único
Kalopsia: la ilusión de creer que algo es más lindo de lo que en realidad es.
25 de octubre, 2025
Minho no creyó jamás estar donde estaba, era solo un adolescente, o lo fue alguna vez, en un ayer que lucía casi como una ilusión; estaba ahí, apoyando la cabeza en sus rodillas, viendo el pasto alto moverse, haciendole cosquillas en las piernas, estaba ahí, viendo todo lo que alguna vez conoció de forma distinta. Aun recuerda como el estomago le dolía por las risas y como aquel viento no se sentía de la misma forma, pero ahora el aire daba en su rostro, como si este mismo galopara galante entre las nubes, es como si se burlará en su cara de todo aquello que le había pasado, el corazón le dolía, y tenía la esperanza de que pronto ya no fuera de esa forma, se sentía como parte del mismo aire, liviano, vacío, sin sentido, así mismo se sentía; mientras el pecho le dolía por el aire tan fuerte que le golpeaba la cara, sentía sus pulmones atosigados de respiraciones no dadas, era demasiado para él, demasiado para un joven tan tonto y tan inexperto, y no solo físicamente, era demasiado para un corazón enamorado con la mínima experiencia de hacerlo, a su corta vida, pues los veintisiete eran muy prontos, y solo amo una vez en todos esos años.
Era, en ese entonces, un tonto, si es que no lo seguía siendo aún, pero era comprensible tenía solo veintisiete y se supone que viviría su vida al maximo, ¿Qué paso entonces? Ahora solo se veía tan apagado, tan ausente, sin sus ganas de rebelión, se veía sin sus ganas de refutar por todo, sin sus ganas de ser libre, sin ganas de querer ser él; para colmo seguía amando a quien amo desde que tiene memoria, patético, así mismo se sentía.
Aunque bueno, ya no era ese mismo amor que sintió hace algunos ayeres, ahora era un amor rebajado, casi transparente, lo que le impedía amar de nuevo, un amor deslavado, eso sentía ahora, se sentía como un tonto, un tonto que perdió mucho más que tiempo, en un amor que no iba para tanto, era raro, pues sentía un amor deslavado cuando en realidad solo había pasado poco más de cinco años desde aquel día; bien, Minho sabía que amaría a Jisung aún más tiempo, aunque supiera que en efecto, Jisung ya no era para él, porque sabía muy dentro que Jisung jamás seria para él y que nunca lo fue.
Lo que pasaba es que, hoy era su cumpleaños, era 25 de octubre del año presente, 2025, y él cumplía solo veintisiete, se supone que debía celebrar su edad, que debería salir de noche a un bar con sus amigos y tomarse los veinsiete chupitos reglamentarios por su edad, se supone que debería arreglarse, salir, conocer gente que en su vida volvería a ver, gente de una sola noche y no, no de esa gente con la que solo tienes sexo y ya, nada de eso, gente con la que juras amistad en una borrachera, pero que nunca sabes siquiera su nombre, de esa gente que te brinda amistad verdadera aunque solo fuera por el calor del alcohol, eso había hecho desde hace tres cumpleaños atrás, pero no podía hoy, no esté cumpleaños, no en su cumpleaños veintisiete, pues lo había visto, de nuevo, tan entero.
Era un día donde se supone que debía pasarla bien, con sus amigos en uno de los pocos lugares donde divertirse o cortar pastel con su familia mientras abría los regalos de cumpleaños y todos le cantaban feliz cumpleaños, mientras sus gatos trataban de comer pastel a toda costa y maullaban malhumorados porque Minho no les dejo comer un poquito, se suponía, que él debería hablarle a Chan para salir a pasear un rato al salir del trabajo, como muchos otros cumpleaños, antes de que se encerrará en la burbuja de amar a Jisung con tanto poder, le llamaría como lo hizo los últimos tres cumpleaños para solo salir a dar vueltas en el carro del mayor o ir a acampar en la montaña en su soledad, mientras leía un libro que apartará en la biblioteca, se supone que haría todo eso, he dicho, se supone, porque en efecto, Minho se había quedado solo ese día, solo, mirando a la nada, con la cabeza en las rodillas y la mente llena de la cara de alguien que dejó ir, alguien quien le obligó a dejarlo ir.
Debía salir por lo menos esa noche para no atormentarse en todos esos recuerdos que lo mantenían cautivo desde más tiempo que le gustará admitir, debía salir después de tener semanas sin salir de casa más que para el trabajo, pero pasaba lo mismo en cada cumpleaños desde hace cinco años, se encerraba semanas antes, desde el 14 de septiembre hasta el 25 de octubre, luego todo el día de su cumpleaños lo pasaba solo y luego, solamente salía en la noche a divertirse, tomar, bailar y luego volvía a la rutina, al parecer su cumpleaños le dolía como nunca, quizás no era por envejecer, era por las promesas que se rompieron desde entonces, desde que la vida de todos avanzó, menos la suya.
Y es que desde que se graduó de la horrible escuela secundaria, no había querido hacer más, nada más, no aprobó el examen de admisión en la universidad, y tampoco es como si eso lo mantuviera de esa forma tan deprimente, no se sentía un fracasado, solo un patético, uno de tantos.
Él estaba así por otros motivos, un motivo con nombre y apellido, eso lo mantenía solo, ausente, un amor se había llevado su corazón con su partida, quien dijera que el amor no lastimaba, entonces estaba plenamente equivocado, porque la vida de Minho paro aquel 25 de octubre de 2020, el día en que él se fue. Quizás y no fue el mismo amor quien lo daño, quizás quien lo daño fue solo el aferrarse a algo que ya había pasado y que nunca volvería a tocar su puerta, quizá Minho tenía la esperanza de que Jisung volviera a tocar su puerta un día, lo mantenía de pie.
Tal vez y no debió hacerlo, tal vez y no debió alejarse tanto de quien lo rodeaba, pero lo hizo, desde que 2020 le arrasó como un golpe, él se alejó de todos, de todo, de quien lo apreciaba, Minho se había alejado por completo y no sabía cómo sentirse al respecto, solo vivía para atender la tienda de servicios que había en el pueblo desde hace ya años, su turno era de ocho de la mañana a seis de la tarde, y no es como que la tienda tuviera mucha gente, pues al estar en la carretera, una carretera abandonada que solo ocupaban aquellos tacaños, los cuales no querían pagar casetas, digamos que no es como que fuera muy transitada la tienda, el ambiente se sentía como en radiadores springs de la película cars, justo antes de que Rayo MCQueen llegará al pueblo. A veces Minho creía que él no era el único atrapado en el tiempo, pues tal vez, todos en aquel pueblo lo estaban, atrapados en el tiempo, como una maldición; aunque si vió a los niños crecer, a sus amigos sobresalir, a los ancianos morir, vió amigos casarse, amigos ser exitosos, gente nueva nacer, gente que conocía morir, vió que todo avanzó, todo menos él, él tonto enamorado que se quedó solo.
Aunque Minho lo pensará de esa forma, realmente no se quedó solo, si tan solo revisará el celular, supiera que tenía diez felicitaciones, veinte llamadas perdidas, y un "¿dondé estás?" de Chan, quien había pasado a buscarlo en su auto para invitarle a salir a los bolos con todos sus demás amigos, si Minho hubiera revisado el celular se daría cuenta de que en efecto, había una fiesta sorpresa a la que no asistirá, porque por más que todos quisiera hacerlo volver, él no podía hacerlo, no cuando su corazón estaba a tantos kilómetros de distancia, no cuando ya no le pertenecía, pues su corazón metafóricamente ya no era suyo, y aunque por ahora estaban en el mismo lugar, su corazón estaba cumpliendo sus sueños, siendo quien él quería ser, dejando un patético Minho quien se sentía como un desgraciado, estaba abrazando sus piernas, la mente le máquinaba en todo lo que tuvo y que no tendría en un largo tiempo más, estaba de pie, sintiendo un hoyo en el pecho, mortificandose nuevamente con recuerdos, esos que dolían interminables.
Su corazón, su otra mitad, su alma gemela, ese que había partido sin decir nada, quien se despidió antes de irse, ese quien le arrancó la felicidad de octubre, aquel quien quería tan estúpidamente, que se fue en silencio, ese que se había ido, el único que se fue, quien ya no le extrañaba, quien nunca le extraño, Jisung, quien solo era un extraño, uno que tanto había amado.
Minho se recuerda con diecisiete, hace exactamente diez años atrás, ¡Oh los dulces diecisiete!, esa edad en donde estas en medio de todo, eres un adolescente, sí, pero sabes que estás a nada de dar el paso para ser un adulto, estas por tomar las decisiones tan difíciles que nos depara el destino caprichoso, Minho tenía diecisiete en sus recuerdos y en sus recuerdos, Jisung sigue intacto, Jisung tiene diecisiete igual que él, tiene la misma sonrisa, el mismo cabello color azul, los mismos sueños, Jisung sigue intacto, con los mismos ojos almendrados y brillantes, Jisung sigue igual, aunque ya no lo es más.
En sus recuerdos Jisung era parte de su vida, en la realidad, tan distinta, Jisung ya no lo es más, nunca más sería lo que fue, Jamás sería parte de su vida, nunca más, pues se había jurado, dejarlo de lado. Jisung de veintidós, es aquel que Minho no trata de recordar nunca, aquel quien fue ese día, es algo que Minho no aceptaría, eso que dejó de lado.
Y lo había cumplido, eso creía, pues ya podía salir al parque sin evocar su recuerdo, podía comer el helado de fresa y ya sabía a qué sabían las almendras sin pensar que Jisung era alérgico a ellas, incluso ya pasaba por ese lugar sin llorar como un niño, aquel restaurante de la ciudad, a hora y media de distancia, incluso ya podía dar paseos cerca del vecindario donde vivió alguna vez hace no mucho, ya los últimos dos años no escribió una carta el 14 de septiembre, y tampoco texteo un mensaje que no enviaría nunca, poco a poco, día a día, su recuerdo se iba borrando, de poco en pocos, paso a paso, Minho creía que un día su recuerdo ya no dolería más.
En sus recuerdos, ¡Oh, sus recuerdos! En ellos, él se ve tan bien, en sus recuerdos del pasado que a veces sigue latente, cual memoria que nunca podría borrar de su mente, aunque la tallará, aunque la intentará tontamente, como otras veces, borrarla con agua y jabón, aquellas memorias no se irían, tal vez nunca. ¿Por qué? Bueno, eso ni él mismo lo sabía, no sabía con exactitud porque sentía que jamás podría borrarlo de su mente, no entendía porque nunca avanzaba, porque aún en octubre, el día de su cumpleaños dolía tanto como lo hacía, no sabía porque dolía tanto ese día, cuando... bueno, él había vivido más que eso a lado de Jisung.
Jisung... ¿Quién es Jisung? ¿Es aquel que era su mejor amigo desde que usaba pañales? ¿A aquel que le robó besos dulces? ¿Aquel que le enseñó a amar? ¿Quién era Jisung? Porque para Minho, Jisung fue su todo, de la forma tal vez más enamorada posible, de la forma en la que el pecho duele de tanto amar, ese era Jisung para él, el señor perfectamente bien, Jisung, con la sonrisa en las mañanas, Jisung, con los brazos alrededor de su cintura, Jisung, con el cabello azul y la vida revuelta, Jisung, quien un día lo dejó atrás por muchos motivos y sin ganas de dar demasiadas explicaciones.
Pero bueno, a lo que voy es que Minho, una vez conoció a Jisung, en algún punto de su corta vida ¿Qué día? Ninguno de los dos podía decirlo, solo un día de tantos, ellos se volvieron amigos, tal parece que lo fueron toda la vida, tal parece que ellos estuvieron unidos desde siempre, aunque eso no fue cierto, ellos se conocieron un septiembre de 2005, cuando Minho tenía casi seis y Jisung seis, recién cumplidos, eran vecinos, Jisung, era el recién llegado al vecindario, venía de Malasia y usaba anteojos a su corta edad, era un niño delgadito, timido y lloraba por todo, todas las noches cuando las luces se apagaban.
El llanto llamó la atención de un curioso Minho, el niño que era conocido por alimentar a todos los gatos callejeros del vecindario, el culpable de la invasión de gatos y también quien gracias a eso exterminio a todas las ratas, sí, ese niño curioso y raro que divagaba por todos los jardines atrapando ranas en días lluviosos. Minho era curioso, como un gato mismo, no podía evitar preguntar porque el niño de a lado lloraba todo el tiempo. En su cabecita se hizo mil historias diferentes, una con monstruos bajo la cama, o arañas en la almohada, cosas lo suficientemente feas para un niño de solo cinco años; Minho estaba curioso, así que un día de la semana, él se vistió con sus mejores ropas de presentación, un short café de pana, una camisa azul cielo y un moño rojo que se puso chueco, se peinó con gel, tanto como un niño de casi seis años puede hacerlo, y robo unas galletas con arándano que su mamá compró en el supermercado, logrando todo eso con éxito, salió de su casa con dirección a la casa 512, tuvo que hacer mucho merito para alcanzar el timbre, pero para Minho no hubo nada imposible, así que dando un saltito, logró tocar el timbre, después de seis intentos, claro.
- Hola, mi nombre es Minho, Lee Minho, y soy su vecino, vivo en el 511, aquí al lado- se presentó en cuanto la puerta se abrió, un hombre, de aproximadamente treinta años le abrió la puerta.
- Hola, Minho. Que gusto conocerte. ¿se te ofrece algo?- MInho sonrió, mostrando sus pequeños dientecitos, le faltaba un diente frontal, pues comenzaba a cambiar los dientes de leche por los permanentes; el hombre moría de ternura al ver a un niño tan pequeño siendo tan amable y cortés, más aún con el peinado engomado y el moño chueco, era una escena tierna, sin duda, eso fue hasta que un niño, con lentes y cabello alborotado se asomó de inmediato, detrás de las piernas de su papá, eran solo unos ojos pequeños sobresaliendo detrás de su padre y eso cautivo a Minho de inmediato, queriendo ver a quién pertenecían tales ojitos brillosos, quién era el portador de tan hermosos ojos que a un Minho de seis años cautivaron, quería saberlo todo de aquel chiquillo.
- Solo queria saber porque su hijo llora mucho por las noches; es que mi habitación está cerca de la suya y el niño llorón que está detrás de sus piernas, me cae muy bien, quiero conocerlo- tal vez si a tu puerta llega un niño diciéndole llorón a tu hijo no dejarías que este pasará a tu casa, pero para el papá de Jisung eso le resulto cómico, asi que le invitó a pasar, aún con un callado Jisung detrás suyo. Minho tomó asiento en el sillón café que lucía cómodo y entonces acomodo su moñito en el cuello, porque al parecer no lo había puesto bien. El papá de Jisung se sentó en el sofá cerca del niño y le ofreció agua, a lo que el niño negó, viendo fijamente a quien seguía oculto detrás del sillón.
- Su nombre es Jisung, ¿Jisung, quieres presentarte?- el niño negó, tímido. Minho ni tarde ni perezoso se bajó del sillón y pidió permiso con una mirada al papá de Jisung de acercarse, este aceptó dándole un asentimiento de cabeza, entonces Minho se acercó casi diplomático.
-Hola, soy Minho y quiero ser tu amigo. Traje galletas de arándano para que comamos juntos, claro, solo si tú quieres. - extendió las galletas y Jisung, con manos temblorosas, las aceptó.
-Hola Minho. Y~yo soy Jisung - dijo en tono tan bajo que el niño de moño casi no lo escucha, por suerte lo oyó.
- Papá de Jisung, ¿Deja a su hijo Jisung jugar en mi patio? Es aquí afuera, si quiere lo puede mirar desde la ventana.- el señor Han asintió sorprendido por el buen léxico del niño.
- Que bien te expresas, Minho. ¿Cuántos años tienes? - preguntó el señor Han.
- Mi mamá dice que ya soy muy grande, tengo casi seis, señor papá de Jisung.- Han mayor sonrió y asintió, se expresaba muy bien para tener solo seis años. Asintió y pronto ambos niños salieron de casa para poder jugar a lo que sea que quisieran jugar.
Rato más tarde Minho descubrió que Jisung no era tímido para nada, que le gustaban las fresas con chocolate, su juego favorito era las escondidas y que no sabía nadar, le temía a los cocodrilos y que si lloraba era porque un cocodrilo de cuarenta metros se lo iba a comer, si no fuera porque su papá se agarró a golpes con el cocodrilo, quitándole todos los dientes a este animal feroz con un solo golpe. Minho se sorprendió y desde ahí, el padre de Jisung fue superhéroe para ambos niños. Digamos que las cosas no pasaron de esa forma realmente, su papá no se agarró a golpes con el animal y que el animal era un caimán joven que se asustó con la presencia de todos los humanos que había en el área, pero eran niños y las historias se les hacían fascinantes por dónde sea que se les viera.
Con el tiempo, fueron conociéndose más, siendo ellos dos para absolutamente todo, siendo ellos donde quiera que fueran, no había Jisung, sin Minho, en ningún momento más que en clases, ya que Jisung y Minho tenían salones distintos, Jisung era un grupo x y Minho siempre fue del "A", pero en el desayuno se juntaban para charlar, jugar o pelear incluso, no tuvieron muchos amigos en la infancia, ambos eran tímidos y muy poco parlanchines, Minho solo tenía un amigo de su salón, Jisung tenía dos, era un pueblo pequeño en el que vivían, todos se conocían con todos, pero a pesar de eso, era magnífico estar ahí.
Había casi de todo, era como una ciudad pequeña, con colinas altas, un lago, un centro comercial enorme, con vecindarios bonitos, mini ciudad obrera, dónde en sus buenos tiempos por los ochenta, fue una ciudad bastante habitada por la fuente de ingresos del trabajo de minería, aunque ahora mismo, ya no había gente nueva llegando al pueblo y ahora todos ahí se conocían. Ellos fueron niños sanos, niños que alimentaban animales callejeros, que embarraban su ropa en lodo, esos que corrían en la lluvia sin enfermarse para nada, niños que corrían por la colina con dirección al riachuelo que dividía la ciudad, niños felices, de esos que seguro contarán sus experiencias a sus nietos.
Fue a los doce cuando Minho comenzó a asistir a clases de baile contemporáneo en donde asistían en su mayoría mujeres, era el único niño ahí en la clase, lo fue por doce meses por lo menos, Todos amaban a Minho y su maravilloso talento de manejar el cuerpo a modo de crear coreografías perfectas, fue a los doce donde Jisung comenzó a escribir raps en sus libretas escolares, rayonear con dibujitos las orillas y dejar de prestar atención a la escuela, fue el año en que Jisung y Minho no compartieron escuela, porque Minho reprobó año gracias a qué no asistió a la semana de exámenes, por lo tanto no asistió a la escuela secundaria junto con Jisung.
Lo de ellos eran sueños distintos, uno soñaba con tener una academia propia de baile en el mismo pueblo, donde enseñaría a los niños a bailar y los impulsaría a ver el arte de los movimientos, los sueños de Minho estaban ahí, en ese lugar, eran sueños pequeños, no gustaba grandezas, solo quería su libertad, el baile, los gatos y a Jisung, eso para él era suficiente; el otro, soñaba con ser cantante y dar giras mundiales, soñaba con componer sus propias canciones, escribir sus letras, ser como Tiger JK, por así decirlo, sueños de grandeza, con gente a su alrededor, soñaba con ser así, grande, amado, envidiado.
Eran sueños distintos, pero eran solo niños tontos con sueños y esperanzas de que todos eso sucedería con certeza en el futuro, y lo único que tenían bien dicho, bien estructurado, como un juramento, es que uno se quería en la vida de otro siempre, Jisung quería a Minho en su vida y Minho quería a Jisung en la suya a como de lugar, Aunque a pesar de que no coincidían en hobbies, eso no los alejó, nada nunca lo haría o eso creyeron ellos al ser niños casi entrando a la pubertad.
- Minho, ¿Crees que si buscó groserías en inglés, me salga buen material para un nuevo rap?- el mencionado se había quedado dos horas extras en el salón de baile de la escuela, para practicar una coreografía de una canción que le pidió la academia de baile, querían ir a un concurso estatal. Se habían quedado hasta tarde en la escuela, uno escribiendo raps que para su edad parecían buenos, casi una eminencia y otro a lastimarse los pies por no saber hacer correctamente las vueltas correspondientes al baile que presentarían pronto, se sentía frustrado, estaba sudado y todo le dolía por el sobreesfuerzo que hizo su cuerpo.
-No todos los raps llevan groserías, Hannie- dijo mientras que por décima vez intentaba hacer otra vez la vuelta que tanto trabajo le costaba, aunque eso lo desconcentro e hizo que fuera a dar duro contra el piso; su cabeza se azotó de forma violenta el piso, eso sorprendió tanto a Jisung cuando vió a Minho golpear el piso en un golpe seco, fue una caída en donde no dió ni tiempo de meter las manos para por lo menos no pegarse en la cabeza, el pobre de Jisung se asustó demasiado y aventando las libretas a un lado, corrió a ver a su amigo que estaba dolorido en el piso, casi inconsciente, pues tenía los ojos cerrados y una mueca de dolor.
- Honnie, Honnie, abre los ojos, vamooooos Honnie- se acercó a él, se arrodillo y con delicadeza le recogió la cabeza, Minho estaba con los ojos cerrados y eso preocupó más a Jisung, así que se acercó, escuchó el corazón latente de Minho y eso le hizo suspirar, pues estaba con vida, pero al verlo no reaccionar, trato de hacer todo lo posible por hacerlo abrir los ojos, Minho no estaba inconsciente, solo estaba disfrutando de los mimos de su amigo, así que se permitió estar un rato más así, mientras Jisung suplicaba que abriera los ojos y los ojos se le inundaban de lágrimas.
Cuando, tal vez como primeros auxilios, un reflejo, algo que no se supo bien, fue por gusto quizá, algo de eso, pero cuando menos lo pensó, (y Minho estaba decidiendo en si terminar con la broma o no) fue Jisung puso los labios en los de Minho, no fue un beso, fue realmente solo una caricia de labios con labios, solo eso, nada más, simples niños, nada más, un intento por regresarlo a la vida como los príncipes regresan a las princesas, como lo hizo Blancanieves o la princesa de encantada, algo así pensó y por eso terminó dando su primer beso.
Minho abrió los ojos y entonces la magia terminó. No sé habló más de eso, tal vez por lo que fueron meses, no se habló de nada relacionado, hasta que un día, de la nada, como si no hubiera afectado nada, ellos comenzaron a bromear sobre el tema como algo que realmente había pasado así de simple, era gracioso, pues sinceramente no era un tema que les agravará, lo tomaron como primeros auxilios y después ya no pasó nada. Aunque Jisung secretamente le gustaba llamarlo el beso de princesa, pues fue, según él, romántico. Un primer beso con su amigo, amigo que le parecía simpático, sí, no fue mala experiencia.
Entonces, ¿Qué les llevó hasta ese punto en dónde estaban? ¿Qué les llevó a estar ahí?, en ese punto de la vida donde el retorno no era suficiente y la vida les exigía más, más y más, ¿Qué hacer cuando, todo pintaba horrible? ¿Qué hacer cuando sientes que las películas te mienten y la vida se vuelve cada vez más gris? En ese tiempo, la vida no fue gris, había colores, los había en la vida de ambos.
No fue hasta años después, poco antes de que Minho entrará a su penúltimo año de preparatoria, cuando todo comenzó tal cual ellos lo conocían. No fue un secreto, jamás lo fue y es que ¿cómo mantener como secreto algo que lucía como promesa? Ellos juntos eran tan... Emotivos, sacaban lo peor y lo mejor uno del otro, había peleas, reclamos, sentimientos, había algo, siempre lo hubo, siempre lo habría, o eso querían creer, querían creerse eternos, uno mismo, querían ser todo, comerse el mundo, vivir distintos, querían ser distintos, por supuesto, pero quizás y solo fue emoción que solo Minho sentía, pues su mente a veces le jugaba malas partidas en dónde se supo, que como resultado final, él fue el único perjudicado de eso.
Pero ¿Qué detonó eso? No sé sabía con exactitud, solo sabían que en efecto, en enero, cinco años antes de que todo pasará, cinco años para que todo se fuera a la reverenda mierda, fue que eso comenzó, comenzó simple, sutil, como si siempre hubiera estado ahí, comenzó como todo, siendo nada. Pero entonces los sentimientos se involucraron, los pechos latieron armónicos y entonces algo se despertó. Algo que rugió en el pecho, algo que fue de ellos, solo de ellos; realmente de ellos, algo que existía dormido en el pecho de ambos, que les hacía sentir vivos, como si estuvieran en su propio mundo, como si de todas formas, fuera a suceder.
Comenzó en enero, lento, el pecho de Minho rugió de forma violenta cuando miró a Jisung hablando de forma amable con su propia amiga, Han era coqueto, era alegre y esa sonrisa le había hecho estragos, había comenzado rápido, tal vez su mamá tenía razón, lo que fácil comienza, fácil se va.
Jisung estaba parado en los casilleros, recargado, con los brazos cruzados y una paleta en la boca, Soyoung, su amiga, miraba de forma casi platónica a Jisung quien le había aceptado la paleta, ambos estaba en los casilleros, ella con los brazos cruzados tímida y él con las manos en los bolsillos, mientras le sonreía plenamente. Minho se sintió molesto, su corazón bombeó más fuerte, las aletas de su nariz se movían violentamente y un huracán arrasó en su pecho, frunció el ceño, pues Jisung se miraba muy a gusto, y eso le disgusto, él tan a gusto, tan feliz, Minho suspiró abatido, si tan solo Jisung volteara a verlo, notaría que no estaba feliz con ello, se mordió la mejilla por dentro y jugo con sus dedos mientras no podía desviar los ojos de aquella acaramelada vista, tenía ganas de vomitar y no sabía que era todo eso.
Nunca en su vida había tenido novia, Jisung siempre fue el indicado para mantener una relación, pues era alegre, sonriente y amable, guapo, tenía estilo y toda la vida andaba con su guitarra. Sí, desde ahí Minho tuvo que saber que Jisung le rompería el corazón, pero no lo hizo, ahora se hacía notas mentales para saber que en efecto, los chicos con guitarras en la espalda nunca son una buena opción.
Han terminó la conversación, ella le dió un beso en la mejilla y Minho dijo que era demasiado para él. Tambien se regañó, no debía comportarse así, no había motivo, ni porque, no había, no lo había, nada, si tan solo no fuera un idiota, quizás esos celos los sentía porque cada chica lo alejaba de Jisung y le quitaba el tiempo que pasaban juntos, sí, quizas era eso y no otras cosas como pensaba, él no podía sentir eso por Jisung, pues había escuchado la historia de los dos chicos que eran muy amigos y que cuando se separaron no volvieron a hablarse y eso no quería que les pasará, como amigos estaban mejor.
- Me dejó una carta-comentó Jisung, mientras se comía la paleta que le regalaron.
- Oh- fue lo único que expresó Minho, mientras su amigo se sentaba en la silla que le había apartado el castaño con anterioridad. Jisung llamaba la atención, con su cabello azul y su vibra tranquila y despreocupada, la clase de literatura a media mañana era la única clase en la que ellos compartían salón, luego de eso solo en ratos libres se veían. La clase comenzó, Minho estaba extrañamente viendo al cristal, dónde Chan entrenaba americano, aunque realmente no estaba pensando eso, estaba divagando entre sus sentir y su pensar.
Pero Jisung no lo pensó así, y él creyó que miraba a Chan, y eso le hizo sentir... Náuseas. No náuseas porque viera a un chico, náuseas porque no lo miraba a él, desde que llegó Chan a sus vidas, este le robaba la atención de Minho y eso le molestaba, estaba celoso, por supuesto que sí, por eso comenzó a conocer chicas, pues en efecto, cada que estaba con una, Minho le tomaba la atención que merecía y eso le gustaba, ver la cara molesta de su amigo cada que estaba con una de ellas, era como un tira y afloja, de esos torturosamente dolorosos y dañinos.
- Presta atención a clase, Minho, el profesor hará preguntas- era mentira, pero Minho no escucho, así que le creyó. Porque siempre le creería, su palabra era religión, su palabra era ley, sin duda, si Jisung juraba que existían hadas, él le creería, pues con los ojos cerrados iría tras de él, supuso que por eso mismo le dolía tanto, pero en ese entonces no lo sabía.- Si tanto te gusta mirar a Chan, ¿Por qué no entrenas con él?
- ¿Eh?- preguntó Minho mientras guardaba sus cosas, el salón de poco quedaba vacío, todos salían casi corriendo al comedor, pues era su tiempo libre.
- Toda la clase lo miraste, Min, te vi- Minho frunció el ceño, la puerta se cerró con la última chica que salió.
-¿De qué carajos hablas?- Jisung pasó la lengua por su mejilla formando un bulto, eso demostraba su enojo, de eso Minho se dió cuenta y decidió aprovecharlo.
- De que ves al estúpido de tu "amiguito" todo el rato, Minho, te he visto, solo quiero ayudarte, ya sabes, para que se fije en ti y hagan una maldita familia- algo dentro del castaño se encendió, era como si Jisung hubiera activado el "On" y eso le hizo soltar una sonrisa burlona, estaba impaciente por saber, pero era muy tonto para preguntar. Así que decidió atacar.
- ¿La paleta te gustó mucho, Hannie?- preguntó inocente, metió la mano en la mochila, sacó la paleta que guardaba en ella y la destapó lentamente. La respiración de Han se alteró aún más- Porque si es así, debemos decirle a Soyoung que te dé más ¿No? Quizá si ella te da más besos en la mejilla, yo pueda ir tras de Chan y pedirle entrenamientos privados...
Metió la paleta a su boca, Han perdió el hilo de sus pensamientos, el enojo rugió y el deseo también, juntos en una mala combinación; Minho miró a Han, quien apretaba fuerte la correa de su mochila, tanto que tenía los nudillos blancos.
-Ni lo pienses, Minho, apuesto que Chan aprovecharía la situación de alguna manera y...- Minho le cortó.
- ¿Celoso, Jisung?- el corazón le zumbó en los oídos, la adrenalina corría por sus venas al ser tan descarado con eso, de verdad que no sabía en qué momento se volvió un desvergonzado.
Han avanzó dos pasos más, ambos se miraron absortos en esas miradas penetrantes, Han sonrió de lado, con burla. Levantó la mano directamente a su boca y con habilidad arrebato la paleta del poder de Mingo, rozando con toda la intención, sus dedos con los labios carnosos de su amigo. Quitó con lentitud el dulce y lo embarró un poco por los labios, sin borrar esa sonrisa autosuficiente, y luego la llevó a sus labios para comérsela. Minho sintió que todo le temblaba, le dieron nervios y un impulso loco por tomarle la cara y besarlo, pero no lo hizo, por lo menos no él, decidió ser un poco más fuerte.
Jisung soltó la paleta, los labios brillaban por el dulce, no lo pensó, pues era impulsivo, así que llevo la mano al cuello de Minho, y de un solo golpe unió sus labios en un beso que estaba deseando desde hace mucho tiempo, desde el primer beso de niños. Minho soltó un gemidito por la impresión y rápido los ojos se le cerraron. Han era experto en los besos, pues cada movimiento le hizo temblar aun más las piernas y la mano en el cuello sin ejercer presión le causaba cosquillas que le recorrían el cuerpo haciendo de sus mejillas y todo su cuerpo, calor absoluto. Se besaron desesperados, Minho llevó la mano a la cintura de Jisung y le acariciaba en círculos la piel por encima de la camisa del uniforme, se sentía malditamente mal, el beso más necesitado de sus vidas; así comenzó todo, recorrieron sus bocas sin pizca de timidez, se besaron impacientes, con ganas de más, Jisung sabía cómo ambrosía, sus labios eran delirios, Jisung solo quiso besar a Minho toda su vida, pues sus labios se acomodaban justamente para ser uno parte del otro, los pulmones pidieron aire, aún los ignoraron poco más, pero después y fue necesario una bocada se aire, donde justo después de separar solo sus labios, se miraron a los ojos, los ojos de Minho brillaban, cristalinos y limpios, Jisung sintió sus corazón palpitar locamente, tanto que lo acercó para darle un piquito y luego de eso, ambos se separaron riendo como unos locos hasta que les dolió el estómago y tuvieron que salir a la cafetería a comprar de comer.
Y después de ese beso, nada.
Un beso en el salón y luego seguir sus vidas como si nada, con Han en los casilleros con regalitos distintos y a Chan rodeando los hombros de Minho en los desayunos, todo normal, ambos muriéndose de celos, pero actuando como amigos, fueron semanas, semanas enteras en las que los días escolares les agobiaban y ellos solo eran amigos que pasaban tardes jugando videojuegos o viendo videos absurdos en Facebook o YouTube, no se mencionaron los besos, no se mencionaron los celos, actuaban como si nada, como si no se hubieran comido la boca, actuaban como si nada, pobres tontos. Y luego de eso, después de dos semanas, otro beso ocurrió en la sala de Minho.
Un beso caluroso, que al igual como todo en ellos comenzó de la nada, un beso que llevó a Jisung a su regazo y una marca violeta en el cuello de Minho que Chan le ayudó a quitar con una cuchara y hielo, fue un beso bastante distinto, ninguno había besado de esa forma, pero en las películas occidentales lo hacían, así que Han llevo a marcha. Pero luego, al igual que la última vez, después no hubo nada. Bueno, mentira, ahora si eran besos más frecuentes. En tres semanas, fue un beso en el baño de varones, un beso en la habitación de Jisung, y un beso después de clase en el callejón para llegar a sus casas.
Pero también, había un tira y afloja más malditamente intoxicable, pues Jisung se veía con Soyoung fuera del colegio, y recibía más dulces de su parte. Y Minho asistía a los entrenamientos de Chan y sobre todo le servía de animador personal, aumentando los rumores de cita entre ambos.
De hecho hubo una pelea.
Han Jisung beso a Soyoung el 13 de marzo en el pasillo, Minho no los vió, pero el rumor llegó rápido. Esa tarde Han había intentado besarlo, pero Minho se negó, y ahí la pelea inicio.
-¿Me crees tan idiota para no saberlo?- Han sonrió, no negó nada, tan orgulloso para hacerlo, Han no pedía disculpas nunca, ni por educación, pues sabía que aunque no las verbalizará, Minho siempre le disculparía, como la vez en que rompió el muñeco de acción por un berrinche, o la vez que perdió la cámara digital de Minho en una de sus tantas expediciones en el exterior, Minho siempre le perdonaría, Minho siempre estaría ahí para él, siempre, pensó Jisung, como si siempre fueran a estar juntos.
-Sí, Min, la bese, pero también te puedo besar a ti ¿No?- eso hirió a Minho, los ojos se le llenaron de lagrimas, lágrimas ligeras, no demostraría que le dolió, a fin de cuentas ambos eran orgullosos, jóvenes y tontos; Minho quien solo suspiro cansado de la actitud estúpida de Jisung, tomó su mochila del piso.
-¿Crees que soy tu juguete?- cruzó los brazos, molesto por la actitud tan distinta de Jisung, estaba enojado, pero también sentía que un hueco en su pecho se formaba y que el corazón le latía más rápido, Jisung siempre provocaría eso, la exaltación de sus emociones al punto de desestabilizarle el corazón.
-Tampoco eres mi novio, Minho, no tienes derecho a reclamarme nada ¿Okey?- Minho estaba indignado, paso la lengua por sus molares y luego tuvo que morderse a sí mismos para no soltar a llorar ahí- unos besos no cambian nada, eres mi mejor amigo, nada más...- se indignó más y le enseñó el dedo de enmedio a Jisung, antes de caminar enojado a la puerta.
-Vete a la mierda - salió pisando fuerte, Han nunca le siguió por más que él quisiera que lo hiciera, Han no le siguió, pues al parecer nunca lo haría, ahora no importaba, pues Minho sabía que era tan, tan débil que de forma casi magnética, si es que Jisung sí hubiera salido, él correría a llorar a sus brazos como un imbecil sentimental. Al parecer Jisung tenía la cura, pero también era el veneno.
Duraron enojados más de diez días, no se sentaron juntos en literatura y se rumoreaba que Jisung ya tenía pareja de forma repentina, los rumores de pasillo mantuvieron a Minho sin pegar el ojo antes de dormir, tratando de no llorar toda la noche por ese sentimiento que su amigo, la persona en la que más confiaba, le estaba haciendo pasar. Para su suerte, Chan, su fiel amigo aceptó ser ese sustituto que Minho necesitaba, Chan sostuvo su cabeza cuando estaba muy abatido, Chan le invito salidas al cine y le prestó su consola de videojuegos, Chan, Chan quien siempre estuvo ahí. Incondicional, sin ganas de ser algo más si Minho no lo proponía, Chan se aguanto las ganas de consolarlo al verlo así, tan apagado e intranquilo, comiéndose las uñas por los rumores, Minho estaba inmerso en las habladurías donde su nombre no sonaba a lado de Jisung, porque jamás sonaría al lado uno de otro.
Aunque a veces se veían en los pasillos mientras cambiaban de clases, la tensión se sentía latente entre ambos, pero ninguno de los dos daba un paso para intentar arreglar algo. Jisung estaba arrepentido, justificandose en el no saber que sentir, su indecisión, escudandose en la inexperiencia y Minho estaba dolido, enojado, su corazón se sentía seco, y triste de tanto quererle, pero su enojo ganaba más, pues Jisung era un idiota que hacía latir su corazón como un loco aún a pesar de lo duro que sus palabras se le grabaron en la mente. Fueron días deprimentes, Diez días de tortura.
Eso hasta la fiesta de Changbin a la cual todos estaba invitados. Una fiesta, cual cliché de desgracias y uniones innecesarias, quizás todas las relaciones que comienzan así están destinadas a terminar mal ¿No? Digo, ¿Quién se enamora en una fiesta? ¿Por qué algo tan cliché? No sé sabe, pero en esa cosa de acumulación de humanos, sudor, mal olor, música y alcohol, es que sucedían muchas cosas, quizás porque existe más diversión, libertad y entendimiento al ser, donde puedes ser todo lo desvergonzado posible porque a todos les importa un carajo pasado de media noche, Chan invitó a Minho a la fiesta, le prestó ropa bonita y le obligó a ir, Han era amigo íntimo de Changbin, así que de esa forma se encontraron de nuevo, a principio en la entrada de la fiesta, luego, en la cocina, para después Minho no quitarle la vista ni un segundo, por más que quisiera.
Minho tenía en la mano un vaso de alcohol que tomó justo después de que la vió llegar directo a él, pero también tenía a Chan frente suyo con una sonrisa coqueta, una chamarra de jugador y el alcohol circulando por sus venas, Chan era guapo, fiel, magnífico, capitán de un equipo, con dinero y todo lo que se puede pedir en un cuento cliché, pero como muchos otros clichés adolescentes, Minho solo podía ver por aquel que se las daba de malo, Minho no aparto la vista de Jisung, en ningún segundo, y no era el único , pues Jisung también lo veía, mirándolo fijamente con el nerviosismo de querer tenerlo cerca, mirando la escena de Chan muy cerca de Minho en una pared de la casa, los miró como si quisiera desaparecer a Chan con un solo chasquido.
Pero estaba bailando con Soyoung, sostenía su cintura para mantenerla cerca y decirse a si mismo que de esa forma Minho volvería a él, Minho miraba de reojo mientras prestaba (o intentaba) prestar atención a lo que sea que Chan dijera en ese mismo momento. En vano fue, pues cuando Jisung tocó más de cerca a Soyoung, Minho tocó el cuello de Chan con posesión en una estúpida guerra de saber quién caía primero, Minho sonrió cínico a Jisung y Jisung, tan impulsivo como lo era, le tocó la cara a Soyoung y la volvió a besar con ojos abiertos, viendo a Minho, quien al sentirse tan herido solo enterró la cara en el cuello de Chan, le dió un beso en la manzana de Adán y luego, otro en la yugular, sintiendo el pulso de un Chan borracho, quien se sintió bien con aquellos besos húmedos que su Crush le daba. Minho se concentró en darle besos a Chan, para no ver el beso tan idiota que Han le daba a la chica. Besó la mandíbula del más alto y estaba por llegar al lóbulo de la oreja perforada de Chan, cuando lo separaron bruscamente del mayor y pronto quedó acorralado entre la pared y los labios furiosos de Han reclamando su atención. Lo beso con furia, enojo, exigencia, fuerte, rudo, incapaz de parar. Ambos cerraron los ojos, todo mundo los veía, Soyoung se alejó para no sentir pena por ella misma, pobre, pues ella si quería a Jisung, pero no era la única.
Han besaba a Minho como un loco necesitado, tocó su cara con anhelo y le recorrió con la palma de la otra mano del cuello hasta la cintura y de ahí hasta tocar su mano, que estaba inmóvil a su costado, Minho solo siguió el beso, perdido en la cálido que se sentía. Cuando se separaron, Han lo jalo hacia afuera, lejos de todo, lejos de Chan quien estaba completamente anonado.
- ¿Qué carajos te pasa?- preguntó Han, mientras miraba a Minho con enojo.- estabas besando al maldito de Chan en el cuello, mierda, por poco y montas todo un escenario ahí, joder ¿estás loco?, No te das cuenta de que tú... De qué yo...- te quiero.
- ¿¡Yo soy el loco!? Tu eres el maldito loco que me beso después de estar besándose con otra, así que no vengas a reclamarme, porque ¿Recuerdas que solo soy tu mejor amigo?- Jisung sonrió loco de la ira, se jalo el cabello con desespero, pero pronto vió que Minho se abrazaba a sí mismo porque dejó la chamarra fuera, suspiró y se quitó la chamarra de mezclilla que llevaba, se acercó a Minho y se la dió, siempre compartían ropa, por lo menos las playeras y chamarras, pues Han era más menudo que Minho de las piernas, aún así, el futuro rapero, le enredo la chamarra en los hombros y entonces no evito las ganas de abrazar a Minho.
-No quiero ser solo tu amigo, Minho, no puedo, no te puedo ver con alguien más, me duele hacerlo.- Minho era un tonto y Han se justificaba diciendo que de jóvenes no sabemos nada.
- A mi también me duele verte con otra.- Han enterró la cara en el pecho de Minho y se abrazó al más alto, buscando el calor tan característico, no hubo más palabras, ambos creían que no las necesitaban, eran como una pareja, excepto por el hecho de que nunca nadie lo pidió oficialmente, solo se entendió que era de esa forma, de esa forma todos los veían, una pareja linda y simple, que pasaba el día juntos, conocían a sus padres, salían juntos a todos lados, se besaban. Hacían todo lo que las parejas hacen ¿El título era necesario? Para Minho no, para Jisung tampoco, quiza eso debía sumarse también a uno de sus demasiados errores
La graduación de Jisung llegó, ambos se emocionaron cuando el aspirante seleccionado y la carta de admisión llegó a la puerta de Jisung, una universidad que no estaba muy lejos, aún así había tiempo para verse. La verdad es que parecían quererse mucho, pues en fechas especiales estaban, estaban en la fecha de cumpleaños, navidad, año nuevo, el cumpleaños de los padres de Jisung, en los de Minho.
Y experiencias no faltaron nunca, fueron de viaje juntos a una playa solitaria en verano, rentaron una cabaña en un bosque para otoño, ambos se descubrieron a si mismos, uno al otro en todos los aspectos, desde cuerpo hasta alma, desgajandose uno al otro, poco a poco, aunque no había nada que Jisung no conociera de Minho, le pertenecía entero, entero se cabeza a pies, de corazón a mente, de alma, le conocía entero, en memorias, en sucesos, todo, se conocían de todo a todo, de poco a poco, de besos fuertes a besos suaves, de tardes en la habitación de Jisung en la universidad mientras esté estudiaba para sus exámenes.
13 de julio, 2017
-¿Estás feliz con esto?- preguntó Minho, en sus vacaciones de verano, mientras Han estudiaba para finales de su primer año universitario, era un estudiante de leyes, loco, pues aquel que soñaba con ser artista urbano donde todo mundo cantaría sus canciones, dejo de lado ese mundo para meterse en uno más enfrascado en su vida, ese que asegura dinero, ese que asegura futuros. El futuro de Jisung pintaba perfecto. Una carrera que le dejaría algo, una familia orgullosa, una pareja que le amaba con la que ya llevaba poco más de un año, todo bien, todo marchó bien.
- Por supuesto, Minho, estoy bien siendo abogado, seré uno grande, ya lo verás, mi amor.- dejó el libro que leía y se echó con él en la cama de la habitación solitaria de Jisung en el campus. Jisung le llenó de besos, Jisung le hizo sentir bien en todo aspecto, Jisung, siempre Jisung, Jisung y sus mejillas suaves, Jisung, y sus labios siempre dispuestos, Jisung, el Jisung que él tanto amaba.
La carta de aceptación nunca llegó al correo de Minho, Minho no entró a la universidad de sus planes y eso le hizo sentir tan, tan mal, pues se sentía como un idiota, perdió un año en primaría y ahora no entró a la universidad, medicina ya no lo esperaba, se sentía como un idiota. Dejo el baile pues no le dejaría nada, aunque ensayaba en la soledad de su habitación, dejo el baile, sus compañeros le organizaron una despedida y unos pidieron que no se fuera, pero su novio le apoyaba en su decisión, así que lo suyo era la salud, lo decidió poco después de dejar las clases de baile, pero al parecer no lo era y estaba poco equivocado. Jisung llegó esa mañana para ver cómo su chico lloraba desconsolado en su puerta esperando por él.
-Todo estará bien, mi amor. No eres un tonto, nada de eso, tu eres muy inteligente, pero quizá está vez no se pudo, el otro periodo verás que sí - le consoló, sus padres también lo hicieron, Chan también, pero solo le importaba Jisung, Jisung que siempre le ponía contento, Jisung, su Jisung, solo el importaba siempre, él le daba consuelo, él y solo él.
Jisung estuvo cuando consiguió su primer empleo de hecho le compró rosas con su primer sueldo, Jisung estuvo cuando lo despidieron y consiguió el empleo de la carretera, y también cuando Minho volvió a reprobar el examen de admisión. Esta vez no le consoló mucho, solo le dijo que no estudió lo suficiente. Mentira, Minho estudió tanto que le dolían los ojos por no dormir, tanto que se quemó las pestañas en cada libro, pero aún así no lo consigo. Jisung solo le dió un abrazo. Minho ya no metió medicina, se rindió, se acostumbro a la tienda, y la soledad, aún así disfrutaba de los fines con sus amigos y su novio, a veces lo veía en su campus, rara vez realmente pues ya no tenía mucho tiempo.
La vida adulta llegó, llegó cuando Minho consiguió una casita la cual compartiría con Jisung, podría pagarlo, pues en el trabajo pagaban bien por hacer casi nada. Así que rento un departamento, lo amueblo un poquito y luego, Jisung y él lo estrenaron con una botella de vodka barato, luces de navidad y ramen picoso, fueron años, años de relación sentimental estable donde Minho tenía como prioridad a Jisung y el amor estaba presente, Jisung era bueno queriendolo, detalles pequeños, besos largos, grande amor, de verdad se sentía tan a gusto en todo esa magia envuelta que muchos llaman amor. Era lindo, Jisung era lindo, Jisung era su todo, tal vez y tener prioridades está mal, pues Jisung fue la suya, era la suya y eso termino tan... colisionado.
Lo vió crecer, lo vió cambiar, evolucionar. Han usaba trajes finos y trabajaba en un despacho como aprendiz, llevaba un Rolex en la mano, una gafas oscuras, en 2019 compró un auto, no muy caro, pero al fin tenía como moverse, lo vió dejar de lado el cabello azul, volverse más serio, lo vió usar lentes, reírse de chistes cultos, dejar de lado las niñerías y dejando de lado los chistes de Minho, ahora sus citas no eran en el cine o un helado en el parque de siempre, ahora eran en restaurantes medios y con comida cara, Jisung era estudiante aún, pero tenía un buen trabajo, era el mejor de su clase, todo pintaba bien en su vida. Jisung dejo de reírse con Minho, dejo de bailar canciones con Minho, dejo de escribir canciones para él, Jisung dejo de lado ese aspecto joven, se volvió adulto de poco en poco a vista de Minho, y este siempre estuvo ahí, en cada uno de sus pasos, tan alegre de verlo ahí, verlo siendo grande.
Pero Minho estaba ahí, viendo el tiempo pasar, siendo el mismo, con un trabajo bajo, un departamento casi vacío, un novio cada día más ausente, sin tiempo, aún que a pesar de todo, Jisung estaba en los días especiales de Minho, sin falta. En su cumpleaños diecinueve, en el veinte, estuvo en el veintiuno y entonces estaba Han entrando en su último año de leyes. Y lo que mal empieza, mal termina, así dice el dicho ¿No? Quizás los malos presagios siempre estuvieron ahí, pero ninguno fue capaz de verlo realmente. Llegó 2020, el año en el que todo acabo.
"And you're sitting in front of me, when I was still the one you want"
25 octubre, 2020
Lo que comenzó una noche en una fiesta, con celos latentes, besos a extraños y un montón de emociones hechas bola presentes, estaba escribiendo sus últimos escritos. Minho había visto a Jisung en agosto a finales de sus vacaciones, pero no lo vió para su cumpleaños en septiembre, tampoco para el de su padre a inicios de octubre, aunque se emocionó demasiado cuando le llamó para verlo en el día de su cumpleaños el 25 de octubre. Tan enamorado, tan entregado, le dió todo, todo lo que tenía y más, era suyo, irremediablemente suyo, desesperadamente suyo, era de él, sin nada que lo comprobará, Minho lo amaba como loco, le hacía sentir tanto, tan bien, tan a gusto, con el corazón exaltado, le hacía reír, los recuerdos le ataban, Jisung, Jisung, Jisung, su Jisung le marcó para avisarle que lo esperaba.
No entró al departamento que Minho decía ser de ambos, su hogar, no entró, solo le espero afuera. Minho canceló los planes con Chan, con su madre y la salida de la noche con sus amigos, pues vería a Jisung, vería a Jisung, eso era bueno, se puso su mejor atuendo, se peino el cabello en ese entonces rojo, y puso hidratante de labios, perfume no tan costoso y un collar que Jisung le regaló con anterioridad. Salió alegre, cerró la puerta y no olvidó su celular y sus llaves, estaba nervioso, aún Han le ponía nervioso, que bueno, se sentía como la primera cita. Vió el auto de Han ahí aparcado, mirándolo con anhelo, los ojitos le brillaban.
-Hola Hannie- abrió la puerta del auto y se sentó, le dió un beso en la mejilla, y Han le sonrió. El viaje fue de una hora, el restaurante caro les dió la bienvenida, era un restaurante caro, un restaurante lujoso, ambos bajaron del auto, dijo que tenía una reservación y los dirigieron al lugar que les pertenecía, en un balcón con luces cálidas. La comida fue deliciosa, el vino era caro. Todo marchó en paz, demasiado silencioso, con charlas leves, un jazz lejano, personas ancianas rodeandoles, la noche dándoles una buena postal llena de estrellas.
-Minho- comentó Han, viendo a Minho tan emocionado, Jisung no era un monstruo atroz, le dolió verlo, verlo tan alegre, con los ojitos emocionados y tan enamorado, lo quería tanto, tanto, pero ya no era para él, Jisung ya no podía continuar atandolo a una vida donde ya no eran compatibles.
-¿Ya viste? La carne lucía riquísima, todo en este restaurante lo luce ¿No es así? Fue buena elección venir aquí.- Jisung tenía el corazón latiendo rápido, Minho era tan bonito, pero ya no era lo que necesitaba, él ya conocia ese mundo del cual Minho tanto se sorprendía, ya sabía que el menú de ahí era rico, que el Jazz era bueno y que siempre reservaba la mesa del balcón, lo sabía porque había cenado ahí muchas veces antes.
-Minho.- repitió al ver que Minho no le prestaba atención, pero Minho no era tonto, sabía que algo venía, sabía que algo se acercaba, lo sabía, lo sospecho, un presentimiento en el pecho le advirtió, sin embargo, se hizo el tonto, aferrado, se hizo el tonto, no quería aceptarlo, pues sabía que iba a doler, lo presintió.
-Tiene buen estilo y...- Pero Han le tocó la mano con ligereza, Minho lo miró a los ojos, sin querer comprender, la mirada de Han decía mucho, si no es que todo.
-¡Minho! Escúchame.- lo interrumpió con voz dura, Minho solo se quedó en silencio, esperando, no podía hacer más, no hubo un feliz cumpleaños, como cada año desde que cumplió seis, tenía 22, diecisiete años conociendo a Jisung, el primer regalo que le dio fue un dinosaurio de juguete, el quinto unas Zapatillas de baile, el décimo una pulsera de amistad y en el cumpleaños dieciséis una cadena con sus nombres grabados en la parte trasera y una promesa de quererlo siempre, cuando cumplió veinte le dió una cena, una promesa de vivir juntos cuando se graduará y un baile lento, el 21 le prometió un viaje lejos.
-¿Qué paso? No me dejas admirar el lugar, es sorprendente, por cierto.- se quejó despacio, con ganas de que ese sentimiento ansioso no le atormentara, sentía que el aire no llegaba a sus pulmones.
-Minho yo...- comenzó con su discurso, uno que Minho ya se veía venir, no aceptaba, no estaba preparado, así que solamente decidió decir palabras bonitas.
-Antes que nada, gracias Ji, gracias por esto. Gracias por todo lo que me haces sentir, es casi mágico, te lo juro, siento que de verdad contigo lo tengo todo, y es fantástico el amarte y que me a...-Jisung le interrumpió.
-Min, conocí a alguien.- Minho calló en seguida, como si le robaran la lengua, como si no supiera que decir más que tartamudeo, los ojos se le llenaron de lagrimas, las esquinas de la boca se doblaron para abajo en un puchero involuntario, el corazón se sentía vacío, había un sonido molesto en sus oídos y el aire le faltaba, quería no quedar como un idiota. Pero toda la situación le gritaba idiota en la cara.
-¿Q~qué?- parpadeó muchas veces, era una manía que tenía cuando algo no entendía, también le sirvió para soportar un poco más las lágrimas que amenazaban con salir -¿Co~cómo que conocer? No... no entiendo, Ji. ¿Esa persona es tu amiga? ¿o~o cómo?- No, era mentira, mentira, mentira, mentira, él no lo haría eso, Él no sería capaz de eso, Jisung jamás lo dejaría porque Jisung había prometido amarlo, hace un año, mientras estaban en ese que llamaban hogar, Jisung le entrego su corazón como tantas otras veces, Jisung le prometió un futuro, Jisung no se iría, era una broma, pues Jisung le amaba, le amaba mucho, Él se lo dijo ¿No?, Jisung no mentía con eso, Jisung no podía mentir con eso, Jisung...
Mentira, ese Jisung sí lo haría, pues su Jisung, ese de sus memorias, mantenía el cabello azul, escribía canciones y le abrazaba cada que hablaban de cocodrilos, su Jisung, quien lo amo, no aspiraba tanto, su Jisung era un artista que bailaba con el en las noches y le robaba las paletas de su mochila, su Jisung se acurrucaba con él y lo miraba todos los días, este Jisung, era como un impostor. Minho en ese momento quería gritar que le devolvieran a su amado, porque aquel que estaba sentado en la mesa mirándolo con pena, no era él, el chico quien amaba jamás dejaría de amarlo, el chico, a quien amo, jamás, jamás lo rompería de esa forma, su chico juro amarlo siempre, este no era su chico, solo alguien que lucía muy parecido a él.
- Conocí a una chica, Minho, en mi viaje a Seul, de hecho, desde antes del viaje, somos compañeros de trabajo y yo...- suspiró, era difícil romper un corazón, se pasó la mano por la cara, el labio de Minho temblaba aguantando las lagrimas-Esto tiene que parar antes de que otra cosa comience ¿No? Responsabilidad afectiva.
- Responsabilidad afectiva... - Minho repitió bajito- No me vengas con esa mierda, Jisung, no hoy no, no- se tomó la cara con las manos calientes y se limpió las lágrimas pequeñas que rodeaba su rostro- ¿Por qué? ¿Por qué tú, Jisung?
-Min yo...- trato de excusarse.
-No me vengas con excusas, yo...- hipó, nadie podía escucharlos por ahora, nadie miró las lágrimas saladas en el rostro del pelirrojo, nadie miró que Han se sentia como un criminal- Tú ¿No se supone que me amabas?Ji tú... - el amor era para siempre ¿No?- ¿Tu siquiera me amaste?
- Te amo, Min, te amo pero lo nuestro no es suficiente, ¿Me entiendes?- suficiente, suficiente, ¿Que era ser suficiente? El sonido exterior estaba sordo, el jazz lejano no se escuchaba, todo lucía distinto, gris, gris como el humo, gris como una película antigua, gris, sin colores. Minho cumplió los peores 22 años de su existencia.
-Yo... Dios, eres un idiota, Jisung.- comenzó con Han siendo un idiota, terminó con Han siendo un idiota, la vida es cíclica a final de cuentas- ¿Cómo fue? ¿Cómo me dejaste de amar Ji?- los ojos se le inundaron de nuevo en lágrimas, paso saliva ruidosamente y luego nada.
-Solo dejo de suceder, Min.- como si la lluvia terminará, así mismo dejo de amarlo, sucedió se pronto, con unos ojos bonitos y una sonrisa bonita, sucedió con una chica pelinegra de pómulos altos, sucedió cuando ella era tan... su tipo.
- ¿Así de golpe?- dijo en un hilo de voz, se tomó el estomago, tenía ganas de vomitar de nuevo- miénteme, miénteme Ji, miénteme, dime qué me amas, que es una broma, miénteme esta noche Jisung, miente, por favor, no pido mucho, solo di que me amas una última vez, solo una mentira, una pequeña.- el chico negó, no podía hacerlo, no a él, no cuando le dedicó tantos de sus años.
- Es mejor para ambos no hacerlo- lo mejor, lo mejor solo para él, porque para Minho era un infierno, estaba tan enamorado y tan ciego, con ganas de una mentira.- es mejor terminarlo todo aquí, Min.
- ¿Sin opción de... de poder salvarnos?- quería rogar, rogar más, quería clemencia, merecía hacerlo, rogar, es que eran años en la borda, por algo que quizás no funcionará para siempre, quería clemencia, una mentira, borrar el tiempo- Dame una chance, Ji, solo una, por favor, una, no pido mucho, - tomó la manos de Han a través de la mesa- solo una, déjame volver, seremos los mismos lo prometo, solo, solo una oportunidad, por favor, por favor, por favor, no me dejes Ji, no te vayas.- en cada por favor un pedazo de corazón, en cada lágrima, un trozo de recuerdos, clemencia, suplicar oportunidad, solo un momento más, quizá un día más, pasar su cumpleaños feliz, quería soplar la vela y desear que nada de eso fuera de esa forma, quizá desear regresar el tiempo hasta el día en que Jisung no la conociera, desear que lo quisiera un poco más, su amor era suficiente por el de ambos, Minho podía amar por lo dos, Minho podía, podía, podía, pero sabía que no merecía, Jisung no merecía ser amado el doble por él, no en el momento en que estaba siendo un maldito con él y sus sentimientos intranquilos.
-Min, no, no hagas esto, por favor.- pidió Jisung, mientras soltaba a Minho de poco en poquito, solo en físicamente, pues de corazón, Jisung lo soltó desde hace mucho- Ya no hay vuelta atrás, estoy enamorado de alguien más, no eres tú, soy yo, yo me enamoré de alguien más, yo... lo siento Min.
- Con un lo siento no curas nada.- las palabras no son suficientes para un corazón roto, el silencio abundó, Minho se sentía tan humillado.
- Desearía que sí.
- Llévame a casa... mi casa, por favor.- se levantó mareado, y por estupidez tiro la copa de vino en su camisa blanca, dejando una mancha que no se iría tan fácil, como Jisung, La copa se rompió en pequeñas fracciones, como su corazón, tantos símiles en una sola escena, tanto para describir un corazón que se rompió, una relación que dejó de ser. Quizá en otra línea, ellos seguirían siendo amigos, y en otra, ellos nunca se hubieran amado, tal vez en una más lejana, sus promesas sí serían para siempre, quiza en esa línea, Jisung si le amaría toda la vida como se lo prometió.
El viaje fue largo, silencioso, con Minho llorando silencioso mientras que el vidrio se empañaba, se abrazó todo el camino para sentirse menos solo, Han iba en silencio, sabiendo que no había nada mejor que terminar. Al llegar a casa no hubo un adiós, un hasta luego, un se terminó, Minho bajó cabizbajo y Han esperó hasta verlo entrar a su casa para irse. Todo terminó. No se vieron de nuevo, así de simple, así todo terminaba.
Jisung se había enamorado de ella sin saberlo, su compañera de trabajo, su aliada, esa que le ayuda en sus casos, esa que le apoyaba moralmente, ella no era mala, era linda y pasaban mucho tiempo juntos. Jamás le fue infiel a Minho, nunca, era un desgraciado, pero no demasiado, pues jamás intento nada estando con Minho, pero no podía evitar que su corazón sacará a a Minho de poco en poco y metiera a ella de jalón, un amor rápido que quitó de su vida a quien creía el amor de su vida, su mejor amigo, quien sabía todo de él. Jisung cometió un crimen sin cuerpo, rompió un corazón porque el suyo dependía de una cuerda. Tan complicado el amor.
No quería herir a Minho, lo amaba por los recuerdos y el tiempo que le brindo, pero ella era reluciente, como luz de sol en día nublado, ella le mostró otro lado de la vida, uno que necesitaba. Al parecer Jisung se movía por necesidades. Pues cuando amo a Minho fue porque lo necesitaba cerca, y si ahora la amaba a ella, era por que su vida la necesitaba. Dolería, no era un monstruo sin corazón, dolería, tan acostumbrado estaba a Minho, dolería, Minho dolería siempre.
Pero Jisung dolía perpetuo, como una mancha imborrable, como la del vino en su camisa favorita que jamás uso de nuevo, Jisung dolía, cada 25 de octubre, Jisung dolía, con su tiempo y sus recuerdos. Jisung dolía y Jisung dolería siempre. Lloró en su casa solo ese día, lloró como un niño, se abrazó a si mismo y luego lloró más, en la puerta de su casa que ya no sería más un hogar, lloró, se abrazó a la piernas y se durmió esperando que, él llegará a decirle que todo fue una pesadilla, aquella noche no soño nada, no pudo hacerlo, solo durmió en el suelo, con esperanzas, con ganas de que el llamara arrepentido a decirle que todo paso, deseando que Jisung lo abrazaba como lo hizo muchas noches, deseando que ese día nunca hubiera existido.
Al día siguiente llamo a Chan, y el fue en seguida a verlo, tan destrozado. Su madre llegó después, le abrazo fuertemente y luego, susurró tenuemente.
- Se supone que debía ser divertido cumplir 22- pero Minho estaba destruido, con los ojos hinchados de tanto llorar y un camino largo de superación por recorrer.
Despues de ese día, con más fuerza, Minho guardo todo lo de Jisung en una caja sin querer verlo, tiró a la basura las fotos que tenía pegadas en la pared, tiro las cartas, pues no quería nada, y solo se quedó con pocas cosas suyas, las que pertenecían a Jisung las mando por correo a su departamento en la ciudad. Chan fue a él, como siempre, Chan lo consoló y lo comprendió, Minho lloró como un loco, lloró sensible y vivía sin vivir, vivió, un año ausente, otro aprendiendo a vivir sin él, otro sobreviviendo, otro más buscando una identidad donde Jisung no estuviera presente, uno más siendo él y este, donde volvía a verlo, luego de tanto sin saber de él.
¿escucharon del chico que se congelo en el tiempo?* Pues ese era Minho, Minho quien quiso demasiado hasta perderse a sí mismo, Minho, quien lo perdió todo, Minho, quien amo, Minho, quien conserva polvo, quien vive en bucle, quien esperaba un día tras otro, Minho, en otro de paramento porque abandonó el suyo gracias a los recuerdos tan pesados, Minho, quien se quitó todo por amor.
Pero ahora Jisung lucía de maravilla, Jisung quien viajaba de camino a casa de sus padres, de hecho, es por eso que lo vio. Pues Jisung paro fuera de la tienda, a despachar gasolina para su lujoso auto, Minho veía televisión en el canal de ballet clásico que pasaban en la televisión, Minho aún entrenaba el baile, su cuerpo seguía siendo de un bailarín, pero no ejercía. La campanilla de la puerta sonó, y Minho levantó la vista para ver quién entraba al negocio.
El alma le cayó al suelo, pues fantasmas del pasado están ahí, a lado suyo, con la sonrisa que jamás podría borrar de su mente, presente, playera polo y gafas de sol, Minho se sintió como un idiota fracasado, hoy era su cumpleaños, nuevamente , al parecer Jisung tenía una obsesión injusta con tenerle noticias en casa cumpleaños, al parecer en este no fue la excepción; pues Jisung se fue cuando Minho cumplió 22, ahora cumplía 27 y seguía ahí, de pie, en el mismo lugar, justo donde él lo dejo y no literalmente.
La diferencia es que ahora ya no lo esperaba, pues con el tiempo aprendió que Jisung ya no volvería, se resignó a saber que nunca, jamás serían lo que fueron.
- Bienvenido, en que puedo servirle- dijo mecánicamente, como si no lo conociera. Jisung quedó mudo, no sabía que decir, como actuar o a dónde moverse, para él también la melancólica tocó su puerta; a final de cuentas ellos siempre fueron muy especiales en sus vidas ¿No? Raro, ellos eran personas que se conocían de todo y ahora, mientras ambos estaban ahí y la historia que se conto entre ellos solo era un relato, pasaron a ser desconocidos, personas van, personas vienen; y si fuéramos estaciones, Jisung era un verano y Minho, un eterno otoño.
Ellos se quedaron ahí, sin decir algo, simplemente mirandose, sin nada que decir, pues todo ya algún vez se dijo, sin embargo, el impacto de volverse a ver los mantuvo postrados en el mismo lugar hasta que la campana sonó de nuevo, eso quitó la atención de las miradas que se chocaban sin saber que decir.
- Buenos días— la personas sonrió— ¿Podría saber dónde está el baño?- preguntó la mujer embarazada que tomó el brazo de Jisung con cariño, este estaba estático, viendo al frente, viéndolo a él, de nuevo, después de años sin verlo, todo encajo en su cabeza, esperó por nada, tanto tiempo, espero por alguien que ya no era suyo, que nunca lo fue realmente, estaba tan sumergido en la fantasía de algo que parecía tan bonito.
- Sí, claro, está al fondo, es la única puerta- eran sus clientes, debía atenderlos de maravilla, Jisung no dijo nada, Minho tampoco, Jisung solo espero a que ella saliera del baño, con palabras atoradas y ganas de saber que era de la vida de Minho, pero no pudo porque quiza era muy cobarde para eso. Minho solo cobró los servicios y luego, nada; salieron de su local, no sin antes cruzar miradas de nuevo. Minho sintió un poco de añoranza y Jisung un poco de nostalgia.
Eran extraños, que un día decidieron ser amigos, luego se amaron ardiente ante una juventud inexperta, mágico, fantástico, alocado, para luego, con el paso de los años, ser extraños nuevamente, como si nunca se hubieran conocido antes, como si Jisung no existiera en la vida de Minho y Minho no existiera en los años de Jisung, tan diferentes, tan extraños, extraños, eran extraños, quizá, siempre lo fueron y no quisieron verlo.
Jisung hizo que Minho se perdiera a sí mismo, tal vez por confiar mucho en él, con los ojos cerrados, así de tonto, así de ciego, así de loco de incapaz, Jisung, Jisung, Jisung, quien lo tenía todo ahora, Jisung, quien no era un villano, Jisung, un humano, Jisung con una vida aparte de Minho, ese Jisung, quien cambio para su mejoría, quien dejó todo atrás, hasta a su gran amor, Así las cosas ¿no?
Jisung sería un papá excelente pronto, tenía una familia para navidad, una vida hecha, con trabajo estable, una esposa y días feriados, Jisung siguió su vida, como todos, como Minho no pudo, Jisung sería un padre, jugaría con con su bebé, y tendría regalos navideños, Jisung formó una familia, que tanto se negaba a querer en el pasado, Jisung, ese Jisung quien era un extraño ahora, Jisung, el Jisung que están ahí, no era más el quien amo, personas distintas, de esas que cambian con los días, personas eran personas, tontas y locas personas que un día lo fueron todo juntos, una ilusión, una más bonita de lo que se espera, una ilusión, ilusiones, seres que cambian evolucionando, piensan y sienten, Jisung era otro, Minho... Minho se sentía el mismo, el tonto e ilógico chico que lo amo, quien lo amo, quien no sabía que su amor murió joven y que no podía dar testimonio de eso.
Minho cerró el local con el aire atascado en los pulmones, subió la colina con rapidez y se encerró en los recuerdos, no, la herida ya no era fresca, pero eran de esas que no curan cien por ciento. Que dejaban cicatrices largas y propensas. Nada, Minho no había hecho nada desde que lo dejó y eso era lo que dolía, no dolía quienes eran, pues Jisung ya era un extraño que solía conocer, pero dolía saber que no había dado un paso adelante con toda esa presión.
Basta, no podía hacer eso, no podía hundirse en la miseria por eso, era un adulto, un funcional con un sueño, una vida y metas, no podía dejarlo todo por un amor fallido, no más, ya había perdido demasiado; se levantó del suelo, limpio su pantalón y se decidió, sería lo que siempre quiso ser y haría lo que siempre quiso hacer, llamo a Chan, quien lo recogió al pie de la colina, lo abrazo tan fuerte y le sonrió verdaderamente. Chan se sorprendió de verlo así.
- ¿Qué pasa?- preguntó su amigo, mientras entrelaza su brazo con el suyo.
- Lo he decidido.- dijo con una sonrisa, por primera vez en años ver esa claridad que merecía, después de la tormenta con nombre y apellido.
Jisung ya nunca volvería, Jisung siguió su vida, Jisung ya fue, era su momento, no era tarde, no demasiado, necesito ese pellizco de realidad para continuar.
-¿Qué decidiste, Honnie?- preguntó.
- Debo comenzar a vivir.
17 de julio, tres años después.
Minho le dió un beso a Seungmin en la Mejilla, Seungmin su nuevo amor. Seungmin era un actor de teatro que conoció por un músical en la ciudad. Lo conoció por simple coincidencia y luego nadie pudo pararlos. Minho conoció todo de Seungmin y comprendió que era sentir un amor diferente, distinto, más bonito, menos aferrado, más real, menos una ilusión, sin idealizar, sin esperar, un amor de esos que son plenos, que te llenan, Seungmin se aumentaba puntos a su vida, le aumentaba sonrisas, Seungmin era eso que quería y no lo que necesitaba, pues necesitar no siempre es bueno, querer es lo que merecemos, alguien que nos quiera y no quien nos necesite.
Puso su academía, tenía trece alumnos y su vida se sentía arreglada, todo había mejorado ahora y su vida estaba resuelta. Su herida sano y entonces, gracias a Jisung, Minho conoció que era la kalopsia el significado de eso, y ya no la vivio ni.
una más, ahora vivía algo más real, de ese amor que no es sólo fantasía. Esperaba realmente que Jisung también.
Amar de nuevo no era malo, amar a Seungmin era fantástico, no podía pedir nada ahora, cuando sentía que tenía ahora. Pudo aprender que sí, todo, aunque parezca inconcebible y perpetuamente doloroso, pasaba.
Jisung y Minho no se amaron más, Jisung y Minho fueron momentos de una historia que no debía vivirse, un amor que pasaba, doloroso, incapaz, pareciendo más bonito de lo que fue, una fantasía que ya no existiría más.
Fin
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Lo borré por accidente xd
Holaaaa, un nuevo OS. JIJIJIJI
Ya lo tenía escrito, faltaba terminarlo y no sé si el final esté muy bien, pero está descente ¿No? Jajaja
Espero y les haya gustado, a mi sí me gustó y me hizo llorar muchoooo, amo los OS re tristes jajaja mi personalidad son esos.
1* es referencia a RIGHT WHEN YOU LEFT ME de hecho esta basada en esa canción jijijij
Si encuentran todas las referencias, les doy una paleta jajaja, muchas referencias de la cultura pop jajajajaja.
Tengan un lindo día, si les gusta no duden en comentar, les amo mucho, mucho. Besitoooooos, bai.🐮🩷
Este OS, fue de mis primeros escritos, así que si estás acostumbradx a mi forma actual de ver el amor (tan empalagoso y de ensueño xd) aquí no lo hay. Aún así, decidí subirlo, porque le tengo cariño.
Sin más que decir, muchas gracias por leer, por estar aquí, y también, recomienden canción para este OS, es que quiero crear playlist JajJajajaa para llorar recio.
Lxs amooo, besitoooos.🩷
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