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18 Nuevos horizontes

Mi horizonte comienza y termina en las esquinas de esta cama, donde sus cuerpos colonizan cada centímetro de las sábanas.

Despertar viéndolas a mi lado, sabiendo que todo lo que tuvimos hace unas horas fue real, fue completamente real, es una sensación gratificante, tanto que aún me siento embriagada con la sensación del clímax que experimente varias veces y con el tacto de sus manos sobre mi piel que se ha marcado a fuego lento con la yema de sus dedos.

Me acomodo mejor entre ellas que duermen profundamente, siento la calidez de sus cuerpos desnudos cerca del mío, sonrió siendo la única testigo por el momento, de la felicidad que me entrega esta imagen. Creo que al fin puedo ver como cada ficha parece ir acomodándose de a poco en mi vida, para que el caos que venía reinando mis días comience a tener orden.

—Buenos días —me susurra con voz adormilada Bailey a mi lado, llevándome hacia ella— ¿Lograste descansar algo? —acaricia mi rostro quitando el cabello para verme mejor y le regalo una sonrisa—. Me encanta verte sonreír, aunque con ese diente arreglado te ves diferente, pero siempre te has visto bien.

—Tú también siempre te ves bien —la beso y ella sonríe—. Descansé algo ¿Quieres que tomemos una ducha? Kate parece estar profundamente dormida —la escuchamos roncar— ¿Siempre ronca así?

—Solo cuando está muy cansada, supongo que lo de anoche la drenó ¿Te gusto? ¿Te sentiste cómoda?

—Me encantó, sino hubiera sido así les habría pedido parar.

—A mí también me encantó —me besa—. Vamos a ducharnos, así preparamos el desayuno para cuando despierte.

Nos dirigimos al baño bajo el chorro de agua caliente, al estar cerca de ella puedo ver las marcas en su cuerpo y apreciar las mías, seguro Kate también tiene las suyas. No me contengo para acercarme y besarla, el beso que es el primero de un beso que pronto se torna necesitado y deja ver mis intenciones, cuándo cierno mi cuerpo sobre el suyo en una de las paredes del baño, ella me mira sorprendida, pero no me detiene.

—¿Acá?

—Al menos que quieras despertar a Kate.

—Ella necesita —me aprieta contra ella— dormir, si queremos llegar a repetir más tarde va a necesitar energía y yo quiero más de esto —sonrío bajando a besos por su cuerpo y le demuestro porque mi boca sarcástica y mal hablada, no solo es buena para contestaciones rápidas y ponzoñosas.

—Así.

Se muerde la boca aferrándose a mi cabeza con una pierna sobre mi hombro, su vaivén de caderas, acompañado de su respiración agitada y sus mejillas coloradas. No sé en que momento exacto comencé a saberlo, si fue desde anoche o si tenía esta certeza desde antes, al tenerlas cerca y besarlas, pero lo que si sé, es que me encanta ver como se vienen y ser la causante de eso.

Anoche que probé a ambas, descubrí dos sabores nuevos favoritos entre sus piernas. Mi boca y mi lengua colonizan su intimidad con esmero, mientras cierro los ojos como cuando comes algo delicioso y lo disfrutas, porque definitivamente lo que tienen entre las piernas es un manjar para mi boca.

Luego de sostenerla para que no cayera, me paro y ella me abraza hundiéndose en mí, este tipo de intimidad como la esta mañana al despertar o la de anoche antes de rendirnos las tres cayendo dormidas, pero abrazadas y entre caricias es algo que estoy aprendiendo a disfrutar, ya que el sexo casual le quita este tipo de interacción, porque el huir como una ladrona buscando mi ropa en madrugaba me evitaba despertar al lado de mi acostón de una noche, hasta que pasó Kate y ahora Bailey.

—Tengo una duda —le digo cayendo en la cuenta de algo—, eligieron este lugar para no darme posibilidades de escabullirme en madrugada —ella comienza a reír.

—Estabas tardando en darte cuenta de ese detalle —la miro sin poder creerlo.

—No, cariño —se ríe y me besa—, elegimos este lugar alejado para tener intimidad, y porque las primeras vacaciones en un lugar frío las tres juntas en una cama dándonos calor parecía buena idea.

—Anoche nos dimos más que calor.

—Y esta noche arderemos nuevamente en llamas.

Deja un beso suave en mis labios y sale de la ducha tomando una toalla pero no para envolverse en ella, sino que solo se seca y sale desnuda, yo la sigo como si fuera mi amo.

Entramos a la habitación donde Kate está sentada en la cama con el cabello revuelto aún desnuda viéndonos mientras se restriega los ojos y bosteza estirándose, yo no puedo apartar la mirada de ella como la primera vez que desperté a su lado aquella vez, es que creo que cuando las tengo cerca mi capacidad de raciocinio se ve afectada.

—¿Ya te diste cuenta de lo que es la ternurita en realidad? —me pregunta Kate.

—Bailey sigue siendo una ternura.

—Veo que aún te sigues conteniendo, amor —Bailey se encoje de hombros y sonríe.

—Apenas anoche la hicimos nuestra, no quiero asustarla con mi apetitito sexual, aunque estoy segura que podrá seguirnos el ritmo, me desayunó en la ducha —Kate levanta una ceja dándome una sonrisa satisfecha mientras asiente.

—Así que eso hizo nuestro gato negro —me aclaro la garganta desviando el tema.

—¿Hay algún plan o agenda hoy? —le pregunto colocándome a su espalda mientras acaricio la mano de Bailey que acaba de colocarse el brasier y un sueter con un pantalón largo.

—No, no hay algo definido para hacer ¿Tienes alguna propuesta? —pregunta dándome un beso mientras da la vuelta y me pasa mi brasier.

—No, solo me gustaría pasar el día tranquilo con ustedes. Hacía mucho que no me tomaba un descanso de mi rutina y no tenía idea de lo mucho que no lo necesitaba.

—Me alegra que seamos tu oasis de descanso —sonrío y pienso «Se están convirtiendo en mucho más que eso»—. Traigamos el desayuno a la cama, a Kate le gusta que la consienta así en la mañana si despertamos juntas.

—No sabía que eras tan consentida —le digo a la rubia que no me ha quitado la mirada de encima mientras me vestía—, con ustedes las apariencias en la intimidad, engañan.

—Muy pronto vas a descubrir que tan acertada es esa afirmación —Kate me tira un beso mientras salgo de la habitación atrás de Bailey, pero me pego la vuelta y la beso bien, lo que la deja con una sonrisa.

Nos sentamos en la cama con la bandeja llena de cosas para el desayuno en medio, Bailey sacó un tarro de galletas de un bolso que traía, es que esta mujer en vez de llevar caramelos en su bolso lleva galletas.

Ella prepara todo, yo básicamente soy algo inoperante para alimentarme o prepararme alguna comida, si lo huelo, no tiene olor feo, ni mal sabor se come, eso me la llevado a unos encuentros entre el culo mi inodoro fatales, y a veces he llegado segunda cagándome encima y cada vez dije no lo hago más, lo mismo que dices luego de cada borrachera, como la que tuve la última vez que quedé norteada y cachonda luego de haber tomado no sé qué, despertando sin una zapatilla en la casa de una rubia sexy, que se sentía culpable por haberte cogido la noche anterior y seguir con rastros de tu virginidad en su mano, para luego dejarte en el consultorio de tu loquera comportandote como la imbécil que estás acostumbrada a ser y que luego el destino se prepare un bote de palomitas y se cague de risa en la cara cuando la misma sexy rubia sea tu jefa, a la que sacas y te saca de quicio. Bueno no tan literalmente puntual así, pero se entiende a lo que me refiero.

—Tú ¿estás bien con lo que pasó anoche? —me pregunta Kate acariciando mi pierna.

—Más que bien, diría yo.

—Que bueno porque solo es la primera vez de muchas —me río mientras le doy un sorbo a la taza de café—. Tengo frío —no se vistió en lo que nos demoramos en preparar el desayuno, así que le pasamos un suéter para que se lo coloque.

—Quiero decirles que valió la espera de un momento así para dárselos a ustedes, creo que es una de las mejores decisiones que he tomado.

—Nos alegramos de haber cumplido con tus expectativas, cariño —Kate acaricia mi mejilla—. No sabía que tenía tanta hambre —dice dando una enorme mordida a la tostada con huevo que está comiendo—. Nos queda hoy y mañana ¿quieren hacer algo en particular?

—No, digo ya Bailey nos demostró lo multifacética que es con esquíes ¿hay algo que no hagas bien?

—Creo que tengo un bloqueo con el hojaldre, porque no logro hacerlo, esa es mi frustración en la vida —dice suspirando.

—¿En serio? ¿cuantas cosas sabes hacer?

—Bueno sé: Bordar, tejer, soldar, hice un curso de: carpintería, pool dance, primeros auxilios, francés solo dos años, me gustó más el Italiano y cuando descubrí escuché a Kate enojada hablando Alemán, aprendí lo básico para seducirla —mira a Kate.

—Bueno mi apellido es Kovalenko, mi familia hablaba alemán en casa y con mis hermanos solo lo hablábamos fuera para comunicarnos entre nosotros si nos referíamos a mamá. Un tema delicado que nadie tenía porqué saberlo.

—Wow y pensar que apenas y sé hablar en inglés correctamente.

—Pero el idioma del sarcasmo lo manejas muy fluido, mi amor —sonríe y me acerca a besarme—, aparte con esa boquita tan sacarcastica y sucia sabes hacer bastante cositas.

—Sí, resulto que la virgen María, era virgen, pero no era nada virginal —dice Bailey sonriendo y su comentario me hace ahogar con un pedazo de huevo—. Irónico que sepa comer y se ahogue con huevo al menos eso es algo ¿bueno? —Kate se ríe y mis ojos se llenan de lágrimas mientras termino de comer.

—Me gustan solo las mujeres y las quiero a ustedes —digo antes de dar una bocanada de aire—. Kate tiene razón, eres un demonio con carita de inocencia.

—¿Nos quieres? —ese gran detalle.

—Sí, las quiero —ellas se miran y yo las observo dejando la taza en la bandeja, es momento de sincerarme y quiero hacerlo bien—. Lo suficiente para quedarme y amanecer a su lado, lo suficiente —las veo a los ojos— para dejarlas entrar y mostrarme vulnerable, para no ser sarcástica &veo a Bailey—, para no ser reacia a recibir o dar afecto —observo a Kate—. Yo las quiero —ellas toman mi mano.

—Nosotras también te queremos ¿Nos aceptaras en tu vida?

—Lo hice anoche al entregarme a ustedes.

Luego de desayunar y de que Kate se bañara, disfrutamos entre las tres de conversar mientras yo estoy sentada en la americana sin que ellas me dejen hacer nada, solo hacemos un pin pon de preguntas que van desde cosas superficiales a profundas.

Me entero de anécdotas de sus exs, compartimos nuestras peores citas como que Kate una vez quedó con una chica que no solo llegó tarde, propuso un lugar de mierda porque le quedaba más cerca a ella sino que terminaron hablando de la economía y la inflación, y al parecer lo único interesante que le había pasado había sido que vivió por dos años en España y su vida era una nostalgia de aquel viaje ¿Podría culparla? España es un país hermoso que algún día quisiera visitar y seguramente sería como esa tipa, pero en serio encima pretendió un beso al finalizar la cita, en cambio Bailey salió con un chico que había terminado una relación hacía dos años que duró ocho mese, no había superado a su ex y empezó a llorarle porque ella se había casado siguiendo con su vida y estaba embarazada, pero Bailey no tuvo corazón para irse en vez de eso lo consolo y le invitó un helado. Al día de hoy son amigos que se ven de vez en cuando para tomar algo y él ya superó a su ex... gracias a Dios.

—¿Me das un beso? —me pregunta Kate subiendo el rostro para que la bese.

—Mmmm —me acerco a ella tomo una zanahoria y cerca de sus labios le respondo- no.

—Dame un beso.

—No.

—¿Me das un beso a mí? —me dice Bailey.

Me bajo de la americana con la zanahoria en la mano, la beso fugaz y corro a las risas con Kate que intenta alcanzarme, hasta que lo logra tirando de mi suéter, levantame en el aire para luego tirarme al suelo.

—Siempre tienes que luchar con... —me acerco debajo de ella y la beso.

—Es más divertido así, no lucharé ni le responderé a nuestra ternurita —le tiro un beso volador a Bailey.

Ella me sujeta las manos encima de la cabeza y vuelve a besarme tan suave como sabe ser ella, para luego morder mi labio inferior y levantarse de encima de mí, acercándose a abrazar y llenar de besos a Bailey, yo también me acerco a ella para hacer lo mismo.

Me gusta nuestra nueva dinámica con ellas, me podría acostumbrar a esto muy rápido. Lo que no sabía es que después de este viaje ese momento, llegaría mucho antes de lo que esperaba, antes de lo que alguna de las tres esperaba y me encantaría que hubiera sido por una razón mejor que por la situación que se presentó.

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