13 Pasos que no puedo dar
Al día siguiente despierto con una resaca y dolor de cabeza que parece penetrarme la corteza cerebral, y bajar por mis ojos para querer reventarlos, miro a mi alrededor y ellas no están, me estiro y restriego los ojos volviendo a acostarme para abrazar una de las almohadas vacías que tiene el inconfundible olor de Bailey, es cuando caigo en la cuenta de dónde estoy y todo lo que pasó anoche.
—Bailey.
—¿Me llamaste? —aparece asomando el rostro desde la puerta de su habitación con una sonrisa— ¿Cómo te sientes?
—Con resaca —me levanto somnolienta y me pongo a correr las cosas para tomar mi colchón e ir de vuelta a mi apartamento— ¿Y Katerina?
—Aquí estoy —sale del baño envuelta en un toalla— ¿Necesitas algo?
«¿Solo a mí me parece extraña toda la situación?»
—No.
—Bien, yo debo irme a recibir unos proveedores en el bar —le dice a Bailey y se acerca para besarla ¡La acaba de besar! ¡frente a mí!—. Las veo en un rato —entra y sale vestida para acercarse a mí y dejar un casto beso también en mis labios.
—Alex —escucho que alguien me susurra y al abrir los ojos tengo a Bailey pegada a mis labios ¿estaba soñando? sí, no veo a Katerina por ningún lado—. Gracias por ese inesperado beso —me dice ¿yo la besé? ¿en qué momento?—, pero ya se me hizo tarde y tengo que salir. Te dejo mis llaves, tienes el desayuno servido —me quedo congelada ¿yo la besé, en verdad lo hice? ella se devuelve y se agacha frente a mí.
—No cuenta si estabas dormida —ahora es ella quien une sus labios a los míos y le correspondo el beso. Se separa rápidamente cuando intento tomarla para pegarla más a mí—. Ahora si cuenta. Adiós.
Así de rápido como vino, se fue. Miro hacia todos lados buscando a la rubia, pero no hay ningún rastro de ella, me levanto, tomo mi colchón y vuelvo para ordenar el departamento de ella y dejarlo en condiciones, luego vuelvo al mío y me siento en una de las sillas de mi comedor mirando a la nada, sin poder dejar de pensar. Trato de volver a anoche y recordar cada suceso, es que no me lo creo, lamimos el cuerpo de Bailey, me besé con Katerina, más de una vez, Bailey nos besó a ambas, esta mañana volví a besarla y luego nos besamos cuando se pego la vuelta.
«¿Qué carajo está pasando? ¿por qué no me las puedo sacar de la cabeza? ¿por qué solo pienso en besarlas de nuevo?»
La alarma que puse para bañarme e ir a trabajar suena.
«¿Llevo más de una hora divagando? Dios, que difícil va a ser concentrarme hoy en el trabajo».
Llego a trabajar aún algo perdida, me equivoco con las órdenes varias veces y me cuesta concentrarme al cien por ciento en lo que hago.
—¿Estás bien? —me pregunta mi compañera colocándose a mi lado— Hoy estás bastante distraída, no sueles ser así, ni siquiera cuando has venido a trabajar amanecida o un poco ebria. Puedo cubrirte y te vas a descansar, hoy parece ser un día tranquilo y Marc llega en una hora.
—¿Segura?
—Sí, avísale a Ricky y vete.
Salgo del restaurante con un fuerte dolor de cabeza, paro en la farmacia a comprar algo para la jaqueca que me deja un dolor punzante. Al ir saliendo tropiezo con alguien, al levantar la mirada encuentro su sonrisa.
—¿No trabajas a esta hora? —me cuestiona Bailey.
—Pedí retirarme antes porque no me siento bien —su sonrisa se borra y ahora hay preocupación en ella—. Estoy bien solo me duele la cabeza.
—¿Has comido algo? cuando llegué noté que no desayunaste nada.
«¿Comer? no, creo que no. Con suerte y logro mantenerme cuerda».
—Emm debe ser eso, ya llego y me cocino algo.
—Tengo que pasar a buscar algo para la comida que encargué ¿quieres comer conmigo? —volteo a verla y ya me tiene tomada de la mano.
—Yo, no lo sé.
—¿Qué no sabes? —me sonríe «por favor no me sonrías, cuando haces eso, siento y sé que no podré negarme a nada de lo que me pidas»— come conmigo —aprieta mi mano—, por favor —asiento callada y me lleva de la mano mientras caminamos al edificio de departamentos.
Al llegar noto que hay olor a comida saliendo de su departamento al cruzar la puerta noto a Katerina cocinando, que nos recibe con una gran sonrisa sacando algo del horno y mis entrañas traicioneras me exponen haciendo ruido al sentir el delicioso aroma de la comida. Ambas me miran y yo me ruborizo apartando la mirada, intento dar la vuelta e irme, pero Bailey toma mi mano y me arrastra una silla del comedor de vuelta ¿Qué hace ella aquí?
—¿A dónde quieres escaparte? si la comida ya está —coloca cubiertos y vasos frente a mí.
Katerina se sienta a mi lado y roza mi mano, pero no la toma, aunque si acaricia mi mejilla.
—¿Estás bien? Te ves cansada.
—Lo estoy, creo que no descanse bien anoche.
—Bailey me dijo que te sentías mal —«¿En qué momento le escribió?».
—Estoy bien, solo necesito descansar —ella toma mi mano y acaricia el dorso para luego levantarse y besar mi frente «¿A qué se debe todo eso?».
—Espero que te guste la lasagna.
—Sí, me gusta.
Ellas conversan y yo me siento tan agotada y relajada, que descanso mi cabeza sobre mis brazos cruzados.
«¿Por qué de repente me siento tan exhausta? Pero esto es diferente, no es como el cansancio de no haber dormido bien o de la resaca de la noche anterior, mi cuerpo se siente relajado ¿es por ellas acaso? ¿qué me están haciendo? siento que me siento a salvo con ellas. Esto no me gusta, porque si me siento a salvo, también puedo sentirme... vulnerable»
Terminamos de comer y aunque intento ser amble o seguir la conversación simplemente no puedo, no logro estar presente, mi cabeza se fracturó y se quedó en la ultima palabra que pensé, "vulnerable".
—Gracias por la comida, creo que mejor me voy —me levanto de repente y ellas me miran extrañadas—. Necesito descansar —tomo mi mochila, mi teléfono y salgo.
Me tiro sobre mi cama mirando el techo siendo incapaz de dormir, no queriendo levantarme a atender la puerta sabiendo que es Bailey.
«Lo siento, Bailey, pero necesito tiempo, para mí no es tan fácil ser y mostrarme vulnerable».
Ella dejo de insistir y solo cuando el reloj marcó la 1 am, me obligue a dormir, ni siquiera pude volver a comer algo en lo que restaba del día, ni siquiera recuerdo cuando fui a hacer pis o si siquiera me levanté a hacer pis. Me acurruco en mi cama y en posición fetal rodeada de almohadas logro dormirme, finalmente.
El resto de la semana veo poco a Bailey, hoy me vine antes en vez de esperarla y venirme con ella. Me mantuve ocupada la mayor parte del turno para no quedarme a solas con ellas. Vi como intercambiaban gestos en una conversación silenciosa con Katerina, para mi mala suerte el ron se termina y soy la única libre para ir al deposito y buscar una botella, salgo rápido, me meto a buscarla, entonces la puerta a mi espalda se cierra.
—¿Se puede saber que te pasa? —la voz ofuscada de Katerina resuena a mi espalda y me tenso.
—Se terminó el ron.
—No hablo de eso —me quita la botella de la mano y la deja para mirarme fijamente muy de cerca—, hablo de que nos has evitado todos estos días y hoy es mucho más evidente, ni siquiera has parado para ir al baño ¿te hicimos algo o qué te pasa?
—Sí, claro que hicieron y no quiero que hagan.
—¿De qué hablas? ¿qué hicimos para que estes así?
—Me hacen sentir vulnerable, cuando las tengo cerca siento que puedo ser vulnerable, me relajo y me siento a salvo, siento que con ustedes puedo bajar la guardia y no quiero.
—¿Por qué?
Se nota confundida y sin poder aguantarme la beso, la beso como lo había querido hacer todos estos días y desde que llegue y vi a ambas, pero aquí está ella, aunque las quisiera a las dos aquí conmigo. Se pega a mí, y trata de aferrarse a mi cuerpo para no dejarme ir, pero me separo antes de que ella logre la totalidad del agarre y no pueda huir.
—Porque no quiero enamorarme y si esto sigue es lo que va a terminar pasando y las personas a mi alrededor terminan rotas, y no quiero eso para ustedes, así que apártense de mí.
Tomo la botella y salgo antes de darle la posibilidad de decir algo más. Hablo con Andy cuando paso por su lado, él me observa y asiente algo cansado.
«Lo siento, Andy, yo también me siento agotada y por eso necesito tiempo».
Terminamos el turno y los chicos se quedan para celebrar el cumpleaños de uno de ellos ya que mañana no vendrá, Bailey me ve y yo asiento, entonces nos quedamos un rato más, luego me escabullo de la celebración y regreso al departamento sola en Ubber, mientras le mando un mensaje cuando voy llegando. Un momento después siento golpes en mi puerta, pero no atiendo, al levantarme en la mañana veo como una nota se desliza por abajo de la puerta.
"Solo quiero saber si hice algo mal y aunque no sé que hice, espero que puedas perdonarme, solo quiero poder volver a ser como éramos antes. Te dejo galletas afuera para cuando tengas hambre, son las que ten gustan, las hornee anoche"
Así de tierna es Bailey, ella intenta arreglar algo que no rompió y encima me deja galletas ¿cómo voy a resistirme a ella? a ellas.
—Hola —le digo al verla salir también lista para que vamos a trabajar.
—Hola ¿Recibiste mis mensajes?
—Sí, gracias por las galletas —intento bajar las escaleras y ella habla a mi espalda.
—Alex —freno— yo... ¿Yo hice algo? Katerina dijo... solo dijo que necesitas tiempo y espacio, pero quiero saber si es por algo que haya hecho.
Me devuelvo parándome frente a ella, me mira con sus ojos grande y brillantes, los tiene lleno de lágrimas ¿Cómo puedo hacerla llorar? ¿Cómo puedo poner lágrimas en una persona tan dulce y tierna? Acaricio su mejilla y la abrazo.
—No has hecho nada Bailey, solo soy yo, que no sé lidiar con lo que me pasa, que aún no sano el abandono de mi hermano y tengo miedo de lastimarlas. Por favor no llores.
—Kate dijo... —siento su sollozo—, me dijo lo que le dijiste ¿De verdad no quieres tenernos cerca? ¿De verdad quieres que nos alejemos?
—¿Honestamente? —asiente—No, pero no sé cómo estar con ustedes ¿Sabes? Hace unos años mi hermano sugería que incursionara finalmente con mi lado gay y ahora al parecer... —me quedo pensando—. Bailey acaso... ¿tú estás saliendo con Kate?
—¿Ahora soy Kate?
Aparece la rubia parada en el borde de las escaleras, con una expresión seria que al ver a Bailey llorar se acerca rápidamente a ella tomándola en sus brazos.
—No, Kate no, ella no me ha hecho nada —ella suspira aliviada—. Tenemos que hablar las tres.
—Sí, pero no ahora —le toma la mano a Bailey y ella me la toma a mí sin moverse—. Bailey no ahora, tenemos que ir a trabajar.
—Iremos, pero una vez que hayamos hablado, si tengo que volver a pasar por el mismo clima tenso de ayer voy a reventar y créanme, no serán corazones y colores —dice con una voz seria y firme que nos sorprende—. Pasen —abre la puerta de su departamento, Katerina me mira y entra primero yo la sigo y detrás de mí, Bailey cierra la puerta.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro