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01


Dulce, aquel sabor pasaba por mi boca mientras mi mirada se mantenía fija en aquella chica de pelo negro. Aún recuerdo su cara oculta en aquel libro, piel pálida y mirada serena. Terminé de comer mi chocolate y la envoltura la arrugue para guardarlas en mi bolsillo. No tenía el valor suficiente para hablarle aquel día solo me acercaba fingiendo buscar señal, botar basura o incluso escuchar música. Había memorizado su bello rostro, sus profundos ojos negros.

— Hola.

Distraída estaba que no me di cuenta cuando se acercó a mí.

— Hola …

Respondí mientras perdía mis ojos, en esos gruesos labios. Seguro que daba pena y ya me había descubierto que pasaba días admirándola. ¿Cometí un error al responderte?

En cada ensayo de mi banda, una pequeña banda creada con unos amigos. El sonido de la guitarra quitaba mi frustración; concentrada en las notas solo así podía olvidar unos segundos tus tentadores ojos. Tenía miedo a que no fuera la correcta para ser parte de tu vida, en ese entonces no me daba cuenta que era manipulada.

— Eres increible, sinceramente los instrumentos no son lo mio. — Venías a verme tocar y traias un poco de agua en mis descansos, por un lapso corto les agradaste a los muchachos de la banda.

Si pudiera regresar al pasado jamás hubiera pisado ese parque, un parque pequeño muy poco visitado, dónde mayormente solo tú y yo llegábamos, para así evitar que mis ojos se posaran en tí. Ahora me encuentro enredada en una historia que solo yo podía ponerle fin.  No queria darle un fin, estaba segura que nuestro amor iba más alla de lo convencional, estaba segura que para ti era muy especial.

Hablar días y noches, las llamadas largas, parecía que el tiempo estaba pasando rápido, incluso los dias en que las hojas caian de los arboles eran donde más tiempo me dedicabas, admito que el declararme fue un poco impulsivo pero yo no esperaba ser aceptada. Pero tú pusiste reglas, unas reglas que deseaba romper y ponerme en el lugar que me merecía, pero, no quería dejarte ir. Si antes solo era atracción, después, mi corazón ya te lo iba entregando poco a poco. Solo es una ilusión todo el amor que me diste. Yo era nada, comparado con los demás. Entonces ¿Por qué aceptarme?

Maldito drama en el que yo me metí.

Escapaba en la música, me alejaba de la realidad, esperaba una vez más. ¿Algún día cambiarás?

—  Prometo hacerte la mujer mas feliz, contigo viajar lejos y escribir poemas mientras cae la noche y nos dejamos amar y tocar hasta el día siguiente. Saciarte de amor puro. Amarte eternamente. — Eres una completa mentirosa, pero yo soy una completa ilusa porque esa promesa no cumplida me desgarra el alma.

Cada día te veía con jóvenes altos, atractivos ante tus ojos. En las pocas fiestas que te acompañaba veía tus labios tocar otros que no eran míos. Desaparecias por los pasillos e incluso me dedicabas una sonrisa antes de desaparecer con un muchacho. Celos y lágrimas, desvelos que pase por tí, comprendo que mi corazón no es nada para tí ¿Por qué hasta ahora no le das la explicación? ¿Por qué tanto dolor?

Intente varias veces explicar cómo me sentía pero ponías aquellos bonitos ojos en el suelo y solo podía escuchar sollozos como si con eso dijeras lo siento. Me arrepiento de no ser fuerte, siempre caigo ante tus encantos. No soy lo bastante fuerte.

Mis amigos decian que era momento de terminar lo que sea que tuviera contigo, que cortara lazos, que me amara y te olvidará, la mayoria de mis canciones eran dedicados a ti, no por que yo quisiera si no por que era natural las heridas que me causabas y como la sangre de mi triste amor se desquitaba en letras y notas.

Nadie entiende que dependo de este amor roto y vacio, de tus besos y caricias que no hacen más que cortar en más pedazos.

— Mañana me encontraré con un compañero para ir a estudiar.

— No hay problema, cariño. —¿Cuándo fue que acepté vivir contigo? No me gustaba la idea de que en la cara me dijeras que tocabas otra piel. Besarias otros labios, darías caricias a alguien más.

— Me alegro, porque después haces un drama Cassandra y tú sabes que no estoy lista para que sepan que soy cómo tú.

— ¿Y cómo soy? —Me hacías sentir que yo era el problema.

Solo me mostraste una bella sonrisa y saliste sin siquiera despedirte. Quisiera odiarte.

Te esperé pero sabía que no llegarías hasta el día siguiente, lance todos los platos, de la cena que preparé, al suelo gritando sin importar que algún vecino escuchara. Mi llanto era fuerte y solo podia gritar más fuerte con  intención de sacar todo aquel dolor y enojo acumulado. Tomé mi cuaderno y anote algunas letras, letras expresando el amor solitario que me hacías sentir.

¿Por qué me haces esto?

No debería de llorar, olvidar, dejarte de amar, pero me dejas aquí, con el corazón roto y dando amor y placer a alguien que no soy yo. Vivir así, ni siquiera puedo verme en el espejo sin ver lágrimas en mi rostro, todos los dias son iguales. Mi corazón entero duele. Mientras la luna pasaba por la ventana de nuestra habitacion aun pienso en el día que nos conocimos, lo que parecia ser lo más hermoso e inexplicable emoción era un camuflaje a un futuro entre espinas. Parecia que lloraba sangre y me aferraba tanto a tu falso amor como si me agradara sentir dolor.

— Buenos días ¿Qué haces despierta tan temprano? —Ignore tu pregunta mientras leía un libro.

No te ibas, seguías ahí, te acercaste y sentí una cálida caricia en mi mejilla. Levanté la mirada y nuevamente caí a esa mirada de disculpa. Ya no queria hundirme más en tus mentiras y ser parte de tu obra dramaturgica, siento tu la principal y yo ni llegando a tus personajes secundarios.

— No puedes enojarte conmigo. Tú aceptaste esto, yo tengo derecho de estar con otras personas. No es mi culpa que…

— ¿Y si quiero romper contigo, Electra? —Mi voz estaba algo temblorosa.

— Dudo que te atrevas…

— No te das cuenta que te amo, pero parece que prefieres dar simple placer a terceros sin darte cuenta que te ves estupida. — Alze la voz.

— Tu sola idealizaste el amor, esas cosas no existen. ¿Seguiras idealizando, amor?

Tire el libro al suelo y te acerque para que te sentaras sobre mis piernas, abrace tu delgada cintura y besé tus labios. Al inicio fui correspondida pero te alejaste. Aborrezco tu manera de actuar.

— ¿Ya terminaste de hacer tu drama? —Tu bonita risa me distrajo de la realidad. Estaba actuando estúpidamente enamorada y también permitía que me humillaras.

Suspire y cubriendo mi rostro comencé a llorar, tomaste mi mentón; me mirabas como si también quisieras llorar, ya no iba caer. Deje que me abrazaras. Último abrazo, dejaré de cantar canciones de amor para que vayas a cantar a alguien más.

Pase aquella noche despierta, acariciando tu larga cabellera, y luego pase mis manos por mi cabello, más corto y desarreglado; el tuyo era bonito y sedoso. El mío un corte mal hecho con mechones teñidos de rojo. Cualquiera podría pensar que lo nuestro terminó por causa mía. Mi aspecto y forma de vestir eran bruscos. Tú tan sencilla y delicada, pero las apariencias engañan.

Aliste una maleta, mire cada cosa de la casa, cosas irrelevantes y con ese sentimiento de dolor salí de ahí. Sobre la almohada te dejé una nota que era mejor no pensar en tu reacción para no dar un paso hacia atrás.

Electra, te quiero, te amo, pero quiero quererme más a mí misma. Tal vez sea solo una ilusión para ti. Eras mi principal inspiración, pero ya debe llegar el final. No puedo seguir siendo tu juguete, tu capricho, tu secreto. Necesito vivir mi vida, sin miedo, sin culpa, sin ti. Espero que algún día encuentres a alguien que te haga feliz, que te haga sentir lo que yo sentí por ti. Pero yo no soy esa persona. Yo soy Cassandra, y me voy. Adiós.”

Cerré la puerta y respire profundamente. Reprimí mis lágrimas. Se sintió alivio, libertad, esperanza.

Quiero que te alejes; voy alejarte, defraudaron a mi amor; no, tu me traicionaste. Ahora viviré dónde sea  la principal y no solo a terceros.

— «Y la amargura futura soy yo…»

Otro plato roto, había algunas cosas tiradas en el suelo.

— «Pones tu cara de querer decir lo siento...»

Un sollozo de Electra se escuchaba mientras aquella canción de Cassandra seguía sonando en la televisión. ¿En que momento comenzo a doler la partida de ella? ¿Cuántos meses pasaron? ¿Fueron años acaso?

Cassandra había logrado sacar canciones y la que fue el inicio de su éxito sonaba en la casa vacía de Electra; lo único que quedaba era arrepentimiento de no haber correspondido y valorado a alguien que realmente le amo. Ya no podía cambiar lo sucedido, ella había tomado decisiones crueles, su pasado le seguiría en cada canción de la mujer que no valoró.

—  ¿Por qué no me pediste otro último beso? Debías quedarte y comprenderme.

Sus palabras eran poco audibles, sus lágrimas manchaban el suelo.

La canción terminó y ella solo recogió del suelo una foto donde ambas estaban. Abrazo la foto y se puso a limpiar el lugar como si ese fuera su final, ni con el corazón destrozado parecia decidida a cambiar.

Un mensaje de un muchacho iluminó la pantalla de su telefono.

—  Esta noche vendré por ti, espero que tu novia no se de cuenta. — Ella admitió tener novia pero no diría a nadie que aquella pareja se fue, que ella se encargó de la despedida, que rompió un corazón.

Pero si Cassandra aún estuviera en su vida, Electra estaba más que segura que seguiría llenando de heridas esta persona. No podía cambiar, no quería, necesitaba más de un solo tipo de amor, estaba aferrada a la idea de que si uno lo abandona, otra persona le está esperando en otro lugar. Solo así dolería menos las despedidas.

¿Realmente estás segura? Oh Electra, olvidaste que el fin de una historia es el comienzo de otra obra.

Sin darse cuenta se había aferrado bastante a este hombre, era un chico atractivo, piel pálida, cabello castaño y un poco desordenado por sus rulos. Ojos café; que parecían dar paz y bondad a su vida.

Se estaba creando una dependencia, pero era solo por parte de ella.

— Darius…

El muchacho zarandeó su mano en el aire para que ella se callará. Estaba tan concentrado en su celular que prefirió ignorar la presencia de la chica.

— ¿Podrías dejar ese estúpido teléfono y darme un poco de atención? —Exige quitándole su celular.

— ¿Estás loca? —Alzó un poco la voz.— No eres siquiera mi madre quitarme el celular de esa manera.

Electra con un nudo en la garganta devolvió el teléfono a su dueño, pero lo que más le dejó herida fue aquel contacto con un corazón. Ella no sería la principal en este romance, un romance a base sexual, pero ella parecía sentir placer con ser herida por qué solo sonrió y no dijo nada.

— Hoy quiero dormir contigo en tu casa.

El chico negó.

— No, tengo algo que hacer.

Se fue sin siquiera pagar la cuenta de aquel lugar, una pequeña cafetería donde se reunieron a hablar. Frustrada la chica cubrió su rostro, el arrepentimiento estaba punzando en su pecho y las palpitaciones eran tan fuertes que llegaban a su oído.

Días después, las cosas iban empeorando, pero ella no se quedó quieta, las luces de colores en aquel lugar oscuro era la única iluminación; estaba en una discoteca. La música alta y gran variedad de gente que ella no conocía.

— ¿Dónde estás Darius? —Si, fue a buscar en ese lugar solo al muchacho.

A lo lejos lo vió y con una sonrisa camino detrás de él, pero quedó estática y sintió una pequeña descarga eléctrica en su espalda, el ambiente más frío con la escena en frente de sus ojos; Darius estaba besando a alguien más. Darius estaba besando a un joven, no era algo que se esperaba. Electra camino a pasos lentos hacia ellos pero antes de llegar se dió media vuelta y sonrió como si nada hubiera pasado; sonrió y se fué.

Llegando a casa se metió a la cama y ahí finalmente comenzó a llorar.

— Cassandra, perdóname…

Estaba extrañando la ausencia de su ex-pareja.

— Si morir de amor existe, creo que yo moriría del amor que he perdido. —Dijo en aquel vacío cuarto, ni ella supo en qué momento se quedó dormida.

En la mañana tomó su teléfono y marcó al chico pero no hubo respuesta, ni al día siguiente, ni a la semana siguiente.

Cuando al fin supo algo de aquel muchacho, fue por rumores, un chico que había logrado hacer caer a cantidad de chicos. Darius era lindo y esa belleza la uso bien para satisfacer sus deseos íntimos, pero él tenía una sola regla. No enamorarse.

Regla que Electra no cumplió. ¿Qué pasará al final?

Electra se enfrentó a él con lágrimas, pero el chico sabía manipular y usaba las lágrimas en contra de ella, haciéndola sentir culpable, dejándola sin aliento, dejándola con puñales en su cuerpo y dándole con la misma acción que ella alguna vez cometió.

Amargura, dolor y sin fin de emociones. Se sentía mareada y confundida.

— Eres egoísta…

— Bueno, entonces tú eres una estúpida. Vamos cariño, libros a montón ¿Tantos textos no te sirvieron para llenar tu vacío cerebro?

Aquellas palabras le hirieron más.

— ¿Qué se siente tocar a alguien que no soy yo?

— Lo disfruté bastante, amor. —Una risa en esa habitación mientras el chico se vestía.

Luego lanzó unos billetes en la cama.

— No quiero embarazos innecesarios. Nos vemos mañana.

Y nuevamente se fué, pero siempre regresaba, era él quien no se alejaba y volvía nuevamente solo para usarla, ni una pizca de amor, no era correspondida. Tomó los billetes para dejar un beso sobre estos ¿Ahora quién era la persona herida?

«Y aunque nunca te alejaste de mí… Siempre existió el temor que cometas fraude a mi amor.»

Contestó la llamada.

— Hace un momento, ví a tú novio entrar a un motel con un joven y una muchacha. ¿Dios santo con que hombre tan vulgar te metiste?

— Uno que no sabe amar, alguien igual que yo, pero creo que debo esperar. Tengo la sensación de que valdrá la pena esperar el final. —Le decía a aquella compañera.

— ¿Cómo crees que termina esta historia?

Electra miro la foto de pantalla de su teléfono, Cassandra y ella sonriendo ante la cámara.

— Uno donde él se quede con sus terceros y yo tomé un nuevo rumbo. Me arrepiento bastante, su manera de mirar es la misma manera enfermera y manipuladora que di a alguien que me amó. —Un sollozo— Debí amar cuando me amaron, pero me aferré a esta vida vacía, la perdí completamente y él me está perdiendo, es como una historia sin fin donde terceros parecen principales. Ya no quiero esto, así nunca podré ser feliz.

— Cambia y madura, todos aprendemos de los errores.

La llamada terminó.

Las semanas pasaron y el chico no volvió a buscar a Electra, no la amaba, pero si llegó a sentir culpa.

El fin de una obra es el comienzo de otra y salir de un bucle de heridas era decisión de uno mismo para no ser la amargura futura ni terminar con un corazón roto. ¿Pero realmente se puede evitar enamorarse de alguien que no te ama y no corresponder a alguien que no amas?

Es confuso, pero aquí termina nuestra función. ¿Qué final esperabas?

Lo siento, pero los finales felices no se basan en parejas felices. Uno se puede hacer feliz así mismo aun si su corazón siga atado al primer amor o un amor sin explicación.

Nota de autor/ra:

Gracias por leer este corto relato.
Nunca es tarde para alejarse de personas que solo nos hieren y si alguien no es parte de nuestra vida no forcemos a que se queden.

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