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XXX. El Consejo de Ancianos

[Este capítulo está dedicado a la hermosa 0BlackMadness0 por su increíble dibujo/fanart de nuestra Sakuma en su libro Tractus, capítulo "Ready to Fight". Pásense a darle amor en estrellitas y comentarios 💛]


CAPÍTULO XXX:
EL CONSEJO DE ANCIANOS


Los ojos ónix de la menor de los Hatake miraban al suelo pensativos mientras era llevada por su padre por las calles de Konoha, hacia las oficinas de la Hokage. Los murmullos y las miradas dedicadas a su persona no eran el motivo de sus conflictos internos, sino la información que su padre le había dado esa mañana.

Uchiha Sasuke, el chico que le había ayudado a huir, e Uchiha Itachi, el chico que le había salvado la vida, ¿eran su familia? No tenía sentido. Hasta entonces creía que la única familia de sangre que le quedaba era su padre, ¿y ahora había conocido a los hermanitos de su madre en un lapso de tres o cuatro días? Era una locura.

Sin embargo no podía hacerse ilusiones de nada. Probablemente jamás tendría la oportunidad de sentarse con ellos a charlar sobre la vida, no porque Sasuke le cayera como una patada en el estómago, sino porque él y su hermano Itachi eran considerados traidores. Después de todo Sasuke estaba con Orochimaru e Itachi con Akatsuki, la misma organización que había secuestrado al Kazekage y herido a su padre gravemente.

¿Acaso algo de eso parecía normal? Uchiha Itachi, miembro de una organización así de malvada y cruel, ¿por qué se molestaría en salvarla? Es decir, probablemente sabía quien era ella, pero le parecía demasiado misericordioso para un asesino.

¿Y Uchiha Sasuke? ¿Acaso tenía idea de quién era ella? No. Las veces que había hablado con él (o era interrogada por él, mejor dicho) él genuinamente parecía no saber nada. Aunque tal vez se debía a que todo ese tiempo había usado un nombre diferente por el que seguramente él conocía a su madre.

Ahora que lo pensaba, no le parecía tan extraño que el consejo creyera que también era una traidora luego de toda esa cadena de Uchihas de su familia yéndose de la aldea...

—¿Te encuentras bien? ¿La cabeza vuelve a dolerte?

Sakuma pestañeó volviendo en sí, y miró sobre su hombro. Su padre la veía con calma mientras empujaba suavemente la silla de ruedas. ¿El rubio tonto se había ido?

—No, no es eso —volvió a mirar al frente—. Bueno, sí me duele, pero no es eso. Solo pensaba.

Kakashi dudó antes de volver a hablar.

—Te vi hace un rato en el hospital... llorando —dijo tranquilo—. ¿Quieres hablar sobre eso?

—No.

Supongo que aún no es el momento, pensó Kakashi ante lo hostil de la respuesta de su hija, cerrando los ojos. No podía culparla, después de todo probablemente ya no confiaba en él luego de todo lo que le había confesado en la mañana.

—Hay algo que tienes que saber, Sakuma —habló nuevamente su padre, esta vez cambiando de asunto—. Cuando estés con el consejo debes comportarte.

—Ya me lo dijiste —rodó los ojos.

—Lo sé, pero necesito que realmente me escuches —su tono serio y firme hizo que su hija finalmente le prestara atención—. Estas personas no son como la hokage. No les importa qué es lo que deben hacer o a quién sacrificar para asegurar la seguridad de la aldea. Y si consideran que tú puedes significar una amenaza para Konoha... Solo digamos que no podré ayudar mucho.

Ella chasqueó la lengua sin gracia.

—¿Lo que quieres decir es que me comporte como una princesa a pesar de que sé que ellos se aseguraron de que jamás supiera nada sobre mí y de que además tratan de manchar la memoria de mi madre al tacharla de traidora?

—Exacto.

—Ni hablar.

—Sakuma. Debes hacerlo. Si realmente quieres seguir siendo parte de Konoha, no les des motivos para que te lo impidan.

—¿"Seguir siendo parte de Konoha"? ¿Acaso alguna vez Konoha quiso que fuera parte de ellos? —replicó enojada.

—Sakuma...

—No. Ustedes se encargaron de mentirme todos estos años a pesar de que yo solo quería una familia, como si yo fuese una clase de posible amenaza. Jamás me trataron como una de aquí. ¿Entonces por qué debo de serles respetuosa cuando ni ellos ni su querida aldea jamás lo fueron conmigo?

—No hables así —frunció el ceño afectado—. Sabes que tanto yo como tus amigos no pensamos de esa manera.

—No, lo cierto es que no. No lo sé, ya que gracias a ustedes no sé nada. Se encargaron muy bien de eso, ¿recuerdas? —espetó.

El hombre guardó silencio. Sabía que se merecía todo aquello, sin embargo le dolía enormemente que su hija se sintiera de esa manera.

—De verdad no quiero seguir hablando de esto —suspiró Sakuma. Una molestia en su pecho al hablar de esa manera ya comenzaba a hacerse presente—. Solo debes saber que no pretendo ocultar mis verdaderos sentimientos por unas personas que no se lo merecen.

Y con eso su conversación se dio por terminada.

(...)

El despacho de la Hokage se hallaba en total silencio desde el momento en que ambos Hatake habían dado acto de presencia.

Alrededor de una mesa, observándola, se hallaban enfrentados la Hokage y el tal Ganso, que anteriormente tuvo la desdicha de conocer. Mas en los otros dos asientos, uno al lado el otro, se encontraban un par de ancianos que no conocía.

Uno de los desconocidos era una mujer. Ésta parecía verla con una mezcla de desaprobación y cautela en sus ojos que apenas se asomaban bajo sus párpados caídos por lo arrugada de su piel. Traía el pelo recogido en un moño atravesado por un adorno y aretes largos de piedras de colores. Su mera presencia transmitía poder y frialdad, al igual que el hombre que se hallaba a su lado. El tipo era igual de viejo que ella y traía un par de lentes ridículos de color verde. Su semblante era el mismo que el de ella: igual de antipático.

—Me alegra verte despierta, Sakuma —habló por fin la hokage—. Acércate a la mesa.

Kakashi la llevó hasta donde su superior indicó, acercando la silla de ruedas hasta ellos, para luego situarse de pié a su lado.

Tsunade veía a la menor con alivio al tenerla allí de regreso y, al mismo tiempo, con disgusto por lo herida que estaba. Hubiera preferido hablar con ella a solas antes de la reunión, pero por cómo se dieron las cosas no se lo permitieron. El consejo quería una reunión inmediatamente.

—Estos son Mikotado Hamura y Utatane Koharu —Tsunade extendió la mano, señalando al anciano y la mujer respectivamente—. Y supongo que recuerdas a Shimura Danzõ.

Sakuma solamente se limitó a asentir. Intercambiando por un segundo miradas con éste último.

A nadie en esa habitación parecía agradarle, y por ella estaba bien, tampoco le agradaban de todos modos. Comenzando por la Hokage que de lo único que se había encargado desde que la conoció fue de mantenerla prisionera en la aldea y ocultarle todo con respecto a su familia, luego por el señor momia que no le había dado una muy buena primera impresión, y por último los ancianos que llamaban a su madre y a ella traidoras. Traidoras su trasero.

—Estás aquí para informarnos a mí y al consejo de lo sucedido —explicó la hokage.

—Fui secuestrada —respondió—. Creí que era algo bastante evidente, la verdad.

Kakashi cubrió su rostro con la mano, totalmente avergonzado. Danzõ sonrió ladinamente con burla, esa mocosa cavaría su propia tumba con sus palabras pensaba, mientras los otros presentes trataban de averiguar si la niña les tomaba el pelo o no.

—Estás ante tus superiores, muestra el decoro adecuado, niña —espetó la anciana con hostilidad.

—Les pido la disculpen —intervino su padre—. Acaba de despertar luego de una traumatizante experiencia. La desconfianza no sería extraño en su situación, por favor entiendan.

¿Traumatizada, yo? miró a su padre sobre el hombro un tanto indignada.

—Lo que quise decir fue que debes explicarnos cómo es que se dio tu situación —reiteró Tsunade, con un gesto de "más te vale no echar todo a perder" en su rostro.

—Solo dinos qué sucedió luego de encontrar la guarida de Orochimaru y déjate de tonterías —ordenó Hamura.

—Claro, cómo no —sonrió falsamente, haciendo que el anciano frunciera el ceño—. Bueno, Capitán Yamato nos dividió en grupos. Sakura fue con él, Naruto con Sai, y yo por mi cuenta.

La anciana de inmediato interrumpió el comienzo de su narración.

—¿Presentaste quejas al respecto o estuviste de acuerdo? -dijo.

Sakuma notó cierta sospecha en su voz.

—Uuh, no. Estuve de acuerdo —negó con la cabeza.

—¿Por qué? —interrogó ahora el otro viejo.

Sakuma frunció el ceño. ¿Acaso los ancianos creían de verdad que ella había querido ser capturada a propósito? "Se habla de traición", recordó las palabras de su padre.

—Él es el Capitán. ¿No se supone que no debo contradecir a mis superiores? ¿O ustedes creen otra cosa?

—Somos nosotros quienes hacemos las preguntas, tú solo limítate a responder —habló por primera vez Danzõ.

La Hatake se contuvo de rodar los ojos.

—Soy mucho más rápida que cualquiera de ellos, así que cubriría más terreno por mi cuenta sin ser retrasada —respondió con franqueza—. Me pareció buena idea en su momento.

Con eso la pregunta se dio por respondida y avanzaron a la siguiente.

—¿Cómo fue que dieron contigo? —preguntó la Hokage.

—Buscaba a Uchiha Sasuke como los demás, abriendo habitaciones una por una cuando di con una un tanto diferente —deslizó la mirada por la habitación recordando—. Habían muchos documentos y parecía que que alguien había estado ahí no hacía mucho, así que entré —vió cómo el anciano de lentes abría la boca dispuesto a hablar—. Y antes de que pregunten porqué, fue por mera curiosidad —el hombre cerró la boca haciéndola sentir triunfante—. Fue entonces cuando Orochimaru apareció en la habitación. Uhh...

Sakuma pausó su relato unos segundos, no sabía si debía o no decirles sobre los documentos acerca de su madre o la charla que tuvo con Orochimaru. Prefirió omitir aquello.

—Logré escapar, pero mi herida... —se llevó una mano a la zona del vientre donde Naruto le había golpeado—, me retrasó y volvió a encontrarme, solo que esta vez Kabuto apareció también y me inyectó algo en el cuello que hizo que perdiera la consciencia. Cuando desperté ya estaba en otro lugar.

Kakashi oía con atención el relato al igual que los demás, triste de no haber podido protegerla y así evitar esta situación, pero a su vez con orgullo. Por lo que había oído de su conversación con Naruto, ella había ocultado el verdadero motivo de su captura: su herida. Lo había hecho para que Naruto no se sintiera culpable.

"No pretendo ocultar mis verdaderos sentimientos por unas personas que no se lo merecen." Recordó las palabras que su hija le había dado minutos atrás. Sakuma detestaba las mentiras, por lo que si ella mentía era porque de verdad le importaba la persona por la que lo hacía.

—Ya veo... —pensó la hokage en voz alta—. Ahora dinos, ¿qué pasó en esos días que estuviste allí, antes de lograr escapar?

La Hatake no contestó inmediatamente.

—¿Sucede algo? —habló con malicia el hombre de bastón.

Sakuma miró a su padre. Por más que estuviera furiosa con él, no quería que se enterara de lo mal que la había pasado durante el rompimiento del sello. Aunque no era como que tuviera otra opción.

—El tipo serpiente, él... dijo que yo tenía una especie de sello en mi nuca —reveló, causando confusión en el consejo. Diferente fueron las expresiones de la Hokage y Kakashi, quienes se vieron más bien asustados. Sakuma se dio cuenta al instante que aquel era otro secreto que le ocultaban al no notarlos sorprendidos en absoluto—. Por lo que él y Kabuto trataron de deshacerlo numerosas veces, sin éxito. No recuerdo claramente cuántos intentos tuvieron antes de que lo lograran.

—Tú sabías algo de esto, ¿no es cierto, Tsunade? —cuestionó inmediatamente Hamura.

—¿Cuando pensabas decírnoslo? —agregó Koharu.

—No pensaba hacerlo porque no lo vi necesario —respondió autoritaria—. Kakashi dijo que su rompimiento era extremadamente complicado y doloroso. Por lo que teniendo en cuenta de que nadie podría sacarlo no lo vi como una amenaza y tampoco pensaba infligir semejante dolor a una niña solo por curiosidad de qué podría estar conteniendo.

Ambos ancianos parecían contenerse de estallar allí mismo, mientras que Danzõ no le quitaba la vista de encima a la peliplata, quien en ese momento guardaba en sí misma la cantidad de reproches que querían salir.

—¿Qué contenía de todas formas, ah? —el anciano de gafas se dirigió a la menor con hostilidad.

La manera en que le habló no le gustó en lo absoluto a la Hatake, por lo que le habló en el mismo tono.

—Ustedes deberían de saberlo, digo, después de todo saben quién realmente soy y hasta se tomaron las molestias de evitar que lo averiguara. Cada uno de los que están aquí —señaló con la mano a todos los presentes con una sonrisa irónica.

—¿Qué quieres decir? —Danzõ se había inclinado levemente en su asiento hacia el frente con impaciencia.

Ella no contestó, prefirió mostrarles y, en un abrir y cerrar de ojos, sus pupilas que habían sido del color del carbón ahora lo eran de un rojo sangre.

—El sharingan —murmuró atónito el anciano del consejo, antes de aclarar su garganta—. ¿No se supone que debe de tener solo un aspa? ¿Por qué las tres?

—Desperté la primera cuando mi madre murió, supongo que las otras dos surgieron con la muerte de mi sensei que fue cuando su sello se debilitó. No estoy muy segura —respondió con frialdad volviendo sus ojos a la normalidad.

—¿Qué clase de persona era tu sensei para ser capaz de realizar un sello tan poderoso? —cuestionó Koharu.

—Una Uzumaki —dijo con orgullo en su voz al recordarla.

—¿Uzumaki? —repitió la anciana.

—No se puede estar seguro de qué otra cosa puede contener el sello de una persona de ese poder. No solo se trata de almacenar chakra, hasta podría tener información —alegó Danzõ apenas tuvo oportunidad—. Mi propuesta con respecto a las medidas que deben llevarse a cabo siguen en pie.

—Su madre ni siquiera quería que ella fuese shinobi, ¿así que por qué habría de poner información en ella? Solo previno que despertara su sharingan para alejarla de posibles amenazas provenientes personas que quisieran ese poder —intervino Kakashi inmediatamente—. Con todo respeto, creo que esas medidas son extremistas.

—La niña desapareció por días en la guarida de Orochimaru y regresó a salvo con un sombrero Akatsuki. No es extraño el tener sospechas —replicó la anciana.

—¡Todo mundo, silencio! —exclamó Tsunade—. Esta reunión es para averiguar qué sucedió, así que si no les importa me gustaría seguir escuchando el relato de Sakuma.

La voz de Tsunade infundió suma autoridad y todos en la sala guardaron silencio. La mujer asintió hacia Sakuma para que continuara.

—Bueno, hum... ¿Dónde me quedé? Ah, sí —habló de mala gana—. Había intentado escapar un par de veces sin éxito, pero habían muchas trampas. Entonces una noche, luego de que el sello desapareciera, Uchiha Sasuke vino a mi habitación. Él fue el que me ayudó a salir de ahí.

—¿Uchiha Sasuke? —dijo impresionada la mujer de cabello rubio.

Kakashi exhibía una pequeña sonrisa. Sasuke por más que no supiera que Sakuma era más que solo la hija de su sensei, sino que también de su hermana, la había ayudado a huir.

—¡¿Qué sentido tiene todo esto?! —exclamó Hamura.

—Bueno, pues eso fue lo que pasó. El que tenga o no sentido no es mi problema —replicó Sakuma, cruzándose de brazos—. Pero tenía una razón, dijo que él tenía que ser el único Uchiha en posesión de Orochimaru. No me quería ahí, así que en vez de tomarlo como una ayuda, diría que él me echó.

—¿Dices que no te ayudó por ser hija Hatake Kakashi? —preguntó Hamura.

Sakuma casi sonríe con ironía. Sabía que el hombre en realidad quería decir "hija de Uchiha Fumiko".

—El chico está demente, ¿cómo podría saberlo?

—¿Y luego de que saliste que sucedió? —incitó la hokage a que continuara con su relato antes de que se metiera en problemas al seguir hablando de ese modo.

—Yo... corrí por horas. Kabuto me encontró cuando me detuve a descansar. Peleamos por mucho tiempo, no sé cuánto, antes de que yo perdiera —frunció el ceño. De repente su memoria era algo confusa—. Creo que fue ahí cuando él volvió a inyectarme con esa cosa, esta vez era más fuerte. Pensaba que hasta ahí había llegado cuando otra persona apareció y Kabuto huyó de ahí.

—Uchiha Itachi —mencionó Danzõ.

—Sí, creo que Kakashi dijo que así se llamaba.

—Uchiha Itachi hace ya años sabe de la existencia de Sakuma, no me parece extraño que apareciera justo en ese momento —comentó Tsunade, evitando la mirada de la menor.

Sakuma estaba tan furiosa en ese momento por todo lo que estaba oyendo, todo lo que estaba descubriendo con esa estúpida reunión.

—¿Qué sucedió entonces? —insistió Danzõ en que siguiera hablando.

—Él me tomó en brazos y me alejó de allí. Trató mis heridas y bajó mi fiebre. Luego desperté aquí en el hospital de Konoha —respondió—. Y eso es todo.

—¿Recuerdas la ubicación de la guarida de Orochimaru en la que te encontrabas? —preguntó Tsunade.

—No. Estaba inconsciente cuando me llevaron allí y era de noche cuando huí.

—Bien, entonces aquí terminamos. Gracias por venir hasta aquí a dar tu informe a pesar de tu estado —habló cordialmente la hokage. Sakuma asintió—. Tenemos muchas cosas que discutir con el consejo, por el momento puedes retirarte. Debes descansar. Mañana informaremos de cualquier decisión.

Sakuma no dijo una sola palabra, solo se limitó a verla. La mujer que antes le causaba admiración ahora le causaba indignación. Kakashi se inclinó ante sus superiores antes de tomar las manillas de la silla y sacar a su hija de allí.

(...)

Hora y media más tarde, Kakashi le había preparado la cena y comían en la sala, él en el suelo a un lado de la pequeña mesa y su hija acomodada en el sofá con su pierna enyesada apoyada sobre almohadones. La menor engullía los fideos con voraz apetito mientras su padre la veía sin emitir palabra.

—¿Qué? —gruñó su hija con la boca llena. La mirada de su padre ya comenzaba a irritarla.

—¿Por qué no me dijiste que despertaste el sharingan? —preguntó con suavidad—. ¿O sobre la ruptura del sello?

Mo preguntafte —contestó sin inmutarse, llenando su boca con más fideos.

—Sé lo que significa el despertar el sharingan. Debió ser doloroso para ti —ignoró su respuesta—. ¿Y la ruptura del sello? No sé cómo es que siquiera tuviste fuerzas para enfrentarte a Kabuto.

Sakuma suspiró. Sabía que no podía ignorar el asunto. Sorbió los fideos que colgaban de su boca y apoyó los palillos y el tazón que sostenía en la mesita portátil sobre sus piernas.

—No te lo dije porque no pensaba decírtelo —limpió su boca con la manga de su pijama—. No confío en ti.

Kakashi apretó los labios y respiró hondo. De verdad le dolía que ella pensara así.

—¿Puedo hacer algo al respecto?

—Dejar de mentir, para variar. Eso podría servir de algo —la chica puso la mano sobre la mesita, comenzando a juguetear con los palillos al moverlos de lado a lado con su dedo.

—Pregunta lo que quieras entonces.

—¿Y cómo sé que no estás mintiéndome?

—Porque prometo no hacerlo.

Sakuma alzó la mirada de los palillos.

—Yo no tomo las promesas a la ligera —le advirtió.

—Claro que no, eres hija de tu madre y ella jamás rompía sus promesas —sonrió.

Ella asintió. Le sorprendió oírlo decir aquello. "Mami nunca rompe sus promesas", recordó a su madre decirle.

—Bien, entonces dime porqué mi madre es tan peligrosa para la aldea —dijo, probando la sinceridad de su padre—. ¿Qué es esa información que tanto les preocupa que obtenga?

Justo eso tenía que preguntar, se lamentó el hombre.

—¿Ves? Sabía que no dirías nada —tomó nuevamente sus palillos dispuesta a seguir comiendo.

—Tu madre desde pequeña había sido muy talentosa, pero también lo que tenía de talentosa lo tenía de simpática, ¿sabes? Atraía a las personas y les caía bien —comenzó a relatar—. Y ese es un talento que no debe ser subestimado y te convendría poder aprender algo sobre eso.

Sakuma rodó los ojos.

—Tendría más o menos tu edad cuando ya era considerada una shinobi de suma confianza para el Tercero y el Cuarto. Ella era alguien buena y leal, después de todo, y su poder no podía tomárselo a la ligera. Por eso fue que se le asignó a ella una de las más importantes tareas. Pero antes de eso, ¿sabes que es un jinchuriki?

—Naruto es uno, ¿no? —preguntó entrecerrando los ojos al no estar segura. Si mal no recordaba, Orochimaru se había referido de esa manera a su compañero.

—Sí. Los jinchuriki son los contenedores de poderosas bestias llamadas bijūs —aclaró—. Están repartidos entre las aldeas. Naruto es el jinchuriki de Konoha y es huésped del bijū más poderoso de todos, el Zorro de Nueve Colas.

Sakuma asentía a lo que su padre decía.

—Bueno, antes de Naruto, este jinchuriki era la esposa del Cuarto. Algo que debes saber es que al una mujer jinchuriki quedar embarazada, el sello que contiene a la bestia dentro se debilita considerablemente y esto hace que de un momento a otro pueda romperse.

—¿Por qué me dices todo esto?

—Bueno, porque la esposa del Cuarto quedó embarazada y la misión de tu madre era el acudir de inmediato ante cualquier percance. Con su sharingan le era posible entrar a la mente de la mujer y suprimir el chakra del Zorro de las Nueve Colas. Hizo esto por casi cuatro meses.

—¿Mamá hacía tal cosa? ¿A mi edad?

Kakashi asintió.

—Los Uchihas al poseer el sharingan son capaces de controlar al zorro, por lo que el que a tu madre se le confiara tal tarea en un momento de tensión de la aldea con el Clan Uchiha era un voto muy grande de confianza y eso no le agradaba para nada al consejo —recordó vívidamente una de las discusiones que su sensei había tenido con el consejo cuando él se había presentado a dar su informe respecto al estado de Kushina—. Sin embargo no es esto lo que los tiene tan alterados ahora, sino que, como dije, tu madre tenía este talento de conectar con las personas.

—No me digas que...

—Ella logró empatizar con la bestia, una de las criaturas más poderosas, hostiles y engañosas que existen —confirmó sus pensamientos—. Ella se hizo su amiga.

Sakuma cerró la boca cuando se percató que la tenía abierta. ¿Su madre había sido capaz de ser amiga de esa cosa en la que vio a Naruto convertirse? ¿De esa criatura sedienta de sangre y llena de ira? Aunque bueno, para Sakuma, si alguien era capaz de ello no dudaba en que su madre lo fuese.

—Creo que lo que el consejo verdaderamente teme no es los secretos de la aldea que tu madre pudiera poner en ti, sino que te enseñara como hacerte amiga del Zorro de Nueve Colas y esa información es más valiosa que cualquiera.

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¡Hasta acá el capítulo! Y sí, sé que es aburridísimo 😑

Fue tan agotador escribir esto, se los juro. Quería saltearme directamente al capítulo siguiente para poder escribir a Lee, Sakura, Neji, Gai y Tenten pero sentía que primero tenía que aclarar muchísimas cosas. Como por ejemplo el papel de Fumiko (aka Kimi) y porqué el consejo la odia.

Sinceramente no estoy nada satisfecha con este capitulo pero me obligué a publicarlo o sino jamás lo haría.

La mami de Sakuma era bff de Kurama chicxs 😏 Cómo se sienten al respecto? Ahre. No, pero posta. Hace mil años me moría por decírselos  😭😭

Bueno, ya todos saben del sharingan de Sakumaaa!! Y tranquis, sé que este capítulo es súper aburrido pero ño necesitaba como una transición para el siguiente porque no todo puede ser acción y Uchihas ya'know, el papeleo tiene que hacerse

¡Pero en el siguiente todo se pone bueno, les juro! Aparece el baby de lee y los demás y, aunque Sakuma esta un poco muy furiosa ahora las cosas se resuelven rápido, después de todo se hace la dura pero es una cariñosito en busca de amor

¡Espero que aún así les haya gustado a pesar del total aburrimiento! ¡Muchísimas gracias por leer! ¡Jenn, fuera 🍃!

PD: HICE UN FANFIC DE KURAMA, PUEDEN PASARSE POR ÉL DESPUÉS DE LEER ESTO SI QUIEREN ;)

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