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XVIII. Yamato, el anfitrión

CAPÍTULO XVIII:
YAMATO, EL ANFITRIÓN

¿Una persona puede ser capaz de estar tan furiosa​ hasta el punto de querer gritar de coraje, pero a la misma vez sentirse arrepentida con la persona que causaban esos sentimientos? Sí puede, comprobó Sakuma.

El enojo era dueño de su mente, por lo tanto también de sus pensamientos, sin embargo en su corazón... dominaba la culpabilidad. Este le decía que no debía de haber hablado así a su padre considerando en el estado en el que estaba; que no merecía que se lo tratase así luego de todo lo que había hecho por ella, pero su lado frío y razonal le decía que se había ganado aquello por haber estado esos años ocultándole cosas respecto a su madre. Ya no sabía a qué parte de sí misma darle la razón. Por un lado sentía toda esa furia y orgullo, pero por el otro solo sentía que debía de regresar a pedirle disculpas e intentar hablarlo. El problema era que ella no era así. No era una persona que se arrepintiera comúnmente de sus actos y pidiera perdón, ella siempre hizo todo por un motivo y jamás retrocedía. Sin embargo no sabía porqué esta vez era diferente. Y por eso mismo no dejaba de cuestionarse constantemente si había hecho lo correcto.

Sakuma resopló el flequillo lejos de su vista por segunda vez en lo que iba del minuto cuando la brisa volvió a revolverlo. Llevaban ya varias horas caminando, algo que Sakuma no lograba entender ya que se suponía que era una misión urgente y debían de apurarse para llegar a tiempo al dichoso puente. Así que, ¿por qué no correr? Sin embargo no dijo nada. El ambiente estaba muy tenso luego de la fuerte pelea que Sakura y Naruto habían tenido con Sai, resultando este último golpeado por la adolescente, así que era preferible guardar silencio. De todos modos no era como si tuviese ánimos como para decir nada. Su mente aún estaba en Konoha, junto a su padre.

—Oh, ese es el libro de tu madre —habló Sakura a su lado.

Sai, quién iba hasta el final de la formación, delante del Capitán Yamato, inmediatamente llevó toda su atención al par de chicas al oír la mención de la madre de Sakuma.

La Haruno había aminorado el paso al reconocer el libro cuando vio a su amiga sacarlo de su mochila para aprovechar a hablarle y así distraerse de los pensamientos que la inquietaban luego de discutir respecto a Sasuke con Sai. Debía de tratar de tranquilizarse si no quería soltarle otro puñetazo, cosa que se le venía a la mente cada vez que miraba el rostro de ese idiota. Ese bueno para nada creía que tenía derecho a hablar sobre el Uchiha sin siquiera conocerlo.

La peliplata la miró antes de asentir en afirmación. Por más que se lo hubiese regalado a su padre, ella jamás había viajado a ningún lado sin aquel libro, lo necesitaba. Era el objeto más preciado que le había quedado de su madre y, por algún motivo, sentía que si lo llevaba con ella su madre también la acompañaba. Era algo tonto a su parecer, pero no significaba que no lo sintiera así.

—Jamás he sabido de qué trata —comentó Sakura.

—¿Nunca te lo he dicho? —preguntó sin demostrar su asombro—. Mamá escribió su historia con Kakashi —explicó ante la negativa de la pelirosa.

—Oww, que tierno —sonrió enternecida.

Sakuma quiso sonreír.

—Sí, más o menos —hizo una mueca.

—¿Ah? ¿Por qué lo dices? —frunció el ceño.

—Ella odiaba a Kakashi —contestó—. La mitad del libro trata de eso.

—Oh, ¿en serio? Encuentro difícil que alguien odie a Kakashi-sensei —pensó en voz alta.

—Bueno, mamá sí lo hacía. Aún no sé qué es lo que él le hizo ya que nunca lo menciona en el libro, pero sí, lo odiaba. Luego pasa algo y va cambiando de parecer hasta que finalmente se enamora de él.

—Qué romántico —suspiró la chica.

—¿Lo es? —alzó las cejas.

—¡Sí!

La peliplata la miró curiosa. Su amiga de verdad parecía hasta encariñada con su madre y su historia sin siquiera conocerla.

—¿Quieres... Quieres echarle un vistazo? —murmuró extendiéndole el libro.

Sakura dejó de sonreír, sorprendida. Aquel libro era algo muy importante y especial para Sakuma y el que le estuviera concediendo el permiso para leerlo era algo muy significativo. Quería decir que confiaba en ella, de otra manera ella jamás le hubiera permitido aquello. Eso no hizo más que hacerle sentir nuevamente la culpa de estar ocultando tantas cosas respecto a ella.

—¿Lo dices en serio? —su mano dudó cuando quiso tomar el libro.

—Un libro se escribe para leerse, después de todo.

—Pues, muchas gracias —aceptó finalmente con una sonrisa genuina en el rostro.

Sakuma cerró los ojos amigable como devolución a su sonrisa.

Su amiga desvió la mirada para observar la portada de aquel libro, donde un desprolijo pero bonito dibujo de un espantapájaros acaparaba toda la tapa. Se notaba que tenía varios años eso allí ya que la pigmentación de la pintura comenzaba a desvanecerse. Acarició los trazos antes de abrir el libro, y comenzar a leer ya sin la atenta mirada de Sakuma sobre ella sino la de Sai. Lo más seguro era que aquel libro al haber sido escrito por la propia Kimi, donde contaba su historia como si se tratara de un diario, podría tener información muy importante oculta o al menos alguna que otra pista.

—¿Qué sucede, Sai? ¿Quieres adelantarte en la formación?

La voz del capitán lo alertó pero no lo demostró en lo más mínimo y fijó su mirada en él. Yamato lo observaba con un claro recelo en cada facción de su rostro. Definitivamente había notado que había apurado el paso para espiar la conversación de ambas adolescentes.

—No, gracias, señor —sonrió falsamente—. Solo me distraje en mis pensamientos y no me percaté de la velocidad de mis pasos.

—Bien, pues procura prestar atención en lo que debes o podrías causar que alguien salga herido —advirtió, sonando claramente como una amenaza, para luego agregar:—. La formación está dispuesta así por un motivo.

Sai captó la indirecta enseguida.

—Por supuesto, señor —respondió sin dejar de sonreír.

Luego de eso no se habló mucho más en el camino al hotel —prometido por Yamato a cambio de que dejasen de pelear—, debido gran parte a la tensión que acaparaba la atmósfera alrededor de los adolescentes. Sakuma ya comenzaba a parecerle estúpido tanto odio después de todo, ese chico, independientemente si les caía bien o no, estaba allí para ayudarles a traer a su amigo de regreso, ¿así que por qué no tratar de llevarse bien? Además las misiones no eran para hacer amigos, eran para cumplir el objetivo impuesto. Se trataba de profesionalismo. Le extrañaba que ellos habiendo tenido decenas de misiones distintas y con toda clase de equipos no se dieran cuenta de ello y ella, quien no había tenido nunca ninguno, sí. A su parecer se lo estaban tomando demasiado personal.

Además Sai no había dicho nada más que la verdad, pensaba Sakuma.

Basado en lo que le habían contado a lo largo del tiempo sobre la historia del equipo siete, lo que Sai había dicho era cierto. Uchiha Sasuke había traicionado a sus propios amigos, a su propio equipo y sensei, a su propia aldea, para irse con uno de los más grandes enemigos de Konoha. Todo por poder. Por poder para una venganza que lo tenía obsesionado desde siempre. No conocía toda la historia de porqué quería esa venganza y con quien planeaba obtenerla, pero el que hiciera eso no lo hacía merecedor de amigos como Naruto y Sakura y que estos intentaran traerlo de regreso. Además, ¿qué les decía que él quisiera regresar después de todo lo que estuvo dispuesto a hacer? Esa venganza debía de ser algo muy importante y necesario para él. No podía simplemente dejarlo todo. Si ella fuera Sasuke, tampoco regresaría.

Sakuma frunció el ceño al encontrarse comparándose a sí misma con ese chico que ni siquiera conocía. ¿Ella podría ser capaz de hacer algo como él? ¿Traicionar a todos los que quería por venganza? ¿O podría vivir con esa sed el resto de su vida, sed de justicia, para no darle la espalda a los que apreciaba? Se dijo a sí misma que ella no sería una traidora, pero le costó creerse.

—Sakuma, ya métete al agua.

La peliplata pestañeó un par de veces al ser sacada tan abruptamente de sus pensamientos y alzó la mirada hacia Sakura.

—Te he dicho que no. Déjame tranquila.

Sakura bufó con el ceño fruncido. Ambas se encontraban en las aguas termales del hotel y, al contrario de ella que ya estaba metida en el agua hace más de cinco minutos, la Hatake se rehusaba a entrar al agua y permanecía sentada en el suelo a un lado envuelta en una toalla, abrazando sus rodillas, viendo a ningún punto en específico.

—¿Por qué no quieres meterte? —se quejó la adolescente.

—¿Por qué querría? —se encogió de hombros—. ¿Sabes cuantas personas debieron haberse metido ahí solo esta semana? Esas aguas deben ser setenta porciento sudor, veinticinco porciento orina y cinco porciento agua.

La cara de su amiga se fue poniendo verde al recién percatarse de aquello.

—¡Acabas de quitarle lo relajante a las aguas termales! —rugió, salpicándole con agua. Pero no fue una simple salpicada.

Sakura, al no haber medido la fuerza con la que empujó el agua hacia la Hatake, gracias al enojo, le dio un golpe descomunal causando que una gran ola se levantara y diera de lleno en la cara de Sakuma. La Haruno largó una carcajada al ver a su amiga empapada de la cabeza los pies. La visión de Sakuma con su melena plateada pegada al rostro por el agua hasta el punto de cubrirle toda la cara le era tan graciosa. Parecía un gato al que habían obligado a ducharse.

Sakuma la miró mal y escupió el agua que tragó en su cara.

—¡Kya! —chilló sin darle tiempo de cubrirse.

La peliplata sonrió levemente, victoriosa.

—Oh, ya verás —rió Sakura acercándose a la orilla.

—No te acerques.

Pero la Haruno ya le había tomado del tobillo y empujado dentro de la piscina.

Del otro lado de las aguas termales, separada por una división, en la sección de hombres, Naruto y los demás oían las risas de Sakura.

—¿Qué demonios estará pasando allí? —preguntó Naruto en voz alta cuando escuchó por tercera vez carcajadas de parte de su compañera de equipo y algunos que otros chapoteos.

Se percató entonces que lo único que lo separaba de Sakura era una delgada valla de madera, por lo que solo bastaba echar un pequeño vistazo para quitarse la curiosidad, ¿no es así? Sonrió para sí antes de sumergirse algo más en el agua y avanzar poco a poco en dirección de donde estaban las chicas. Era muy poco probable que lo descubrieran, así que no tenía nada de que temer.

—Con esto basta. Creo que ya tuve bastante por un día —decidió Yamato, levantándose y saliendo del agua caliente, para luego envolver su cintura con una toalla—. Pero antes de irme, quisiera contarte algo importante, Naruto —dijo el hombre al ver al rubio alejándose de ellos.

Naruto volteó hacia él con curiosidad, tratando de disimular lo que hacía

—Una vez de joven, el buen Jiraiya, tuvo un incidente que puso en riesgo su vida —comenzó a narrar—. Le fracturaron seis costillas, ambos brazos y sufrió severos daños en sus órganos.

El rubio lo miró atentamente al no reconocer la historia respecto al Viejo Pervertido que el capitán Yamato le contaba.

—Dicen por ahí que Lady Tsunade le hizo eso con su fuerza descomunal —hizo una pausa, viendo como el joven Uzumaki pasaba saliva con terror—. Y resulta que fue precisamente por lo mismo que estás planeando hacer ahora —dijo con tono casi de ultratumba.

Naruto palideció quedándose estático en su sitio, no solo porque lo habían descubierto sino porque iba entendiendo poco a poco porqué el capitán le contaba aquello.

—Me pregunto cómo reaccionaría Sakura —comentó terminando con su historia, comenzando a caminar de regreso hacia los vestidores, viendo como poco a poco el rostro del joven se tornaba en una expresión de miedo puro—. Ah, y por lo que me comentó Kakashi-sempai, Sakuma resulta tener poderes muy similares también a los de Lady Tsunade. ¿Imaginas cómo sería eso?

El hombre rió deslizando la puerta hacia un lado, y cerrándola detrás de sí, dejando a un aterrorizado y sudoroso Naruto en las aguas termales.

(...)

La hora de la cena transcurría amenamente. Sin peleas ni discusiones, más bien solo se oían las exclamaciones de Naruto y Sakura por la deliciosa comida. Sakuma podía jurar jamás haber visto tanta comida como la que había en la mesa en ese momento. ¿A qué iba el Capitán Yamato con todo aquello? El hotel, las aguas termales, la comida... ¿Qué quería conseguir?, se preguntaba mientras veía como los demás devoraban todo con frenesí. Ella sin embargo miró su plato limpio y vacío, sin apetito.

En ese mismo momento, a unos cuantos kilómetros, su padre estaba en el hospital sin nada más que sueros que lo "alimentaran" ahora que no estaba ella allí para darle de comer a escondidas de las enfermeras, ya que ellas decían que no estaba listo aún para comidas sólidas debido a la debilidad de su cuerpo. Eso no les había importado en lo más mínimo a ellos. Kakashi insistía en que ella le trajera "comida de verdad" y ella no se negaba. Ser mantenido a base de sueros y sin opción de comer algo caliente le parecía inhumanamente cruel.

No sabía porqué se sentía sin apetito con solo pensar en eso, como si ella no se mereciera comer todo aquel festín mientras que su padre estaba débil y sin comer en la camilla del hospital. Intentó forzarse a comer algo, sin embargo su cuerpo parecía rechazar rotundamente la idea. Por lo que terminó rindiéndose y limitándose a tomar algo de agua.

—Oye, tú —le llamó Naruto, hablando entre bocados, sin dejar de llevarse más comida a la boca—. ¿No comerás nada?

Sakuma lo vio engullir toda esa comida casi con desesperación, masticando con la boca abierta.

—Creo que no tengo apetito —murmuró con el ceño fruncido por el asco.

—¡Bah! Más para mí —rió sonoramente, tomando el plato que había frente a la peliplata—. Supongo que no comerás esto.

Ella ni siquiera negó cuando la cabeza cuando él ya engullía la comida.

—Trata de comer algo, Sakuma. Luego tal vez no podamos hacerlo tan bien como ahora —aconsejó Sakura.

Saku la miró, mas no le hizo el más mínimo caso.

Mientras tanto, en un extremo de la mesa, el Capitán Yamato fruncía el ceño con frustración al oír todo aquello. Si la Hatake no comía, no podría implantarle la semilla de seguimiento que había preparado para cada miembro del equipo, por si surgiera algún inconveniente en la misión. Honestamente, lo había planeado más por Sai que por cualquiera de ellos, pero considerando en la situación en la que Sakuma se encontraba era lo ideal el poder saber dónde estaba por si ocurría lo que todos temían. La Hokage le había informado de aquello, al igual que Kakashi y el mismo Jiraiya, Danzō estaba detrás de la niña al igual que lo estaba su tío ahora que sabía de su existencia. No podía darse el lujo de descuidar a la menor.

El capitán suspiró. Tenía tantos deberes. Vigilar a Sai, tener bajo control el zorro de las nueve colas, proteger a Sakuma de posibles ataques a su persona... La única persona que no le causaba problemas era Sakura.

Pero no era momento de lamentarse de sí mismo, sino de pensar en cómo podría hacer que Sakuma consumiera su semilla de seguimiento sin insistirle en que comiera algo. La adolescente parecía sospechar algo en toda la situación referente a tantas atenciones de su parte y el insistirle solo haría que tuviera más desconfianza.

—¡Ah, vaya! —exclamó un sonriente Naruto palmeando su estómago—. Estoy lleno.

—Gracias por la cena —dijo Sakura.

—Sí, de hecho, gracias —coincidió Sai.

La Hatake notó la mirada del hombre sobre ella, pero al devolvérsela él la desvió hacia los platos vacíos de comida.

—Ahora bien. Normalmente diría que este es el mejor momento para hablar de la misión: ya comidos y descansados —comenzó Yamato—. Pero ya que estamos aquí para mejorar nuestra unión de equipo, dejaremos la reunión para después.

—¡Y que lo diga, Capitán Yamato! Buena idea —exclamó Naruto.

—Bien, entonces discutiremos los detalles de la misión mañana —declaró el líder.

Sakuma no entendía la diferencia de hacerlo ahora o mañana, pero prefirió callar.

—¿Y nos quedaremos aquí otro día más, Yamato-sensei? —preguntó Sakura con un tono que Sakuma halló molesto a los oídos.

—No. Mañana ya nos iremos. Mi economía no da para más.

—¿Qué? —se sorprendió la Haruno—. ¿Está diciendo que usted pagó todo esto con su propio dinero?

El capitán asintió.

—¡Qué amable'ttebayo! Es un tipazo.

—¿Por qué? —no resistió Sakuma ya de preguntar lo que quería.

—¿Qué dices, Sakuma? —pidió el Capitán que repitiera ya que no oyó bien.

—¿Por qué hizo todo esto? Sé que no tengo experiencia en misiones, pero esto más bien parecen unas vacaciones —señaló con la mirada los platillos vacíos.

—Sakuma, no seas malagradecida —regañó Sakura.

—No, no, está bien —sonrió amigable, Yamato—. Sé que no estás acostumbrada a todo esto, pero es algo que creí necesario para que pudieran compartir un mismo espacio sin que se mataran entre ustedes.

—¿Ves, Saku? Él solo trata de ser amable —la miró mal Sakura—. No tienes por qué ser descortés.

—No soy descortés, ustedes son los sensibles —rodó los ojos, cuando de repente un fuerte golpe aterrizó en su cabeza—. ¡Agh! —se llevó las manos a la cabeza y la miró mal—. Golpéame otra vez y te lo devuelvo —cerró un ojo con dolor.

La amenazante mirada de Sakuma fue notable para todos. Sakura rió apenada.

—Oi, Capitán Yamato, no va a pedir que páguemos una parte, ¿o sí? —dijo nervioso—. Porque a mí no me queda más dinero dattebayo —sacó su cartera de sapo y la abrió, mirando su vacío interior.

—Claro que no. Yo invito —rió el hombre.

—Oh, qué alivio —suspiró sonoramente el chico.

Sakura negó con la cabeza reprobatoriamente.

—No tienes porqué pensar que tengo segundas intenciones, Sakuma. Somos un equipo ahora y no hay porqué tener desconfianza —habló el capitán.

La peliplata asintió.

—Supongo que solo estoy de malhumor —fue su excusa que utilizó como una manera de disculparse, obviamente no creyendo en lo más mínimo lo que dijo.

—El malhumor se debe muchas veces al desgaste físico y/o mental —comentó Sai.

—Lo que Sai dice es cierto. Estamos todos cansados. Tal vez ya todos deberíamos de irnos a dormir. Nos levantaremos temprano a la mañana —concluyó Yamato.

Nadie puso objeción alguna y no pasó mucho tiempo cuando cada uno ya estaba en su habitación correspondiente, luego de una relajante ducha. Las chicas en una habitación, los chicos en otra y el capitán del equipo en una individual. Sakura inmediatamente supo que no podría dormir cuando le dijeron que compartiría habitación con la peliplata. La menor era la persona más molesta con la que uno podía compartir habitación, sus ronquidos bien podían camuflar una gigantesca explosión de lo ruidosos que eran. Sin embargo eso no sucedió ya que ella se durmió antes.

Sakuma no podía dormir.

Tenía un extraño presentimiento. Sentía un indescriptible sentimiento el pecho y frío en su nuca. Ya había sentido ese sentimiento tiempo atrás, la vez en el bosque y algunas veces al caminar en la aldea. Podía ser que la estuvieran observando nuevamente, aunque no estaba muy segura considerando que no percibía a nadie allí además de Sakura. Lo más probable era que solo estuviera paranoica al ser la primera vez que salía de la aldea en años y el insomnio le estuviera causando todo aquello a la mente, ya que hace ya varios días no dormía bien gracias a hacer estado durmiendo en el hospital junto a su padre y anteriormente entrenando hasta tarde en la noche. Por lo que luego de una hora aproximadamente de intentar que el sueño llegara a ella, decidió dejar la paranoia a un lado e ir a tomar algo de aire fresco con la esperanza de recuperar el sueño.

Sus pies descalzos no emitieron ruido alguno al pisar el suelo de madera, siendo el deslizar de la puerta el único sonido que se oyó en la habitación al ella abrirla y cerrarla. Sakura ni siquiera dio un amague de despertar, la Hatake podía ser así de sigilosa incluso cuando no lo pretendía.

Avanzaba por el pasillo cuando recordó entonces unas palabras que su sensei le había dedicado una vez de pequeña, cuando no podía conciliar el sueño. "Deja de estar caminando por la casa, mocosa, y sírvete un vaso de leche. Estás grande como para que te canten para dormir y yo muy anciana como para soportarte". La peliplata asintió, dispuesta a seguir el sabio consejo de la vieja cascarrabias. Estaba segura que alguien en recepción podría regalarle un vaso de leche.

Caminó por el pasillo del hotel a oscuras, no sabiendo muy bien a dónde se suponía que debía dirigirse, recordando otros de los consejos y regaños de la anciana, cuando al doblar en una esquina un cuerpo apareció de la nada delante de ella e hizo que chocaran por lo repentino de su aparición. Sakuma pestañeó desconcertada al haber estado tan sumida en sus pensamientos. Debía de dejar de pensar tan profundamente o un día de esos podría tener consecuencias.

Unas manos se posaron en sus hombros y la hicieron dar un paso hacia atrás, alejándola del pecho con el que había chocado.

—¿Sakuma? ¿Qué estás tú haciendo aquí?

La voz algo rasposa le sonó conocida. Y efectivamente se trataba de quien creyó que era al alzar la mirada.

—No podía dormir —respondió.

—Oh, ya veo —rió sin razón aparente, apartando sus manos—. Pues yo iba a ver si las cocinas del hotel estaban por aquí, sinceramente acabo de ir al baño y el hambre me vino de repente. Me comería a un calamar gigante'ttebayo —frotó su barriga, relamiendo sus labios.

Ella ni siquiera le había preguntado qué era lo que él hacía. Pero se contuvo a decir que no le interesaba en lo más mínimo que hacía o no de su vida.

—No te dejarán entrar —avisó.

El adolescente volvió a reír y Sakuma alzó una ceja. Naruto siempre andaba sonriendo, pero la sonrisa que traía en su rostro esta vez era diferente. Obviamente planeaba algo.

—¿Quién dijo que pediría permiso? —frotó sus manos maliciosamente—. Entraré, sacaré un par de cosas y me iré sigilosamente como ninja —dijo orgulloso de su plan.

—Así que robarás —rodó los ojos.

—¡Claro que no! —exclamó—. Planeaba dejar algo de dinero, ¿con quién crees que hablas?

Sakuma solo se limitó a mirarlo sin responder. Naruto hizo una mueca sin saber que decir. Era la primera vez que se hallaba a solas con la peliplata y sinceramente el encuentro con ella era algo incómodo. No estaba acostumbrado aún a que ella se le quedara mirando como si nada.

—Uhh, ¿quieres venir? —propuso rascando su cuello. Su respuesta fue una encogida de hombros—. Pues andando. Creo que es por este lado por el que se fue la mesera que se llevó los platos de la cena —comenzó a llegar.

Y Naruto no se equivocaba. No tardaron en hallar las cocinas, a las que ingresaron luego de confirmar que no había nadie dentro. Sakuma se sirvió su vaso de leche y Naruto tomó algo de comida que había ya preparada y ambos regresaron a los pasillos, todo sin decir una palabra.

—Todavía no supero que seas hija de Kakashi-sensei —rió el rubio, sentándose medio del estrecho pasillo cerca de sus habitaciones y poniendo la comida en el suelo sobre la tela en la que la envolvió—. No te le pareces en nada.

Ella se sentó frente a él en el pasillo, apoyando la espalda en una de las paredes. Tal vez la habladuría de alguien tan pesado como Naruto le daría algo de sueño.

—Todos dicen que me le parezco —comentó algo extrañada, tomando de su vaso.

Desde siempre todos le decían lo mucho que les recordaba a su padre, y ahora que él le dijera que no era así en cierta parte le agradaba. Eso era tener algo de individualidad. Sin embargo era consciente de lo despistado que era el chico por lo que le quitaba algo de valor a su afirmación.

—Pues yo no les veo parecido'ttebayo —alzó las cejas, comiendo una bola de arroz—. Aunque tu cara si me suena de algo—frunció de repente el ceño—. ¡Bah, que se yo!

Sakuma lo miraba comer luego de haber terminado su vaso con leche, cuando de repente su estómago rugió haciéndole recordar que ella no había comido absolutamente nada desde el mediodía. Un casi invisible sonrojo cubrió sus mejillas ante el evidente sonido y evitó mirar a Naruto. Sabía que el mayor lo había oído claramente.

Su mirada estaba en un punto específico del suelo, cuando en él apareció extendida la mano de su acompañante con un onigiri en la mano. La peliplata levantó la mirada hacia el adolescente.

—No comiste nada. Tómalo o seguro luego no tendrás energías en el camino y no quiero que nos retrasemos —murmuró.

Ella asintió, tomándolo y llevándoselo a la boca. No iba a rechazarlo, de verdad tenía hambre. Era extraño ya que hasta hace unos segundos ni sentía el más mínimo antojo de comer algo.

Naruto sonrió satisfecho, cuando entonces notó algo al estar mirándola por primera vez en la noche con atención.

—¿Ese no es mi pijama? —frunció el ceño.

Sakuma lo miró con una mueca clara de "¿en serio?".

—Dices tonterías —respondió.

—No, no. Es en serio. Ese es mi pijama —se enderezó, inclinándose hacia la menor—. ¡Sí es, tiene la mancha que le hice con el ramen instantáneo en la camisa'ttebayo!

—Claro que no —se inclinó hacia atrás, alejándose—. Lo tengo hace años, me lo dio Kakashi cuando llegué a la aldea. Es mío.

—Pues hace años me lo olvidé en mi casa antes de irme con el Viejo Pervertido.

—Que es mío. Apártate —gruñó poniéndole su pie descalzo en la cara al ver que el adolescente se acercaba con intenciones de ver la mancha de ramen más de cerca.

— No, no, espera —balbuceó dificultosamente al tener el pie de la menor aplastando su cara, aún tratando de acercarse a ella—. ¿Acaso el pijama venía con una gorra de dormir de animalito?

Sakuma pestañeó atónita. ¿Su padre había sido capaz de ser tan tacaño? Llevó lentamente una de sus manos a uno de los bolsillos de la camisa color cielo y sacó el gorro negro del que él hablaba, extendiéndolo frente la vista de ambos. Naruto abrió los ojos sorprendido. Ambos quedaron estáticos.

Una risa involuntaria se escapó de la boca de la Hatake, seguida de otra y unas cuantas más. La situación le parecía tan estúpida que ni siquiera era capaz de manejarlo. Las carcajadas de Naruto no tardaron en acompañarla.

Mientras tanto en una habitación, cerca de allí, sus risas fueron como una alarma para un chico de piel pálida que inmediatamente se apresuró en dejar de regreso el libro que acababa de tomar en su sitio. Creía que esa chica tardaría algo más en llegar. Solo le había dado tiempo de revisar su equipaje, pero no de llegar a leer el libro de su madre. Aunque no era como si no podría volver a adueñarse del libro de Kimi, tendría cientos de oportunidades. O eso creía él, subestimando a la Hatake.

Caminó hacia la ventana sin prisa y con sigilo. No oía pasos acercarse pero no quería arriesgarse a ser descubierto por Sakura si llegaba a despertar por él andarse sin cuidado por la habitación. Cuando la puerta se deslizó repentinamente.

—¿Qué pasa? —preguntó Naruto llegando al lado de la peliplata exaltado. La adolescente se había prácticamente teletransportado allí con la rapidez con la que se había movido. Tanta que casi le da un ataque.

Sakuma frunció el ceño y miró dentro de la habitación, escudriñando cada rincón. Definitivamente había percibido la presencia de alguien además de Sakura allí, no podía estar equivocándose. No obstante no había absolutamente nadie allí.

—Aparentemente no sucede nada —dijo sin dejar de estar alerta.

"Esa chica..." pensaba internamente Sai, de regreso a su habitación con la respiración agitada. Un segundo más y habría sido descubierto. ¿Pero cómo había sucedido? Ni siquiera había oído a nadie acercarse, solo los pasos torpes del inútil de Naruto una vez Sakuma ya había ingresado a la habitación. Se había descuidado. Fue un tonto al subestimar a esa mocosa, siendo hija de quienes era. La velocidad y el sigilo estaban obviamente en sus genes y, ahora, aparentemente también la percepción.

Su tarea ya era lo suficientemente difícil con Yamato sobre él y con Sakura todo el tiempo acompañando a la Hatake como para sumarle también esto.

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Hasta acá el capitulo de cinco mil palabras, wee! Quería hacerlo de seis mil pero yo no poder. Son las 5 y pico de la madrugada, yisus. Así que perdonen los errores de ortografía.

Perdón por el retraso, espero y les haya gustado esta mini introducción de Sakuma en el equipo Kakashi/Yamato 💓 Díganme que opinan de él ;)

Sai anda de lameculos, espiando a Saku por órdenes de Danzō como pueden ver. ¡Pero no puede subestimar a nuestra bebé!

Y Naruto finalmente habló con Sakuma por primera vez. Sinceramente se me dificultó mucho su parte ya que, ahora que Sakuma está más madura y su personalidad es algo más cerrada me ha costado. Pero bue, espero les haya gustado

Aunque como pueden ver no es del todo cerrada, ya que le dio su preciado libro a Sakura para que lo leyera, ¿no?

Por cierto, aparentemente a Naruto le recuerda a alguien el rostro de Sakuma, que curioso jejeje

Ah y no nos olvidemos del tacaño de Kakashi-roba-pijamas

19K! Eso es aproximadamente 1K por capítulo! Chicas (y chicos si hay alguno) mil gracias por hacer crecer esta historia que prácticamente hemos escrito juntos ya que ustedes son los que me inspiran a escribir. Muchas gracias 💓

Por cierto, no olviden de pasarse por el libro Tractus de 0BlackMadness0 para ver su último dibujo de Sakuma.

PD: Comencé con los parciales (exámenes super super importantes) y no terminaré con ellos hasta finales de julio, así que no prometo capítulo pronto :'(

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