Habían pasado 2 días desde su partida, y por desgracia al inmortal se le habían terminado todas sus provisiones. 

-Kakuzuuuuuu tengo hambre- se quejó el menor mientras se recargaba en su compañero.

-Aguantate, es tu culpa por no saber racionar la comida- dijo Kakuzu apartándose del religioso. 

-¿Hay alguna aldea cerca de aquí?- preguntó el jashinista asomándose en el mapa que traía el mayor.

El alfa no quería detenerse en ningún lugar, en primera había mucho dinero en juego y en segunda podía sentir que el olor de Hidan era cada vez más dulce e intenso, lo que significaba que pronto llegaría su celo. 

-No hay tiempo para tus tonterías- dijo el moreno apretando el paso. 

Eso dejó impactado al religioso, él pensó que desde aquel rescate se había vuelto más cercanos pero Kakuzu no parecía cambiado.

Y justo cuando Hidan estaba a punto de maldecirlo, vio a un lado de él un letrero de madera con una flecha.

"Oh, hay una aldea a unos cuantos kilómetros" pensó el fanático.  

-¡Perro asqueroso, luego te alcanzo!- gritó el omega para después salir corriendo por el camino que marcaba el letrero. 

El mayor siguió caminando hasta que proceso lo que su compañero le había dicho. 

-¿¡QUÉ!?- y así, el moreno dio media vuelta para perseguir al molesto omega.

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Luego de que Kakuzu lo atrapara y le diera unos cuantos golpes en la cabeza, cedió a la petición de su pareja y lo acompañó a la aldea. 

-¡Maldito viejo hijo de perra, me dolió!- gritó el creyente sobándose la cabeza de forma exagerada. 

-Deja de llorar, no te pegue tan fuerte- dijo el castaño ya harto de su comportamiento infantil. 

Hidan decidió ignorar al mayor y enfocar su vista en el camino. 

Casi una hora después de su pleito, los renegados habían llegado a la aldea, no era muy grande pero si llamativa. 

-Compra de una maldita vez, se nos hará tarde- dijo el mayor cruzándose de brazos. 

-Eres un anciano amargado- 

Hidan miró a su alrededor y vio un puesto de brochetas, que era atendido por una humilde anciana. 

El menor se acercó para ordenar, pero la señora comenzó a hablarle. 

-¿Eres un viajero?- preguntó con amabilidad aquella mujer. 

-Algo así- contestó el religioso incómodo, no esperaba eso. 

-Entiendo, ¿vienes a ver el espectáculo de los fuegos artificiales?- 

-¿Fuegos artificiales?- el menor no entendía nada de la conversación. 

-Es un hermoso escenario, el cielo se ilumina de muchos colores y cuenta la leyenda que si los ves con esa persona especial, sus sentimientos por fin se conectarán- explicó la anciana con una tierna sonrisa. 

"¿Esa persona especial?" penso el fanático mirando a lo lejos a su moreno. 

Hidan tomó la orden y caminó hacia el mayor, pensaba que esta podría ser una buena oportunidad para aclarar su relación con el alfa, pero, ¿cómo lo convencería de que se quedaran esta noche?. 

-Listo, regresemos- dijo Kakuzu al ver que el menor traía su comida. 

-¡Ah!, ¡Kakuzu espera!- gritó el jashinista impidiendo que el mayor se moviera.

-¿Y ahora qué?- el tacaño estaba a nada de perder la paciencia. 

-Mi-Mi celo esta cerca, Konan dijo que debía tomar mis supresores y descansar para que no se note mucho mi olor- dijo Hidan nervioso por la mentira que acababa de decir.

Ante eso Kakuzu frunció el ceño, era cierto que su olor estaba diferente, pero tratándose del inmortal era mejor ser precavido. 

-Bien, busquemos un lugar donde pasar la noche- dijo el alfa para empezar a caminar hacia el bosque. 

"¡Wow!, ¡si funcionó, gracias Jashin-sama!" pensó con alegría el menor para luego seguir a su pareja.

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La noche por fin llegó, la pareja zombie había encontrado una pequeña cabaña cerca de la aldea, estaba algo deteriorada pero para una noche era perfecta. 

Hidan se sentó afuera, ansioso porque empezaran los fuegos artificiales. 

-Pense que ibas a descansar- dijo el mayor para sentarse al lado del fanático. 

-Quería un poco de aire- contestó el menor sin apartar la mirada del cielo. 

Ambos ninjas se encontraban en silencio disfrutando de la momentánea paz, pero el omega tenía muchas preguntas en la cabeza y no iba a desaprovechar la oportunidad. 

-Anciano, ¿recuerdas cuando te pregunte si yo te gustaba?- dijo el fanático apretando los puños a causa de los nervios.

El mayor giró la cabeza para mirar a su compañero.

-Si, lo recuerdo- 

-Bueno, aquella vez me dijiste que solo nos atraíamos por el instinto, después de todo lo que pasamos, ¿aun piensas que solo tenemos eso?- preguntó el omega. 

El alfa se quedó callado, pero con los ojos muy abiertos, no pensó que Hidan lo confrontaría así. 

En cambio el jashinista estaba hecho un caos, en el fondo se arrepentía de su pregunta y más al ver la reacción del moreno. 

-No Hidan, no creo que esto sea solo instinto- dijo Kakuzu de forma tranquila. 

Esa corta respuesta le dio algo de esperanza al menor. 

-¿Qué es lo que tenemos?- 

-¿Qué es lo que sientes por mi Hidan?- ahora el mayor lo confrontaba. 

El omega se quedó paralizado, en su mente tenía un sinfín de cosas por decir, pero le costaba expresarse, después de todo el religioso no era alguien lindo o cursi. 

Así que con cuidado se apoyó en sus rodillas, bajo la máscara del mayor y acercando su rostro besó con ternura al moreno. 

Kakuzu poco a poco cerró sus ojos correspondiendo aquella muestra de afecto, rodeó la cintura del omega y lo acercó más a su cuerpo, desesperado por sentir la dulce fragancia que solo su pareja desprendía. 

Hidan corto el beso para mirar al avaro a los ojos. 

-Te quiero Kakuzu- después de muchos años por fin el menor pudo formular esas palabras. 

El alfa sonrió para darle un rápido beso en la frente. 

-Hidan no se si eres mi destinado, pero lo que siento por ti es muy fuerte- admitió el mayor, haciendo a un lado el orgullo para poder ser honesto con su compañero. 

-E-Eso quiere decir que tú-  

-Si, tambien me gustas idiota- dijo el moreno acariciando la mejilla del fanatico. 

El inmortal sentía que se desplomaba de tantas emociones, pero cuando iba a volver a hablar una enorme luz en el cielo los hizo voltear. 

"Se me habían olvidado los fuegos artificiales" pensó el omega mirando el espectáculo.

-Esta era la razón por la que te querías quedar, ¿verdad?- preguntó el mayor de forma burlona. 

-¿¡Pero cómo?!- 

-Las personas de la aldea no dejaban de hablar de eso, y tampoco de la leyenda- 

-Estupido perro- murmuró con enojo el fanatico por ser descubierto. 

El mayor soltó una risita, para después tomar el rostro del omega y volverlo a besar. 

-¿Kakuzu?- dijo el menor aturdido. 

-Hidan, esta noche, ¿quieres ser mi amante?- preguntó el moreno con seriedad. 

El jashinista se sonrojó por la invitación, pero no quería retroceder, no ahora que por fin era correspondido.

-Si- 

Aquí les traigo el capítulo nwn❤✨❤✨❤✨❤✨❤✨❤✨❤✨ esperó les guste.