alex, seré mi mejor versión para ti. Y me vas a reconocer por tu obra maestra —sonríe y se le nota el diente partido— gemela malvada.

Me ayuda a pararme y juro que puedo sentir su calor y la solidez de cuerpo, su perfume también y sino hubiera muerto en mis brazos, juraría que mi hermano está conmigo aquí y ahora. Voltea a verme, me besa en la frente, siento una lágrima caer en mi cabeza.

—Te amo hermanita mayor por 1 minuto. Llama a emergencias.

Volteo a verlo de nuevo y él ya no está, saco mi teléfono y tengo señal, muy débil pero ahí está, las llamadas perdidas no tardan en llegar y una nueva llamada entra.

—Amor ¡¿Dónde estás?! Hace horas que intentemos dar contigo —la llamada se escucha entrecortada— ¿Qué pasó? ¿Estás bien?

—Amor por favor, no tengo tiempo —un trueno cruzó el cielo— tuve un accidente viniendo al cementerio de Hollow Green. Caí en un barranco con el auto, en la tercer curva. ¡¿Me escuchaste?! ¡Kate!

—Dios mío, ya voy.

—No, Kate, no vengas —me cortó. Intento llamar a emergencias, pero el teléfono con la pantalla quebrada se apaga.

Miro al cielo y la lluvia comienza a caer, meto el celular en el bolsillo de mi chamarra, y me dejo cae sobre el suelo alfombrado de hojas, la rama de los árboles dejan caer la lluvia, yo estoy demasiado cansada, adolorida y me cuesta demasiado respirar.

Parpadeo un par de veces a antes de despertar con el calor de un cuerpo sobre el mío.

—Amor, amor despierta —me tapa sacándose su chamarra—, Alexa, despierta.

—¿Qué hacen aquí?

—¿Te duele algo? La ayuda ya viene en camino, no te duermas —me dice Bailey entre lágrimas.

—El auto, lo siento Kate, tu auto.

—No importa —lloran besándome el rostro— estás viva —ellas se están empapando por la lluvia y yo intento cubrirla con su chamarra que se acaba de sacar Bailey— no, no, cúbrete tú ¿Nos quieres dejar viudas tan pronto? —Río pero me detengo.

—Me rompí el brazo derecho, creo que las costillas también, el pie derecho me lo torcí. No soy alérgica a ningún medicamento que yo sepa, soy A+ y pase lo pase soy donante.

—Cállate, no vas morirte, Alexa, si sobrevivimos a un incendio podemos con esto —Se escucha el sonido de la ambulancia lo lejos.

—Amores —ellas están mirando hacía arriba— Kate —vuelve a mi lado y el de Bailey— mi hermano está muerto, murió hace meses, no viajó a Ámsterdam, pero si murió de una sobredosis entre mis brazos.

—Lo sé —dice Bailey.

—Sabemos que está muerto, Andy me lo dijo hace tiempo.

—Y yo encontré el obituario en tu departamento. No quisimos presionarte para que nos contarás —Bailey me besa y se para gritarle a los paramédicos y bomberos que bajan con el equipo, mientras me colocan en la tabla y me suben, ellas van a mi lado tomándome la mano— te amamos, te vemos en el hospital.

—Su madre va a matarnos —dice Kate y me río, pero esta vez ellas no tuvieron nada que ver, no fue por ir a salvarlas, fue por mi culpa que terminé así.

Llegamos al hospital y en la habitación llega mi madre y las mira, cuando creo que va a discutir con ellas se acerca y las abraza. Luego voltea a verme.

—Por favor solo dime que es una mala racha, cada vez que volteo últimamente estás a punto de matarte, suficiente fue perder a uno, no puedo perderlos a los dos —sus ojos se llenan de lagrimas le estiro la mano con el brazo sano y ella se sienta a mi lado. 

—Fue solo una mala racha, ya no voy a darte más sustos como estos.

Mi padre entra pálido junto a Jess, ve a mis novias y las saluda apenas, como me infla los ovarios su hipocresía, pero no es lugar ni momento para pelear, aunque si tengo que ponerlo en su lugar, lo haré 

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