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02

Jimin había dormido demasiado bien, su corazón se encontraba en aquella paz que siempre había buscado desde que se entero de la enfermedad de su madre, tantas noches de llanto cuidando de ella y ver que no dejara de respirar.
Por fin, en una noche donde los grillos cantaban a la par del viento, podía cerrar sus ojos pues su madre ya estaba a salvo de cualquier mal, confiaba plenamente en su mejastad.

A la mañana siguiente, se levantó temprano y salió de su dormitorio para pasear un poco por el palacio, todo era más claro y hermoso con la luz del día, lo que le parecía tenebroso ahora era algo explendido. Hasta llegar al fondo del palacio, el último pasillo que estaba decorado con jarrones de oro, pinturas de paisajes y lo que parecía ser el árbol familiar de la Familia Min, eran varios retratos de gente de linaje alto dónde había una sola cosa que los hacía parecido y que lo orillo a pensar que era la familia Min. Aquellos ojos rasgados con toque de felino, junto con una mirada fría que reflejaba la crueldad y odio, sabía que en las épocas anteriores, los reyes eran crueles con su pueblo dónde trajo guerras y pobreza.

Tragó un poco de saliva acercándose a la última pintura, ahí se encontraba el retrato del Rey Yoongi, aunque esta era diferente a las demás, había una pequeña sonrisa de lado en su rostro. Sintió varios escalofríos recorrer su cuerpo, en su interior no quería pensar que esa sonrisa que formaban aquellos labios finos y rosados, eran de maldad pura.

—Oh, Joven Park—

El peliplateado volteo de inmediato encontrándose con aquella chica Kisaeng de anoche, si no mal recordaba su nombre era Yeji. Hizo una pequeña reverencia mostrando una sonrisita a la chica que se acercaba a él sosteniendo su Hanbok con delicadeza para no pisarlo.

—No sabía que ya estabas despierto,  de inmediato le haré su desayuno.—

—Muchas gracias por la amabilidad Yeji Noona, ¿Puedo ayudarle? Supongo que también será el desayuno para el Rey.— se ofreció, no estaba acostumbrado a recibir tanta atención.

Negó varias veces.—Nosotras estamos a cargo solo de usted, el Rey tiene cocineros especiales, no nos necesita.—

—Bueno, entonces te ayudaré a cocinar para mis Noonas, será un placer.— no sabía que Yoongi les había ordenado encargarse de él.

Yeji asintió haciendose a un lado para que pudiera pasar primero el peliplateado, y caminar junto a él a alejándose de la única habitación del pasillo, dónde descansaba un hombre se cabellera rubia y ojos gatunos.

Había mucho que conocer de aquí, y eso le emocionaba al pequeño chico de labios pomposos, resulta que el Rey les había mandado a hacer una cocina solo para las Kisaengs, al igual que recámaras para las 10 chicas. Incluso Yeji le explicó que ella fue la última en llegar al palacio y fue bien recibida por Yoongi, pero la voz con la que contaba su experiencia aquí no sonaba muy convincente, al igual que alegre.
Pero esa voz cambió cuando comenzó a hablar sobre su familia, sus padres no vivían tan lejos de aquí y su hermana menor estaba con ellos esperando algún día volver a ver su hija mayor.

—Como sabrás, las mujeres de estatus bajo terminamos aquí, o al menos la mayoría, mi madre era la que estaba destinada serlo primero, pero no podía dejarla irse así solamente, me ofrecí como candidata en vez de ella.— sus palidas manos lavaban el arroz recién cosechado.

Jimin escuchaba todo con atención, el se encargaba de cortar las verduras para un caldo de res que harían.

—Al principio fue difícil convencer al Rey, pero en cuanto me vio cambio de opinión, incluso la hermana mayor, fue influencia para que pudiese quedarme.— soltó una leve risita.

—Los extras demasiado ¿No?—
Susurró el mayor mirando a la chica.

—Claro, pero es algo que debo cargar de ahora en adelante.— contestó desviando la mirada por unos segundos, soltó un leve suspiro y sacudió sus manos para quitar el exceso de agua.

—Hwang Yeji ¿Puedes explicarme que hace este hombre aquí?—

Ambos se asustaron por la repentina aparición de aquella mujer mayor que ellos, Jimin tragó saliva mirando a la menor viendo alguna esperanza de que no fueran castigados, el no sabía que había mas personas aquí.
Yeji se acercó a ella y tomo su mano inclinándose un poco.

—Disculpeme Ajumma, este chico de aquí se llama Jimin, es el nuevo huésped del Rey, lo he traído ya que es nuestro deber servirle.—

La mujer mas grande miro a Jimin de pies a cabeza con algo de duda, no podía creer que Min trajera a un nuevo entretenimiento aparte de ellas, jamás a estado satisfecho con nada y eso le molestaba.
Volvió la vista a la menor de sus Kisaeng para indicarle que volviera a su postura normal.

—Si ese es el caso, Bienvenido Jimin, espero que tu estancia aquí perdure.— sonrió de una forma dudosa  y se retiro de la cocina dejando a Jimin confundido.

—Ella es una de las primeras Kisaeng que llegó con el Rey, Se llama Choa, que no te asuste su mirada fría, con los nuevos siempre es asi.—

Jimin asintió no tan convencido, era verdad que no podía estar aquí por el hecho de ser hombre, además de que era mal visto que estuviese en el lugar de las Kisaeng, pero, la mirada de la mayor le dejo una sensación extraña con lo que dijo.

—Bueno, ya esta la comida, llamaré a las demás para que vengan.—

...

El resto del desayuno fue algo complicado, las miradas estaban clavadas solo en Jimin mientras comía de su platillo, no se sentía bienvenido por las mujeres de aquí, no sabía si era por el hecho de que era el único varón en la mesa o había hecho algo mal.
Asi que cuando terminó agradeció por la comida y se retiro lo antes posible del lugar, no quería seguir siendo devorado por esos ojos.

Había pasado un poco de la tarde en el jardín trasero del palacio, mirando los arboles verdes y las flores de varios colores que llenaban de vida este lugar.
Al entrar a su alcoba cerró con cuidado las cortinas de madera y soltó un suspiro, era apenas el comienzo de su primer día en este lugar y no estaba saliendo nada bien, incluso empezaba a extrañar a Jungkook.

Desvío la vista a su pequeña mesita de madera, donde había una vestimenta bien doblada y un estuche con decoraciones doradas alrededor, encima había una pequeña nota que tomó entre sus delicados dedos.

Traje esto especialmente
para ti. Pontelo y ven de
inmediato a la sala principal,
será tu primera presentación
ante mi.

Era lo que decía escrito con un pincel delgado y tinta negra, con una letra que era hermosa.
Sonrió al terminar de leer y dejo la nota a un lado para tomar aquel estuche azul y abrirlo, era un broche con perlas adornandola y joyas rojas que brillaban con un resplandor indescriptible para Jimin.
Su emoción era grande que se desvistió quedando solo en ropa interior, desdoblo su nuevo traje de baile y ponérselo. Era blanco con un toque de terciopelo y seda, en la parte de su cuello había tejidos azules y dorados. Solo faltaba el toque final, aquel broche que acomodo en su cabello plateado. Todo era perfecto.

Tomó su abanico de plumas y salió corriendo con emoción a dónde estaba el rey la última vez que lo vio. Se detuvo frente frente a las cortinas y tragó saliva nervioso, pero estaba emocionado, el daría lo mejor para darle una experiencia única a su rey. Entró despacio mirando con unos ojos brillosos al aquel hombre de cabello largo y rubio, solo que esta vez no lo tenía suelto y estaba amarrado en forma de chongo sobre su cabeza. El hombre estaba de espaldas pero podía ver también que tenía una banda negra alrededor de su frente.

—Mi rey...—Su voz sonó algo débil, pero estaba nervioso.—He venido como usted lo ordenó.— Se inclino levemente en forma de respeto.

—Te estaba esperando.— se dio la vuelta mostrando una sonrisa tenue. —Estoy ansioso por verte.—

De nuevo estaba aquella sensación que le provocaba un escalofrío por todo su cuerpo y hacía temblar sus delgadas piernas. Un ser poderoso lo estaba mirando de pies a cabeza sin quitar aquella sonrisa hambrienta, la misma mirada que tuvo mientras bailaba desdé abajo y la que tenía al estar frente a frente la primera vez, era extraño.

Se acercó con timidez hasta quedar unos pocos metros de Min, miró a su lado donde estaba Namjoon dándole una señal para que llamara a los músicos y entraran, también entraron algunos hombres más para sentarse. Jimin se puso nervioso al ver solo hombres en la habitación, sabía que eran personas de otros clanes superiores por como vestían y el hecho de que fueron invitados por el mismo rey Yoongi.

—Puedes comenzar.— ordenó y la música comenzó a sonar.

Jimin dudó, jamás había tenido un ataque escénico después de tantos años practicando este arte. Apretó sus labios con fuerza y extendió el abanico de un movimiento para agitarlo al ritmo de la música
Bailaba como siempre lo había hecho, solo que esta vez improvisando sus movimientos, pero que salían con naturalidad, algo que le hacía muy bien el peliplateado y que era envidiado por las misma que practicaban el baile.

Quería evitar el hacer contacto visual con las personas que había, pero había una en especial que no podía dejar de ver de vez en cuando, era un impulso que hacia para verificar si lo estaba haciendo bien o si le estaba gustando.
Se detuvo unos momentos para llevar el gran abanico a su rostro dejando a la vista solo sus ojos que estaban fijos al rey, le guiñó un ojo recibiendo una pequeña risa de Yoongi.

Una pequeña acción que le motivó a seguir con su espectáculo, y conforme pasaba la canción dejaba de estar nervioso soltando su cuerpo en los giros y volteretas que hacía, recibiendo aplausos de parte de los demás hombres.
Cuando terminó la canción se detuvo retrocediendo lentamente, agitando con suavidad el objeto con plumas.

—Bien señores, después de esta pequeña bienvenida a nuestro acuerdo, pueden quedarse a beber un poco.— Entraron dos mujeres de una edad más grande ofreciéndoles un vaso llenandoles con vino de arroz.

Yoongi también recibió vino y miró al pequeño chico parado sin hacer nada más que mirar la madera que sus pies pisaban.
Jimin levantó la mirada encontrándose con los ojos felinos llamándole de alguna forma, parecía que estaba alucinando pero su teoría se confirmo al ver su mano hacerle una señal para que se acercara.
Sus pies descalzos dieron pasos indecisos llegando al mayor y ponerse de rodillas a un lado de él sentándose sobre sus propios pies.

—Sientete agradecido Park, porque en años jamás tuve algo que me gustara de verdad sin tener que cortar su cabeza.— dijo llevando el jarrón de cuarzo a su boca bebiendo del liquido.

El menor se quedó en silencio, abrió sus ojos sorprendido con aquello, sabía que el Rey era muy difícil de complacer y era alguien del cual debía temerse, incluso algunos aldeanos tenían miedo de decir su nombre, pues los guardias estaban en todos lados asegurándose de que todo fuera como lo ordena Min.

—Yo...gracias por dejar que mi baile deleite sus ojos.— respondió bajo.

—Eso es, quisiera poder verte por más tiempo Park, pero mis invitados y yo tenemos asuntos que resolver.— Lo miró sin expresión, y limpio sus labios con la manga de su Hanbok.—Que tal, ¿si nos vemos esta noche? Namjoon pasara por ti para llevarte a mi alcoba.—

—Oh bueno...—

—Es una orden, quiero verte ahí.— interrumpió a lo que Jimin se sintió algo tonto por pensar en negarse.—Hasta esta noche.—

Jimin sonrió levemente y se levantó haciendo una reverencia y salir, llevó una de sus manos a su pecho al sentir su corazón later con demasía por aquel sentimiento de terror de hace unos momentos, todo se había tornado algo extraño de un momento a otro que ahora dudaba en ir o no.
Pero no quería que su cabeza terminara en una caja de madera expuesta al publico.

iría.

Siguiente actualización
en unos minutos <3

02/09/2021
🍥Yellow2Min

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