Vínculo
En cuestión de minutos el dúo zombie logró acabar con aquellos hombres, para correr en busca de la niña, pero lo que vieron los dejó paralizados. Había trozos de la ropa de Haruki y al lado de estos un charco de sangre.
Hidan se dejó caer de rodillas, dándose cuenta por el olor que en efecto le pertenecía a su querida hija.
-Se la llevaron- dijo el jashinista apretando los dientes con fuerza mientras le pedía a Jashin-sama que le diera el poder de exterminar a los desgraciados que se atrevieron a ponerle las manos encima a su más grande amor.
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Por un estrecho camino la niña era transportada en la espalda de uno de aquellos salvajes hombres.
La menor recuperó la conciencia, para ver con su único ojo el panorama que no era nada favorable, ya que ni siquiera reconocía el terreno por donde iban.
De golpe los mayores frenaron para cerciorarse de que nadie los estuviera siguiendo.
Con algo de brusquedad, el tipo dejó caer al solecito, estrellándola contra uno de los árboles desgastados.
Haruki aprovechando que estaban distraídos, silbo por debajo haciendo que su pequeña ave de arcilla saliera de la capa.
-Ve por ayuda amigo- susurró la menor, para luego ver como aquel pájaro la dejaba atrás.
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Kakuzu logró comunicarse con Zetsu e informarle lo sucedido, y en menos de una hora, gracias a las esculturas del rubio, todos los miembros de Akatsuki estaban en aquel horrible pueblo.
-¿¡CÓMO DEJARON QUE ESTO PASARÁ!?, ¡HM!- gritó Deidara con mucha furia.
-¡CIERRA LA PUTA BOCA OXIGENADA!- Hidan estaba envuelto en una gran ira y no iba a permitir que lo culparan por esto.
-¡Cuidar a esa niña era lo mínimo que podían hacer, ahora quien sabe si la recuperaremos con vida!- dijo Kisame imaginando las horribles cosas que esos extraños serían capaz de hacerle a la menor.
Y justo cuando Kakuzu iba a arrancarle la cabeza a los presentes la fuerte voz de Pain los hizo callar.
-¡Mantengan la calma, sus penas y lloriqueos no rescataran a Haruki!-
Los chicos bajaron la mirada sintiendo una gran impotencia por la situación.
Entonces la flor de la esperanza decidió tomar la palabra.
-Recuerden que estamos hablando de Haru-chan, la niña que en dos años aprendió los mejores dones de Akatsuki, ella sería incapaz de morir en manos de personas tan inferiores- Konan estaba más que segura de que la menor haría lo que fuera para sobrevivir.
Sasori asintió para luego ver como a la distancia algo se acercaba.
‐¿Qué demonios es eso?- preguntó el pelirrojo llamando la atención de todos.
Y justo en la cabeza de Tobi aterrizó el amiguito de la menor.
Con desesperación los inmortales se abrieron paso entre sus amigos para poder hablarle a aquella ave.
-¿Sabes dónde está nuestro demonio?- preguntó el creyente.
Como respuesta la escultura movió sus alas con rapidez.
-Llevamos con ella- ordenó el moreno mientras hacía que todo su cuerpo se tornará de un color parecido al hierro.
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En una sucia, apestosa y deteriorada base, la niña fue dejada en el suelo mientras esposaban su manos a un fierro de la pared.
Entonces el líder que ya tenía el brazo vendado se agacho para estar a la par con la menor, le sujetó el rostro con fuerza, examinado con cuidado cada uno de sus gestos.
-¿Por qué estabas con esos mercenarios?, ¿acaso eres un legendario jinchuriki?- preguntó el mayor, pero la niña sólo lo veía con una gran mirada de odio.
Al ver que no respondía, el sujeto le dio una fuerte bofetada a Haruki, ahora haciéndola sangrar del labio.
-¡CONTESTAME MOCOSA!-
La niña sonrió de lado, para luego escupirle en la cara aquel hombre tan irritante.
Y claro que eso provocó de una forma poco sana al líder, que comenzó a moler a golpes al sol de Akatsuki, dejándole varios moretones y cortes por todo su cuerpo.
Cuando estuvo satisfecho con su castigo, sujeto del cabello a la menor para poder exhibirla ante sus compañeros.
-Parece que está enana no nos servirá para nada, así que si quieren divertirse un rato con ella, es toda suya- dijo el mayor para soltarla con brusquedad y empezar a fumar.
Casi de inmediato, los hombres rodearon a la niña, comenzaron a tocar sus piernas, diciéndole todo tipo de comentarios repulsivos.
La menor cerró los ojos tratando de ignorar aquellas manos que comenzarán a ir a otras zonas de su cuerpo.
Y entonces una gran explosión provocó que los actos deplorables de esos sujetos se detuvieran.
-¿Quién demonios eres?, ¿y como diste con nuestro escondite?- exigió saber el superior, pero su cargo duró poco pues aquella misteriosa figura le había atravesado la boca con una enorme espada.
Los ninjas corrieron hacia su nuevo enemigo, con todo tipo de ataques y armas, pero para su sorpresa este rival los esquivaba como si de una danza se tratase. Y en cuestión de segundos el piso estaba teñido con un bello tinte carmesí.
Haruki estaba impresionada, pero por culpa del maltrato que sintió sabía que estaba a nada de volver a dormirse.
La persona encapuchada se acercó a ella, para liberarla de las cadenas y al momento de ver el rostro de la joven, se quedó en shock.
-No puede ser, eres- su oración quedó a medias ya que tuvo que atrapar a la niña entre sus brazos pues está volvía a la dulce oscuridad.
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Una vez más, la menor había recuperado la conciencia, pero las cosas se sentían diferente, no solamente la parte donde antes estaba su ojo se encontraba vendada, si no también en sus piernas y torso, sin mencionar los curitas que adornaban su bello rostro.
Poco a poco Haruki se sentó para ver cómo la persona encapuchada estaba a su lado con una botella de agua.
-Toma, espero que te ayude-
La pequeña le dedicó una sonrisa sincera para luego agarrar el regalo.
-Muchas gracias por salvarme, sino fuera por ti esos tipos- Haruki quería seguir hablando pero al ver que el ser misterioso comenzaba a sollozar esta se quedó en blanco, ¿qué demonios le ocurría?.
De forma impulsiva, rodea a la niña entre sus brazos, abrazándola de tal modo que logró transmitirle a la menor cierta seguridad.
-Estoy tan contenta, tan contenta de que usted se encuentre con bien, señorita-
Esa última palabra palabra hizo que Haruki se apartara de ella para quitarle la capucha, revelando a una mujer de intensos ojos amarillos y larga cabellera castaña.
Del ojo del solecito comenzaron a brotar pesadas lágrimas de alegría.
-¡Mai!- la niña se le lanzó encima.
-Señorita, no puedo creer que el destino nos volviera a juntar, mi niña hermosa, mi hija- ambas se quedaron abrazadas llorando. El tiempo jamás hubiera podido romper aquel vínculo tan especial que formaron cuando ellas vivían en una inmunda prisión de oro.
Quedan 2 capítulos para el final
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Aquí les dejo el capitulo nwn ❤️✨️❤️✨️❤️✨️❤️✨️❤️✨️❤️✨️❤️ espero les guste.
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