XLII. Malas Noticias
CAPÍTULO XLII:
MALAS NOTICIAS
—¡¿En serio es del Primer Hokage?!
—¡Shhhh! Lee, habla más bajo — le tapó la boca unos instantes antes de volver a hablar—. Sí, sí lo es. Y no puedes decirle a nadie.
—Oh, lo siento —susurró. O eso consideraba él, porque en realidad el volumen de su voz no difería mucho al grito que había soltado—. No le diré a nadie.
Cuando Lee extendió su dedo meñique hacia ella, Sakuma lo vio divertida.
—No es necesario eso. Confío en ti.
Rock Lee no se movió un ápice.
—Bien —rodó los ojos, entrelazando su meñique con el de él en rendición.
—Y... ¡sellado! —sonrió cuando unieron pulgares.
Sakuma no pudo evitar sonreír un poco.
Ambos estaban a las afueras de la Aldea lejos de todo el caos, curiosamente en el mismo punto donde Sakuma se había encontrado con Itachi aquella vez, luego de su interrogatorio. Por algún motivo el estar allí sentada le transmitía a la Hatake algo de calma.
—¿Y qué harás? —preguntó el chico, devolviendo el pergamino—. Quiero decir, has entrenado tu Naturaleza de Rayo, pero no lo suficiente, y ahora tienes el Mangekyo. Eso ya es mucho.
—Lo sé —soltó un suspiro y tomó el pergamino, viéndolo con conflicto—. Tengo planeado seguir mi entrenamiento con papá y dedicarme a estudiar el pergamino por las noches. Por lo que vi la mayoría se trata de meditación o algo por el estilo.
Lee asentía acariciando su barbilla.
—Suena como un buen plan —juzgó—. Aún así hay un problema.
Sakuma ladeó la cabeza.
—¿Cuál?
—Kakashi-sensei me dijo que no has estado durmiendo ni alimentándote bien.
Ese boca floja, pensó.
—Si quieres hacer esto debes hacerlo bien. ¡Necesitas estar fuerte! —habló con convicción, flexionando los brazos en una pose.
—Lo sé.
Lee hizo una mueca cuando la chica se echó dramáticamente sobre el césped, exhalando un respiro de cansancio.
No le gustaba para nada que Sakuma últimamente no tuviese un segundo de descanso para recuperarse de las terribles situaciones que parecían no dejar de pasarle.
Era una cosa tras otra desde ya hacía un mes y Lee no sabía qué hacer más que darle todo su apoyo y tratar de cuidarla. Pero la cosa no parecía haber mejorado, yendo todo de mal en peor.
Extrañaba a la Sakuma despreocupada y gruñona, que ahora en vez de despreocupada parecía agotada y en vez de gruñona... triste.
Suspiró acostándose a su lado con las manos entrelazadas en su pecho.
—Sé que aún estás mal por lo de Itachi. Y lo de Asuma-sensei. Y lo de Jiraiya-sama —trató de controlar el temblor de su voz—. Pero no hay nada por hacer ahora más que seguir adelante. Lo has hecho antes y sé que podrás hacerlo ahora.
Sakuma no dijo nada. Sus palabras eran bonitas y las apreciaba, pero no era tan fácil. No cuando ella misma, sin pensarlo, había decidido venir a ese especifico lugar en el que estaban.
Y es que el fallecimiento de Itachi, a diferencia de las otras pérdidas, aún no tenía un cierre para ella.
Shikamaru había vengado a Asuma. Naruto había perdonado al asesino de su sensei. ¿E Itachi? ¿Qué había de él?
Sasuke lo había asesinado y ella no había podido hacer nada para evitarlo. Necesitaba explicaciones por parte del Uchiha. Quería gritarle, insultarlo, golpearlo en la cara por lo que hizo.
¿Pero tenía el derecho de hacer eso?
Independiente de lo que ella sentía por el que había sido el mayor de los Uchiha; de que sufría su pérdida, de que muchos de sus sueños eran pesadillas en los que él moría, de que pensaba en él todos los días, para Sakuma no era suficiente.
Podía contar con solo una mano sus encuentros, ¿entonces cómo podría exigir nada?
Sasuke fue su hermano, sin duda compartía con él algo mucho más profundo que lo que ella sentía y, aunque fuese diferente y se considerara en el derecho de demandar respuestas, Itachi había asesinado a sus padres. A todo su Clan. Sería algo increíblemente insensible esperar de Sasuke alguna clase de explicación o arrepentimiento.
¿Cómo podría ver a los ojos a Sasuke y decirle lo mucho que sufría la pérdida de Itachi cuando él había sido el que arruinó su vida?
Lo que Itachi había hecho era algo que un monstruo haría.
Itachi le quitó todo, lo destruyó por completo. Lo dejó solo y sufriendo cuando era solo un niño. Sasuke fue víctima de su atroz acto... pero aún así ella lo quería. Odiaba admitirlo pero genuinamente sentía afecto por aquel muchacho que acabó con la vida de no solo sus propios padres, sino de toda su gente.
Y por eso Sakuma se sentía horrible.
No podía creer que ella sintiera tanto afecto por una persona como esa. Estaba mal, muy mal, pero no podía evitarlo. ¿Eso le hacía una mala persona?
Todo era tan...
—Complicado —pensó en voz alta. Su vista estaba en las esponjosas nubes, pero aún así no las estaba viendo—. Todo es muy complicado, Lee, y no creo que pueda resolverlo pronto.
—Tranquila. Nadie te mete prisas —la codeó suavemente.
Sakuma le sonrió un poco. Rock Lee era un buen amigo.
—Oye, Lee. ¿Puedo pedirte un favor?
—Sí, claro que sí.
—Necesito ayuda buscando lo que quedó de mis cosas por entre los escombros de casa.
—¡¿Estás loca?! ¡No necesitas ni pedírmelo! Con gusto lo hago.
Rock Lee se puso de pie de un salto y le extendió sus manos.
—Vamos.
Sakuma las tomó, levantándose con su ayuda, cuando entonces el sonido de rápidas pisadas llegaron sus oídos.
Alguien se acercaba.
Los amigos intercambiaron miradas, Lee colocándose en guardia mientras ella guardaba su pergamino en el morral que usó para traerlo.
Pero cuando el dueño de aquel sonido se reveló, ambos se relajaron.
—¿Pakkun? —preguntó Lee.
Preocupada, Sakuma dio unos pasos al frente. Su padre no utilizaba a Pakkun a la ligera.
—¿Qué haces aquí? ¿Sucedió algo?
El ninken parecía haberse sacado un enorme peso de encima al verla.
—¡Kakashi! ¡Aquí está! —llamó, ignorando sus preguntas.
Sakuma frunció el ceño confundida. Y esa confusión no hizo más que aumentar cuando en el claro apareció Naruto y Sakura junto a su padre, que al nada más verla dejó salir un sonoro suspiro.
Kakashi la miró, apoyando una mano en su hombro.
—Aquí estás —murmuró aliviado.
Sakuma pudo percibir su miedo.
—No te encontrábamos por ningún sitio —agregó Sakura, llevándose una mano a la frente.
—Sí, ¿por qué no le dijiste a nadie que estabas aquí con Lee? —se quejó Naruto, su respiración era agitada—. Cejotas-sensei no tenía idea.
Sakuma pestañeó abrumada ante tal repentina preocupación.
—Uhh... ¿qué sucede? —miró a cada miembro del Equipo Kakashi.
—Es Danzõ —contestó Sakura como si aquello fuese suficiente como para que Sakuma pudiese entender. Claramente no era así.
—¿Qué hay con él?
—Fue elegido como Hokage —respondió Naruto, cruzándose de brazos.
—¿Qué? —soltó Lee—. ¡Lady Tsunade no lleva más de dos días en coma, ¿cómo es que pueden reemplazarla tan rápido?! —se indignó, cuando entonces abrió los ojos. Lágrimas se aproximaban—. No me digas que...
—Lady Tsunade está bien —dijo de inmediato Sakura al darse cuenta de lo que Lee pensaba—. Y sí, yo tampoco puedo creerlo.
—¿Entonces por qué...? —comenzaba a preguntar Sakuma.
—La Aldea necesita un Hokage. Ahora más que nunca con Akatsuki teniéndonos en la mira —la cortó Kakashi.
—¿Pero tenía que ser él? —se quejaba Lee en voz alta, ahora cruzado de brazos—. Ese tipo le hace la vida imposible a Saku.
—Esperen, ¿es por eso que me buscaban? —los miró—. ¿Creen que él podría intentar algo?
El Equipo guardó silencio unos instantes antes de que Kakashi asintiera.
—Tiene el poder de hacer lo que sea ahora.
Sakuma chasqueó la lengua. Esto era lo último que necesitaba.
—Aún con la Hokage protegiéndote tenía a ANBU vigilándote desde las sombras. Ahora que él es el Hokage no sé qué podría estar planeando —explicó.
La menor frotó su rostro con las manos.
—Esto es fantástico.
Lee palmeó su espalda con intenciones de calmarla.
—Hasta que Lady Tsunade regrese a su puesto necesito que en todo momento estés acompañada —dijo Kakashi—. Sé que es molesto, ¿pero podrías hacerlo?
—No será por mucho de todos modos. Lady Tsunade se recuperará pronto —añadió Sakura.
Kakashi sonrió un poco al verla asentir de malhumor, pero su mirada cambió repentinamente al recordar que aún quedaba algo más que debía decirle.
—¿Qué? —preguntó de inmediato Sakuma al capturar su cambio de humor—. ¿Qué es?
—Sasuke —intervino Naruto, de inmediato ganándose toda la atención de Sakuma al mencionar ese nombre—. Danzõ lo declaró Ninja Renegado y ordenó su persecución y captura.
Pero la reacción de ella no fue la que Naruto y Sakura esperaron.
—Bien —fue todo lo que dijo.
Rock Lee se tensó al percibir que la respuesta de su amiga provocó un drástico cambio de actitud por parte de sus compañeros de academia.
—¿Bien? ¿A qué te refieres con bien? —espetó Naruto.
—Uchiha Sasuke es un Ninja Renegado hace años. Era hora de que alguien se refiriera a él como tal —se encogió de hombros.
—¿Cómo puedes decir algo así? —habló Sakura, afectada—. Él es tu familia.
La mirada de Sakuma se convirtió en una fulminante.
—Él es un asesino.
Hubo silencio en el claro del bosque, y es que el tono indiferente había desaparecido de su voz, siendo remplazado por uno cargado de furia.
¿Era hipócrita de su parte reaccionar así? Claro que sí, pero no podía evitarlo.
Sakuma se odiaba.
—Supongo que el pedirte ayuda para traerlo de regreso no es una opción —dijo Naruto. Estaba molesto pero al mismo tiempo parecía entender.
Y es que él sabía que Sakuma aún lamentaba la muerte de Itachi, al igual que él aún lamentaba la de Ero-sennin.
—Tú y Sakura son mis amigos. Si necesitan mi ayuda voy a dársela —refunfuñó—. Pero mi opinión es la misma se siempre: Uchiha Sasuke es un peligro, para ustedes y toda la aldea, y eso es algo que deben de aceptar tarde o temprano.
—Saku —intervino Lee al notar cómo esas palabras comenzaban a lastimar a sus compañeros.
Ella suspiró.
—Solo digo esto porque si siguen así van a terminar metiéndose en problemas por tratar rescatar a alguien que hace tiempo dejó de querer que lo salven.
—Esto no se trata de si quiere ser salvado o no. Sasuke es nuestro amigo —la voz afectada de Sakura le respondió. La chica se abrazaba a sí misma—. No podemos simplemente quedarnos viendo cómo lo convierten en un criminal y arruinan su vida si podemos evitarlo. Queremos lo mejor para él aunque termine odiándonos por tratar de ponerlo en el camino correcto.
Se hizo una pequeña pausa en la que la Hatake no quería dar el brazo a torcer respecto a su opinión sobre el Uchiha.
Sakura insistió:
—Haría lo mismo por ti sin dudarlo, ¿y tú?
Sakuma desvió la mirada, cruzándose de brazos.
—No es lo mismo.
Los presentes se miraron entre ellos.
—Sí lo es —le susurró Lee.
Ella lo miró mal.
—No, no lo es.
Sakura y Naruto ahora sonreían un poco al saber que Sakuma a pesar de que no quería darles la razón, los entendía. Solo no lo hacía por tratarse del Uchiha.
—Ajá —Naruto alzó las cejas con aire sabiondo.
—No te hagas el listo. Todos sabemos que será cuestión de tiempo antes de que salgan lastimados por todo esto y cuando pase les diré que se los dije.
Lee se removió algo incómodo. Si Sakuma seguía hablando como lo hacía terminaría peleándose de verdad con sus compañeros del Equipo 7.
—Ven, Saku. Mejor vamos a buscar tus cosas —puso las manos en los hombros de su amiga—. ¿Está bien eso con usted, Kakashi-sensei? Sakuma me pidió ayudarla a encontrar sus pertenencias en el lugar del derrumbe.
El hombre asintió, hablando sereno:
—Sí, por supuesto. Lleven a Pakkun si quieren.
El ninken lo miró algo fastidiado pero aún así avanzó hasta los pies de su joven dueña.
—Gracias —sonrió, para recién ahora com su permiso comenzar a dirigir a Sakuma de regreso a la aldea.
El equipo los vio alejarse de su vista.
—Lee parece ser él único que logra controlarla —comentó Naruto, viendo de inmediato a su sensei al percatarse de lo que dijo—. Sin ofender, dattebayo. No es que usted no tenga autoridad, Kakashi-sensei.
El hombre rió un poco.
—Tranquilo —le dijo, sacudiendo la mano para restarle importancia.
—Espero que Sakuma pueda dejar ir el asunto de Itachi pronto.
La voz preocupada de Sakura interrumpió su agradable intercambio. Ambos la miraron notando que aún se veía en conflicto
—Se nota que aún le afecta —continuó—. Nunca le cayó bien Sasuke, pero ni una sola vez fue tan... hostil respecto a él.
—Solo necesita algo de tiempo —trató de tranquilizarla su sensei.
Conociéndola debe estar torturándose a sí misma, pensaba Sakura. El consuelo de Kakashi no era suficiente.
—Oye, Kakashi-sensei, ¿puedo preguntarle algo sin que se ofenda? —dijo Naruto.
—Adelante.
—Creí que Sakuma no conocía a su familia por parte de su madre —se rascó la nuca, algo nervioso—. ¿Así que cómo es que la muerte de Itachi la afectó así?
Kakashi guardó silencio un momento, meditando su respuesta.
—Itachi realmente amó a Sakuma como una sobrina —contestó—. Suena imposible, lo sé. ¿Cómo es que un genocida como Uchiha Itachi puede sentir amor por alguien? —preguntó retóricamente—. Él la protegió desde siempre.
Naruto pestañeó desconcertado.
—No tenía idea.
Kakashi asintió.
—Aunque no es la única razón —suspiró el hombre, poniendo las manos en sus bolsillos—. Ella veía mucho de su madre en Itachi. No me extraña que se sienta tan desolada al Sasuke quitarle lo último que le quedaba de ella.
—¿Itachi parecerse a su madre? —Naruto lo veía confundido.
—Eso me dijo ella.
(...)
Así que esto es todo lo que quedó, se lamentó.
Sus manos sacudieron los cristales sueltos del portarretratos para ver con claridad la foto que lucia en él. Los ojos de ella y el Equipo Gai le devolvieron la mirada, haciéndola sentir un breve instante de felicidad, que al desaparecer hizo que pusiera la foto de regreso en la caja que contenía las demás pertenencias que Rock Lee y Pakkun le habían ayudado a encontrar.
No eran muchas las que lograron recuperar. Lamentablemente no quedaba mucho de lo que alguna vez había sido su hogar.
Enojarse y entristecerse no tenía mucho sentido para ella. No solo porque tenía peores cosas por las que hacerlo, sino que no era la única en esa deplorable situación. Toda Konoha fue víctima del catástrofe que ocasionó Akatsuki y llorar por los rincones no haría que recuperaran las cosas que perdieron. Lo único en lo que debían enfocarse ahora ella y toda la aldea era en la reconstrucción y alegrarse de estar vivos.
—Sakuma, ¿estás ahí?
El ceño de la chica se frunció al reconocer la voz que le hablaba desde fuera de su tienda.
Era Sai.
Hacía mucho que no oía de él. Aún así no respondió esperando a que se fuera.
—Tu calzado está aquí en la entrada —insistió, sabiendo que estaba oyendo.
Siguió haciéndose la tonta.
Escuchó el bufido del chico.
—Tengo a Naruto conmigo. Está herido.
Tal como Sai predijo, Sakuma apareció frente a él luego de unos instantes de silencio.
Vio las cejas de Sakuma alzarse levemente en sorpresa al observar el rostro herido de su amigo.
—¿Y a ti qué te pasó? ¿Hubo otro ataque y no me enteré?
—¿Podrías dejarme pasar antes que nada? —murmuró el chico, arrastrando las palabras al no ser capaz de hablar sin que el mínimo movimiento punzara.
Ella accedió, apartándose del camino de ambos y señalando con la barbilla al interior de la carpa.
—Ponlo sobre uno de los sobres de dormir —se dirigió por primera vez al ANBU.
El azabache hizo caso y entró al alojamiento Hatake con cautela, bajo la meticulosa mirada de la menor del Clan que aún no confiaba en él.
Con cuidado dejó a Naruto sentado sobre el sobre de dormir más grande, propiedad de su sensei y se alejó, dando espacio a Sakuma que se había acuclillado frente al chico para evaluar sus heridas.
Naruto trató de no verla a los ojos. Sentía que la chica sería capaz de sacarle la verdad de su interior si lo hacía.
Ya podía oírla diciéndole "te lo dije".
—¿Por qué dejaste que te hicieran esto?
El chico dejó de respirar por un segundo. ¿Sakuma acaso leía la mente?
—¿Por qué asumes que dejé que me lo hicieran? —preguntó Naruto, tratando de no revelar que así fue.
—Ah, por favor —rodó los ojos—. ¿Venciste al líder de Akatsuki tú solito, regresando sin un rasguño, y piensas que voy a tragarme que alguien pudo ser capaz de dejarte así y no destruyeron lo que queda del lugar en el proceso?
—Uhh... bueno...
—Y mira tus nudillos —le señaló las manos—. Está más que claro que no te defendiste.
—Tonterías.
—De hecho, lo que dice Sakuma tiene mucho sentido —opinó Sai, sin saber que traicionaba a Naruto al hacerlo.
Sakuma miró al azabache, dejándole saber que no le agradaba su intromisión.
El chico guardó silencio y eso no le gustó a Naruto.
—Deja de tratarlo así. Sai es nuestro amigo'ttebayo —se quejó.
A Sakuma no le gustaba tratar a alguien de esa manera, le hacía sentir horrible, pero Sai trabajaba con Danzõ y apesar de que parecía intentar ser un buen amigo para ellos nada le aseguraba que todo aquello no era más que actuación y que tarde o temprano intentaría algo.
Él había fingido antes estar de su lado, ¿qué le aseguraba que no lo hacía ahora?
—No hace falta, Naruto. La entiendo. Yo tampoco confiaría en alguien como yo, pero trataré de cambiar eso —le sonrió a la peliplata.
La mirada de ella se sostuvo sobre él, considerando sus palabras mas sin decir nada.
Sai no mentía. De verdad entendía la hostilidad de ella hacia él, después de todo no había hecho otra cosa más que darle todos los motivos necesarios para que lo odiara.
—¿Me dirán qué sucedió? —cuestionó Sakuma. En su voz se oyó algo de preocupación.
—Primero necesitamos a Kakashi y al Capitán Yamato —contestó Sai.
Sakuma asintió, poniéndose de pie.
—Bien. Él ya está por llegar. Fue a buscar unos bocadillos —pasó una mano por su cabello, pensando—. Ustedes esperen aquí. Yo iré a buscar a Sakura. Esas heridas no se ven nada bien.
—¡No! —exclamó Naruto, deteniéndola por la muñeca cuando disponía a retirarse—. No traigas a Sakura. Solo causará más problemas.
Sakuma lo consideró. Él tenía razón. Si ella misma estaba bastante enojada al verlo así, no imaginaba lo histérica que se pondría Sakura.
—De acuerdo, no la traeré. Pero sí iré a buscar un botiquín.
El Uzumaki soltó un leve suspiro, deshaciendo su agarre en Sakuma.
—Te acompaño —ofreció Sai, dando un paso hacia ella.
Sakuma lo miró.
—Preferiría que te quedaras con Naruto a esperar a mi padre.
Sai asintió, dando un paso atrás.
La chica caminó hacia la entrada, chocando con el pecho de su padre nada más salir de la tienda.
—¿Tanto hambre tenías que ya ibas a buscarme? —rió su padre.
Sakuma se frotaba la nariz.
—Naruto y Sai están esperando por ti dentro —fue directo al punto.
El entrecejo de su padre se frunció.
—No sé lo que pasó pero Naruto está hecho puré así que voy por un botiquín y vuelvo —contestó antes de que su padre preguntara.
—Está bien —asintió.
—No empiecen la conversación importante sin mí —pidió su hija, comenzando a alejarse.
—Tienes diez minutos.
—¡Solo necesito cinco!
(...)
—De verdad deberías dejar que Sakura le dé un vistazo a esto —decía Sai.
Naruto trataba de sonreír par aminorar la seriedad del asunto.
—Descuida, se me curan rápido.
Sakuma observó a su amigo. Realmente le habían dado una paliza, y una muy injusta.
Lo habían dejado con la cara deformada por los golpes, todo inflamado y sangrante, e incluso con algunas costillas fisuradas.
Sakuma tuvo que limpiar sus heridas y Sai vendarlas, dejando como resultado a un Naruto con asemejanza a momia viviente, con su abdomen, rostro y ahora brazo vendados.
A Sakuma no le importaba la razón que tenía aquella shinobi del País del Rayo, esto era una locura.
Golpear de esa manera a alguien que ni siquiera se defiende le parecía de bárbaros. Esa chica era sin duda una rufián sin honor alguno al haber sido capaz de golpear a un chico inocente solo para descargar su ira. Uchiha Sasuke había sido el responsable de la captura su sensei, no Naruto, ¿en qué demonios estaba pensando esa estúpida?
Sakuma sintió un toque en su hombro. Capitán Yamato le devolvió la mirada, señalando el onigiri en su mano que Kakashi le había traído.
Sakuma lo había aplastado.
—Oh... —notó la menor, alzando las cejas—. Bueno, esto sí que es un desperdicio —se lamentó.
—Aún puede comerse —opinó el hombre.
—¿Lo quieres? —le extendió su mano, embarrada con el arroz estrujado.
—Por supuesto que no —dijo Yamato, levemente ofendido.
—Eso creí —rió un poco, volteando ahora a su padre que oía su intercambio en silencio—. ¿Puedo tirar esto?
Kakashi bajó la mirada hacia su hija y asintió, dándole su permiso.
—Puedes. Tíralo dentro de la bolsa de papel en que traje los onigiri y límpiate la mano.
Sakuma asintió, obedeciendo de inmediato. Mientras tanto, Sai seguía ayudando a Naruto.
—Sai... —llamó el Uzumaki.
El chico dejó de vendar su brazo para prestarle atención.
—Por lo que hiciste antes... gracias.
Apesar de su usual inexpresividad, Sai se mostró algo sorprendido.
—No hay problema —le sonrió.
Naruto lo miró agradecido, Sai de verdad lo había salvado. Si esa chica seguía así probablemente habría terminado con todos los huesos de su cara hechos polvo.
—¡Auch!
—¡Oh, lo siento!
—Será mejor que te tomes un tiempo hasta que te recuperes —ordenó Kakashi.
Naruto negó con la cabeza.
—Voy a ver al Raikage.
Éste ya quedó tonto por la paliza, pensó la menor de los Hatake.
—¿Qué estás diciendo? —soltó Yamato—. La cumbre de los Cinco Hokages está apunto de comenzar. Se ha acordado que cada Aldea Oculta que asista debe dejar sus tierras y la realizaciones de misiones.
—¿Qué harás al verlo? —dijo Kakashi, pasando de lo que decía su excompañero.
Yamato miró a su sempai sin poder creer que considerara aquella locura por parte de su alumno.
—Voy a convencerlo de que perdone a Sasuke —aseguró.
—¡En este momento ni siquiera tienes el collar que sella al Kyubi! —exclamó Yamato, atónito—. ¡Un Jinchuriki como tú no puede dejar la aldea! Ya fueron bastante malas las ocho colas de la última batalla, tuvimos suerte de que el sello se activara a tiempo para controlarlas, pero quien sabe qué podría pasar la próxima vez. Además estoy a cargo de la reconstrucción de la aldea. ¡No puedo estar contigo todo el tiempo!
Naruto oía al Capitán, mirando su banda shinobi con aire pensativo.
—Conocí al Cuarto Hokage.
La peliplata pestañeó sin entender. El Cuarto Hokage había muerto hace años.
—La última vez fue él quien detuvo la transformación del Kyūbi.
—¿Pero cómo? No entiendo —murmuró Sakuma, que comenzaba a preocuparse por la salud mental de su amigo.
—Aún hay muchos misterios sobre el Jutsu de Sello, el Sello Segador de la Muerte —respondió Kakashi—. Probablemente puso su propia energía dentro del sello que puso en Naruto de bebé.
La chica asintió lentamente, procesando aquello.
—El Yondaime me dijo que un sujeto enmascarado fue el que provocó el incidente del Kyūbi hace dieciséis años.
La sorpesa en ambos hombres ante aquella información fue evidente. Aquello no era un asunto cualquiera, se trataba de la mayor catástrofe que Konoha había sufrido hasta la fecha y de la que había dado paso a trágicas muertes y tensiones políticas.
"Escúchame, Sakuma. Hay alguien en quien no confío, un hombre enmascarado. No sé qué es lo que quiere o porqué aparenta ser alguien que no es, pero sé que las respuestas a esas preguntas no son nada buenas. No creas nada de lo que diga." esas habían sido las palabras de Itachi días atrás, y pocas eran las probabilidades de que no se tratara del mismo hombre.
—Dijo que ese hombre es demasiado poderoso, incluso para él —continuó Naruto—. Que el sujeto era un maestro manipulador y que probablemente estuviese utilizando a Pain. Eso quiere decir que si Sasuke se unió a Akatsuki, también debe estar siendo manipulado.
Sakuma hizo una mueca, dudando sobre lo último. Sasuke estaba bastante desquiciado.
—Esto es justo lo que Jiraiya-sama temía —la voz de Kakashi era una de total seriedad—. Él creía que ese incidente hace dieciséis años había sido causado por una única persona. Alguien perteneciente al Clan Uchiha. Un shinobi poseedor del sharingan que dejó la aldea hace mucho tiempo por poseer un gran odio y también la única persona capaz de invocar al Kyūbi: Uchiha Madara.
—Si es que aún sigue con vida, todo es posible si está involucrado —coincidió Yamato.
Sakuma no aguantaba la curiosidad.
—¿Quien es Uchiha Madara? ¿Otro de mis tíos? —preguntó.
Si no fuese tan seria la situación, Kakashi hubiese reído.
—Madara es un shinobi que fue derrotado por el Primer Hokage. Es el ex-líder del Clan Uchiha.
—¿Primer Hokage? —alzó las cejas—. ¿Y dicen que ese tipo podría seguir vivo?
Kakashi asintió.
—Los altos mandos deben ser informados de esto —dijo, antes de dirigirse al azabache—. Sai.
—¿Sí?
—Reporta esto al Hokage.
—Hai.
Una vez dada la orden, el Hatake miró a su alumno.
—Naruto, ¿qué más te dijo el Yondaime?
El chico se mostró algo sorpendido por lo inquisitiva de la pregunta.
—Un padre diría muchas cosas a su hijo, ¿cierto? —continuó, cerrando los ojos feliz.
¡¿Padre?! ¡¿Hijo?!
La chica miró a Naruto boquiabierta. Las comisuras de sus labios comenzaban a alzarse.
—El dijo que creía en mí —sonrió radiante.
—Mierda, Naruto, felicidades —se alegró Sakuma, ganándose un zape en la cabeza por su grosera elección de palabras.
El Uzumaki rió al ver la mala mirada que le dirigió Kakashi a su amiga.
—Gracias, dattebayo.
—Bien, Naruto. Irás a ver al Raikage —decidió Kakashi.
—¿Ah? —musitó el Capitán.
—Con Tenzõ y conmigo como escoltas —continuó, tomando a Yamato del hombro e ignorando su mirada sobre él.
—¡¿Qué?! ¡Esto es una terrible idea, Kakashi-sempai!
—Oíganlo, diciéndome sempai pero no obedeciéndome —se cruzó de brazos, negando con la cabeza en fingida decepción.
—¡Es que es una terrible idea! —insistió.
Sakuma alzó la mano pidiendo palabra.
—Yo propongo que no vayamos y dejemos que el Raikage le dé a Sasuke la paliza que se merece. ¿Quién sabe? Capaz es de los que entienden a los golpes y se le acomodan los tornillos sueltos.
Naruto iba a protestar, cuando la voz de Kakashi se adelantó:
—Yo no dije que tú vendrías con nosotros
—¿A qué te refieres? —Sakuma frunció el ceño—. ¿Por qué no iría?
—El Raikage quiere la cabeza de Sasuke por haber secuestrado a su hermano y haría lo que fuese para atraparlo, incluso si tiene que usar sus mismos métodos y secuestrar a su sobrina para atraerlo.
Sakuma casi se atora con su propia saliva.
—Pfft, yo le doy igual a Sasuke —rió Sakuma.
—Eso tú no lo sabes. Y aunque fuese así, tampoco el Raikage podría saberlo —respondió.
—Pero Sakuma tiene el sharingan. Capitán Yamato estaba nervioso por el Kyūbi pero si ella nos acompaña puede ayudarme'ttebayo —intervino Naruto, él quería que ella fuese. Con todo lo que estaba pasando ahora que Danzõ era Hokage, le parecía buena idea que no estuviese en la aldea.
—El único motivo por el que Danzõ no ha intentado hacer nada respecto a ti es porque ahora eres el Héroe de Konoha, Naruto. Sakuma no corre la misma suerte —explicó Kakashi—. Solo bastaría con que demuestre que es capaz de controlar al Kyūbi para que pueda justificar cualquier medida contra ella. Es más, ni siquiera necesita razones ahora que es Hokage. El Consejo está de su lado. Así que no. Sakuma no irá. No pienso poner en riesgo su seguridad y es mi última palabra.
—Kakashi está en lo cierto —coincidió Sai, opinando por primera vez en el asunto—. Yo también creo que lo mejor que puedes hacer ahora es mantener un perfil bajo.
Pero Sakuma no estaba nada contenta.
—No quiero que me dejes aquí. Quiero ir contigo. ¿Qué tal si pasa algo?
Kakashi notó la ansiedad en su voz. La última vez que se habían separado las cosas no fueron nada bien.
—Si pasa algo, lo controlaremos. Tengo un gran equipo —le aseguró.
Sakuma calló, pero fue evidente para Kakashi que la conversación no había terminado. Su hija solo estaba esperando que los demás se retiraran.
—Partimos temprano en la mañana. Naruto, puedes quedarte en nuestra tienda a descansar.
El chico asintió.
—Iré informar sobre el mensaje del Yondaime —se puso de pie Sai, habiendo terminado de tratar a Naruto.
—Y yo a preparar las provisiones —dijo Yamato—. Kakashi-sempai, lo veo al amanecer.
Kakashi los miró, dando una palmada en el hombro de Tenzõ.
—Muchas gracias a ambos.
Y sin nada más que decir tanto Yamato como Sai se retiraron de la tienda, dejándolos a los tres solos.
Naruto palpaba la tensión.
—Quiero ir.
—No irás.
Naruto pasó saliva. Debería haber pedido quedarse con Yamato.
—Siempre haces lo mismo. Me dejas de lado —cruzó los brazos con enojo.
—Lo hago porque quiero protegerte.
—No, lo haces porque no crees que sea capaz.
—Sabes que no es así. Yo más que nadie sé lo capaz que eres.
—Pues no parece.
—No me contestes —alzó las cejas el hombre.
—¡Pero es que no me entiendes!
—Sí lo hago, pero no estoy de acuerdo. Si yo digo que no irás, no irás y se acabó, no pienso arriesgarme a ponerte en peligro.
—Estás exagerando las cosas —gruñó—. Y el Raikage ni siquera tiene que saber que Sasuke es algo mío.
Kakashi ignoró sus quejas, mirando hacia otro lado. Naruto veía el intercambio queriendo desaparecer.
—Antes de irme te dejaré con Gai. Él te estará cuidando mientras no esté.
Kakashi oyó su hija bufar, pero luego de eso no dijo más nada. Creyó que se habría rendido, sin embargo al verla se encontró con que su expresión ahora era una triste.
—Solo no quiero que me dejes aquí sola.
La voz de Sakuma había perdido la seguridad, lastimándolo por dentro al percibir lo asustada que estaba. El hombre suavizó la mirada.
A veces olvidaba que Sakuma no era igual que los otros niños shinobi de la Aldea. Sí, había recibido entrenamiento de pequeña, pero había sido criada como una niña, no como una soldado.
Ella quería que su padre la hiciese sentir segura, no un líder, y a él aún le costaba diferenciar aquello cuando discutían.
—Ven. Hablemos afuera, Saku —le sonrió un poco.
Sakuma titubeó unos instantes pero accedió, saliendo de la tienda con el brazo de su padre rodeándola por los hombros.
—Uff —volvió a respirar Naruto apenas ambos se fueron—. Creí que moriría aquí'ttebayo —se recostó exhausto.
[ N/A: ¡HOLA! ¡CAPÍTULO AL FIN!
Mis excusas: se rompió mi compu, por lo tanto no podía ver los episodios para escribir capítulos y además estuve a puros exámenes.
AHORA SOBRE EL CAPITULO, ¿QUÉ LES PARECIÓ? I know, aburridísimo, pero ya se viene lo chidooooooo: SASUKE VS DANZÕ. AUNQUE LES ASEGURO QUE TENGO MUCHÍSIMO MÁS EN MENTE.
Por cierto, ¿notaron algo?
Shizune: No le puedes decir a nadie acerca del pergamino excepto a Kakashi.
Sakuma: *le dice de inmediato a Lee*
Sakuma no tiene remedio, aunque bueno, la bby necesitaba estar con su fren. Lo de Itachi aún le afecta.
Por cierto, sé que prometí un capítulo especial de Itachi y Sakuma (más específicamente el día que se conocieron) pero sentí que tal vez no les gustaría al no tener mucha relevancia con la trama actual, idk.
Espero que les haya gustado el capítulo apesar de lo desorganizado que está, se nota que tuve que ir escribiéndolo de a pedacitos 😔 Pero tenía que publicarlo o sino sentía que borraría todo y jamás actualizaría nada.
¡Muchísimas gracias por los 170K! Todavía no puedo creerlo, chicxs. Dios, míoooooooo 😭💙💙 Les prometo mejores caps a partir de ahora, ustedes ténganme paciencia pls 😭💙 ¡Jenn, fuera! ]
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