Tiempo
En la guarida de Akatsuki, cierto rubio se encontraba sentado en el suelo moldeando pequeñas mariposas de arcilla, que lanzaba al aire para hacerlas explotar formando un gran vista.
Pero a pesar de estar haciendo lo que más amaba, su expresión era algo extraña, como una mezcla de enojo y preocupación.
-Oye chico, ¿por qué esa cara?- preguntó un hombre de piel azul.
-Ah, Kisame no Danna- saludo el menor al más alto.
-¿Algo te molesta?- se sentó a su lado Kisame.
-Bueno, es solo que, ¿no le parece que ya casi no vemos a Hidan y Kakuzu?, hm-
El espadachin lo penso un poco, trataba de recordar cuando fue la ultima vez que bromeo con el fanático o discutio con el tacaño.
-Ahora que lo mencionas, hace mucho que no peleo con el dúo zombie-
-¿De qué están hablando?- se dejó escuchar una suave voz.
Ambos ninjas miraron al frente, vieron a Sasori sin su marioneta y a su lado lo acompañaba Itachi.
-Sasori no Danna, ¿usted sabe que misiones están haciendo los "inmortales"? hm- pregunto Deidara haciendo un gesto de comillas.
-No, pero debe ser importante si les toma tanto tiempo- contestó el marionetista tranquilo.
-Tal vez Kakuzu encontro algo nuevo en el mercado negro- hablo el uchiha.
-¡Tsk!, no tiene que arrastrar al idiota,hm- se cruzo de brazos el menor.
Kisame sonrió por ese comentario, desde hace tiempo el rubio y el religioso se habían vuelto amigos, era obvio que al chico de ojos azules le enojaba su ausencia.
Todos guardaron silencio imaginando que atrocidades podrían estar cometiendo aquellos seres tan crueles y sanguinarios.
-Podríamos ayudarlos- volvió a hablar el poseedor del sharingan.
-¿Ah?, ¿y cómo?, hm-
-Me parece que todos estamos libres, Zetsu nos puede decir la ubicación de nuestros compañeros- respondió la comadreja como si fuera lo más obvio del mundo.
-Es una buena idea Itachi-san- sonrió Kisame mostrando sus afilados dientes.
-Mientras no nos retrasemos- dijo Sasori sin mucho ánimo.
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En otro lugar, lejos de la base, cierto seguidor de Jashin posaba con su enorme guadaña.
-¡Mocosa date prisa!, ¡esto en serio pesa mucho!-
-Hidan-sama por favor no se mueva- dijo la pequeña mientras inflaba los cachetes.
-¡Llevo 30 minutos en esta pose!, ¡se que es difícil para una enana como tú captar mi belleza, pero por favor, hasta el idiota de Kakuzu ya hubiera terminado!- volvio a quejarse el religioso.
La niña suspiro cansada, queria mucho aquel extraño sujeto de ojos violetas, pero no dejaba de pensar que era un idiota.
Afuera del cuarto, el moreno tenía una charla con el doctor de Haruki.
-En una semana daré de alta a la pequeña-
-Entiendo-
-Tuvo una excelente recuperación y todo gracias a ustedes- le sonrió el especialista.
Kakuzu frunció levemente el ceño, no merecían tanto crédito.
-Solo hablamos con ella, no es la gran cosa- contestó el moreno.
Toudo lo miró divertido, hasta los ninjas más siniestros podían sentir vergüenza.
-¿Y qué pasará con ella?- pregunto Kakuzu mirando de reojo a la puerta.
El doctor bajó la mirada, sobándose la cabeza.
-Será transferida a un orfanato-
"Hidan va a estar furioso" pensó Kakuzu.
-La instalación es hermosa, hay muchos niños y las personas que los cuidan son amables, lo sé porque yo soy amigo de la directora y aveces me pide ir a revisar a los pequeños- explicó el hombre de la bata.
Eso tranquilizó un poco al avaro, sabía que su pequeña estaría en buenas manos.
-Pero me preocupa la condición de Haru-chan, no confía en las personas y no se si le tendrán tanta paciencia-
Kakuzu analizaba con cuidado las palabras del doctor.
-La verdad, creo que ella estaría mejor con...-
-No- fue la fría respuesta del tesorero, que de inmediato captó las intenciones del especialista.
-Aunque trate de ignorar la situación, creo que sabe muy bien que Haruki los ama, no pueden simplemente desaparecer de su vida- Toudo se puso firme con el tesorero.
-Teníamos un trato-
Los mayores se miraban desafiantes, ninguno quería ceder.
-Somos criminales, las cinco naciones quieren vernos muertos, hace tiempo que nos empezaron a cazar, ¿realmente quiere que la mocosa corra tal riesgo?- la voz de Kakuzu era realmente intimidante.
Toudo pasó saliva con miedo, era la primera vez que veía de ese modo al moreno.
-En ese caso hablen con ella, deben de explicarles sus motivos y las circunstancias, así no se le romperá el corazón cuando se tengan que despedir- y sin mas que decir, el especialista se retiró.
Kakuzu apretó los puños furioso, le dolía dejar sola a la mocosa , pero le dolería más verla morir por su culpa.
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La noche llegó, el rayito de sol dormía tranquila al lado del jashinista, este le acariciaba el cabello con cuidado y también le picaba las mejillas.
-Hidan, tenemos que hablar-
El menor al escuchar ese tono tan serio se incorporó para ver mejor a Kakuzu.
-En una semana darán de alta a la mocosa y se la llevaran a un orfanato- y como era de esperarse Hidan estaba molesto.
-Doctor inútil- soltó el creyente.
-Se que la quieres tarado, pero entiende, ella no debe estar rodeada de mercenarios, Haruki necesita una verdadera familia- ¿cruel?, tal vez un poco.
Hidan miró con pesar a la niña.
-Ella estará bien, si te logro vencer a ti , podrá con cualquier cosa-
El inmortal sonrió por ese comentario, era verdad, su pequeña era demasiado fuerte.
-Dormiré un poco- Hidan se acomodó para caer dormido en cuestión de segundos.
El moreno pasó su vista a la ventana contemplando la noche, al principio no entendió porque la niña de ojos morados le preocupó tanto, pero con los meses, todo le quedó claro. Y es que la pequeña era la representación de lo que alguna vez fueron los inmortales. Kakuzu se vio en ella, recordó esa época cuando estaba encerrado, todos los castigos y los tratos injustos hacia su persona, ese día cuando miró a la niña sintió su dolor, por eso quiso ayudarla. También se dio cuenta porque su compañero se encariño con la pequeña, a Hidan le recordaba esos años donde las personas lo veían menos, aquellos seres que lo privaron de sus sueños y lo trataban como si su existencia fuera un estorbo. Ese día cuando el religioso encontró a la niña despertó viejos temores, por eso luchó con todas sus fuerzas para salvarle la vida.
Y ahora su decisión egoísta les daba una mala jugada, debían despedirse de la niña y nunca más verla.
Era tonto negar lo evidente, queria a la pequeña de cabello anaranjado, deseaba poder estar a su lado, pero era imposible.
Incluso si no corría riesgo por enemigos, ¿quien dice que sus compañeros serían buenos con ella?, al final no dejaban de ser asesinos, personas que habían eliminado aldeas enteras sin sentir ninguna pizca de remordimiento, no podía imaginar lo que pasaría si se enteraban de que tenían una protegida.
Solo les quedaba una salida.
Aquí les traigo el capítulo nwn❤✨❤✨❤✨❤✨❤✨❤ espero les guste.
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