Ninja
Haruki y Sasori contemplaban la masacre del pobre rubio, el cual luchaba con todas sus fuerzas para quitarse de encima al fanático.
El marionetista suspiro cansado y notó que la niña miraba hacía todos lados.
-¿Qué buscas?- preguntó el pelirrojo ignorando los gritos de auxilio por parte de su aprendiz.
-No veo a Kakuzu-sama- contestó la pequeña haciendo un puchero.
-De seguro fue a guardar la recompensa, ya volverá- dijo el mayor con su típico tono sereno.
El pequeño sol sonrió para luego abrir su cuaderno de dibujo.
-¿No te damos miedo?- se escuchó nuevamente la voz de Sasori.
-¿Eh?, ¿miedo?- la menor miraba a su superior confundida.
-Se que eres muy lista, también se que entiendes lo que somos y las cosas que hacemos dentro de esta organización-
Haruki bajo la mirada y empezó a jugar con su lápiz nerviosa.
-Kakuzu-sama me dijo que Akatsuki busca la paz, así el mundo será un lugar mejor- dijo la niña sin mirar al pelirrojo.
-¿Tú también lo deseas?, ¿un mundo mejor?-
El solecito no contestó, solo asintió levemente.
-Ya veo- le sonrió Sasori, si ella a tan corta edad pensaba de esa forma, es que la vida la había tratado muy mal.
-Hidan-sama dijo que aquí todos son libres de hacer lo que quieran, Sasori-sama ¿usted es feliz haciendo su arte?- Haruki miró directamente al más alto.
El mayor levantó las cejas sorprendido, nadie antes le había hecho semejante pregunta.
-Si-
-Me alegro- la niña le sonrió mostrando todos sus dientes.
Sasori sonrió nuevamente, estiró su brazo para acariciar la mejilla de aquella extraña niña, pero algo se lo impidió, más bien alguien.
La palida mano del marionetista estaba siendo detenida por varios hilos negros.
-¡Kakuzu-sama!- gritó la menor contenta al ver que se acercaba el moreno.
El tesorero se puso enfrente de su compañero lanzándole una mirada no muy cordial.
-Suéltame, me romperás la mano- hablo el de baja estatura sin alterarse.
-Te puedes construir otra, estúpida marioneta- frunció el ceño claramente molesto.
Pero antes de que se desatara otra pelea, la fuerte voz de Pain llegó a los oídos de aquellos ninjas.
-¡Hidan, Kakuzu!- llamó a los inmortales.
-Vengan conmigo, ahora-
El religioso que llevaba rato golpeando al rubio lo soltó de mala gana para acercarse al líder. Kakuzu sin tener otra opción le soltó el brazo al marionetista.
-¡ESTUPIDO FANÁTICO!, ¿¡DANNA POR QUE NO ME AYUDO!?, ¡MIRE CÓMO ME DEJÓ EL ROSTRO! ¡HM!- se señaló a sí mismo.
Deidara tenía varios arañazos y cortes por toda la cara, como si un gato muy agresivo se le hubiera echado encima. Sin mencionar que su cabello estaba hecho un caos al igual que su ropa.
Y para empeorar la suerte del rubio, Itachi y Kisame iban entrando a la cueva.
-¡Woooow!, ¿qué te pasó chico?, ¿te peleaste con el cepillo?- se burló el espadachín, al ver a su amigo en ese estado.
-¡KISAME NO DANNA!- le gritó el artista algo sonrojado por la vergüenza.
-Haru-chan, ¿qué le pasó a Deidara?- se arrodillo la comadreja para quedar a la altura de la niña.
-Hidan-sama quiso jugar a las luchas con Deidara-sama- explicó la menor con una sonrisa.
-¡ESO NO ES CIERTO ESTÚPIDA MOCOSA, TU TONTA MADRE CASI ME MATA, HM!- le gritó a la pequeña, la cual no se asustó para nada.
-Ya basta Deidara, es solo una niña- dijo el pelirrojo mientras giraba sus ojos con fastidio.
-Vaya, tus padres sí que son peligrosos- señaló Kisame divertido.
Haruki al escuchar eso negó con la cabeza.
-No, ellos no son peligrosos, Hidan-sama y Kakuzu-sama son muy amables- aclaró la pequeña mientras abrazaba su cuaderno.
Eso llamó la atención de todos.
-¿Dijiste.....amables, Haru-chan?- habló por fin Tobi.
-Si, desde que me rescataron, ellos han sido muy amables conmigo, me dieron comida, ropa y un hogar- contestó el pequeño sol con las mejillas sonrojadas.
Los miembros de Akatsuki intercambiaron miradas no muy convencidos.
-No me gusta que hablen mal de Hidan-sama y Kakuzu-sama, son buenos, son mis héroes- dijo Haruki tallándose un ojo.
Ante eso los presentes sonrieron, realmente los amaba y respetaba.
-Tal vez tengas razón- le guiño un ojo el artista de cabello rojo.
-Si ,esos zombies a veces pueden ser geniales- se rió Kisame, mientras Itachi asentía.
-¡Mis sempais son los mejores!- gritó el buen chico levantando ambos pulgares.
-Aunque es una pena que no te puedas quedar,hm- dijo Deidara acomodándose el cabello.
Eso dejó en shock a la pequeña.
-¿Qué?-
-Quiero decir, no pensaste que te quedarías en este lugar, ¿o sí?, hm-
Un pequeño sollozo dejó helados a los presentes, que mecánicamente se giraron hacia la niña, la cual ya estaba llorando.
-¿Por qué no puedo quedarme aquí?- preguntó Haruki derramando varias lágrimas.
-¡ERES UN IDIOTA!- le gritaron todos al rubio, sacándole un buen susto.
Debían calmar al pequeño sol antes de que los padres del año regresaran.
-Haru-chan, lo que Deidara quiso decir, es que Akatsuki es muy peligroso para ti- explicó Itachi.
-Por eso sería mejor para ti que estuvieras en una linda aldea, llena de niños y juegos- habló el espadachín con una enorme sonrisa.
La menor se talló ambos ojitos aun sin entender las cosas.
-¿Y no es peligroso para ustedes?- preguntó Haruki confundida.
-Pues no, porque somos ninjas, hm- dijo Deidara encogiéndose de hombros.
Entonces de la nada la niña dejó de llorar, sorprendiendo a los mayores.
Hubo un largo silencio hasta que el solecito se puso de pie con una gran sonrisa de triunfo que asustó a los miembros de esa cruel organización.
-¡Mocosa del demonio!- la llamó el jashinista el cual estaba caminando junto con Kakuzu.
Haruki corrió hasta las piernas de los inmortales y los abrazo con fuerza.
-¡Hidan-sama, Kakuzu-sama!, ¡quiero convertirme en ninja!- gritó la niña para mirar con ilusión al dúo zombie.
Esa oración dejó en blanco a los tutores.
-¿¡QUEEEEEEEEE!?-
Aquí les traigo el capítulo nwn❤✨❤✨❤✨❤✨❤✨❤✨❤ espero les guste.
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