En los más alto de la guarida de Akatsuki, Konan y Pain discutían sobre las nuevas misiones. Sus servicios habían sido tan perfectos, al punto de llamar la atención de aquellos países que deseaban hacer trabajos sucios y de alta traición. 

-Pensé que tardaríamos un poco más de tiempo en ser reconocidos, pero esta nueva generación de criminales trabaja de una forma realmente eficiente- señaló la flor de la esperanza, mientras revisaba algunas cartas. 

-Es bueno que se lleven bien como compañeros, después de todo, cuando este mundo nos pertenezca, sólo se tendrán entre ellos- comentó el portador del rinnegan, dejando de lado algunos sobres que marcaban como "clasificados". 

Cansados de tanto papeleo, ambos cerraron los ojos en un intento por relajarse y escapar momentáneamente de este mundo. 

Pero entonces una fuerte explosión los hizo ponerse en guardia. No parecía que el ataque viniera del exterior, por lo que dedujeron que se trataba de un enfrentamiento entre los mismos miembros de la organización.

"¿Qué demonios está pasando?" pensaron los líderes al mismo tiempo, notando que parte de la estructura temblaba. 

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Por los pasillos, ciertos chicos corrían a toda velocidad, esquivando los hilos del moreno y también los peligrosos puños que ya habían acabado con varias partes de la cueva. 

-¡Si nos alcanza perderemos la cabeza!- dijo Kisame esbozando una sonrisa incómoda. 

-Estoy consciente de eso- contestó el pelirrojo para girarse un segundo, y sacar de las palmas de sus manos una llamarada de fuego que lanzó directo contra el avaro. 

Kakuzu al ver eso, frunció el ceño demostrándole a sus adversarios que eso no era nada. 

-¡CÓMO SI ESO LOS FUERA A SALVAR!- 

De pronto el mayor paró para realizar una serie de sellos con las manos, liberando el elemento de tierra.

-¡DOTON: GAESHI DOROKU!- del piso salió un fuerte muro de piedra que logró frenar con éxito el ataque de la marioneta. 

Sasori hizo una mueca comprendiendo que en experiencia de combate y manejo de los elementos, Kakuzu estaba a un nivel fuera de este mundo. 

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Del otro lado de la instalación también se desataba una fuerte pelea, en dónde el jashinista buscaba la forma de cortar al rubio para obtener un poco de su sangre, mientras que esté lo mantenía lejos lanzando bombas en forma de pequeñas arañas. 

-¡Aléjate de mi, estúpido masoquista, hm!- gritó con fuerza Deidara sin perder de vista a su compañero. 

-¡JURO QUE CUANDO TE TENGA BAJO MI MALDICIÓN, ME DESHARE DE TUS PATÉTICAS PIERNAS Y DE ESAS ASQUEROSAS LENGUAS!- 

A unos metros de ese enfrentamiento, el buen chico temblaba del miedo, aferrándose con fuerza a la capa de Itachi.

-Sempai, por favor detengalos, Tobi está muy asustado, Tobi no quiere que nada le pase a Deidara-sempai- susurro el enmascarado logrando que el Uchiha lo viera de reojo.

"Admito que si esto escala todos estaremos en grandes problemas" pensó el chico de grandes ojeras. 

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A los pocos minutos la entrada de la cueva se hizo pedazos, mostrando a los renegados sucios y cansados. 

Por un lado, el dúo zombie se juntó para planear su siguiente movimiento, nadie podía negar que en ataques combinados, esos chicos tenían la mejor coordinación. 

Del otro lado, sus compañeros se colocaron en posición de ataque, sin tener idea de que planeaban esos locos.

Entonces pasó, Kakuzu dejó salir sus corazones solo lo suficiente para crear un enorme monstruos que lograba conectarse con el resto de su cuerpo. 

Las máscaras abrieron la boca como si estuvieran acumulando grandes cantidades de chakra, listas para salir volando contra ellos. 

Hidan al ver las intenciones del moreno sonrió con malicia para dibujar de forma rápida sobre el suelo su preciado símbolo de Jashin-sama. 

Deidara pasó saliva nervioso, ya que en un descuido el chico de los grandes ojos violetas logró obtener una gota de sangre haciéndole un rasguño en el brazo. 

Itachi cansado de tantas tonterías se posicionó en frente de sus amigos, para activar una de sus mejores técnicas, el Susanoo. 

Un enorme ser se formó alrededor del grupo, dejando como protección el espejo de Yata. 

Parecía que nada podía frenar está masacre, hasta que cientos de papeles comenzaron a caer del cielo, alertando a los renegados que los líderes estaban cerca. 

El ruido de unas alas los dejó quietos, notando que encima de ellos volaba Konan. 

-¡Ya es suficiente!- gritó la chica envolviendo al jashinista con su técnica haciendo que le fuera imposible completar el ritual. 

Para detener a Kakuzu no sé ocupó nada del otro mundo, solo la fría y penetrante mirada de Pain, que le decía de mil formas que si no se controlaba esto terminaría muy mal. 

De mala gana, al moreno no le quedó de otra más que tragarse su irá y regresar a la normalidad. 

Una vez que las aguas se calmaron, los líderes comenzaron a reprender a los inmortales. 

-¿En qué estaban pensando?, esos tipos son sus camaradas, los únicos aliados que les quedan en esta vida, ¿cómo pudieron ser tan estúpidos como para tratar de eliminarlos?- Pain no comprendía nada de la situación. 

Parecía que no iba a obtener alguna explicación, hasta que la voz del tiburón se hizo presente. 

-Estos zombies sí que son dramáticos, desde que se fusionaron han estado demasiado sensibles- 

Al oír eso, el hombre de cabello anaranjado se giró con una clara expresión de asombro.

-¿Qué fue lo que dijiste?- 

-Oh, ¿no lo sabías?, ese par encontró la forma de unirse- volvió a hablar Kisame. 

Konan que estaba igual de sorprendida, se colocó al lado de su amigo para encarar a los inmortales. 

-¿Eso es verdad?, ¿lograron conectarse?- preguntó el poseedor del rinnengan, haciendo que el fanático se pusiera nervioso. 

Kakuzu al ver que ahora estaban en un posible peligro, tomó a su pareja para colocarla detrás de él, no permitiría que el chico recibiera un castigo. 

-Si, logramos fusionarnos, ¿tienes algún problema con eso?- pidió saber el moreno. 

En vez de darle una respuesta verbal, Pain retrocedió unos pasos para luego estirar su mano. 

El mayor apretó los dientes, tratando de endurecer todo su cuerpo con el fin de soportar aquel empujón, pero eso no pasó, ya que en el último segundo el líder decidió darse vuelta para apuntar directo a sus subordinados. 

-¡Shinra tensei!- aquella fuerza mandó a volar a los chicos haciendo que se golpearán contra los árboles y algunas rocas. 

Hidan y Kakuzu estaban en shock, no podían creer que al final no solo se habían salvado de la ira de ese Dios, sino que estaba de acuerdo con la máxima conexión. 

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Al caer la noche, los renegados se reunieron en la sala, citando al dúo zombie para aclararles algunos puntos y también ofrecerles una pésima disculpa.

-Escuchen, en ningún momento nos estábamos burlando de ustedes, solo queríamos saber más sobre ese chico, hm- señaló Deidara con algunas vendas sobre sus brazos. 

-Jamás he visto una fusión y admito que tal vez de la emoción me pase con algunos de mis comentarios- dijo Kisame con una sonrisa burlona, que en sí no demostraba algún tipo de arrepentimiento. 

-Sería increíble ver qué tan fuerte puede ser un individuo creado a partir de un vínculo- a Sasori le intrigaba bastante el tema. 

-¡Tobi quiere conocer al nuevo sempai, Tobi solo quiere ser su amigo!- gritó el enmascarado mientras agitaba sus manos de arriba a abajo. 

Itachi que se veía cansado, solo asintió dándoles la razón a sus amigos, él también tenía algo de curiosidad. 

Hidan y Kakuzu intercambiaron miradas no muy convencidos de aceptar la petición, ya que no sabían de qué podría ser capaz su creación. Kazuki era una persona demasiado honesta, tanto que podría exponer a todos los sentimientos de la pareja y eso les aterraba. Era casi como un arma que podría acabar con sus reputaciones. 

-No lo sé- soltó el creyente rascándose la nuca. 

-Todavía no es alguien de mucho control- explicó el avaro. 

El pelirrojo que no estaba dispuesto a perder está gran oportunidad decidió proponerles un plan. 

-¿Qué les parece si ponemos un límite de tiempo?, solo denos 20 minutos con él para hacerle algunas preguntas y luego podrán regresar a la normalidad, prometemos que no lo atacaremos y respetaremos hasta donde nos quiera contar- 

Hubo un minuto de silencio tras poner aquella oferta sobre la mesa. Ya que en sí no era una mala idea, también era la oportunidad perfecta para que aquel chico conociera por su cuenta Akatsuki.

Casi a regañadientes aceptaron la propuesta del experto en venenos. 

-¡Bien, pero deben cerrar los putos ojos!- ordenó el jashinista dejando a los presentes confundidos. 

-¿Por qué?- preguntó Itachi tratando de encontrarle sentido a esa demanda. 

Hidan se ruborizo un poco para después soltar otro desgarrador gritó.

-¡TU SOLO OBEDECE, ESTÚPIDA COMADREJA CIEGA!- 

Los renegados suspiraron sintiendo que no les quedaba de otra más que cumplir las exigencias del chico de los rituales. 

Una vez que vieron que todos tenían los ojos cerrados, la pareja era libre de conectarse, pero el jashinista se sentía apenado de hacerlo en presencia de sus compañeros. 

"Esto es demasiado vergonzoso" pensó el menor. 

Kakuzu sonrió por el estado del creyente, a veces olvidaba que ese chico era un humano, capaz de sentir miedo e inseguridad. 

-Hidan, ven aquí- dijo el moreno mientras le ofrecía su mano. 

Con algo de duda, el jashinista aceptó el gesto, sin imaginar que sería arrastrado hasta chocar con el pecho del más alto. 

Una vez juntos, Kakuzu se aferró a su pareja, y como lo habían hecho en el pasado decidió juntar sus frentes para verse directo a los ojos. 

-Tranquilo, siempre estaré aquí para protegerte- le susurró, haciendo que Hidan perdiera el control de sus deseos. 

En un impulso por el momento, acercó su mano para bajar la máscara del mayor, provocando que éste entendiera de inmediato el mensaje. 

-Te quiero, anciano- dijo el inmortal para después juntar sus labios con el avaro. 

Parecía el primer beso de ambos, cálido, inexperto y lleno de una inexplicable emoción. 

Lo que bastó para que una radiante luz envolviera sus cuerpos y en una explosión desaparecieran, dejando a la vista a un nuevo individuo. 

Los miembros de Akatsuki abrieron los ojos para toparse con aquel hombre de larga cabellera, piel pálida y ojos misteriosos. 

-Escuche que morían por conocerme, pues aquí me tienen- dijo Kazuki esbozando una sonrisa arrogante. 

Los miembros estaban con la boca abierta, jamás hubieran imaginado que así se vería la conexión del dúo zombie, incluso sin haber presenciado sus habilidades parecía una persona fuerte y sumamente peligrosa. 

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