Por los pasillos de un amplio hospital, caminaban de mala gana los inmortales y delante suyo iba al doctor guiándolos. 

Ambos renegados tenían una cara llena de amargura, por lo mismo las personas los esquivaban por temor a que les hicieran daño. 

Hidan ya no aguantó más y empezó a hacer su típico berrinche. 

-¡Carajo, todo esto es tu puta culpa, Kakuzu!- 

-¿Y por qué es mi culpa, mocoso ridículo?- estaba claro que el mayor se defendería. 

-¡Fue tu idea rescatar a esa enana!, ¡y ahora estamos atrapados en esta patetica misión!- le reclamo el fanático. 

-¿¡Y desde cuando me haces caso!?, ¡no me jodas idiota!, ¡fue tu decisión salvarle la vida!- ahora el moreno también gritaba. 

Mientras tanto el doctor escuchaba la pelea sin sentido de los mercenarios,no entendía del todo por que les molestaba cuidar a la pequeña. 

-¡Esto será rápido, ya deja de ser tan dramático!- Kakuzu estaba en su límite , otro argumento estúpido y lanzaría a Hidan por alguna ventana. 

-¡No estoy siendo dramático!, ¿¡acaso no te preocupa que aquellos inútiles lo descubran!?- esa pregunta en el fondo si preocupó al mayor, si sus compañeros se daban cuenta, las burlas no pararían. 

-Nadie se va a enterar de esto, solo manten la boca cerrada- sentenció el ex ninja de la cascada. 

-Disculpen- los interrumpió el especialista. 

Acción que cabreó a los inmortales. 

-No comprendo porque se preocupan tanto, ¿que tiene de malo esta misión?- preguntó con tranquilidad Toudo. 

-¿No sabes que es Akatsuki?, bien te lo explicaré, somos ninjas renegados, nos contratan para provocar guerras, cometer múltiples asesinatos y hacer toneladas de dinero- soltó el moreno con seriedad. 

-¡Así es!, ¡somos criminales que hacen el trabajo sucio!, por eso es realmente tonto estar aqui tratando de ayudar a alguien- apoyó Hidan a su compañero. 

El doctor meditó un poco las palabras de los chicos y después sonrió de lado descolocando a los renegados. 

-Entiendo a lo que se refieren, pero para mi, personas como ustedes son un arma de doble filo- 

-Explícate- ordenó el moreno sintiendo que no le gustaría la respuesta. 

-Creo que ustedes en ocasiones serán malos por dinero, pero otras veces serán buenos por dinero, por ejemplo, en esta misión que hicieron, al matar a un ser tan asqueroso y cruel, ayudaron a cientos de personas a mejorar sus vidas y de paso rescataron a una niña que se encontraba al borde de la muerte, así que si se ponen a pensarlo, Akatsuki no suena tan mal- termino de decir Toudo con una enorme sonrisa en su rostro. 

Esa respuesta en serio los dejó sorprendidos, tanto así que ninguno volvió a hablar el resto del trayecto. 

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Luego de unos cuantos pisos, los tres llegaron a la habitación de la niña. 

-Bien, aquí estamos- se detuvo el especialista afuera de una puerta marcada por el número 55. 

-Como sea- contestó el religioso mientras se cruzaba de brazos. 

-Ah si, se me olvido comentarles un par de cosas, la pequeña perdió la voz, pero apuesto que la interacción con sus héroes hará que se recupere, traten de obtener información, como su edad, nombre, tal vez quienes son padres, también me informaron que se rehúsa a comer así que por favor encarguese de eso- y con un gesto, el doctor se despidió de los ninjas. 

-Ese bastardo, juro que cuando terminemos esta ridiculez será el primero al que sacrificare- dijo Hidan entre dientes. 

-Te apoyo- al moreno tampoco le agrada ese sujeto de vestimenta blanca. 

-Entremos de una puta vez- y asi el fanático agarro la perilla para entrar. 

Pero algo en la cabeza de Kakuzu hizo click. 

-¡Espera!- quiso detener al menor, pero fue inútil, este ya había abierto la puerta por completo. 

Hidan puso un pie adentro de aquella habitación y automáticamente fue recibido por un florero que se estrelló justo en su cara, haciendo que callera al piso de espaldas. 

El moreno se asomó para ver cómo se formaba un pequeño charco de sangre alrededor del creyente. 

-Por eso te dije que esperaras idiota- Kakuzu levanto la vista y vio como la niña de cabello anaranjado estaba escondida detras de la cama sosteniendo algo, que por la forma parecia una especie de taza. 

"Esto será un gran problema" pero sus pensamientos fueron interrumpidos gracias a los murmullos del religioso. 

-TÚ…¡TÚ!, ¡TÚ! , ¡TÚ MALDITA MOCOSA HIJA DE PERRA!, ¿¡COMO TE ATREVES A GOLPEARME!?, ¿¡ASÍ ES COMO ME AGRADECES LUEGO DE SALVAR TU PATÉTICO CUELLO!?- de golpe el fanatico se había puesto de pie, su frente tenía una enorme grieta de la cual aún corría sangre. 

-Sabes, para ser un shinobi inmortal eres bastante torpe- suspiro el tacaño. 

-¿¡QUÉ FUE LO QUE DIJISTE PAGANO!?- 

-Lo que escuchaste llorón- 

-¡TE VOY A- pero antes de que pudiera terminar su amenaza, los mayores notaron que la pequeña estaba de pie enfrente de ellos con una toalla blanca en sus manos. 

La niña un poco nerviosa le extendió esa tela a Hidan y luego bajó la cabeza, dando a entender que se disculpaba por el reciente ataque. 

El jashinista chasqueó la lengua y de un movimiento brusco le arrebató el regalo, asustando un poco a la menor. 

-No creas que por esto te voy a perdonar, pequeño demonio- dijo Hidan mientras se limpiaba la cara.

Ante eso la niña sonrió y con cuidado regresó a su cama para sentarse. 

Eso sorprendió un poco al mayor, no pensó que la pequeña se calmaría tan rápido. 

-¿Sabes quiénes somos?- le preguntó el moreno.

La niña asintió varias veces sin quitar su expresión de felicidad. 

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