Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

XIV. Escoltas

CAPÍTULO XIV:
ESCOLTAS

El despacho era dominado por una aura de tensión y rencor, mientras ambos adultos dialogan seriamente. El rostro de la Hokage denotaba profunda ira ante las palabras que salían de la boca del hombre. Sus dientes casi rechinaban al saber que no provocarían el mismo efecto en el Consejo, quiénes generalmente estaban de parte de Danzō en todo. No podía permitir que algo así se llevase acabo, no a Sakuma, no a la hija de Kimi.

—¡¿Cómo es que puedes proponer semejante cosa?! —las manos de la mujer impactaron en la mesa—. ¡Es solo una niña!

—Es una desconocida —corrigió, inmutable.

—¡Es la hija de Kimi y Hatake Kakashi, dos de los shinobi más poderosos que han pisado Konoha! —replicó con coraje.

—Kimi era una desertora —dijo cortante, para luego agregar:—. Y me parece curioso que la llame por el nombre que yo le di y no por el verdadero —sonrió con sorna.

Los puños de la rubia se cerraron con fuerza sobre su escritorio ante el último comentario, picando con ganas de golpear algo hasta reducirlo a polvo, con preferencia la decrépita cara del hombre que tenía en frente.

—Ella no era ninguna desertora.

—¿Ah, no? ¿Y a cómo le llama a lo que hizo? —Danzō avanzó hacia el escritorio, su bastón resonando en el suelo—. Fingió su muerte y huyó de la aldea aún cuando tenía una misión por cumplir. Y mira lo que ha pasado. Sus acciones tuvieron consecuencias enormes.

Sangre salió de las manos de Tsunade que había enterrado las uñas en su propia carne, cada vez más profundo ante cada palabra.

—Aunque así fuera, Sakuma no tiene nada que ver con eso —frunció el ceño.

—No me haga reír. Usted misma acaba de recordarme lo poderosa que era su madre. Puede que esa niña esté aquí para vengarse en su lugar, que le haya contado lo que sucedió o sellado algún recuerdo en su subconsciente. No podemos estar seguros. Es por la seguridad de la alde-

Un estruendo privó al hombre de continuar sus palabras. El escritorio de la Hokage estaba partido en decenas de pedazos a sus pies. Danzō alzó su inexpresiva mirada a la causante de ese desastre. Lady Tsunade ya no podía seguir escuchando más estupideces como las que salían de la boca de este hombre.

—¡Una simple sospecha no será suficiente para que permita que esa niña sea interrogada por la División de Inteligencia! —rugió—. Así que si no quieres que la siguiente cosa que se rompa aquí seas tú, vete y regresa cuando digas cosas coherentes.

—Está cometiendo un grave error. Esa niña es un peligro para Konoha —habló con severidad—. Intenté resolver esto de la mejor manera y hablarlo con usted primero solo por respeto a Kimi, pero no garantizo que sea igual cuando el consejo decida por usted —habló con una calma escalofriante.

¿Respeto? ¿Cómo se atrevía él a hablar de respeto cuando acababa de manchar el honorable nombre de su pupila al llamarla desertora y hasta posible traidora?

—¡Largo! —bramó Tsunade, señalando la salida.

Danzō sonrió con superioridad e hizo una reverencia antes de retirarse de allí a paso pausado.

Apenas la puerta se cerró, la mujer se dejó caer con cansancio sobre su asiento. Sabía que ese hombre no tenía escrúpulos, era por una de las cosas por las que era famoso, ¿pero al punto de querer lastimar a una niña por el "bien de la aldea"? Le parecía una locura. Había algo detrás de todo ese asunto que él guardaba en secreto, algo que de seguro involucró a la ahora extinta Raíz, y que no quería que nadie descubriera. Debía de ser importante si quería llegar al extremo llevar a la niña con Morino Ibiki y Yamanaka Inoichi. Él había mencionado una misión inconclusa por parte de Kimi... Probablemente eso tuviera algo que ver, ya que esa mocosa jamás había renunciado a una misión en su vida y mucho menos huir de ella, ¿tan malo fue aquello que se le encargó?

No sé sorprendería ante el hecho de que se le encargara el trabajo sucio​. Ella una valiosa herramienta para la aldea y siempre se le habían encargado misiones de alto riesgo, ni hablar de las más secretas. Si había alguien que supiera más que el ex-hokage, el consejo de ancianos y  Danzō sobre la situación de la aldea en ese momento, esa era Kimi. Ella era el as favorito tanto del Hokage, como de Danzō.

Lady Tsunade suspiró y miró por la ventana. ¿Kimi, en que te metiste?  se preguntó a sí misma mientras una enfadada Shizune entraba a la oficina, al ver que rompía el tercer escritorio de la semana.

(...)

La peliplateada bufó molesta, absorta en su propio mundo. Habían pasado unas horas desde aquel extraño incidente y aún no terminaba de procesar lo sucedido. Lo único que le había detenido de clavar un kunai en la mano de aquel señor era que la Hokage se le había adelantado.

¿Quién demonios se creía que era ese hombre para tratarla así? ¿Y por qué había hablado de esa manera de su madre? Le hervía la sangre al recordar el tono de voz que utilizó para referirse a su mamá y el ver como la Hokage no le decía nada al respecto. La mujer ni siquiera le dejó abrir la boca, dirigiéndole esas miradas de "Cállate, mocosa, o te quedas sin lengua".

Sin embargo, más que enojo, sentía curiosidad. Ese tal Ganzō, Vazō, o como sea que se llamara esa momia, parecía tener un cierto resentimiento hacia su madre, algo que no lograba entender. Su madre era solo una mujer común y corriente que se había enamorado de su padre, ¿cierto? ¿Por qué ese anciano tendría algo en contra de una aldeana?

Entonces algo saltó repentinamente​ en la mente de Sakuma.

Frunció el ceño dándose cuenta que conocía más sobre su padre, con quién solo había compartido un par de años, que de su madre quién era con la que vivió la mitad de su vida. Durante su niñez junto a su madre jamás había notado nada extraordinario en ella salvo las lindas pinturas que hacía o su habilidad jugando al escondite con ella, nada más. Luego de eso era una madre como muchas otras; tierna, cariñosa, compasiva, risueña y hasta divertida.

Sin embargo ahí, en Konoha, a las pocas personas a las que le había contado de su madre, como a Gai, la Hokage y Asuma, parecían hasta casi maravillados con ella. Tal vez habían cosas que no le habían sido dichas. ¿Pero que era?

—¿Sakuma, estás prestando atención?

La niña espabiló y miró a las dos personas frente a ellos.

—Nop —pronunció exageradamente la "p" y sopló su flequillo lejos de sus ojos.

—¿La ves? Te dije que no funcionaría, pero jamás me oyes. Esta niña solo es un fastidio —chasqueó la lengua, cruzándose de brazos.

—Lo siento, cabeza de piña. Pero no entiendo de qué me servirá esto. Ustedes prometieron enseñarme estrategia, no a jugar al Shōgi —apoyó la mano en su mejilla, mirándolos aburrida.

Asuma negó con la cabeza divertido.

El hombre le había prometido hace ya mucho tiempo enseñarle algo de estrategia a la Hatake cuando se había presentado en uno de los entrenamientos del Equipo 10. No había podido negarle algo así a la hija de sus compañeros, y no se arrepintió luego de haber visto ese brillo en sus casi grises ojos. A Shikamaru no le había agradado mucho la idea, no era secreto que la niña y él no se caían para nada bien desde el primer día que se conocieron, por lo que no se le ocurrió mejor idea que involucrarlo a él en el entrenamiento de Sakuma con la excusa de que él era ideal para una tarea como esa. Asuma sabía que ellos no se detestaban como lo demostraban, sino que solo era la manera que tenían de tratarse y jamás lo hacían con maldad. Sin embargo muchas veces solía ser molesto cuando se pasaban un poco de la raya.

—¿Cómo me llamaste, canosa?

Shikamaru la miró con su ceño fruncido y apoyó las manos en el tablero de Shōgi, levantándose un poco.

—Te llamé cabeza de piña, ¿o es que la coleta de caballo te aprieta tanto tu cerebro de ardilla como para lograr entenderme? —se miró las uñas despreocupada.

—Quieto —Asuma apoyó la mano en el hombro del Nara e hizo que volviera a sentarse cuando el adolescentes dio el amague de levantarse—. Sakuma, ya hemos hablado de esto. Si quieres aprender de estrategia, esta es mi manera.

—Yo no le veo utilidad —bufó—. Además jamás me han dejado jugar —reprochó casi infantilmente.

—Consigue tu propio tablero —espetó Shikamaru.

—Como si quisiera jugar a tu estúpido juego de viejos.

—Ya basta —dijo cortante el hombre al ver tantas miradas de furia—. Sakuma, ¿qué te ocurre hoy?

La aludida miró al hombre y desvió la mirada, dando un largo suspiro. Shikamaru relajó la expresión y miró a la Hatake con intriga. La había notado algo ida y hostil, pero no le había dado importancia.

—Asuma-sensei, ¿tú conociste a mi madre? —preguntó.

Shikamaru alzó las cejas interesado y miró al moreno, quién había procedido a meter la mano en su bolsillo y encender el cigarrillo que traía en la boca hace ya un tiempo.

—¿Qué si la conocía? —Asuma soltó una risa seca y negó con la cabeza—. La recuerdo, sí. Me pateó el trasero un par de veces, por supuesto me lo merecía, pero dolió como la mierda.

El rostro de la niña se llenó de confusión y entonces el hombre recordó que se suponía que no debía de hablar de eso por órdenes de la Hokage. No estaba permitido hablar de Kimi con nadie y él había desobedecido sin siquiera dudarlo.

—¿Pero por qué la pregunta? —habló rápidamente antes de que le preguntara otra cosa.

—Hoy conocí a un tipo extraño —frotó su hombro de manera inconsciente. Aún le dolía un poco—. Irrumpió en la oficina de la Hokage exigiendo respuestas, parecía ser conocido de mi madre. Creo que le habían ocultado que yo estaba aquí y por eso estaba furioso.

Asuma miró disimuladamente a Shikamaru, ambos sabiendo de quién se trataba, después de todo ellos eran los encargados de vigilar a Sakuma sin que ella supiera hasta que Kakashi o el Equipo Gai regresaran, asegurándose de mantener a Danzō lejos.

La Hokage desde el primer día que Sakuma pisó la aldea había tomado las medidas que creyó necesarias y le asignó escoltas, que se encargarían de seguirla durante todo el día sin sacarle un ojo de encima. Eso obviamente no fue secreto alguno para la peliplateada. Sin embargo Tsunade jamás se las había retirado, solo le había hecho creer que lo hizo. El Equipo Gai —quiénes eran prácticamente con los únicos que Sakuma pasaba todo el día además de su padre— era el principal encargado de vigilarla, ya que eran con los que la niña más se había encariñado además de Sakura (otra de las encargadas de estar pendiente de ella) y Kakashi. Obviamente todo esto era totalmente secreto. El Sarutobi no quería ni imaginarse como podría reaccionar la niña si supiese que en realidad todo este tiempo todos los que la rodeaban estaban asegurándose de que ella no saliera de la aldea o de que alguien más intentase algo.

—De casualidad, ¿cómo se llamaba? —cuestionó Asuma.

—¿Gānzo?

Shikamaru soltó un chasquido que simuló una risa ante el nombre erróneo de la chica.

—Dānzo —corrigió el hombre—. Lo único que debes saber es que debes mantenerte lejos de ese infeliz.

—¿Pero porqué parece odiarme tanto a mí y a mi madre? —gruñó enojada.

—No puedo decirlo.

—¿Qué? ¿Por qué no? —lo miró confundida.

—No me corresponde, Sakuma —sacó el cigarrillo de su boca para exhalar el humo.

—Pero merezco saberlo —la niña se levantó del suelo en el que había estado sentada observándolos jugar.

—Lo sé.

—Entonces dime —espetó.

—Ey, cuidado como le hablas a Asuma-sensei —le murmuró Shikamaru a la defensiva.

—Tu cállate, no hablo contigo —extendió su palma hacia él para no verle la cara—. Dime porqué ese hombre se comportó así. ¿Es referente a mi madre, cierto? ¿También sabes de qué se trata eso?

—Sakuma, te he dicho que no puedo.

—¿Por qué no? —repitió.

—No me corresp-

—¡Agh! —la niña le arrancó el cigarrillo de la boca y lo tiró al suelo, pisándolo con su pie descalzo ignorando el dolor de la quemadura—. ¡Eres igual que todos aquí! ¡Saben todo y aún así no me dicen nada o me creen lo demasiado estúpida como para que logre percatarme de que algo me ocultan!

Asuma frunció el ceño ante el atrevimiento de la niña, incluido Shikamaru, quién se puso también de pie.

—¡Los pisos son de madera, mi madre va a matarme! —exclamó.

Sakuma los miró furiosa, sabiendo que no le dirían nada.

—Los detesto —escupió con rabia antes de irse de ahí, deslizando la puerta con fuerza haciendo que cerrara con un gran estruendo.

Shikamaru dio un par de pasos, pero la mano de Asuma sobre su hombro le impidió avanzar más.

—Déjala —negó con la cabeza.

—¿No se supone que debemos de vigilara?

—Créeme, Danzō no intentará nada por ahora —No con él rondando por aquí... pensó internamente.

___________________

¡Por cierto, muchas gracias por los 12K! En el capítulo anterior iba a agradecerles por los 11K y lo iba a hacer en este, ¡pero ya casi llegamos a los 13K! Son lo mejor <3

¡En el siguiente el Equipo Kakashi ya estará de regreso! y habrá muuuuucho drama y probablemente en siguiente ya se venga la acción. Acción posta. Así que estén prontos porque Sakuma desplegará sus alitas y volará lejos del nido (?

Muchos secretos se revelaron en este cap 😏 justo para mis bbs amantes de las teorías, aquí tiene su dosis de información

Como pudieron leer, Saku estuvo todo este tiempo siendo vigilada, ¿puede que hayan estado todo el tiempo fingiendo con ella? Todos sabemos que no, pero eso Saku no lo sabe, así que es mejor que no se entere gg

Bueno, ¡eso es todo! ¡Gracias por leerme, besitos babosos para todos! ❤

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro