Konan entró a la habitación de los inmortales acompañada por Pain, pero lo que vio la dejó algo desconcertada. 

La pequeña comía dulces en su cama y a su lado estaban Hidan y Kakuzu sonriendo divertidos, mientras que el resto de sus compañeros parecían almas en pena. En especial el espadachín de la niebla que no paraba de murmurar cosas como: se que tengo un color de piel extraño. 

-¿Pasó algo?- preguntó la kunoichi acercándose al dúo zombie. 

-Nada- contestó el religioso mientras le quitaba un caramelo a la menor. 

-¿Te sientes mejor Haruki?- habló la mujer de ojos claros. 

-¡Si, Konan-sama!- dijo la niña ofreciéndole una paleta de fresa y claro la mayor la tomó agradecida. 

Kakuzu miró a su pequeño sol preocupado, necesitaba sacarla de la base lo antes posible. 

-Hidan, ¿por qué no llevas a Haru-chan de compras?, no es justo que solo use mis viejas prendas- comentó Konan viendo que la pequeña traía una blusa morada y un short gris que le llegaba hasta las rodillas. 

En ese momento el jashinista se giro para mirar a su pareja, esperando algun especie de reclamo. 

-Es una buena idea- admitió el moreno, sin embargo se escuchaba molesto. 

Hidan se rió un poco por lo avaro que podía llegar a ser su compañero. 

-Vamos mocosa, busquemos algo de comer- se puso de pie el inmortal para después cargar a la niña. 

Esa acción hizo que los criminales salieran del trance, observaban las reacciones de la pequeña al estar cerca de aquellos ninjas tan sanguinarios. 

-Nos vemos luego anciano- se despidio el fanático con la menor en brazos. 

-Esa chiquilla en serio los ama- señaló Kisame.

-Cierto, solo con ustedes se ve relajada y feliz- miro la marioneta a Kakuzu. 

-Pero el líder nos contó que no siempre fue así- hablo Itachi. 

El mayor apretó los puños recordando ese tiempo cuando la pequeña se encontró al borde de la muerte. 

-Un maldito bastardo la utilizó para saciar sus asquerosos deseos- dijo Kakuzu haciendo que todos se pusieran serios. 

-Cuando la encontramos estaba llena de heridas, tardo tres semanas en recobrar la consciencia, pero por el trato que recibio en manos de ese mal nacido, la mocosa no dejaba que nadie se acercara, atacaba a todo aquel que trataba de tocarla, incluso cuando la volvimos a ver le arrojo un florero al idiota de Hidan- 

Esa última oración hizo sonreír levemente a los miembros de Akatsuki. 

-Ni siquiera podía hablar, por las noches tenia fuertes pesadillas y al despertar se hacía daño, por un tiempo creímos que jamás iba a sanar- se sinceró el mayor. 

Todos intercambiaron miradas sin saber qué decir. 

-Pero ella ya se encuentra bien,hm- se atrevió a hablar el rubio. 

Al escuchar eso Kakuzu le lanzó una mirada asesina. 

-Te equivocas, gracias a esos ninjas del sonido Haruki ya no tiene a donde ir, le arrebataron una gran oportunidad y ahora está en el único sitio donde no quería que estuviera- pero cuando el mayor terminó de hablar noto que todos sus camaradas tenían una expresión de odio. 

-Ya entiendo, no ocultaron a la niña por nuestras burlas, temían que le fueramos a hacer daño, ¿cierto?- dijo Itachi levantando una ceja. 

El tesorero solo frunció el ceño ante ese comentario. 

-Es increíble, somos compañeros, aliados, hemos trabajado juntos por muchos años y aun así pensaste que te ibamos a traicionar- Sasori estaba realmente ofendido, porque a pesar de ser ninjas despiadados, no se atreverían a tanto.  

-Puedes estar tranquilo Kakuzu, la verdad, esa mocosa no nos interesa- dijo Kisame haciendo una mueca incómodo. 

-Me alegra, por que ella no se quedara mucho tiempo- sentenció el moreno. 

-Tobi no lo entiende- 

Los renegados miraron al buen chico que jugaba con sus dedos algo nervioso. 

-Los líderes me dijeron que Kakuzu-sempai y Hidan-sempai habían adoptado a una linda niña, ustedes son su hogar ¿por qué Haru-chan no se puede quedar?- preguntó el enmascarado con tristeza. 

-Deja de decir estupideces mocoso o sino te mataré- lo amenazó el avaro para después ponerse de pie y salir del cuarto. 

El rubio colocó su mano sobre el hombro del chico infantil a modo de consuelo. 

-No le hagas caso Tobi, si algo tienen en común ese par de zombies es que son unos idiotas paranoicos, hm- 

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En otro lugar, a unos metros de la base, Hidan y el solecito caminaban de la mano por una pequeña aldea. 

-Entremos a esa tienda- señaló el inmortal. 

Los menores entraron para ir al área de ropa infantil. 

-¿Ves algo que te guste?- preguntó el jashinista incómodo por tantos colores chillones. 

Haruki observó la ropa y de repente algo llamó su atención. 

-¡Quiero ese!- grito la niña para después correr y agarra con fuerza un vestido. 

Hidan miró la prenda e hizo una mueca. 

-¿Estás segura?, porque el estúpido de Kakuzu no dejara que volvamos a comprar aquí- dijo el jashinista con una sonrisa. 

-¡Sí, estoy segura!- 

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Al final todos los miembros de Akatsuki terminaron en la entrada de la base. Al no tener misiones, decidieron convivir un rato, a excepción de cierto avaro que estaba al otro extremo contando su dinero. 

-¡Kakuzu-sama ya volvimos!- la dulce voz de la niña hizo que todos giraran sus cabezas para ver a los menores entrar por la cueva. 

Haruki caminaba contenta estrenando un hermoso vestido blanco decorado con varios girasoles, llevaba unas sandalias moradas y en su cabeza tenía un listón blanco amarrado en forma de moño que resaltaba su larga cabellera anaranjada. 

-¿Cómo me veo Kakuzu-sama?- preguntó el rayito de sol. 

El mayor se le quedó viendo unos segundos y después sonrió. 

-Tú escogiste ese atuendo, ¿verdad?- 

-¡Sip!- 

-Me lo imaginaba, Hidan no tiene tan buenos gustos para la ropa- dijo el moreno acariciando la cabeza de su mocosa. 

-¿¡ESO QUE SIGNIFICA ANCIANO!?- gritó el religioso soltando las compras. 

-Lo que escuchaste tarado- Kakuzu giró sus ojos fastidiado. 

-¡CIERRA TU PUTA BOCA FENÓMENO CON TENTÁCULOS!- y de un movimiento rápido el mayor tomó a Hidan del cuello y lo lanzó al otro lado de la cueva. 

-Ya te he dicho que controles tus palabras, no quiero que esta mocosa repita tus groserias o tus chorradas religiosas- 

Haruki sonrió un poco nerviosa, tomó una de las bolsas y camino hacia los renegados. 

-Compramos dangos, tomen- les entregó la comida con una enorme sonrisa, en serio quería llevarse bien con los renegados. 

-Gracias, hm- dijo Deidara mientras tomaba aquel regalo. 

-Woooow~ Haru-chan te ves muy hermosa~ a Tobi le encanta tu vestido- la alago el buen chico. 

-¡Gracias!- se sonrojo la menor por los cumplidos. 

Tobi extendió sus brazos con la intención de darle un fuerte abrazo a la pequeña, pero las miradas por parte de los inmortales lo asustaron. 

-Son papás muy celosos- sonrió Kisame comiendo uno de los dangos. 

-También son muy posesivos- dijo Itachi que ya llevaba su segunda porción. 

Aquí les traigo el capítulo nwn❤✨❤✨❤✨❤✨❤✨❤ espero les guste.