
Familia
-¡NO, NO, NO!, ¡ME REHÚSO A USAR ESA HORRIBLE COSA!- gritó con todas sus fuerzas el religioso que ya estaba sentado en el borde de su cama.
-Hidan, mañana es su último día de celo y si quieren salir deben ponerse los collares- dijo Konan recargada en la puerta de la habitación.
-Estoy de acuerdo con el tarado, no me pondré esa porquería, hm- habló el rubio que también se encontraba sentado en su cama.
Los omegas parecían estar mucho mejor, gracias a la medicina que les proporcionó Itachi.
A la mujer de cabello morado le empezaba a desesperar la actitud de los menores.
-¿Acaso no están conscientes de su posición?, si salen así a una misión, los alfas no durarán en marcarlos- Konan tenía que ponerse firme, solo así lograrían escucharla.
-No digas estupideces, si un asqueroso perro trata de ponernos una mano encima lo asesinaremos- dijo Hidan con una gran sonrisa.
-Cierto, somos criminales y sabemos defendernos, dejen de tratarnos como seres débiles, siempre nos hacen menos por ser omegas, hm- a Deidara le molestaba esa sobreprotección.
Y así los menores agotaron la paciencia de la única mujer de Akatsuki.
-Interesante, ¿me están diciendo que también matarían a Sasori y Kakuzu si les llegaran a poner las manos encima?- preguntó Konan ya molesta.
Ninguno de los dos le respondió, solo desviaron la mirada.
-Respondan- ordenó la flor de la esperanza.
-Esos ancianos no nos harían daño- contestó el inmortal de mala gana.
Esa respuesta hizo que la chica de ojos claros sonriera, sabía lo mucho que ese par apreciaba a sus compañeros de equipo.
-Igual no deberían confiarse, y otra cosa no los defendemos por ser omegas, si los cuidamos de esa forma es porque somos familia- dijo Konan, sorprendiendo a los chicos.
-Si no quieren ponerse los collares esta bien, pero se quedarán otra semana en la guarida, ¿de acuerdo? -
-Bien-respondieron los omegas al mismo tiempo.
Konan estaba a punto de salir del cuarto pero una voz la detuvo.
-¿Dónde están todos?, hm- soltó el rubio.
-Lo más probable es que estén en la sala- respondió la chica.
-¿Podemos verlos?-preguntó Hidan emocionado, llevan mucho tiempo aislados y eso comenzaba a fastidiarlos.
-No- contestó Konan de forma rápida.
-¿Danna puede venir al cuarto?, hm-
-No-
-¿Y el tacaño?-
-No saldrán de aquí y tampoco entrará nadie- la chica giró un poco la cabeza para observar a los menores, dándose cuenta de que estos con una mala cara ya se habían puesto de pie.
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Al otro lado de la guarida, los alfas dormían tranquilos, algunos apoyados en sus compañeros como era el caso de Itachi y Kisame y otros solo se extendieron en el frío suelo.
-¡¡¡DÉJENOS SALIR DE ESTA MIERDA!!! - ese grito fue tan fuerte que hizo que todos se despertaran de golpe.
-Kakuzu, tu novio nos despertó- dijo Kisame reconociendo de inmediato al religioso.
-No es mi novio y Konan sabe como controlarlo- respondió el moreno para volverse a acomodar.
-¡¡¡KAKUZU, INFELIZ DESGRACIADO, VEN AQUÍ!!!- se volvió a escuchar la voz chillona del creyente.
El moreno volvió a abrir los ojos, haciendo una mueca.
-Podría ser peor- habló Itachi mientras se sentaba.
-¿Cómo? - preguntó el espadachín curioso.
-Deidara también podría..- pero el Uchiha no pudo terminar la oración.
-¡¡¡NO SOPORTARE OTRO DÍA AL LADO DE ESTE IDIOTA QUE ALUCINA CON UN DIOS MASOQUISTA!!!- ahora también gritaba el artista de ojos azules.
Tobi y Kisame se empezaron a reír por semejante escándalo.
-No puede ser- dijo Sasori, girándose para quedar boca abajo.
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Pequeña aclaración:
En este fanfic Sasori no es completamente marioneta, solo algunas partes de su cuerpo lo son. La razón de esto es porque no quiere perder su casta (orgullo de alfa).
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