Luego de que Hidan los dejara para cumplir su venganza, el moreno y su hija regresaron al campo de entrenamiento. 

Kakuzu se recargo en un árbol dispuesto a descansar, mientras que Haruki caminaba de un lado a otro recogiendo varias flores. 

-Jejejeje le llevare un ramo a Konan-sama- el pequeño sol trataba de seleccionar las más hermosas del lugar, pero justo cuando iba a retirarse una de las flores la dejo quieta. 

Al ver su peculiar color violeta, la niña se arrodilló quedando a la altura de aquella hermosa planta. 

-Pe-Pero si es Sumire-murmuró Haruki recordando que hace tiempo alguien le había regalado una igual. 

*********

En una enorme y fría casa, cierta niña de larga cabellera se encontraba sentada en el suelo de una deteriorada habitación. 

La menor se tallaba los ojos con fuerza tratando de controlar el llanto, pero le era casi imposible hacerlo, las heridas de su cuerpo dolían demasiado. 

Estaba por acostarse, cuando de la nada la puerta del cuarto se abrió dejando ver a una mujer de ojos amarillos y cabello castaño.

-Señorita, tranquila, solo soy yo- aquella voz tan dulce hizo sonreír a la pequeña. 

-¡Mai!- gritó la niña para después correr hacia ella y darle un fuerte abrazo. 

La sirvienta de elegante vestimenta le regresó el abrazo y con cuidado se separó para darle la mano. 

-Los demás se quedaron dormidos, hay que darnos prisa- dijo la mayor 

Por los extensos pasillos, las chicas caminaban muy atentas de cualquier cosa sospechosa. 

Llegaron a una vieja puerta y sin hacer ruido entraron al lugar. 

Mai encendió una vela iluminando las cosas a su alrededor, se trataba de una biblioteca. 

-¿Qué libro desea leer esta noche, señorita?- preguntó la mujer de piel clara. 

-¡Este!- y enseguida le paso un enorme libro. 

-Esta bien- contestó la sirvienta tomando asiento en una esquina y a su lado se colocó la menor. 

-Antes de continuar, tengo algo para usted- Mai esculco en uno de sus bolsillos sacando una hermosa flor con pétalos violetas. 

La menor abrió los ojos con mucha ilusión, estiró sus manos para poder tomar el regalo de su amiga. 

-¿En serio es para mi?- 

-Por supuesto- 

-¡Muchas gracias Mai, te quiero mucho!- 

-Yo también te quiero mucho- 

********

Al sentir unas enormes manos sobre su cabeza, Haruki salió de sus recuerdos. 

-Oye, estúpido demonio, llevo rato hablandote- se quejó el religioso. 

El solecito se giró topándose con el jashinista, que tenía una expresión de enojo por ser ignorado. 

-Lo-Lo siento papá- se disculpó la niña algo avergonzada. 

-Ya no importa, ¿para quien carajos son esas flores?- señaló el ramo que Haruki sostenía en su mano derecha. 

-¿Eh?, son para Konan-sama, pero también quisiera darles unas a Onii-chan- sonrió la pequeña dejando a Hidan blanco. 

-¿¡Y por qué mierda vas a darle un regalo a ese maldito pagano hijo de puta!?- grito el fanático de forma exagerada llamando la atención de Kakuzu. 

El moreno decidió acercarse a los menores para escuchar mejor la plática. 

Haruki parpadeó dos veces sin entender porque su padre se molestaba tan de repente con ella. 

-Para tu escándalo, solo es una mocosa- hablo el moreno. 

-¿Por una puta vez en tu vida puedes estar de mi lado?- ahora los inmortales se lanzaban unas miradas no muy cordiales. 

La niña decidió ignorar a sus padres, para poder tomar una de esas plantas violetas. 

-Hace mucho Mai me regaló una igual- soltó la menor haciendo que el dúo zombie le prestara atención. 

-¿Mai?, ¿de quién demonios hablas?- levantó una ceja el religioso. 

-Les platique de ella, es la sirvienta que me enseñó a leer y escribir- 

-¿Te refieres a la que te leía esos cuentos infantiles?- dijo Kakuzu recordando aquel relato. 

-¡Sip!, ¡era mi mejor amiga!- grito Haruki con mucho ánimo. 

Los mayores intercambiaron miradas preocupados, pues cuando conocieron a su pequeño sol, tuvieron que asesinar a varios sirvientes que se metieron en su camino. 

Hidan estaba por abrir la boca pero la niña se le adelantó. 

-Un día ella desapareció- comentó Haru-chan con los ojos brillosos. 

-¿A qué te refieres?, ¿se marchó de ahí?- el avaro frunció el ceño. 

La menor apretó con algo de fuerza la flor de su mano. 

-No, el señor Takara nos descubrió en la biblioteca, se llevó a Mai y jamás la volví a ver- al terminar esa última oración, la niña ya estaba llorando. 

Hidan la levantó del suelo apoyándola en su hombro. 

"Así que ese maldito la asesinó" pensó Kakuzu tomando varias plantas sumire. 

El avaro las acercó al rostro de su niña y esta se sorprendió. 

-Ella fue una gran persona, no lo olvides- 

-¿Otousan?- 

-Cuando lleguemos a la base pídele a Zetsu y Tobi que te ayuden a conservar esas flores, de ese modo no tendrás que venir a cada rato a este bosque- y así, el mayor se dio vuelta para caminar hacia la guarida. 

Ante eso el jashinista soltó una pequeña risita, conocía muy bien a su compañero, sabía que estaba apenado por lo que había dicho y a la vez agradecido con esa extraña mujer, que hasta el final trato de darle algo de esperanza a su pequeño sol. 

-Será mejor que sigamos a ese viejo tacaño- dijo Hidan apresurando el paso con su hija aun en brazos. 

Haruki observó un rato a sus superiores para después mirar los ramos que sostenía en ambas manos. 

-Si quieres en la noche podemos leer ese pesado libro- soltó Hidan, la verdad no le parecía una mala idea leerselo a la menor y más ahora que su amigo el artista estaba fuera de combate. 

La pequeña de cabello anaranjado se sonrojo por la amabilidad de su papá. 

Jamás imaginó que algún día lograría ser libre y menos que obtendría una maravillosa familia, algo rara y escandalosa, pero al fin de cuentas maravillosa. 

"Mai, no se donde estas, pero me gustaría decirte que ahora soy muy felíz, así como la niña de mi cuento" pensó la menor. 

Aquí les traigo el capítulo nwn❤✨❤✨❤✨❤✨❤✨❤✨❤ esperó les guste.