XXIII. Uchiha Sasuke
[Escenas eliminadas: Encuentro y reconciliación con Sai. Pelea con Kabuto fuera de la guarida y su captura]
CAPÍTULO XXIII:
UCHIHA SASUKE
Finalmente luego de todos los inconvenientes, estaban dentro de la guarida en busca de Sasuke. Sus fatigadas respiraciones y pisadas era lo único que se oía en esos oscuros pasillos que eran iluminados vagamente por algunas antorchas colocadas a los lados. La simetría del recinto le daba a Sakuma la sensación de estar corriendo sin avanzar, estancada en el mismo lugar, sino fuese por los pasillos que se abrían camino en las esquinas y alguna que otra puerta que se cruzaba. Les dio una última mirada a todos antes de que el Capitán Yamato decidiera que lo mejor sería separarse en equipos para cubrir más espacio: él y Sakura de un lado, Naruto y Sai por el otro, y ella sola, ya que gracias a su velocidad podría cubrir más terreno sin que nadie la retrasara. Solo debía de concentrar su chakra si se metía en problemas y todos acudirían a ella. Ese no era el problema, el problema era mantenerlo apacible para no ser detectada. Ella no era nada buena controlando su chakra, jamás lo fue y ese era uno de los problemas por el que se agotaba rápidamente en las peleas.
Abrió la décima puerta que se cruzó en los pasados dos minutos y, al igual que las anteriores no había nada en ella, por lo que retomó nuevamente la carrera.
Aún no confiaba para nada en aquel Sai, no luego de que los hubo traicionado de esa manera en un momento tan delicado, y en especial por el objetivo de la misión por la que fue enviado. ¿Destruir la Aldea de la Hoja? Eso no era cualquier cosa y no podían confiarse simplemente porque los ayudó a derrotar a Kabuto momentos atrás luego de capturarlo. Y eso de que había cambiado de opinión solo porque quería conocer cómo era aquel vínculo entre Naruto y Sasuke le parecía una locura. No obstante no podía precipitarse a esas conclusiones ya que realmente no tenía idea de cómo funcionaba la mente de una persona como él, que no sentía nada. Tal vez le era importante el ver una relación como la de los del Equipo Siete para intentar entender los sentimientos y recordar los suyos hacia su hermano mayor.
¿Pero eso era motivo suficiente para confiar en él? Por supuesto que no, en opinión de la Hatake. Después de todo ese chico había sido entrenado por Ganso desde pequeño, prácticamente habían lavado su cerebro y además había participado en aquella sangrienta prueba de los de la Aldea de la Neblina en la que debía de matar a todos sus compañeros. ¿Acaso había sido ella la única que había prestado atención a su trágica historia o todos se habían dormido por un momento? Era ridículo el que se le concediera otra oportunidad luego de un monólogo de diez palabras.
Abrió la doceava puerta.
—¿Uh?
Miró a ambos lados verificando que nadie viniera, sintiendo incorrecto entrar a aquella habitación en momentos como aquel solo para saciar su curiosidad. De todos modos no tardaría demasiado, serían máximo un par de minutos y se iría. No era gran cosa.
Caminó hacia el interior, siendo detenida unos instantes por un dolor en el abdomen. Aún seguía sintiendo dolor y sin duda estaba débil. Sin embargo no le dio importancia y continuó. No era momento para eso.
La habitación tenía la apariencia de ser una oficina. Habían mesas y lámparas, libros y papeles apilados y archiveros, además de algunos documentos pegados a las paredes. Daba toda la apariencia de ser un lugar para investigaciones y, por la vela encendida en uno de los muebles, Sakuma dedujo que alguien había estado allí hace no mucho tiempo.
Decidió acercarse hacia el escritorio con la vela para curiosear lo que sea que la persona que había estado ahí estuviera leyendo.
—"El fénix de Konoha" —leyó en voz alta—. Bueno, eso sí es conveniente —murmuró asintiendo.
Tomó el archivo con desconfianza. Era probable que aquella oficina perteneciera al tal Kabuto. Era bastante obvio si se tenía en cuenta que había mencionado el mismo sobrenombre que tenía escrito el documento en la portada. Podría ser que fue lo último que leyó antes de ser capturado por el equipo, queriendo echarle un vistazo luego del encuentro del puente. Pero también era probable que aquello fuera un engaño, le parecía todo muy fácil: ninguna trampa en el camino ni en la habitación y ese archivo situado convenientemente bajo la única vela encendida para que fuese el foco de atención.
¿Pero qué ganaría tratando de engañarla?
Además Kabuto no tendría manera de saber que ella no sabía nada sobre su identidad hasta el momento en que se conocieron, y tampoco era como si ganara algo al mentirle, ¿no es cierto? Tal vez solo simple diversión. Pero aquel archivo parecía incluso viejo por el aspecto algo frágil y blando del cartón, por lo que no aparentaba ser información falsa.
Miró el archivo pensando. Quien sea que fuese esa persona, el Fénix de Konoha, tenía que ver directamente con ella, de lo contrario no hubiera sido lo primero que el de gafas habría mencionado.
—¿Qué esperas para abrirlo, niña?
Sakuma inmediatamente lanzó shuriken en dirección de la voz y volteó. Orochimaru la miraba desde el marco de la puerta con una amplia y tétrica sonrisa. Una gota de sangre resbaló de un corte en su mejilla provocado por un shuriken que no pudo esquivar.
—Eres veloz —habló con regocijo—. Interesante...
Ella no contestó, mas se maldijo por estar tan distraída como para no percibirlo.
Orochimaru avanzó un par de pasos. Sakuma sacó un kunai.
—Ahh, por favor. No hay porqué recurrir a la violencia —alzó las manos caminando haciendo ella—. No pretendo hacerte nada —sonrió lamiendo su propia sangre con su larga lengua.
—Aléjate —espetó con repugnancia.
Una inmensa explosión se escuchó a la lejanía provocando un leve temblor en los hombros de la menor por el sobresalto. Todo el lugar se movió violentamente bajo los pies de Sakuma, pero esta no apartó la mirada ni un segundo del hombre frente a ella que por alguna razón la miraba como si acabara de ganarse la lotería.
—Oh, mi querido Sasuke ya debe estar despierto. Tiene un humor de perros por las mañanas.
—¿Dónde está él? —cuestionó.
Obviamente no esperaba que le respondiera, solo quería algo de tiempo para averiguar cómo demonios escapar de allí. El equipo obviamente se dirigiría hacia la explosión, si es ya que no estaban allí en ese momento, y nadie vendría hasta donde ella por más que concentrara su chakra.
—Eso creo que tus amigos ya lo saben, así que, ¿por qué no nos tomamos estos minutos, hum?
—No sé porqué crees que eso pasará —habló hostil.
Miró un segundo hacia el suelo, preguntándose si había una planta baja, antes de volver a mirarlo.
—Porque Kabuto me contó sobre tu dilema, diciendo que los de la Hoja te han ocultado cosas que deberías de saber —se cruzó de brazos—. Y creí que, dado a que yo conocí a tu madre, podría ayudarte.
Orochimaru volvió a sonreír placenteramente al ver cómo la adolescente dejó entrever su expresión de sorpresa por unos instantes antes de encerrar con fuerza el kunai entre sus dedos.
—Mientes —dijo furiosa por haber tenido que escuchar a ese repugnante hombre mencionar a su madre.
—¿Por qué lo haría? —alzó una ceja—. Pero si tanto dudas, puedes abrir ese archivo que traes en tu mano, querida.
Sakuma miró el documento con curiosidad, más la situación le causaba una gran desconfianza. Además, ¿por qué hacerle caso a un traidor? ¿Por qué creerle?
—Vamos —alargó la palabra con gozo—. Hazlo.
¿Acaso ese era el momento que había estado esperando todo ese tiempo? ¿Por fin ya sabría toda la verdad sobre lo que le habían estado ocultando los de la Hoja por años? Sintió su corazón agitarse con los dedos picando por la ansiedad de poder abrir ese archivo.
Mientras tanto Orochimaru la observaba con un brillo de astucia en los ojos. Luego de que ella leyera aquello solo bastaba un solo movimiento para derribar su mundo abajo y poder conseguir que confiara en él más que en los de la Hoja, siendo eso técnicamente razonable. Después de todo sería él quién le estaría diciendo la verdad sin ocultarle nada, mas solo manipulando un par de cosillas.
Sonrió aún más amplio, pasando la lengua por sus labios mientras veía a la adolescente alzar la mano con la información sobre El fénix de Konoha. Así, ábrelo alentó internamente el hombre, alzando las cejas con expectativa. Pero su plan se fue todo a la basura cuando la vió rasgar el archivo por la mitad.
—No —frunció el ceño, tirando los restos de papel al suelo—. No sé qué pretendes, pero no te seguiré el juego. Si vas a matarme, hazlo. Pero por mientras, intentaré ayudar a mis amigos.
Esa no sería la forma en la que descubriría aquello. No allí. No gracias a él. No a manos de un traidor de la Aldea que se había llevado al mejor amigo de Naruto y Sakura, haciéndoles sufrir por tanto tiempo. No a manos de un ser tan despreciable que vivía solo para satisfacerse de la pena y dolor de los demás. No iba a aceptar eso. Si debía de descubrir aquello que le ocultaban sería bajo sus propios méritos y sus propias condiciones, o porque finalmente alguien de confianza se decidiera a decirle la verdad, no porque un psicópata le tuvo compasión, lástima, o lo que sea que Orochimaru y Kabuto sentían hacia ella.
—Qué admirable —dijo, evidentemente no esperando aquella reacción—. Pero haz tomado la desición equivocada.
—A juzgar por tu reacción, yo diría que no —se encogió de hombros.
El hombre dejó ver sus dientes con una sonrisa cínica. Unas serpientes comenzaron a deslizarse lentamente por sus brazos hasta el suelo. Sakuma llevó su mano libre a su bolsa shinobi. Su corazón había comenzado a latir nuevamente con rapidez, pero esta vez con inquietud ante lo que sucedería. Sabía que ella no era nada al lado de aquel hombre que aterrorizaba aldeas. Ella solo era una adolescente en su primera misión, sin tácticas especiales además de golpear muy fuerte y ser veloz. Aquel tipo tenía tácticas de pelea legendarias, tal como su sobrenombre.
—No pareces asustada —lamió nuevamente sus labios el Sannin.
—Porque no lo estoy —medio mintió. La situación comenzaba a ponerle nerviosa—. Solo algo perturbada —dijo mirando el gesto asqueroso del hombre.
Orochimaru frunció el ceño sin deshacerse de su sonrisa y sin esperar un segundo más lanzó las serpientes hacia la menor para envolverla con ellas. Sin embargo al hacerlo ella despareció con un jutsu de sustitución y, mientras un kunai con papel bomba se clavaba bajo sus pies, Sakuma huyó golpeando el suelo con su puño cargado con chakra y cayendo en el nivel de abajo.
No tardó en salir corriendo lejos de allí oyendo la explosión a sus espaldas, sin percatarse gracias a la adrenalina del momento como el ardor en su abdomen era peor que antes.
Dobló en una esquina, verificó que no hubiese nadie en el pasillo y siguió corriendo hacia donde había oído el ruido de la explosión. Repitió lo mismo por unos minutos, cuando al doblar en una de las esquinas del pasillo sintió una fuerte punzada en su estómago, nada comparada al dolor que ya había estado sintiendo desde el incidente. Esto la obligó a alentar el paso para tratar de respirar mejor cuando notó la fatiga.
—No está nada mal para una jovencita que ni siquiera es genin —rió una tétrica voz.
Sakuma se detuvo inmediatamente al oír la voz al final del pasillo y trató de darse la vuelta para correr en dirección contraria. No obstante su vista, al igual que en bosque momentos antes, volvió a nublarse y los mareos regresaron. Lo penumbroso de los pasillos tampoco la ayudó demasiado y no tardó en tropezar y caer al suelo.
Trató de levantarse pero el dolor no se lo permitió y tras haberse logrado ponerse en pie por unos segundos cayó al suelo. Solo le quedó arrastrarse inútilmente por el suelo, oyendo los pasos del hombre aproximarse a su ubicación.
—Oh, ya veo. Estás herida —se regocijó—. Y aún así trataste de escapar. Qué adorable.
Hubo una breve pausa en la que pudo notar la presencia de alguien más.
—Naruto la golpeó cuando se encontraba poseído por el chakra del Zorro —apareció otra voz a la escena—. Por cómo lo hizo me sorprende que aún se mueva. O que esté viva, realmente.
—Kabuto —saludó Orochimaru con falsa sorpresa.
El hombre pálido miró a la niña con fascinación. Él mismo había tenido una lucha cara a cara con Naruto en ese estado y había esquivado cada golpe sabiendo que podría ser fatal, y el que ella hubiese recibido uno y aún así fuese lo suficientemente fuerte para mantenerse en pie sin mostrar un ápice de dolor le parecía sorprendente. Incluso había sido lo bastante rápida como para huir minutos atrás. Definitivamente esa niña comenzaba a interesarle tanto como lo hizo Sasuke en su momento, la primera vez que lo conoció, si no es que más. Sinceramente el que poseyera la fuerza descomunal tal como Tsunade se le hacía casi hasta nostálgico, y esa velocidad no era poca cosa. Si él conseguía entrenarla como al Uchiha conseguiría resultados muy grandes.
La Hatake no logró seguir la conversación por unos instantes en los que supuso ella que perdió brevemente la consciencia.
—¿Podrías encargarte de ella por mí mientras vigilo que mi Sasuke no haga nada indebido? Y por favor sé gentil —dijo con voz melosa.
—Por supuesto, Lord Orochimaru.
Sakuma pestañeó tratando de recuperar la visión, apretando los dientes para soportar el dolor, sin tener éxito. Solo pudo distinguir nítidamente la figura de Orochimaru alejarse del lugar y a Kabuto acercarse unos segundos antes de volver a perderla. Los jadeos y el sudor frío aparecieron nuevamente en ella.
Kabuto se detuvo a un paso de ella, viéndola retorcerse con la vena marcándosele en el cuello. Reconoció su fortaleza al no haber gritado hasta el momento teniendo en cuenta que tenía en su organismo el venenoso chakra del zorro.
—No te me acerques —gruñó arisca. Retuvo un gemido de dolor. ¿Cómo es que pudo escapar del jutsu de captura del Capitán?
Concentraba su chakra, de verdad lo hacía, aunque supiera que no funcionaría. Su equipo estaba bastante ocupado como para notarlo. Kabuto vio cómo la peliplata llevaba una mano temblorosa a su bolsa en busca de algún arma.
—Déjame ayudarte —pidió amablemente, arrodillándose a un lado de ella consciente de que no podría intentar nada en ese estado dado que, por lo que notaba, ella había perdido la visión.
Le tomó por sorpresa el hecho de que fue capaz de lanzarle un kunai, aunque lo apartó fácilmente con el suyo. ¿Acaso podía pelear sin ver siquiera? Él no era conocedor del día que entrenó con Jiraiya para desarrollar ese talento.
—Prefiero morir, gracias —respondió la menor, mientras se ponía de pie débilmente.
Oyó al hombre suspirar con resignación.
—En ese caso...
La Hatake sintió un pinchazo repentino en su cuello que le arrebató el aliento.
—¿Qué...? —se llevó la mano a la zona.
—Tú me obligaste, niña. No puedo permitir que escapes. No luego de que tú sola vinieras a nosotros —dijo con calma—. Aún tienes que descubrir la verdad.
Sakuma trató de luchar contra los efectos del somnífero. Trató con todas sus fuerzas. Pero el cansancio físico que traía por ya estar luchando contra el venenoso chakra del Nueve Colas ya era demasiado para su cuerpo y, aunque había logrado ponerse de pie, no tardó en caer en los brazos del Ninja Médico.
Luego de eso el resto fue borroso y confuso. Imágenes al azar aparecían frente a ella: Sakura gritando su nombre entre sollozos intentando ir hacia ella siendo detenida por Yamato y Naruto tratando de ponerse de pie, estando demasiado débil como para hacerlo. Notó que alguien la cargaba. Pero perdió la conciencia luego de eso, para recuperarla momentos después en los que notó que corrían por un bosque. Después, todo fue silencio y oscuridad.
—¡Debemos ir por ella! —sollozó Sakura, luego de ver cómo Kabuto, quién cargaba a una inconsciente Sakuma en sus brazos, desaparecía junto a Sasuke y Orochimaru—. ¡No pueden alejar a ella también de mí! ¡Por favor!
La pelirosa gritaba a su líder con desasosiego. Naruto se hallaba a su lado, al igual que Sai.
—Ese bastardo... —maldecía el Uzumaki con coraje—. ¡No sé la llevará también a ella!
—¡Hay que ir tras ellos! ¡Ahora!
—Sakura, cálmate. No hay nada que nosotros podamos hacer contra tres ninjas como ellos nosotros solos —trataba de tranquilizarla Yamato—. Sakuma aún tiene la semilla de seguimiento que comió. Solo hay que regresar a la aldea y pedir refuerzos.
—¡¿Y quién dice que no le habrá sucedido nada hasta entonces?! —gritó desesperada.
—Porque Orochimaru sabe lo valiosa que es —interrumpió.
—¿Valiosa? ¿A qué se refiere? —preguntó Naruto con el ceño fruncido.
—Hay mucho que ustedes aún no saben, muchachos —eludió la respuesta—. Pero ahora llorar y gritar no sirve de nada si queremos traerla de regreso lo antes posible. Hay que regresar a la aldea de inmediato.
Sakura asintió limpiándose las lágrimas del rostro. Luego de todo lo que habían pasado hoy, teniendo que enfrentar la idea de que Sasuke no quería regresar y que ya no sentía nada por ellos, el tener que enfrentarlo, ahora se le sumaba el hecho de que Orochimaru se llevaba a su mejor amiga. No le bastaba con haberles arrebatado a Sasuke sino que ahora también decidía secuestrar a Sakuma.
Todo esto era su culpa. Si tan solo hubiera dicho algo al momento en que Yamato eligió los equipos para buscar a Sasuke ella no habría estado sola frente a Orochimaru. Lo único que le consolaba era saber que gracias a su valentía no debió de haber estado tan aterrorizada, pero seguramente se sintió desolada al saber que nadie llegaría a ayudarla.
—Esto no es del todo malo. Mientras Sakuma esté con Orochimaru, sabremos también donde está Sasuke —trató de tranquilizarlos su Capitán.
—¿Pero a qué precio? —preguntó Sakura acongojada.
(...)
Abrió los ojos y se sentó de inmediato apenas tuvo consciencia. Los recuerdos de todo lo que había sucedido estaban frescos en su memoria.
Un paño húmedo cayó de su frente sobre sus piernas. Su cuerpo ya no padecía dolores y se encontraba extrañamente bien a excepción de algo de jaqueca, por lo que le hizo cuestionarse cuánto tiempo había estado inconsciente realmente para tal recuperación.
Se encontraba en una habitación sin ventanas en la que solo era amueblada por la cama en la que se encontraba y una lámpara de aceite que se hallaba al lado de la cabecera que alumbraba débilmente el lugar. Gracias a eso notó que alguien había cambiado su vendaje, Kabuto seguramente.
Llevó su mano a sus bolsillos traseros del pantalón, de repente con el pánico invadiéndola, pero respiró con alivio nuevamente al tener el libro de su madre en sus manos. Agradeció haberlo sacado de la bolsa ninja antes, ya que Orochimaru se la había arrebatado por lo que veía.
¿Qué se supone que haga ahora? se preguntó a sí misma. No quería quedarse allí sentada hasta que el Capitán Yamato lograra rastrearla, no sin saber que era lo que el tipo serpiente quería de ella. La posibilidad de que quisiera llevar a cabo experimentos con ella no era muy loca teniendo en cuenta la historia de de Yamato. Así que debía de escapar de allí lo antes posible y, una vez estuviera lo suficientemente lejos, invocar a los ninken. No sabía si alguno de ellos era un Ninja Sensorial.
Se levantó de la cama luego de haber apartado las sábanas de encima suya y caminó hacia la puerta. Apoyó la oreja en ella. Todo era silencio, por lo que lo más sigilosamente posible abrió la puerta. Sonrió cuando las bisagras no emitieron ni un sonido. Eso no sucedía todos los días, mucho menos en situaciones que lo ameritaba.
—¿Tú quién demonios eres?
Sakuma quedó inmóvil en su sitio al no esperarse que alguien estaría justo delante de su puerta esperando a que abriera. Se trataba de un chico, obviamente mayor que ella. Estaba recostado en la pared de enfrente a la habitación, en medio del pasillo, cruzado de brazos. La lámpara de aceite alumbraba lo suficiente como para ver su vestimenta mas no su rostro, sin embargo la Hatake no necesitó verlo para saber que se trataba de Uchiha Sasuke.
No sabía si maldecir o bendecir su suerte.
—Responde —exigió.
Él dio unos pasos al frente, dejándose ver finalmente al salir de las sombras y acercarse a la luz que provenía de la habitación detrás de Sakuma. El rostro inexpresivo de ella se comparaba con el de él al igual que sus miradas fulminantes.
—¿De casualidad sabes dónde está la salida? —preguntó la peliplata con altanería, ignorando completamente su pregunta.
Sakuma tuvo tiempo de esquivar la mano del chico cuando quiso tomarla por el cuello. Sin duda era fácil de provocar.
Es rápida, reconoció Sasuke. Él a su edad difícilmente hubiera esquivado aquello.
—Contesta —ordenó, queriendo saber porqué Orochimaru y él inútil de Kabuto no estaban dispuestos a contarle el plan de ellos al traerla.
La menor decidió tragar su orgullo y contestarle si no quería que ese psicópata le arrancara la cabeza allí mismo. Ya era bastante malo que la tuviera acorralada allí como también incitarlo a matarla.
—Hatake Sakuma —respondió hosca.
—¿Hatake? —el azabache la miró, soltando una risa seca. La sorpresa solo se vió un instante en su expresión—. ¿Tienes algo que ver con Hatake Kakashi?
—Es mi padre.
Sasuke la inspeccionó brevemente con la mirada obviamente en busca de parecidos.
—Entonces debo suponer que tú estabas con los inútiles del Equipo Kakashi, ¿no es cierto? —preguntó arrogante, sin hacer expresión alguna—. ¿Tú también dirás qué debo regresar a la aldea?
—De hecho te preferiría lo más lejos de Konoha posible —cruzó los brazos.
—Es irónico viniendo de alguien que forma parte de un equipo que tiene como uno de los objetivos mi retorno —comentó, no habiéndose esperado esa respuesta.
—Estoy en él porque me lo pidieron, no porque me interese tu regreso. De hecho estaría feliz si jamás volvieras, pero eso haría infeliz a Sakura.
—Cuida cómo me hablas —amenazó.
Su Sharingan se mostró por primera vez a los ojos de la Hatake, pero al contrario de lo que usualmente sucedía, ella no se vio para nada intimidada o amenazada como él quería. Al contrario, Sakuma miró sus ojos carmesíes con nostalgia, recordando a su padre. Esperaba que no estuviese preocupado por ella. Él seguramente aún se hallaba en el hospital recuperándose y no se sentiría bien si por su culpa él decidiera hacer cualquier estupidez. Esa era otra de las razones por las que debía de salir de ahí de inmediato.
El Uchiha frunció el ceño, no solo por su reacción, sino porque notó algo extraño en su chakra. De por sí la peliplata tenía uno bastante extraordinario, y aún así parecía que una parte de él estaba sellada. Sí, no podía equivocarse. Definitivamente tenía un sello situado en la nuca que evitaba que corriera correctamente. ¿Acaso Kakashi había notado aquello y no se había molestado en tratar de quitárselo o solo él se había percatado de aquello hasta el momento? Cualquiera que fuese la respuesta ahora sentía curiosidad por saber el motivo de aquello.
—Oh, pero qué sorpresa. Veo que ya se conocieron —se oyó la rasposa voz del Sannin. Sakuma volteó a verlo aún con la mirada de Sasuke en ella.
La Hatake se lamentó internamente. El plan de huída tendría que esperar.
—Me alegra. Es extraño que mi Sasuke se interese en alguien tanto como para salir de su habitación y venir a presentarse.
—No tendría que haberlo hecho si tú me hubieras dicho qué es lo pretendes trayéndola con nosotros —espetó sin siquiera mirarlo.
—¿Por qué la urgencia de saberlo? ¿No estarás sintiendo alguna necesidad de ayudarla por ser la hija de Kakashi, o sí? —sonrió cínico.
—No digas estupideces. Ella no podía importarme menos —apartó finalmente la mirada de ella luego de que esta se la devolviera—. Es un patético saco de carne y huesos.
La Hatake tenía entendido que él despreciaba a aquellos que no eran poderosos y obviamente no era diferente con ella. Y él no podía estar más en lo cierto al describirla. Ella era eso al lado de alguien como él. Pero patético tal vez fue demasiado.
—Ya veo... —dijo con lentitud—. Por un segundo creí que ese no era el caso. Después de todo a ti, al igual que a mí, nos causó curiosidad. ¿O me equivoco?
Sasuke no respondió.
—¿Y? ¿Cómo te sientes, querida? —sonrió el hombre—. No cualquier muchacha resiste un ataque directo del Zorro, aunque afortunadamente Kabuto pudo deshacerse del venenoso chakra.
Sakuma no respondió.
—Tomaré eso como que te sientes mejor —respiró paciente y caminó unos pasos más cerca de ambos.
—¿Qué es lo que hago aquí? —exigió saber Sakuma, interrumpiendo la intención de Orochimaru de volver a hablar—. Si lo que quieres es conseguir algo de los de Konoha conmigo, no te servirá. Todos allí me odian —mintió—. Así que yo si fuera tú me lo ahorraría. No soy tan valiosa.
Orochimaru rió por lo bajo. Esa niña seguía tratando de proteger a Konoha por más que estuviera en peligro ella misma en ese momento. Se preguntó si sería fácil doblegar esa voluntad.
—No te traje aquí para un intercambio, querida, yo no necesito nada de aquellos idiotas. Eres nuestra invitada —la miró—. Estás aquí porque te unirás a nosotros.
Sakuma casi ríe por lo ridículo que aquello sonó.
—Tienes que estar bromeando —frunció el ceño confundida.
El Uchiha miró a Orochimaru tratando de descifrar qué era lo que realmente quería de la chica, porque definitivamente aquello no era. ¿Acaso él también se había percatado que había algo extraño con ella?
—Por supuesto que no —rió de una manera que perturbó a la peliplata—. Solo pretendo hacerte ver quiénes son realmente los de Konoha que pareces tan dispuesta a proteger hasta con tu vida, mostrándote la verdad. Comenzando por ese curioso sello que tienes en tu nuca.
¿Qué?
Sakuma se llevó la mano al sitio que el hombre mencionó. Que ella recuerde jamás había tenido ningún sello, ni tampoco recordaba a alguien que le hubiese puesto alguno. Ese hombre sin duda debía estar mintiéndole para intentar confundirla.
—También lo noté —comentó Sasuke.
Los miró a ambos desorientada. Sin tener idea de qué hacer ni que decir, y realmente no podía hacer nada.
Sintió ganas de gritar con frustración. Ella solo quería salir de allí y regresar a casa.
Quería ver cómo estaba su padre y ser recibida por un molesto abrazo de Lee y Gai-sensei, y por los irritantes comentarios de Tenten junto con una casi imperceptible mirada de orgullo de Neji que solo ellos sabían que existía. Incluso quería ver a la insoportable de la Hokage. Aquello de revelar los secretos de su pasado comenzaban a perder su atractivo junto con la idea de volver a la Aldea de la Hoja. No quería estar allí con aquel hombre despreciable y el chico que rompió el corazón de su mejor amiga.
—Si tengo algo que descubrir lo haré por mi cuenta —dijo segura—. No quiero nada que venga de alguien tan despreciable como tú.
Sasuke la miró con apenas una pizca de interés en su mirada. Esa mocosa era valiente al hablarle así, en cambio Orochimaru frunció el ceño y antes de que la chica pudiese haberlo previsto unas serpientes la envolvieron desde los pies hasta los hombros.
—No te equivoques conmigo —la acercó a su rostro lo suficientemente para que Sakuma lograra percibir su fétido aliento—. Puede que trate de ayudarte, pero no soportaré este trato de tu parte.
Ayudarte, pensó Sakuma con ironía.
—No estás ayudándome —replicó con trabajosa respiración—. Estás manteniéndome prisionera.
Orochimaru la observó meticuloso. Cada facción en su rostro mostraba desafío, enfado y rencor. Entonces supo qué hacer.
—Supongo que no lo entenderás hasta que te muestre quién eres, así lo quieras o no —sonrió nuevamente—. Tendrá que ser a la fuerza. Traté de contenerme porque conozco la sensibilidad de los de la Hoja, pero me lo agradecerás luego —relamió sus labios con deleite.
La peliplata le sostuvo la mirada con valentía, mas sabiendo que no tenía escapatoria de allí.
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¡Ok, ok, gente, no entren en pánico! Más bien alégrense porque la trama comienza a desenredarse y probablemente en el siguiente capítulo ya todo se sepa. Denme amor, estoy actualizando seguido.
La verdad es que estaba muy asustada en escribir esto. En publicarlo en realidad. Lo cierto es que no se me da muy bien el drama, así que tenía miedo que lo odiaran, pero me percaté que con una historia como la de Sakuma y Kimi el drama es un elemento fundamental 😹 aún así díganme si creen que fue una mala decisión o no. Significa mucho.
La pobre de Sakuma no resistió muy bien el chakra del Zorro envenenádola. Puede deberse a que no ha comido prácticamente nada últimamente ni descansado o también por hecho de no poder darse tratamiento médico a sí misma tal como Sakura lo hacía cada vez que se sentía débil.
Ah, y por lo visto Sakuma posee un sello que impide que parte de su chakra se desate. Hum, ¿por qué será? ¿Quién se lo habrá puesto? ¿Y qué pasará cuando Orochimaru lo deshaga?
Ese hombre generó una manía con la pobre de Sakuma, aunque no era muy raro de imaginarse dado la obsesión que este hombre tiene con los adolescentes y su fetiche de querer quedárselos. Sin embargo parece que tiene planes para ella.
Sasuke apareció. Ya pueden gritar de emoción las chicas que tanto estuvieron esperándolo.
Muchos habían adivinado qué tal vez Sakuma no regresaría. En un principio eso no iba a suceder, pero luego comenzó a parecerme coherente la idea. Sin embargo no es por la razón que creyó la mayoría. No sé porqué todos creen que nuestra bebé sería capaz de traicionar a las personas que ama por odio. Si no lo ha hecho en todo ese tiempo en que supo que le ocultaban cosas, no va a suceder ahora. Aunque sea una persona gruñona y desconfiada no quiere decir que no sea leal o ame lo suficientemente a quienes le rodean.
Bueno, hasta aquí el extenso capítulo de hoy. Espero sinceramente que les haya gustado porque de verdad me arriesgué aquí escribiendo este capítulo.
¡Jenn, fuera! 🖖
PD: Disculpen faltas de ortografía o errores de narración, de verdad que escribí esto muy rápido y como son aproximadamente más de 4800 palabras me da flojera revisarlo una tercera vez.
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