Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

10 Ellas, un refugio

Entro al consultorio y miro la planta que se secó de nuevo, pasa días y las plantas están secas. Noto que sacó las fotos que había. Si antes no parecía cálido, ahora lo es menos. Me siento en el largo sillón y ella toma como siempre su lugar en uno de los individuales, luce más exhausta que de costumbre.

—¿Te fue bien con tu hija?

—Sí, ella es bastante callada en realidad.

—Bueno tal vez se parezca a Tyler. —Me da la espalda guardando un libro en su biblioteca mientras asiente.

—Más de lo que crees. Estoy segura que se llevarían bien, ella... —se aclara la garganta— Mejor cuéntame cómo te fue en la celebración de tu cumpleaños —Me había olvidado de esa mentira.

—Bien —me mira y ve la hora, sé a lo que se refiere, suspiro—. Solo estuve unas horas y luego me fui apenas partieron el pastel.

—¿Hablaron de la boda de tu madre? ¿Irás? Es dentro de poco.

—No creo que vaya, no tengo ganas. Aparte en el trabajo no creo que me den permiso.

Hablamos sobre el día a día, de mi trabajo, sobre el cansancio de la rutina, sobre Tyler, sobre los mensajes que aún le escribo a veces en vano ya que no tengo, ni tendré respuestas, pero no me insiste para tocar el tema de nuestra última pelea, de la última vez que hablamos y nos vimos. Tyler puede ser cruel cuándo no está en sus cinco sentidos y varías veces me ha dicho cosas horribles, pero jamás me había hecho saber o sentir lo asfixiante que podría ser y la verdad es que a pesar de esta distancia, lo extraño, y desearía poder volver el tiempo y evitar que él se fuera conmigo peleados como lo hizo, sin hablarnos.

—Bien, Alexa es todo por hoy, te veo la semana que viene.

—Cristine ¿Recomendaras que ya estoy apta para que me den el alta?

—No puedo discutir mi evaluación contigo, pero haré lo que sea mejor para ti. Alexa, no soy tu enemiga, no debes verme de esa manera, solo quiero ayudarte.

—Si quieres ayudarme, recomienda que estás sesiones terminen. Estoy bien, no he tenido un ataque de ira con nadie más, ni siquiera un ataque de pánico en lo que va del año... —ella frunce el ceño y me doy cuenta de la tremenda cagada que acabo decir, jamás mencioné que tenía ataques de pánico.

—Jamás mencionaste que tenías ataques de pánico.

—No los tengo, ya no ¿No escuchaste? Ya no los tengo, estoy bien. Solo recomienda que las sesiones terminen.

—Te veo la semana que viene.

«¡Carajo!»

Bajo las escaleras casi que corriendo, no tengo tiempo para enojarme conmigo misma, voy tarde otra vez al trabajo, mi compañero me va a matar. El viernes llega y me voy con Bailey en la motoneta, lo que me ahorro en autobús se lo intenté dar a ella, pero no me lo quiso recibir. Es un alivio no tener que llegar con los pies reventados ya que me volvía al departamento caminando para no gastar en Ubber o en taxi. 

Ahora mientras hago el arqueo de caja con mi compañero, él me cuchichea que estuvo hablando con Bailey y le sacó algo de información. Es increíble que aunque seamos vecinas y trabajemos juntas yo sé poco de ella, pero ella mucho de mí y la mayoría lo sabe por mera observación.

—Estuvimos hablando mientras llegabas tarde y me comentó su edad, su ajetreada vida y su homosexualidad.

—Y a mí que me importa —en realidad si me importa—. Deja de andar de chismoso y más te vale que no hables de mí.

Llego a la puerta y mi teléfono suena, veo la pantalla y es mi madre, corto la llamada y sigo caminando junto a ella para subirnos a la moto, no tengo ganas de hablar con ella sobre su boda, ni sobre el ensayo ¿Quién necesita un ensayo? Es solo una pérdida de tiempo, como si las cosas igual no pudieran salir mal aunque se ensayaran. El teléfono vuelve a sonar y vuelvo a cortar, y así tres veces más en el transcurso que vamos en moto y decido atender en cuanto llegamos ¿por qué me llama de madrugada para esto? Dios, que insoportable.

—Mamá no iré al estúpido ensayo de... ¿Dónde? Ya voy.

—Alex, Alex ¿qué pasa?

—Es mi padre, lamento pedirte esto, pero me puedes llevar al hospital, toma para el combustible —saco un puñado de billetes.

—Ay Alex, solo sube, dime a dónde hay que ir.

Ella me lleva calmada, me aferro a su cuerpo que por alguna razón me transmite paz. Llego corriendo y veo a Jessica con mis medio hermanos en la sala de espera, se acerca y la abrazo fuerte, mi madre me ve y me acerco también a ella, saludando a Joe, su prometido.

—Tuvo un infarto, quiere ver a Tyler, pero como no esta... —sé lo que tengo que hacer. Me da una gorra y un buzo—. Está medicado, habla lo menos posible.

Tomo las cosas y me las coloco para entrar a verlo, me siento en la silla a su lado y espero que él no me reconozca. El aparato que mide su pulso suena, al igual que el aparato que le da oxígeno con la mascara puesta, él me ve y extiende la mano para tomarla, yo la agarro y me acerco, no me reconoce. Intenta hablar sacándose la máscara de oxígeno pero no lo dejo. Él llora, se toma la frente y llora, me tira hacía a él y me abraza fuerte, desde hacía mucho tiempo que no recibía un abrazo así de mi padre.

—Hijo, hijo mío te extrañé tanto, mi hijo.

La medicación al parecer funciona, ya que no se da cuenta de que su hijo tiene pechos, aunque no lo culpo, con esta ropa, la gorra y su perfume, podría ser Tyler tranquilamente. Me suelta y me siento.

—¿Qué sabes de tu hermana?

—Niego con la cabeza.

—Hijo —trata de armar frases mientras se pone y saca la máscara de oxígeno, yo intento ponérsela—, no, espera, necesito que lo sepas antes de irte Tyler —entonces lo dejo—. Ni tú ni Alex tuvieron la culpa Ty, tu madre y yo ya no nos amábamos —respira antes de volver a hablar—, pero los amábamos, aunque no lo hicimos bien, los lastimamos —respira de nuevo—, lo veo ahora, veo a Alexa herida y rota, se encargó tanto de ti, de cubrirte nuestra falta que se olvidó de ella.

—Ya no hables —no presta atención a mi voz que no es ni de cerca parecida a la de él, pero no quiero escuchar, no quiero saber—, por favor cállate, no quiero saber.

—Debes saber Tyler —me toma la mano con fuerza—, ya no puedes seguir así, Alexa... —da una gran bocanada de aire— eres un adulto hijo y tienes que hacerte responsable. Ahora te toca a ti cuidarla, cuida a tu hermana, Tyler.

—Papá.

—Promételo antes de que te vayas, no sé si voy a verte de nuevo —la enfermera entra y me doy cuenta de que su pulso es acelerado, ella le coloca la mascarilla.

—Tiene que irse —me dice ella—, lo está alterando.

—¡NO! —Se quita la máscara— es mi hijo y no tendré otra oportunidad —ella se la vuelve a poner.

—Tiene que calmarse o... él tendrá que irse —mi padre asiente y yo vuelvo a su lado, él vuelve a tomarme la mano.

—Amo a todos mis hijos, Tyler, pero ustedes... —respira despacio— con ustedes la cagué, la cagamos con Tracy, les quitamos más de lo que les dimos. Es tu turno de cuidar de ella.

—Te prometo que lo haré, pero tienes que descansar ¿Está bien? —él asiente y yo acaricio su frente— ahora déjate la máscara puesta y yo me encargaré de Alexa.

—Te amo, hijo.

—Yo también, papá.

Salgo de la habitación mientras la enfermera lo estabiliza, y nos comunica que no va a haber más visitas por esta noche. Me dirijo al baño y me quito la ropa, mi madre entra atrás.

—No vuelvas a pedirme que me haga pasar por él, nunca más.

—Alexa.

—Él decidió irse, él decidió no estar. Yo no puedo volver a hacerlo, ya no puedo seguir respondiendo o haciéndome cargo de Tyler.

—Hija yo lo...

—¿Lo sientes? —me seco las lágrimas— ¿Sobre qué exactamente de todo? Es demasiado tarde mamá, demasiado tarde.

—Aún podemos recomponer nuestra relación, yo sigo siendo tu madre.

—Querrás decir tener una relación, porque desde que tengo uso de razón, yo he sido la madre de mi hermano y tú fuiste un ente en la casa con nosotros. Papá al menos lo intentó y sí, embarazó a otra en repetidas ocasiones, pero ¿Tienes alguna idea de lo difícil que es amarte? De lo difícil que eres y te pones —Ella aprieta los labios en una delgada línea.

—Tú y yo somos más parecidas de lo que crees o de lo que quisieras ver, hija.

—Tú y yo no tenemos nada, nada en común. Me hiciste madre de tu hijo cuándo te divorciaste de papá, y te enfocaste en tu carrera, sabiendo que yo estaría ahí para cubrir tus faltas y un lugar que no le correspondía ocupar a una niña de 14 años. Gracias mamá, por tu excelente labor —aplaudo y una mujer sale de uno de los baño cabeza agacha—. Si de verdad nos hubieras amado, nos hubieras dejado irnos a vivir con papá.

Me dispongo a meterme a cubículo del baño esperando que ella salga, para poder llorar en paz. Escucho la puerta abrir y cerrarse, entonces salgo y ella está parada aún en el lugar y una señora, nos ve y palpando la tensión en el aire se lava rápido las manos y se va. Por primera vez veo a mi madre con el rímel corrido de haber llorado, es la primera vez que la veo vulnerable, ni siquiera cuándo se divorció o cuando Tyler se fue, la vi desarreglada.

—Él no quiso —la volteo a ver— tu hermano no quiso irse, le pregunté y él me dijo que no.

—Mientes.

—Es la verdad. Luego tu padre se casó y un bebé venía en camino, Jessica tuvo depresión postparto y no iba a mandarte a hacer de mamá de otro hermano, lo hablamos con tu padre y lo mejor era que ustedes se quedaran conmigo —le paso por la lado y ella me toma del brazo—. Yo fui —la miro sin entender—, fui al primer partido de Tyler, fui a algunos de tus actos, los vi, me sentía tan orgullosa de ustedes, pero no me sentía parte ni merecedora de eso. Es verdad te cargue y te puse en una posición que no te correspondía y te pido perdón por eso, pensé que no me necesitaban, siempre los dos juntos. Se tenían entre ustedes, era mejor que tenerme a mí.

—¿Por qué nunca dijiste nada?

—No quería que tu hermano dejara de verte como lo hacía, por eso preferí verlos desde lejos, se las habían arreglado bien sin mí. Pero yo jamás me las podré arreglar sin ustedes hija, por favor, Alexa , solo quiero ser parte de tu vida.

Me suelto y me voy sin darle una respuesta, esto es demasiado, todo es demasiado y sin Tyler siento que colapso.

—Vamos.

Le digo a Bailey que no se ha ido, sino que se quedó a esperarme y pese a su naturaleza curiosa, no hace más preguntas y lo agradezco. Me acompaña hasta la puerta de mi departamento y como cada vez que se despide lo hace con un abrazo, pero esta vez dura más y no sabía lo mucho que me hacía falta hasta que ella me lo da.

Me pido el día libre en el trabajo y le mando una foto a Anderson, de mi padre en la cama de hospital. Me da sus buenos deseos y el día libre. Me acuesto y solo logro dormir cuándo estoy demasiado exhausta, con los ojos vacíos de lágrimas y el pecho lleno de dolor. Abro el chat con Tyler.

—Pedazo de imbécil papá hoy tuvo un infarto, tú deberías haber estado acá, me dijo cosas que iban para ti ¡¿Dónde estás Tyler?!

Bloqueo el teléfono y lo dejo sobre la cama.

La mañana llega, al igual que unos golpes en la puerta, me levanto a abrir y es Katerina quien esta parada frente a mí, con su teléfono en la mano, me regala una mirada compasiva y me aparto para dejarla pasar, no sé que hace aquí, pero no voy a ponerme a indagar con ella parada en mi puerta.

—¿Quieres café? —le pregunto cargando la cafetera.

—Claro, veo que ser el personaje de la Cenicienta te consume —la miro sin entender y mira mis pies, uno con una zapatilla y otro descalzo.

—Debí haber llegado muy cansada anoche —me saco la zapatilla quedando descalza—. No te ofendas, pero ¿qué haces aquí?

—Andy me dijo lo que le pasó a tu padre y Bailey me pidió venir esta mañana a asegurarme que desayunaras o comieras algo, ya que no cenaste nada anoche —coloca un plato de galletas sobre la mesa—, las hizo antes de irse.

—¿Cómo?

—Me dejó una copia de las llaves de su departamento —se encoje de hombros.

—Qué confiada.

—Estaba preocupada, bueno ambas, por eso vine —se acerca a mi lado y doy un paso alejándome de ella, si la tengo cerca querré abrazarla y llorar, ella nota eso— ¿Cómo te sientes? puedo llevarte a verlo al hospital, digo si quieres ir.

—No, no quiero, odio los hospitales como no te das una idea, me costó mucho ir anoche —miro al suelo y veo sus pies acercase y pararse frente a mí.

—¿Qué necesitas Alex? ¿En qué puedo ayudarte? Dime que quieres, que necesitas y lo haré.

«En primero lugar que dejes de llamarme Alex, así solo me decía mi hermano, en segundo lugar quiero que dejes de hacer que me sienta tan cómoda a tu alrededor y en tercer lugar...»

—Solo quiero un abrazo ¿puedes?

Ella me mira con compresión, se acerca a mí y me abraza y por algún motivo dejo que mi armadura se caiga, el dolor que guardo hace tiempo junto con el llanto salen y ella me abraza aún más fuerte acariciando mi espalda, demostrándome que pase lo que pasé no me dejará caer y si me rompo y me desarmo en mil pedazos, no dejará que ninguno se pierda. Así es como me siento entre sus brazos, y así es como me quedo. Me lleva hasta el comedor y se sienta pegada a mí en otra silla.

—Te soltaré cuando estés lista para que lo haga.

—Y si jamás lo estoy.

—Entonces jamás te soltaré.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro