✨🌙✨
—Antes que nada...quiero disculparme por meterlos en este aprieto, estaría muy agradecida si de esto no se entera nadie...y tampoco quiero que ustedes tengan problemas por mi culpa.— se disculpaba con demasiada antelación la bella chica de cabellos negros y ojos morados, hace muy poco tiempo logro sobrevivir a la selección final y ahora solo le quedaba encontrar a su hermano.
—¡¿Estás bromeando?! Salvaste nuestra vida de aquel demonio anoche, es lo mínimo que podíamos hacer por ti.— le respondió el chico.
Se despidieron de ella y se fueron, adentrándose en la finca mariposa, según tenía entendido, ahí era donde trataban las heridas y estaba casi segura que ahí estaba, bueno, eso le dijeron, no sabía nada de su hermano hace años.
Tenía suerte de que le hubieran prestado aquel pañuelo para la cabeza y esa "máscara", dejando ver solo sus ojos no iban a descubrirla, o eso esperaba.
Si, estaba segura que no iban a descubrirla, nadie la conocía y no veía a su hermano desde hace demasiado tiempo, era imposible que logrará reconocerla.
Su problema ahora era encontrar a Sanemi antes de que tuviera que irse de misión.
—¡Oye!— una chica de coletas se acercó a ella— necesito que me ayudes aquí — sujeto del brazo a la pelinegra y la empujó dentro de una habitación— no te vayas hasta que termine de comer.
Asintió y sus ojos se abrieron lo más que pudo debido a la sorpresa, el asombro de haber encontrado a quien quería tan rápidamente. Tenía su cuerpo lleno de vendas, al igual que de cicatrices que no logra reconocer, seguía estando igual de guapo que de pequeño, obviamente, ahora estaba mil veces mejor, su tonificado cuerpo le haría mojarse en las bragas en cualquier momento, así que debía de apresurarse.
Vio la silla que estaba junto a la camilla y se sentó, clavando su mirada en el mayor, no la apartaría hasta que se haga de noche, había demasiado bullicio y prefería esperar un poco para poder hablar con más tranquilidad con él, esperar a que sus heridas sanen tampoco le molestaría.
—No necesito que me cuiden.— hablo él, erizando su piel ante aquel profundo y varonil tono de voz, definitivamente había cambiado demasiado, que buena suerte tenía al ser su hermana menor.
—Eso fue lo que me pidieron, Shinazugawa-sama. Por favor, termine de comer.— pidió amablemente ella, tenía entendido que se había negado a comer.
—¿Crees que le haré caso a una mocosa como tú? Ya les dije que no tengo hambre y que estoy bien, ¿Puedo irme?— no tenía idea de por qué su hermana estaba ahí pero iba a matarla apenas se levanté de esa camilla, ¿estaba loca? Cómo se notaba que no sabía el peligro que corría al ser cazadora, ahora debía de estar atento a todo lo que ella haga y el tenerla cerca le preocupaba.
—Lo siento, no puedo hacer eso— si fuera otra persona no le importaría que lo tratara con tanta formalidad, pero era su hermana...y era raro, no le gustaba para nada escuchar que lo llamara por su apellido.
—Eres molesta.— ya que ella estaba ahí podía molestarla un rato, hacerla enfadar, lo que sea.
Quería saciar su hastío y nada mejor que tener a su linda hermanita disfrazada acatando todas y cada una de sus órdenes, claro, siempre y cuando no tenga que ver con abandonar esa habitación.
Las siguientes dos semanas las pasaron juntos, en ningún momento se descuido y la llamo por su nombre o algo por el estilo, en el caso de Genya, casi mete la pata más de diez veces, eso de llamarlo por el apellido era muy difícil.
Disfrutaba cada segundo con él, le encantaba su compañía, desde hace tanto tiempo no sentía aquella calidez, la comodidad de estar con el hombre que más amaba, si...eso Sanemi lo sabía perfectamente, nunca se había preocupado en ocultarlo, recordando una y otra vez aquella promesa que le hizo cuando era una niña.
—¡Nemi, bienvenido!— sonrió la pequeña niña, corriendo hacia su hermano mayor y abrazándolo por la cintura.
—No me fui por tanto tiempo Genya, no es para tanto.— acaricio sus cabellos y sin que su hermana lo soltará, dejo la leña en el suelo.
—Pero para mí si lo fue, Nemi se fue y no me avisó — con un puchero le reclamaba.
—¡Lo siento, en serio!— volvió a disculparse y acarició su mejilla y comenzando a repartir besos por todo su rostro, causando cosquillas en la niña y que comenzará a reír.
—Sanemi, perdóname que te moleste tanto, ¿podrías ir por unas hierbas medicinales?— interrumpió el pequeño momento entre ambos hermanos, su madre.
—No hay problema. Anda Genya, acompáñame.— sujeto la mano de su hermana y ella sonrió, saliendo de su casa.
En lo que Sanemi recogía lo que su madre pidió, Genya jugaba con unas cuantas flores que estaban regadas por todo el suelo.
—¡¡Nemi, mira!!— exclamó, corriendo hacia donde su hermano estaba, señalando la corona de flores que estaba sobre su cabeza.
—Te queda muy bonita, ¿Tú la hiciste?— le preguntó y ambos se sentaron bajo el árbol donde anteriormente Genya jugaba.
—Sip, ¿Crees que cuando me case lleve algo parecido?— inocentemente le decía, causando estragos en Sanemi, era demasiado pequeña como para pensar algo como eso y obviamente se negaría, ella tenía prohibido amar a otro hombre que no sea él.
—¡Claro que no! Tienes prohibido amar y casarte con otro hombre que no sea yo, mi trabajo como hermano mayor es cuidarte de todo peligro y no quiero verte sufrir por culpa de un hombre que no te supo valorar, si quieres casarte con alguien solo me lo pides, yo nunca te dejare sola y me encargaré de hacerte feliz.
—Mm...¡Esta bien, prometo que solo te amare a ti!— felizmente grito, lanzándose a los brazos de su hermano y abrazarlo fuertemente.
Así que no podía usar alientos, mejor para él, no tendría que preocuparse en que se exponga al peligro, el que solamente tenga que ocuparse de cuidar a los cazadores heridos era mejor, claro...siempre y cuando algún idiota no se pase de listo y quiera pasarse con su hermana, lo aprobaba.
No tenía idea de qué horas eran pero sabía que era muy tarde, estaba demasiado oscuro y Genya luchaba por mantenerse despierta, no le gustaba para nada verla dormir sobre esa silla, debía de estar toda adolorida.
En esas dos semanas se había negado a separarse de su lado con la excusa de que podría escaparse, obviamente no haría eso, ya con el primer aviso lo entendió y si su hermana le decía que se quede ahí, no tenía de otra que obedecer, solo era un idiota comiendo de la palma de su mano y le gustaba, no lo negaba.
Suspiró y cuando quiso darse cuenta ella descansaba en el borde de la cama, utilizando sus brazos de almohada y volvemos a lo mismo, ¿Que parte de que no le gustaba verla así no entendía? Tal vez sea algo ridículo pero tenía una cama gigante dónde tranquilamente entraban ambos y ella dormía sobre la silla, en todo caso que fuera al revés.
Le quitó el pañuelo que tapaba su cabeza y acaricio su cabello, a veces le hubiera gustado llevar una vida normal, sin demonios o que su vida corra peligro en todo momento...que ella no fuera su hermana, estaban unidos por lazos de sangre y no le gustaba, puede ser que haya sido una promesa sin importancia, era una niña después de todo, lo olvidaría y luego lo trataría de loco...pero él si quería casarse con ella.
Se levantó con cuidado y la sostuvo entre sus brazos, se veía tan linda durmiendo, digo...siempre lo fue, sigue siendo hermosa hasta cuándo se levantaba. La acostó en la cama y luego de trabar la puerta, se acostó a su lado, siendo rápidamente abrazado por la chica...extrañaba demasiado estar entre sus brazos, mentiría si dijera que en todos esos años no la extraño, siempre la necesito y en ese momento todavía sentía miedo, no quería que algo le pasará...no soportaría ver morir a su hermana o algo por el estilo, prometió protegerla y era lo que haría, aunque le cueste la vida.
—Te amo...—en un suave y delicado susurro le dijo, quitando por último la "máscara" que tapaba su rostro, dejando ver al fin la belleza de su hermanita, definitivamente había cambiado demasiado, estaba más hermosa que nunca y ahora...debía de alejarla, una noche...una sola noche disfrutaría estar entre sus brazos una vez más. Todavía le dolía recordar el momento en el que se le fue acusado de asesino pero estaba bien, era una niña y vio como su hermano mayor mataba a su madre y se alejo...creía que al hacerlo el dolor pasaría y podría olvidar de los sentimientos que albergaba en su corazón, pero no, solamente crecieron más y más, ya no tenía lugar donde dejarlos y lentamente se comenzaron a desbordar, explotaría en cualquier momento.
Acaricio su mejilla, recorriendo un escalofrío todo su cuerpo al entrar en contacto con su suave piel...no podía creer que haría algo como eso, si despierta será su fin y no sabría dónde meterse.
Kanroji siempre decía que el primer beso era especial, por eso no debía de dárselo a cualquiera y esperar hasta poder transmitirle todo aquel profundo amor que sentía hacía el amor de su vida, no le había dado importancia, no le importaba en absoluto todas esas cosas pero...ahora entendía a lo que se refería, era una sensación que no podría explicar, se sintió realmente bien y ahora solamente quería probarlos una vez más, deleitarse una y otra vez con aquella suave caricia que fue besar sus labios.
Esa noche descanso junto a la persona que amaba y se sintió muy bien, le gustaría poder pasar más tiempo con ella pero debía irse...
A la mañana siguiente, avergonzada se levantó rápidamente de la cama, llevando sus manos a su cabeza y rostro, por suerte todavía cubría su rostro pero...¿Que diablos hacía durmiendo ahí? ¿Dónde estaba Sanemi?
Salió de la habitación y busco al albino por toda la finca, no logran encontrarlo y comenzaba a desesperarse.
—Gracias por cuidar al pilar del viento, ya está mejor.— le agradeció Aoi.
—Claro, no hay problema, ¿Dónde esta ahora?
—Se fue de misión tengo entendido, volverá en unos días, ¿Por qué? No me digas que te enamoraste de él.— soltó una risita y rápidamente se sonrojo, ¿cómo podía decir eso?
—¡Claro que no! Es ridículo y...gracias por avisarme, tengo cosas que hacer, adiós.— se despidió y salió rápidamente de la finca, ¡Lo había perdido!
Cuando estaba decidida por irse a buscarlo, su cuervo le aviso que tenía una misión, le comenzaba a extrañar que no haya tenido misiones en esas últimas dos semanas, pero ahora ya tenía una por fin y ya extrañaba darle alguna que otra paliza a esos jodidos demonios.
[...]
Nunca sintió tanto miedo como en ese momento, temía por la vida de su hermano y lo único que hizo fue meterse en el ataque del demonio, por suerte su hermano estaba ileso pero ella...tenía el vientre perforado y grandes cantidades de sangre comenzaba a manchar el suelo, mentía si dijera que no le había dolido.
—¡¡Estúpida!! ¡¿Que crees que haces?!— un preocupado, asustado y enojado Sanemi, gritaba, ¿Estaba loca? A todo eso, ¿Que hacía ahí?
—Los humanos son tan idiotas, tiran su vida a la basura por proteger a otros, por esa razón prefiero comerlos y acabar su sufrimiento.— rodo los ojos el demonio—¿Por qué te metiste en mi ataque? Ja, no me digas que tenías miedo de que mate a tu novio.
El rostro de la chica rápidamente se puso rojo y frunció el entrecejo.
—¿Y que si así fuera?— le respondió, su hermano había tenido unas cuantas complicaciones con ese demonio, ¿Por qué no seguirle la corriente?— al menos yo si tengo algo que proteger.
Auch, dolía que jugará de esa forma con sus sentimientos pero entendió rápidamente hacia donde quería llegar, mientras ella lo distrae, él aprovecha su distracción y lo mata.
Y así lo hicieron, una vez vio al demonio decapitado maldiciendo, se dió la vuelta, corriendo hacia su hermana, recordando la gran herida que tenía por protegerlo, estaba a punto de matarla él si es que todavía podía moverse.
—¡Lo siento, no fue mi intención meterme entre ambos pero cuando quise darme cuenta estaba frente tuyo!— exclamó rápidamente, cerrando fuertemente sus ojos y agachando la cabeza.
—¡¡¿A quién diablos le importa eso!!? Tu heri...¿Que carajos?— levantó la ropa de su hermana y al ver que no había rastro alguno de la herida de hace un momento, entendió que tenía problemas.— te escucho — se cruzó de brazos, esperando su explicación.
—¡No! Primero necesito hablar de algo contigo, así que escúchame y luego responderé todas las preguntas que quieras, esto es más importante.
—¡Al carajo! No me importa si es más importante, ¡¡Toda esa sangre en el suelo es tuya!! ¿¡Por qué?!— señaló el charco de sangre y se acercó a ella, tomándola de los hombros.— Dime que pasa ahora mismo.
Se sintió realmente mal al ver a su hermano llorar, todo ese tiempo...pensó que la odiaba, ¿por qué?
—¡¡Perdóname!! Nunca quise decirte todas esas cosas, no eres un asesino, no eres una mala persona...Nemi es...¡¡Nemi es la persona más amable del mundo y solo quería protegerme!!— exclamó entre lágrimas, abrazando fuertemente a su hermano, solo esperaba tener su perdón.— por favor...no importa si no tengo tu perdón o tu confianza nuevamente, solo acepta mis disculpas...
—No lo haré...— no había más que decir, ahora debía luchar por tener nuevamente la confianza de Sanemi.— No lo haré porque nunca estuve enojado contigo, pero si quieres hacerme feliz...podrías casarte conmigo.
Acaricio sus cabellos y Genya ocultó su rostro en el pecho del mayor, ¿Por qué tenía que decir cosas tan vergonzosas?
Asintió y Sanemi sonrió, no sabía lo feliz que lo hacía...ahora solamente debía de preocuparse en hacer feliz a su hermana y estar juntos hasta que la muerte los separe.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro