Reencuentro
El tiempo paso y aún Kakuzu seguía en ese lugar esperando a su hermoso fanático.
Sasori ya había cruzado al otro lado acompañado de Deidara.
Al principio el artista de ojos azules no quería irse, sentía que lo mejor era esperar a todos y así cruzar juntos, pero Sasori le explicó que sus compañeros debían caminar únicamente con su pareja. Y así, los artistas se retiraron despidiéndose del moreno.
"¿Y si nunca llega? ¿jamás volveré a ver ese rostro?" pensó el castaño preocupado.
Kakuzu se acostó para luego cerrar sus ojos, al relajarse fue capaz de recordar todos los momentos que pasó al lado de su religioso, aquella vez que se vieron por primera vez, su primera pelea como compañeros, la cita que lo cambió todo y claro su promesa.
"Fui un idiota, si hubiera aceptado antes lo mucho que me gustaba Hidan, tendría más recuerdos juntos" esta tan hundido en sus pensamientos que no se percató de otra presencia.
Todos esos momentos locos y divertidos se volvieron importantes para él, durante años solo conoció la crueldad y el egoísmo de las personas, pero Hidan llegó a cambiar todo eso, demostrándole que no todos en la vida buscan un beneficio.
"Hace años perdí toda mi fe en las personas, sentí que si me acercaba demasiado, solo saldría herido, por eso cuando te conocí me llene de miedo e inseguridad"
Y justo en ese momento se le vino a la mente todas esas veces que Hidan insistió en seguir a su lado.
El moreno sonrió, colocando ambas manos sobre su corazón.
-Hidan, te amo-
-Por fin lo admitiste anciano-
Esa voz hizo que el moreno abriera los ojos de golpe, se puso de pie y al girarse ahí estaba, su lindo y loco religioso.
Ambos sonreían por su reencuentro.
-Tardaste demasiado idiota- dijo Kakuzu tratando de contener las lágrimas.
-Jajajajaja ¿tanto me extrañaste avaro?- preguntó el creyente con una sonrisa radiante.
-No tienes idea- contestó el castaño para acercarse a su pareja y atraparlo en un fuerte abrazo.
Hidan se sorprendió por ese acto tan tierno, pero enseguida le correspondió.
-Kakuzu, pensé que nunca te volvería a ver- dijo Hidan con la voz quebrada, eran demasiadas emociones.
-No seas tan estúpido, no me iba a marchar sin ti- contestó el mayor, haciendo reír al fanático.
-oye anciano, tengo algo para ti- el religioso junto sus labios con los de su pareja.
Kakuzu cerró los ojos, dejándose llevar por las increíbles sensaciones, a pesar de ya no estar vivos, Hidan podía mover su mundo.
Luego de unos minutos, los inmortales se separaron para verse a los ojos, ambos estaban empapados de lágrimas, no podían ser más felices, por fin su deseo iba a hacerse realidad.
-Jajajaja te lo dije- hablo el religioso.
-¿De qué hablas?-
-Te dije que tarde o temprano ibas a caer a mis pies-
El moreno al escuchar eso, no pudo evitar reír, pues tenía razón, al final cedió ante los encantos de ese fanático.
-Sabes Hidan, muchas personas me desearon lo peor en vida, incluso dijeron que tendría el peor de los finales- dijo Kakuzu sin dejar de mirar a su religioso.
-Pero se equivocaron, porque tú estás aquí conmigo y eso es perfecto-
Hidan tomó la mano del moreno, observando aquel camino que ahora estaba un poco más claro.
-¿Nos vamos Kakuzu?-
-Si, ahora estaremos juntos por toda la eternidad-
Avanzaron por el lugar, sintiendo una agradable paz.
"Se terminó la pesadilla"
Fin.
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