Los inmortales ya se encontraban dentro de la cabaña, pero el ambiente se sentía un poco tenso. 

El jashinista se sentó en el borde de la cama, con la cabeza agachada y las mejillas sonrojadas. 

Hidan estaba muy nervioso, no era la primera vez que él y Kakuzu hacían algo intimo, pero ahora su pareja quería llegar hasta el final. 

El moreno que ya no traía puesta su máscara tomó asiento al lado de su amante y vio como este templo por su cercanía. 

-Hidan, mirame- con cuidado el fanatico giro la cabeza para encontrarse con la tierna sonrisa del alfa. 

-Tranquilo, se que esto es difícil para ti y quiero que sepas que si no estas listo, no te forzare a nada- dijo el mayor mientras tomaba con ambas manos el rostro de su novio. 

Pero el religioso solo desvió la mirada, no quería admitirlo, pero estaba aterrado. 

Le aterraba entregarse por completo a alguien, le aterraba dejarse llevar por todas las emociones que una vez guardo , pero sobre todo le aterraba ceder como omega. 

-Tu, tu me gustas Kakuzu y quiero estar contigo, pero…¿luego de esta noche, que pasará conmigo?- preguntó el fanático con un tono triste. 

El avaro abrió los ojos sorprendido, comprendiendo lo que realmente impedía que su amante aceptara la situación. 

-Oye, ya te lo había dicho una vez, no me importa que seas un omega, todo lo que podía ver en ti era a un mocoso arrogante, grosero, incrédulo, escandaloso y cabeza hueca- esos comentarios hicieron que Hidan frunciera el ceño pero sin dejar de sonrojarse. 

-Pero también note que ese chico era fuerte, persistente, leal y tierno- terminó de explicar el moreno para después darle un beso en la frente. 

El creyente lo miró atento. 

-Hidan, olvida que soy un alfa, olvida que eres un omega, quiero hacer el amor contigo porque eres la persona de la cual me he enamorado- 

Y de golpe todas las inseguridades del omega desaparecieron, estaba agradecido, nunca le agradaron los alfas, porque solo lo veían como un objeto, pero aquel hombre que le mostraba en más de una forma que iba en serio, hizo que en su interior despertara esa necesidad de tenerlo cerca. 

-Es-Esta bien, pero más te vale que seas gentil- amenazó el menor. 

-Lo intentaré- respondió el moreno divertido. 

-¡Eres un- pero sus escándalos fueron interrumpidos por un sorpresivo y apasionado beso. 

Cuando el fanático se recupero de la impresión cerro sus ojos dejandose llevar, mientras colocaba sus brazos alrededor del cuello de su pareja. 

Kakuzu sintiendo que Hidan ya se había relajado lo empezó a empujar poco a poco hasta que terminó acostado en la cama. 

Ambos disfrutaban de las intensas caricias y del dulce aroma que dejaban con cada roce de su piel. 

Necesitaban más, el moreno quería controlarse pero el olor de su religioso era demasiado empalagoso y embriagante, casi podría jurar que Hidan estaba en celo. 

El avaro se separó de su compañero cortando de golpe el beso, recibiendo un quejido por parte del menor. 

-Cálmate, no me voy a ir, solo que, ¿no te parece que la ropa ya está estorbando?- preguntó el alfa con malicia provocando que el omega se pusiera completamente rojo. 

Al ver que su burla funcionó, el tacaño se desabrochó la capa y la dejó caer al suelo ante la atenta mirada de su amante. 

En cuestión de minutos el mayor se había deshecho de todas sus prendas mostrando su cuerpo marcado y su largo cabello posando encima de sus hombros. 

Hidan que seguía en shock,  con la boca ligeramente abierta, no importa cuantas veces había visto al moreno en ese estado, nunca dejaba de impresionarle el físico de aquel ninja renegado. 

-¿Te quitaras la ropa o quieres que te de una mano?- preguntó Kakuzu haciendo que por fin el omega reaccionara. 

-N-No, yo puedo hacerlo solo- dijo Hidan avergonzado. 

Con algo de torpeza gracias a sus nervios, el menor logró sacarse toda la ropa, quedando completamente desnudo enfrente de Kakuzu. 

El alfa devoraba con la mirada cada rincón de su amante, apretaba los puños en un intento de no lanzarse encima del menor, sudaba a causa de las feromonas en el aire y su corazón latía frenéticamente. 

-Hidan esta es tu última oportunidad para cambiar de opinión, porque después no seré capaz de controlarme- su voz ya estaba ronca por la excitación. 

Pero para la sorpresa del moreno,su chico le sonrió con arrogancia. 

-Acercate de una maldita vez estúpido avaro, yo tampoco puedo controlarme- admitio por fin sus deseos. 

-Muy bien, luego no te quejes- 

Aquí les traigo el capítulo nwn❤✨❤✨❤✨❤✨❤✨❤✨❤✨ esperó les guste.