20 En su consultorio
Kate ha venido a vivir prácticamente conmigo, como el bar ya no existe y siegue en pericias no tiene mucho que hacer, pero la he visto muy estresada estos días. Que el bar no exista más no quiere decir que las deudas y los proveedores desaparecieron con el.
El problema de Kate ahora es que gastó todos sus ahorros en comprar el bar y apenas estaba viendo ganancias reales cuando volvió para manejarlo, ahora está viendo de donde sacar el dinero para solventar las deudas que quedaron, no soy estúpida sé que aunque me dice que todo está bien, no lo está y aunque trata de disimularlo para no preocuparme, pero sé que está muy estresada, llega a con olor al humo del tabaco, y aunque se coloque perfume y coma un puñado de mentas lo huelo.
—Amor tengo que salir ¿necesitas que te traiga algo?
—No, estoy bien.
Ha pasado un mes desde lo del incendio y mis heridas están cicatrizando bien, supongo que le debo este super poder de los genes mi madre, al fin y al cabo parece que si me parezco más a ella de lo que esperaba. Puedo moverme mejor, pero estoy liquidando mis ahorros ya que vivía al día con lo que sacaba en mis trabajo, pero mis padres me ha estado ayudando bastante, con el alquiler y a pagar algunas deudas, aunque no puedo vivir de ellos para siempre, necesito recuperarme rápido y encontrar otro trabajo.
—Está bien, te amo, te veo en un rato —sale texteando.
—Katerina.
—¿Por qué me dices así?
—Es tu nombre ¿no? —frunce el ceño— se te olvida algo, Kovalenko —sonríe y se acerca a besarme—, gracias ahora si puedes irte —le doy una nalgada.
—Cada día más atrevida —se va riendo.
Me dispongo a irme a encontrar con mi terapeuta, después de unas dos semanas sin verla, porque ella estuvo fuera de vacaciones, Cristine abre la puerta y entro al consultorio cabeza agacha, me siento en el sillón gris de siempre y veo que el cactus que regalé nuestra última sesión sigue vivo y hasta le salió una flor naranja. Veo la flor y pienso como algo que apenas se le brinda cuidado, algo de agua y sol, que está cubierto de espinas pude dar algo tan bello como una flor. Quizás me siento un poco identificada con ese cactus y ahora siento que florezco, gracias a ellas.
—¿Cómo has estado?
—Bien —ella se sienta y se coloca los lentes.
—¿Cómo sigues de tus quemaduras?
—Mejor ya no duelen tanto —digo encogiéndome de hombros.
—Está bien Ale. Por lo que me contaste la última ve han habido demasiados cambios en este último tiempo ¿Quieres hablarme de el por qué entraste a un edificio en llamas?
—Ya te lo dije Cristine —me sobo el rostro frustrada—. No quise suicidarme, entre para sacar a Kate y si no lo hubiera hecho ella y Andy estarían muertos y sé —la observo— que hubiera sido parte de la ecuación si no salíamos a tiempo los tres —me rasco la parte de atrás de la cabeza—, no quería morirme, solo quería sacarlos a ellos.
—Dijiste que ella, Bailey y tú ahora son trieja —levanta una ceja, el primer gesto que la veo hacer en el tiempo que llevamos con estas sesiones.
—¿Acaso te desagrada? Porque si te soy honesta, me importa un carajo tu opinión.
—No es necesario que respondas a la defensiva, Alexa, no dije nada con respecto a esto. Solo me parece que estás yendo demasiado rápido, pierdes la virginidad con su jefa, ahora estás saliendo con ella y la que era su pareja, te metes a un edificio en llamas para sacarla, prácticamente vive en tu departamento. Me preocupa que te estes tomando las cosas de manera precipitada.
—Gracias por tu preocupación, pero el estado no te paga para eso. Te paga para que en estás sesiones de mierda, encontremos la raíz de mi ira, cosa que aún no hemos descubierto y solo me haces venir a perder el tiempo —tomo mis cosas para irme.
—Siéntate, Alexa, aún no termina la sesión —vuelvo a mi lugar cruzada de brazos. Suspira—. Estás saliendo con ellas, asumes que tu orientación sexual es...
—Lesbiana —me costó decirlo más de lo que pensé, solo me lo había admitido a mi misma y jamás en voz alta—. Creo que llegaron en un buen momento, pero yo estoy en reconstrucción y no sé si quieran quedarse mientras hago las remodelaciones —Baja sus lentes.
—Expláyate por favor. ¿ellas saben lo de Tyler? —asiento.
—Sí, pero no todo, no estoy lista aún.
—¿Con lo que saben han decido quedarse? —vuelvo a asentir— ¿cual es el problema entonces? —me encojo de hombros, ella se saca los lentes y los deja apartados para tomar una postura seria y hablarme directamente—. Si han decidido quedarse, si te apoyan y están presentes, si se preocupan por ti, y ya que estás decidida a seguir adelante ¿qué te detiene? ¿miedo, que no estás lista? —asiento y esquivo su mirada— Nunca estarás cien por ciento lista para lo que la vida te presente, ni cien por ciento sin heridas. Si esperas estar al cien, terminaras quedándote sola ¿Es lo que quieres?
—No. Tampoco sé como... no he tenido nunca relaciones largas solo acostones de una noche donde yo me las follaba. Lara fue... ella quería una relación y llegar más lejos, pero no me sentía segura con ella, no para entregarme. Yo no me sentía lista para dar ese paso y no la amaba si soy honesta conmigo misma, no la amaba.
—¿Pero te gustan ellas? —asiento— ¿y las amas?
—Con lo que pasó y luego de haber estado con ellas en esa cabaña, me di cuenta de que lo que siento por ellas va un poco más allá de un me gustan. Puedo ser todas mis versiones con ellas —sonrío— y eso me da paz, el saber que no seré juzgada.
—Alexa, si ellas conociendo está versión deciden estar y quedarse, tus miedos vienen por otro lado ¿A qué le temes tanto? ¿Qué te provoca tanto miedo que te paraliza? —la alarma de mi reloj suena— quiero que pienses en eso y lo hablaremos en la próxima sesión.
Salgo de ahí con sus preguntas en mi cabeza, camino algo pérdida, hoy trabajo de tarde y no tengo apuro por llegar al departamento de todas manera no creo que vea a Kate y Bailey también trabaja. Llego caminando al barrio chino y me meto pérdida en lo que pienso intentando responder a las preguntas que me hizo Cristine. Una sonrisa se me hace conocida, yo reconocería esos tatuajes, ceja partida y diente partido dónde sea, me abro paso entre la gente y los puestos callejeros.
—Tyler —Corro intentando alcanzarlo— ¡TYLER, ESPERA! —voltea a verme y me regala su estúpida sonrisa, es él— idiota, imbécil, espera —frena de espaldas a mí en un puesto adelante, levanta su brazo musculoso y se le marca la espalda ancha, cuándo se lleva una mano por el cabello. Levanto la mano temblando con el corazón desbocado a mil latidos por milisegundo— ¿Tyler? —el chico voltea y me sonríe pero no es él— disculpa pensé que eras alguien más —«carajo me estoy volviendo loca».
Me alejo a paso de trote, salgo del barrio chino y llego a un callejón dónde me largo a llorar agachada, ahogando el llanto sobre mi mochila y tapándome la boca con la mano. Me pasó lo mismo en el casamiento de mi madre, creí verlo, creí que él podría estar allí, era un día importante para ella, pero él no estaba, solo estaba yo sin mi otra mitad, vagando entre la gente, ni siquiera una señal con todo lo que pasé.
Llego a casa y mientras voy subiendo veo que Bailey viene saliendo de mi departamento, hace tiempo que nos hicimos una copia de la llave de cada una a la otra, ya que pasamos mucho tiempo juntas y compartimos demasiado las tres.
—Hola —sonríe y se le marca una gran sonrisa—, pasé a comprar comida y te dejé en la heladera, como hoy tenías sesión no creí que llegarías a cocinar nada.
—¿Quieres quedarte a comer conmigo? Después de todo has comprado la comida —abro la puerta y la dejo entrar primero, mientras me saluda con un beso— ¿Qué me trajiste por cierto?
—Comida China, sé que amas los fideos de ahí y su picante.
Comemos y nos acostamos un rato la una al lado de la otra en la cama mirando el techo. Ella toma mi mano y jugamos con ellas mientras estamos en silencio. Bailey voltea y deja su brazo en mi estómago apoyando su mentón en mi hombro y cruzando una pierna por debajo de la que tengo flexionada quedando casi en posición fetal a mi lado.
—¿Me quieres hablar de tu hermano? ¿Cómo era antes o cuándo no era él mismo? Es una persona importante para ti, pero casi nunca hablas de él, aunque tienes muchas fotos de ustedes juntos y su nombre está en tu heladera con imanes —Acaricio su mano en mi estómago y entrelazo nuestros dedos—. Creí que con lo que te pasó tal vez lo conoceríamos.
—Nos gustaban muchas cosas iguales, como que tenemos el mismo animal favorito, la fresa también es nuestra fruta favorita, pero él es un bicho de ciudad y yo un espíritu del bosque. Me molestaba y me decía a veces Pocahontas —ella se ríe—. Tenía un humor más ácido que el mío, de hecho un humor bastante negro, que no a todos les cae bien. Amaba a los niños, pero no de la manera que un cura los ama, sino que tiene mucho feeling porque él era un niño más entre ellos. Le gustaba el color negro y el café sin azúcar o endulzante.
—Parece un buen hermano —besa mi hombro.
—Lo era, es —suspiro—. Tyler sentía demasiado, cuándo éramos niños lo abrumaba la ausencia de nuestros padres, no entendía la maldad del mundo, no le entraba en la cabeza la crueldad con la que algunos niños arremetían contra otros. Claro que nadie se metía con él porque me tenía a mí que lo defendía, varias veces mantuve a bullys a raya dejándoles un ojo morado y varías veces me dejaban un ojo morado —suspiro sonriendo mientras me acuerdo de él—. Tyler era un niño sensible, y podría haber sido tantas cosas, tenía tanto potencial, hasta que se juntó con la gente equivocada y toda la inocencia que tenía se desvaneció, cómo si jamás hubiera existido.
Bailey se acomoda más arriba, dejando su rostro en mi cuello, besa mi mejilla y me abraza fuerte. Con ella hablar es fácil, ser vulnerable no me supone una amenaza, ni me siento expuesta, no tengo miedo de que salga huyendo.
La rubia aparece frente a nosotras, estuvo escuchando casi todo y no me percate de eso hasta que nos saludó a ambas, se saca los zapatos y entra en la cama, abrazándome del otro lado, pero primero besándonos con un cálido beso de bienvenida.
Kate decide compartir algo también personal.
—Mi madre era una buena mamá, e intentó muchas veces estar sobria por nosotros, luego de un tiempo solo bebía tres vasos de alcohol antes de irse a dormir. Gracias a mi hermano mayor —el hermano con el que no se habla— logré terminar la secundaria, él fue una gran apoyo. Cuándo mamá fue diagnosticada con cirrosis, Marv volvió y se quedó con ella para cuidarla, yo dejé la universidad y comencé a trabajar a tiempo completo —me doy vuelta para besarla en la frente y la abrazo trayéndola más hacía mí—, pero Andy me pidió seguir con mis estudios mientras ellos se hacían cargo de los gastos, mi madre mejoró y decidió que la nueva oportunidad la quería vivir junto al amor de su vida. Discutí con Marv, él siempre ha tenido una especie de adoración por ella, desde entonces ya no nos hablamos.
—Lo lamento —le digo volteando a verla—. Te admiro demasiado ¿Lo sabes? —ella me mira con lágrimas en los ojos— tienes una gran capacidad de liderazgo y salir adelante.
—Mi historia triste es que en cuarto grado mi mejor amiga, me dejo para irse con otra amiga y le regaló una pulsera que yo le había hecho a ella —dice Bailey.
Ambas volteamos a verla que suspira y nos echamos a reír. Definitivamente con ella cerca no podemos estar tristes mucho tiempo.
—Ay amor —le dice entre risas Kate.
—¿Qué? La verdad que mi vida ha sido bastante feliz, pero quise aportar algo a la causa.
—Eres tan tierna —la tomo y la beso entre risas.
Y el beso que era algo tierno y tranquilo, se le suman manos y roces, y otros labios en mi cuello, y manos acariciando mi estomago, ellas se alternan para besarme a mí y besarse ellas. Me separo para verlas y ver lujuria en su mirada, entre sonrisas siento mi cuerpo arder, sobre toda una parte de el.
—Chicas...
Logro decir en un susurro, pero ellas siguen enfrascadas en su tarea y es cuando un mano roza mi entre pierna apretándose más a mí. La peor parte de mi recuperación fue esperar con ansias este momento para estar con ellas de nuevo.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro