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19 Un corte eléctrico

Tenía la sensación de que el día estaba raro, habíamos vuelto de nuestras vacaciones expreses para seguir con la rutina, ellas volvieron a trabajar y yo me quedé en mi departamento para limpiar, lavar, en fin volver a mi rutina también, pero una sensación extraña de angustia me tenía pensativa y cautiva, decidí ir a verlas al bar, fue entonces cuando al llegar me encontré con la peor escena que podría encontrarme, el bar envuelto en llamas todos afuera, todos menos Katerina.

—¿Dónde está Kate? —le pregunto a Bailey que tose.

—No lo sé, Andy se metió a buscarla a la oficina.

—Maldita sea —me saco mi camiseta, mojo mi ropa, la camiseta que tengo puesta y tomo el extintor que tiene alguien que está afuera.

—Alex, voy contigo.

—No, amor, quédate yo voy a sacarlos.

—No puedo perderlas a ambas —se aferra a mi ropa.

—No nos perderás, ahora déjame ir —la beso y ella me toma de la camiseta, susurrándome algo al oído, con el impulso de sus palabras y pese a que intentan detenerme me meto, viendo todo arder y sorteando el fuego— ¡Kate! ¡Andy! —esta vez la desesperación me tocó más fuerte y grité más fuerte— ¡KATERINA! ¡ANDERSON! —subo las escaleras al tocar las barandas me quemo y aparto la mano rápidamente, pego un salto y las escaleras detrás de mí desaparecen.

—¡¿Alex qué haces aquí?! —me grita Kate tosiendo al abrir la puerta.

—Tenía ganas de ver que como se siente ser barbacoa. Vamos bajemos, hay que salir de aquí.

—No puedo —me mete y veo a Anderson desmayado con un golpe en la frente—, está desmayado y no puedo cargarlo, quizás si entre las dos.

—Katerina, pesa como doscientos kilos y mide casi dos metros, somos dos pulgas al lado de él —Miro al rededor, sé que por aquí debe estar, muevo una estantería tirándola al suelo y toco la pared, golpeo y miro a Kate que tose intentando despertar a Andy—. Déjame ver...

—¿Por qué viniste?

—Tuve un mal presentimiento.

—¿No viste el fuego? ¿Por qué entraste? —me pregunta preocupada. 

—Nos faltabas tú, Kate ¿Qué se supone que debería haber hecho? los bomberos veían llegando, pero es un bar, Katerina, antes de que llegara a ustedes iban a ser dos brasas. Aparte si te soy honesta solo pensé en ustedes y entre. Ahora solo hay una oportunidad de salir de aquí —señalo la pared— atrás de esa pared hay una ventana que tapamos con Andy, da al vecino de al lado y la cerramos porque estaba demasiado cerca, ayúdame a abrirla.

Desarmo la estantería y con un adorno horrendo que tenía ella le damos ambas al Durlock para tirarla abajo, comenzamos ver luz del otro lado, veo el humo colarse por debajo de la puerta mojo una chamarra con el agua del dispenser de agua, me acerco a Kate tomo su camiseta, se la saco y la mojo, se la entrego y hago lo mismo con Andy mojándolo, veo la pared destrozada.

 —Necesito —golpe al boquete— que lo despiertes —golpe sacando pared— has lo que tengas que hacer, amor, pero no podremos cargarlo y yo a ti si es necesario, te tiro del otro lado primero, pero de aquí salimos los tres.

Mientras yo sigo haciendo el hueco cada vez más grande, y el calor se siente cada vez más sofocante, Andy logra reaccionar apenas abre los ojos confundido y yo finalmente con sangre en los dedos y las manos logro abrir la ventana. Los miro y miro el balcón, grito, pero no hay nadie del otro lado.

—Kate ayúdame a levantarlo, trataremos de que él cruce primero.

—Pero apenas puede pararse.

—Tendrá pararse porque no tendremos fuerzas para que una de nosotras lo pase —la observo, ambas sentimos que el suelo va a ceder en cualquier momento, la estructura cruje y todo parece querer ser devorado por las llamas— . Kate cruza tu primero.

—¿Qué? pero dijiste...

—Sé lo que dije, pero si lo tiramos él caerá al otro lado, una tiene que recibirlo y ayudarlo a cruzar, sigue muy mareado —ella intenta refutar, pero la tomo con fuerza y la beso— ¿confías en mí? —la rubia asiente— salta y agárrate fuerte —la empujo y levanto para que salte y se tome del balcón—. Andy abre los ojos, necesito que saltes ¿está bien? —asiente confundido, temo que tenga una contusión, pero justo ahora o lo sacamos de aquí o se muere—. Mira a Kate —la rubia alarga su brazo para intentar tomarlo— ¡Salta Andy, salta!

Él se larga, ella lo toma y ambos quedan colgando del balcón, tomo impulso y cruzo, tomo al grandote hasta que entre las dos logramos hacerlo cruzar cayendo al piso del otro lado. De una puñetazo rompo el cristal del la puerta sacándole la traba, metemos a Andy y cuando creímos que estaríamos a salvo una explosión de llamadas viene en nuestra dirección, con mi brazo y el costado de mi cuerpo logro cubrir a Kate tirándola al suelo, pero yo no salgo tan ilesa. Ella baja cómo puede y los paramédicos ingresan con ella y Bailey a su lado.

—Llévenselo a él primero —intentan acercase a mí— ¡que no quiero tratamiento! ¡Él primero, carajo! —mientras me retuerzo de dolor, lo revisan bajándolo mientras uno revisa mis heridas.

Kate sube con Andy y Bailey va conmigo en la otra ambulancia, la parte trasera de mi brazo derecho, como mi oreja parte de mi cabello y mi ceja derecha han sido chamuscados, pero sobre todo la parte derecha de mi brazo y el costado de mi torso.

—Cumpliste tu promesa.

—Lo hice... lo que dijiste.

—Es cierto —miro el techo de la ambulancia.

Pienso en la fracción de segundos que todo pasó frente a mí, de lo cerca que estuvimos de morir o de que estuve de perderlas, pienso en lo doloroso que hubiera sido no tenerlas, más doloroso que las quemaduras en mi cuerpo ahora. Miro a Bailey con mi mascarilla de oxigeno puesta y tomo su mano aún más fuerte, ella sube su vista para verme.

—Yo también —le digo y el enfermero me pone la mascarilla, pero le quito la mano frunciendo el ceño—, también las amo.

Ella sonríe y como quisiera besarla ahora, pero el molesto que solo hace su trabajo me vuelve a colocar la mascarilla. Llegamos al hospital y mientras me sacan la ropa pegada a mi cuerpo que se quemó con mi piel, teniendo que sedarme, luego me pasan a una habitación y llegan mis padres a verme, entrando antes que ellas. Son los primeros que veo al despertar.

—Mamá estoy bien.

—Bien rostizada.

—Déjame el humor negro a mí, a ti no te sale —intento moverme y me duele todo— ¿Dónde están ellas?

—Tus amigas están afuera, tu jefa me llamó y me dijo lo que habías hecho ¡¿cómo se te ocurre entrar al un edificio en llamas, Alexa?! —empieza a darme una perorata que para mi dolor de cabeza no es nada grato. Levanto la mano pidiéndole que se calle.

—Papá y mamá, ellas no son mis amigas —respiro hondo—, ellas las dos, son mis parejas. Me gustaría habérselas prese...

—Inhalaste demasiado humo.

—¿Acaso solo tú, papá, puedes tener dos parejas por años? Pero lo diferente es que ellas si saben de la otra y las tres estamos de acuerdo en esto.

—¿Desde cuando te gustan las mujeres?

—¿Es lo importante ahora? pero si los deja más tranquilos desde siempre, mi etapa fallida fue la hetero. Le voy a dar dos opciones, ya soy una adulta o me aceptan y a ellas, o se largan de mi vida. Ustedes, ambos, no son ejemplo de nada y si quieren seguir teniendo relación con la hija que tienen en común lo mejor es que se hagan a la idea, porque yo no voy a cambiar de opinión. Gracias por haber venido, pero quiero verlas a ellas, si quieren quedarse se las presento.

—Yo me voy —dice mi padre tomando su abrigo y miro a mi madre.

—Me quedo —dice ella, él la mira negando con la cabeza y se marcha.

Ellas entran a la habitación, Kate se acerca rápidamente a tomarme, pero frena al llegar a mí y ver a mi madre parada a un costado, toma mi con cuidado y mira a Bailey que también se acerca quedando a los pies de la cama. Tracy Becket se caracteriza por su mirada escrutadora, ella estudia a su presa antes de largarse a hacerle una oferta o atacarla, ella las analiza y me observa a mí tal vez pensó que miento solo para joderla.

—Mamá ellas son Bailey y Katerina, tus nueras —ambas me miran y miran a mi madre.

—Tracy Becket —extiende la mano y ambas la toman— es un gusto. Entonces ustedes salen con mi hija.

—Sí.

—¿Cómo es que termino adentro de un edificio en llamas y porque ninguna de las dos hizo algo para evitarlo?

—Ella entró a sacarme a mí y a mi hermano, Alexa nos salvó la vida, claro que antes me enojé con ella por haberse metido a un edificio en llamas —la rubia me mira frunciendo el ceño—. Pero nos salvó a ambos.

—Bien, espero que de ahora en más la cuiden mejor. Debo irme, Joe te manda saludos, está de viaje, pero en cuanto llegue iremos a verte y vendré hasta que te den el alta. Las dejo en sus manos.

Se va dejándonos a las tres y ambas miran mis vendas, mi rostro colorado, la mitad de mi cabeza rapada, me observan y tocan con suavidad y cuidado. Kate lleva una de sus manos mi rostro, luce exhausta, aún tiene tizne negro en su ropa, cabello y brazos. Me deja un suave beso en los labios y luego se acerca Bailey para hacer lo mismo.

—Creí que íbamos a morir ahí los tres, cuando salimos la oficina colapsó —me dice Kate—. Salimos justo a tiempo.

—Que bueno que entré entonces ¿cómo está Andy?

—Le hicieron placas para descartar un trauma interno, ahora está durmiendo, su novia está con él —suspira. No sabía que tenía novia—. Amor yo...

—Yo las amo —ambas me miran—, no es que lo haya sabido por estar a punto de morir, lo supe desde antes, desde hace tiempo, las amo. Le dije a mis padres que son sus nueras, pero aún no definimos esto, perdón por eso y pueden...

Bailey es la primera en besarme, me abraza con delicadeza y la siento llorar en mi hombro, Kate me deja un beso suave con una sonrisa. 

—Creí que las perdería, cuando no salían pensé lo peor, no fue el echo de quedarme sola, lo que me rompió el corazón fue el hecho de saber que no volvería a verlas jamás ni les podría decir que las amaba, y por un instante tuve la intención de meterme y terminar a sus lados —se limpia las lagrimas—. Yo sé que parece una locura y lo es, pero las amo tanto que una vida sin ustedes, aunque se peleen todo el tiempo y se contesten mal, era una vida abrumadora. Entonces estamos en trieja las tres ¿novias?

—Novias —respondemos con Kate al unísono.

Si pensé que la peor parte era la limpieza de la quemadura que me han hecho durante esta semana en el hospital, raspando cada costra de piel hasta que me dieron el alta, bueno pensé mal, la peor parte por loco que suene es tener a mi madre a diario en mi departamento, con la que peleo porque siempre llega a dar ordenes y a mis mujeres la única que las gobierna como a mí es nuestra ternurita.

—Mamá con todo el amor del mundo, estoy a dos milímetros de darte una patada en el culo y no dejarte entrar a mi departamento de nuevo o te calmas o te calmas.

Mi padre es otro tema, Jess ha venido a verme más de lo que él lo hace y honestamente no me afecta que no lo haga, no estoy pidiendo su permiso para vivir mi vida y no tengo porque darle explicaciones. Hable con mi Cristine, que entendió la situación o al menos eso creí.

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