Nuestra hija
A la mañana siguiente la extraña familia caminaba directo al campo de entrenamiento.
Kakuzu trató de sacarle información a Hidan sobre su mal humor, pero este se negaba a contarle lo sucedido.
Por obvias razones supo que la causante de todo esto fue su pequeña niña, pero ella tampoco quería hablar sobre el tema. Aun así los menores iban tomados de la mano, uno con el ceño fruncido y la otra con una enorme sonrisa.
Cuando llegaron a aquella zona, Haruki soltó de golpe la mano del religioso y con cuidado se acercó a la orilla del río para observar mejor a los peces.
Los inmortales suspiraron sin extrañarse por aquel comportamiento, sabían que la menor era muy curiosa.
-¿Como empezamos esto?- pregunto el fanático.
-Lo primero que haremos será deshacernos de todo lo peligroso, recuerda que solo es combate cuerpo a cuerpo- dijo el moreno quitándose la capa.
Hidan hizo una mueca y de mala gana tiró su pesada guadaña al suelo, junto con varias estacas que guardaba para sus sacrificios.
El más alto asintió y sin perder el tiempo sacó de su espalda cuatro monstruos hechos con hilos.
Haruki al escuchar ese extraño ruido, se giró para ver que al lado de sus superiores habían unas criaturas muy extrañas.
A paso lento el pequeño rayito de sol se colocó enfrente de ellos.
-¿Qué son?- pregunto Haru-chan viendo como aquellos seres se movían de un lado a otro.
Kakuzu levantó una ceja sin saber cómo explicarle a una niña de ocho años su muy peculiar jutsu.
Pero antes de que pudiera abrir la boca su impulsivo compañero se le adelantó.
-Son monstruos creados por este viejo tacaño, corren, vuelan y escupen poderes por la boca- resumió Hidan.
Al escuchar eso Kakuzu quiso partirle el cráneo en dos, pero la expresión de Haruki lo calmo.
-¡Son muy geniales!, ¿¡puedo tocarlos!?- los ojitos de la niña brillaban con emoción.
Sin poder evitarlo el mayor le sonrió, recordó que la primera vez que Hidan conoció a sus ayudantes este le preguntó lo mismo.
"Definitivamente estos mocosos son iguales" pensó Kakuzu.
-Claro, ellos no te harán daño- y así, la niña puso su mano encima de aquellos monstruos.
-Deberias darle uno como mascota- bromeo el fanático.
-Cierra la boca-
*************
Luego de un rato, los presentes comenzaron a pelear.
Hidan fue el primero, le enseñó a la pequeña técnicas de defensa y cómo bloquear ataques. Kakuzu en cambio aplicó golpes directos y ayudó a la niña a manejar mejor el chakra.
El día se fue casi volando, el cielo ya tenía un color rojizo, muy pronto la noche llegaría.
-¿Qué te pareció, estúpida zanahoria?, ¿aún quieres ser ninja?- preguntó el religioso viendo como su pequeña apenas podía estar de pie.
Haruki frunció levemente el ceño y con sus últimas fuerzas le caso la lengua al mayor.
El chico de ojos violetas estalló en carcajadas, haciendo enojar más a la menor.
-Ya basta idiota- Kakuzu no quería mas escandalos.
Y sin aviso puso su mano sobre la cabeza de Haruki.
-Para ser una mocosa, lo hiciste bastante bien- sonrió el moreno sorprendiendo al pequeño sol.
-¿En serio?- Haruki se sonrojo algo apenada.
Pero lo que no esperaba es que Hidan también se uniera.
-El anciano tiene razón, tienes talento para esto, a puesto que algún día Jashin-sama te aceptara-
Haruki sin poder controlar más sus sentimientos y emociones le gritó al dúo zombie.
-¡Los quiero, papás!-
Esas palabras no incomodaron a los inmortales ya que desde hace tiempo se imaginaban que ella los veía de ese modo.
Pero la niña tuvo una reacción algo drástica, justo cuando terminó de decir eso, sintió un nudo en la garganta, sus ojos se llenaron de lágrimas y un enorme temor se apoderó de su cuerpo.
-¿Mocosa?- hablo Hidan al notar el estado de la menor.
Y para el susto de los mayores la pequeña salió corriendo, escondiéndose en el amplio bosque.
-¡Haruki!- la llamaron, pero ya estaba demasiado lejos.
A paso rápido se adentraron entre la vegetación, pero no lograban encontrar a la niña.
-¡Maldita zanahoria parlante, sal de una puta vez!- Hidan ya estaba alterado, temía por la seguridad del pequeño sol.
El moreno mandó a sus monstruos tratando de cubrir más terreno.
Casi una hora después, los oídos de Kakuzu captaron un sollozo, siguió ese delicado ruido, notando que dentro de un enorme árbol la menor estaba llorando.
-¡Hidan la encontre!- la voz del avaro asustó a Haruki, retrocedió lo más que puedo evitando que el castaño la sacara.
-Mocosa ya déjate de juegos y ven acá-
-¡Kakuzu-sama vete!, ¡no quiero verte!-
El fanático se coloco al lado de su compañero observando el estado de la niña.
-¡Oye!, ¿¡por qué te comportas de ese modo!?-
-¡Por que ustedes me odian!- eso dejó quietos a los inmortales.
-¿Qué?, nosotros no te odiamos, ¿de donde sacaste esa estupidez?- se cruzo de brazos el fanático.
-Yo, yo los llame papás y ahora ustedes me odian- lloro con fuerza Haruki.
Hidan y Kakuzu intercambiaron miradas para después sonreír, tomaron asiento en el pasto para poder quedar a la altura de la niña.
-Te equivocas estupida enana, no estamos enojados- le aseguró el creyente.
La menor se talló los ojos tratando de calmarse, salió del hueco para ver mejor a sus tutores.
-Lo siento, yo, yo no quería hacerlos enojar, yo no quiero perderlos, por favor no me abandonen- suplicó Haruki con varias lágrimas escurriendo por sus mejillas.
-¿Abandonarte?, ¿quién te dijo todas esas mierdas?- algo no le cuadraba a Hidan.
-Es-Es que Dei-Deidara-sama me dijo que si no me-me convertía en ninja, no podría quedarme con us-ustedes- dijo el pequeño sol con muchos nervios.
Un gran instinto asesino se apoderó de los renegados, pero antes de realizar cualquier locura sabían que lo primordial era calmar al pequeño sol.
-Mocosa, ven aquí- el fanático abrio sus brazos dandole a entender que podía aferrarse.
Haruki sin dudarlo abrazo de golpe al religioso ocultando su rostro en el pecho del mayor.
-Escucha enana, es verdad que no queríamos que te quedaras en la base, pero ahora las cosas son diferentes, te las arreglaste para que todos nuestros compañeros te amaran- sonrió Hidan divertido.
-Te protegeremos y si algún día quieres irte, encontraremos el modo de ayudarte- Kakuzu le habló con tranquilidad, transmitiendo seguridad.
El solecito asintió varias veces sin moverse de su lugar.
-Y sobre lo otro, llamanos como quieras, a estas alturas ya no nos importa- el moreno no podía imaginarse más burlas.
La niña se separó del inmortal para poder ver a los dos.
-¿Puedo decirles como sea?-
Los mayores asintieron.
Haruki meditó unos momentos y con una enorme sonrisa dio su respuesta.
-Kakuzu-sama es "otousan" y Hidan-sama es "papá"-
Hubo un momento de silencio hasta que la voz del moreno se dejó escuchar.
-Que extraño, pensé que Hidan sería "Okasan"-
-¡Jodete, maldito pagano hijo de perra!- se quejó el jashinista con su cara roja.
El pequeño sol empezó a reírse divertida, en serio amaba a ese par.
-Bien, ya que aclaramos ese tema, tengo que ir a hacer una cosita- y sin más el religioso se puso de pie dejando a la niña en los brazos de su pareja.
-¿A dónde va papá?- pregunto la menor viendo como el creyente desaparecía.
-Aplastará a una asquerosa cucaracha-
*************
Hidan entró a la base, haciendo un gran escándalo, cuando avanzó unos cuantos metros vio que Deidara dormía en el suelo y a su lado Sasori reparaba una de sus marionetas.
Observó un momento al rubio y con coraje se dio vuelta yendo a la cocina, todo ante la atenta mirada de los miembros de Akatsuki.
Agarró un plato hondo, para comenzar a llenarlo de diferentes líquidos, entre ellos había miel, chocolate, jugo de naranja, leche y caramelo. Batió con brusquedad aquella mezcla y cuando vio que estaba espesa, se dispuso a regresar con su compañero.
Y aprovechando que el artista tenía la boca algo abierta, le dejó caer ese asqueroso batido.
De golpe el rubio se despertó sintiendo que se ahogaba. Se puso de rodillas escupiendo con desesperación la mezcla.
Deidara se giró para reclamarle al inmortal, pero de inmediato Hidan le cerró la boca.
-¡SI TE VUELVES A METER EN NUESTROS ASUNTOS, JURO POR JASHIN-SAMA QUE TE ARRANCARÉ LA GARGANTA CON MIS DIENTES!- esa amenaza confundió al artista, se dio vuelta buscando una explicación, pero su maestro solo se encogió de hombros.
- No te metas en sus asuntos- fue todo lo que le contesto el pelirrojo.
Aquí les traigo el capítulo nwn❤✨❤✨❤✨❤✨❤✨❤✨❤ esperó les guste.
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