Hidan ya en su cuarto, se cambiaba de ropa, dejó los anillos sobre la cama, se peinó el cabello para luego acostarse con la intención de dormir un rato, pero unos toquidos interrumpieron su paz.

-¡Tarado, somos nosotros!- se escuchó con claridad la voz del rubio.

-¡Largo, voy a dormir!- gritó el religioso, aunque eso no le sirvió, ya que sus amigos prácticamente ya estaban dentro de la habitación. 

-¡Hola Hidan-sempai, Tobi lo extraño mucho!- saludo el buen chico sentándose en el piso.

-¿Qué demonios quieren?- preguntó el creyente incorporándose para verlos mejor. 

-Platícanos tu "misión", hm- dijo Deidara haciendo el gesto de comillas. 

El omega le dedicó una mirada asesina a su amigo, pero los conocía lo suficiente para saber que si no les contaba, ellos no lo dejarían en paz. 

-El avaro y yo tuvimos que ir a una fiesta para obtener la información, no nos quedó de otra más que usar esa ropa- explicó Hidan para también sentarse en el suelo al lado de sus compañeros.

-Jajajaja, no me puedo imaginar a ti y a Kakuzu de compras, ¿como fue?, hm- Deidara sentía mucha curiosidad. 

-Pues...-

*Flashback*

-Vamos Kakuzu, entremos a esa tienda, se ve bien- dijo el menor señalando con su dedo el lugar. 

-¿Acaso eres idiota?, es la tienda más cara de todo el lugar- dedujo el moreno al ver que tenía un diseño más exagerado que las otras.  

-Tenemos que vernos creíbles, ¿no?- y así el omega entró corriendo, y atrás lo seguía Kakuzu muy molesto. 

-Buenas tardes caballeros, ¿buscaban algo en especial?- los saludo con amabilidad una chica, que al parecer era la vendedora. 

El fanático miro a su compañero con una sonrisa burlona y este solo suspiró para empezar a hablar. 

-Si, mi pareja y yo tenemos una fiesta esta noche, ¿puede mostrarnos los trajes?- dijo el alfa envuelto en un aura oscura que de inmediato noto aquella beta. 

-¡S-Sí, por favor pasen!- la vendedora ya se encontraba asustada. 

Los inmortales caminaron hasta encontrar los elegantes trajes, con precios tan altos que harían vomitar a cualquier avaro. 

La cara del moreno era todo un poema, incluso Hidan pudo notar que debajo de aquella máscara, el alfa hacía unas extrañas muecas tratando de controlar su ira. 

-Jajajajajajaja tu cara jajajajaja- se burló el omega a todo pulmón, hasta que sintió que la fuerte mano del castaño lo tomaba del cuello, elevandolo unos cuantos centímetros. 

-Sigue provocándome así y te cortaré en pedazos- dijo Kakuzu de forma amenazante. 

El religioso que estaba acostumbrado a esas palabras, solo sonrió para levantar una ceja. 

-hazlo, eso no hará que los precios bajen- 

El mayor lanzó a Hidan hacia el otro lado de la tienda, rompiendo unos jarrones que decoraban el lugar. 

Ambos se quedaron en silencio al ver ese desastre, sabían muy bien que eso también les costaría. 

Unos minutos después Hidan ya se encontraba probándose los trajes, pero ninguno parecía gustarle. 

-Kakuzu, todos me hacen ver raro- comentó el menor que traía en ese momento un traje de color rojo tinto. 

-No culpes a los trajes- dijo Kakuzu de forma burlona. 

-¡Eres un hijo de- gritó el menor pero fue interrumpido por la beta.  

-Señor, ¿por qué no mejor se prueba esté?- la joven le extendió un traje blanco. 

Hidan aceptó y al ponérselo quedó sorprendido, aún no estaba muy convencido pero le gustaba más que los anteriores. 

-No está tan mal- dijo el omega girándose para verse mejor en el espejo. 

-Solo quiero comentarles que ese traje tiene un precio algo elevado- la vendedora no quería hacer enojar al alfa. 

Kakuzu miró fijamente al jashinista, para luego levantarse y ponerse junto a él. 

-¿Qué?-preguntó el omega nervioso por la cercanía. 

El mayor puso ambas manos sobre la cabeza del fanático, y empezó a despeinarlo. 

-Mucho mejor- dijo Kakuzu con una pequeña sonrisa que pudo percibir el menor. 

*Fin del flashback* 

-Ohhh- dijeron al mismo tiempo los presentes. 

Hidan sonrió un poco al recordar ese momento, por un segundo sintió que ese avaro en serio lo veía como su pareja. 

-¿Y pasó algo en la fiesta, hm?-preguntó el artista con una sonrisa pícara, al ver a su amigo tan contento. 

-¿Algo?- pero justo cuando terminó de formular esa pregunta se le vino el recuerdo de él y su alfa bailando en medio de la pista, cosa que hizo que se sonrojara y sorprendiera a sus amigos. 

-¡Si paso, si paso algo!- gritó Tobi jalando la capa del rubio. 

-¡Tobi suéltame, hm!- Deidara trataba de quitarse al buen chico. 

El religioso, por alguna razón no quería contarles eso, toda esa misión de la fiesta lo sintió como un regalo, algo que no debía compartir con los demás, sería un secreto entre él y su moreno.

-Mueranse idiotas, no les diré nada- dijo Hidan mientras les sacaba la lengua.

-¿¡QUÉ?!-

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