Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

IX. La prueba de los cascabeles

CAPÍTULO IX:
LA PRUEBA DE LOS CASCABELES

Sakuma se cruzó de brazos y miró de reojo al chico rubio encontrándolo viéndola por ya décima vez. Naruto volvió a desviar la mirada y llevó la mano a su nuca tratando de verse disimulado. Ella suspiró agradeciendo el tener paciencia y llevó su serena mirada de regreso al frente.

La noticia de que Kakashi-sensei tuviese una hija lo había sorprendido inmensamente. ¿Se iba unos años y al volver su sensei tenía una hija de unos nueve años? Eso era algo que no se veía todos los días. Inspeccionaba el rostro de la niña buscando parecidos que, aunque eran demasiado evidentes para todas las personas que veían a Sakuma y a Kakashi en una misma habitación, para él eran casi imposibles de hallar por algún motivo. Así que sólo le quedaba observarla detenidamente tratando de hallar algo que la asemejara a su sensei. Lo cierto era que Naruto era horriblemente malo para ese tipo de cosas -que involucraba notar detalles o similitudes- y no era un secreto.

—No sé porque Kakashi-sensei demora tanto —bufó Sakura—. Antes demoraba, sí, pero ya pasaron horas.

Sakuma asintió, secundado sus pensamientos. Cuando Sakura le había propuesto acompañarlos mientras esperaraban a su padre ella dio por sentado que demoraría y accedió solo porque no tenía nada más importante que hacer, sin embargo ya comenzaba a tardarse demasiado.

—Seguro debe estar leyendo ese aburrido libro nuevo'ttebayo —gruñó Naruto, apretando el puño a la altura de su cara.

Eso captó de inmediato la atención de Sakuma, que desvió su vista inquisitiva hacia el chico.

—¿Libro nuevo? —curioseó Sakuma.

Si era cierto que su padre tenía un libro nuevo era probable que descuidaría los viejos y tal vez podría tomarlos sin que se diera cuenta. Ya lo había intentado casi una decena de veces y su padre siempre la atrapaba antes de que pudiese leer una sola línea. La curiosidad, aunque no lo demostrara, la carcomía por dentro.

—Sí, fue un presente mío. El Viejo Pervertido los escribe y se me ocurrió dárselo como un presente —comentó casualmente.

Los ojos onix de Sakuma dejaron ver una chispa de interés.

—Hmp, ya veo... Entonces los has leído —Naruto asintió—. ¿Me cuentas de que van?

—¡Claro! —sonrió tocando su nariz con el pulgar y abrió la boca dispuesto a relatarle la la historia, cuando fue callado con un potente puñetazo que lo mandó a volar un par de metros-. ¡Agh, Sakura-chan, eso duele'ttebayo!

Sakura respiraba agitada de lo furiosa que estaba y una vena se marcaba en su frente mientras tapaba los oídos de la peliplata, quien miraba toda la situación en calma pero con el ceño fruncido denotando confusión.

—¡Esos libros no son para niños, tarado! —gritó furiosa, apretando sus manos contra los oídos de su amiga—. ¡No puedes contárselos a Saku!

Naruto lloriqueó un poco poniéndose de pie, frotando su mejilla víctima del impacto.

—¿Y no podías solo decírmelo en vez de golpearme? —la miró recriminador.

Y luego de esa situación ninguno de los tres volvió a hablar. Solo continuaron con la espera, con una malhumorada Sakuma por no haber saciado su curiosidad, una enojada Sakura por tener que seguir esperando y un impaciente Naruto que caminaba de lado a lado.

—¡Esto es el colmo! —se detuvo repentinamente el Uzumaki después de un rato—. ¿Kakashi-sensei nos va a tener esperando para siempre?

Sakura suspiró, ahora más tranquila.

—Pues él siempre ha sido así...

—Agh, sí pero pensé que tal vez ya habría madurado —se sentó en el piso y llevó ambas manos a la nuca.

Sakuma solo se limitó a bostezar, sintiendo nuevamente la somnolencia llegar a ella, cuando de repente se oyó una pequeña explosión de humo y su padre apareció acuclillado sobre el tejado en el que la pelirosa estaba apoyada.

—Lamento haberlos hecho esperar —cerró los ojos aparentemente apenado—. Es que una viejita se atravesó en el camino y tuve que...

—¡Ay, por favor! —lo interrumpieron Naruto y Sakura furiosos.

(...)

Los cuatro caminaron por el campo de entrenamiento en silencio. Naruto había reservado sus preguntas hacia su sensei respecto a Sakuma solamente por el motivo de no demorar más el enfrentamiento que tendría con él, por más de que la curiosidad hiciera que le picara la lengua. En vez de eso no perdió el tiempo y caminó impaciente hacia el claro del bosque en el que el equipo siete acostumbraba a entrenar. Tantos recuerdos pasaron por su mente al pasar a un lado de los tres troncos y no pudo evitar mirar por segunda vez en el que, tiempo atrás, había sido atado como castigo por "fallar" la prueba de Kakashi-sensei, no teniendo permitido comer. Recordó como Sasuke le había ofrecido su comida al notarlo hambriento, igual que lo hizo luego Sakura. Parecía que había sido ayer.

—Vaya, este lugar me trae muchos recuerdos... —habló Naruto con una pequeña sonrisa.

Sakuma los observó con curiosidad. Sakura y el chico ruidoso se veían algo afectados por ese lugar, incluso su padre tenía un aura melancolía al caminar por ahí con sus antiguos alumnos aunque tratase de ocultarlo mientras leía su libro nuevo.

—Ah, es cierto —dijo Kakashi simulando haber recordado de repente—. Aquí fue el lugar de su primera lección de entrenamiento, ¿verdad? —levantó la mirada de su libro.

Con que eso era... Por eso Sakura se veía así de triste, pensó Sakuma mientras la veía. Ella no era consciente de toda la historia del equipo siete, pero por lo que la Haruno le había contado luego de que un día se lo preguntara hace ya mucho tiempo, un ex-conpañero de ellos, Uchiha Sasuke, se había ido del equipo y abandonado la aldea. En su momento le preguntó porque él haría eso, sin embargo Sakura se le veía demasiado afectada como para responder y solo se sumieron en un triste silencio.

—Equipo siete... —murmuró Sakura con una pequeña sonrisa.

—Un equipo de tres —continuó Naruto.

La Hatake guardó silencio mientras veía como sensei y alumnos bajaban la mirada, sumidos en sus propios recuerdos. No se sentía cómoda de estar allí en un momento tan íntimo, pero no se atrevía a moverse para irse de allí o hablar por miedo a interrumpir el momento tan especial para ellos. Que fastidio todo esto de la tristeza.

—Así es —afirmó Kakashi—. En aquel entonces estaba Sasuke con nosotros, ¿no?

Entre toda la atmósfera de nostalgia y culpa, la nariz de Saku comenzó a picar de repente y no pudo evitar soltar un estornudo, sacando a su padre de su ensimismamiento y haciéndolo notar que sus alumnos se hallaban en el suelo inundados de tristeza.

—¿Uh? —miró a sus alumnos con preocupación, dándose cuenta que tal vez el mencionar a Sasuke fue un error.

—Salud, Sakuma. Gracias, Sakuma —se dijo a sí misma con indignación y se cruzó de brazos.

De repente se oyó un tintineo. Los tres miraron inmediatamente hacia Kakashi, quién sostenía en su mano los conocidos cascabeles con lo que fueron sometidos a una prueba.

—Muy bien, demuestrenme que tan lejos pueden llegar —habló sereno, viendo como sus alumnos se levantaban del suelo—. Después de todo no han perdido la esperanza con Sasuke, ¿verdad?

—Claro que no —dijo Sakura con seguridad.

—¿Por qué cree que he estado entrenando todo este tiempo? —cuestionó Naruto.

—Hmm —asintió Kakashi atando los cascabeles a su cintura—. Las reglas son las mismas que el primer día; no me importa cómo lo hagan, solo quítenme los cascabeles. Y recuerden...

—Si no estamos preparados para matarlo... —empezó el rubio, interrumpiendolo—. No seremos capaces de quitárselos.

—Já, exacto —asintió—. No tengan piedad si quieren quitarme los cascabeles. Tiene hasta mañana al amanecer.

¡¿Mañana?!, se horrorizó Sakuma. ¡Ella solo quería dormir! Pero también quería ver el duelo... Ahora que lo pensaba, a ella le había dado hasta el atardecer, eso no le parecía justo.

Su padre cerró el libro.

—Bien, Sakuma, te voy a pedir que te retires a un lugar más lejano para ver y no salir herida. Y no, no puedes quedarte. Y no, no te daré el libro para que me lo cuides.

La niña lo miró mal y se fue hacia una zona apartada, sintiéndose entre humillada y rechazada.

—¿Comenzamos ya? —les preguntó a sus alumnos luego de ver como su hija se sentaba a los pies de un árbol a la distancia.

—¿Va a estar leyendo ese tonto libro todo el tiempo, Kakashi-sensei? —el de anaranjado se apretó más la banda ninja.

—No, no lo hará —Sakura se puso sus guantes con una sonrisa ladina—. Apuesto que ya habrá terminado de leerlo.

—No, no creo —dijo despreocupado su sensei, mientras guardaba el libro en su bolsa ninja—. Pero me reservaré el placer para después. Además tengo el presentimiento de que tendré que cuidarme la espalda, este será un juego nuevo.

Sakuma vio a lo lejos como su padre descubría su sharingan y mostró una diminuta sonrisa, ansiosa por una pelea que parecía tardar horas en comenzar.

—Esta vez será en serio —habló algo más alto, mirando a sus alumnos con determinación.

La tensión y la expectativa se apoderaron del ambiente en la zona de entrenamiento, al igual que el silencio. Un silencio tan profundo que se oían las hojas de los árboles sacudirse y los pájaros alzar vuelo. Alumnos y sensei no se despegaban la mirada de encima unos a otros, viendo quien se atrevía a empezar.

—.¿Qué estamos esperando?! —gritó de repente Naruto, antes de arrojarse al duelo que demoraría bastante.

Sakuma rodó los ojos ante eso, pero observó de todos modos, comenzando a recordar como fue que ella había conseguido esos cascabeles hace ya un tiempo, sin perderse ningún detalle de la pelea actual.

Tiempo atrás...

—Hmp, ya se acaba el tiempo. Supongo que te subestimé —decía Kakashi despreocupado, tratando de provocarla.

Pero Sakuma no salió de su escondite, siendo igual de lista de lo que él esperaba. No era impulsiva ni reaccionaba con coraje ante las provocaciones, todo lo contrario a dos ex-alumnos que él había tenido. Sakuma era más estratégica. Lo había atacado ya unas cinco veces pero no con la intención de derrotarlo, más bien tratando de ver como él reaccionaba para averiguar la manera en la que atacaba o se defendía. Sin embargo él le daba los mínimos datos posibles y eso se lo dejaba más difícil. Sonrió bajo su máscara reconociendo el esfuerzo de la niña.

Suspiró paciente y solo le quedó escuchar, tratando de saber donde se ocultaba, cuando de la nada una lluvia de shuriken salió por entre los árboles. Kakashi los esquivó con facilidad, saltando y desviando la trayectoria de las armas con su kunai. Así que ahí era dónde se ocultaba. Avanzó dispuesto en ir tras ella, pero varios ¡poof! se oyeron y las que antes eran shuriken clavadas en el suelo, se convirtieron en kunai con papeles bomba atados a un extremo. Eso no se lo esperaba. Saltó lejos al momento de la inminente explosión, escapando casi por los pelos e inmediatamente se puso en alerta, asumiendo que Sakuma habría usado las bombas también como distracción para cambiar de escondite.

A veces odiaba que esa niña tuviese los pies tan ligeros y rápidos.

—Aah —Kakashi se estiró tranquilamente como si hubiese acabado un simple ejercicio—. ¿Por qué solo no sales y dejas de extender todo esto? Ya hasta tengo ganas de comer algo —dijo en tono de queja.

Kakashi oyó un movimiento casi imperceptible detrás suya y cuando miró de donde provino echó la cabeza hacia atrás justo al momento en que Sakuma pretendía darle un puñetazo.

—Oh, decidiste salir finalmente —sonrió amigable.

Sakuma aterrizó metros delante por la fuerza de impulso que había tomado.

—Es que también ya me dio hambre—confesó.

—Ah, ¿y que esperas?

Los cascabeles tintinearon movidos por la brisa y los pies de Saku corrieron a toda velocidad hacia su padre. Kakashi dobló las rodillas esperándose el ataque de la niña, quien se introdujo a la pelea con un rodillazo cargado de chakra dirigido a su barbilla. El shinobi lo esquivó, sabiendo que el pararlo con la mano sería doloroso y detuvo la patada que Sakuma planeaba darle con la otra pierna, para luego lanzarla lejos de él. Su hija cayó al suelo con un estruendo, pero se levantó rápidamente y lanzó una decena de kunai que él se vio obligado a contrarrestar con una decena más de su parte.

—¿Sabes? Me recuerdas a uno de mis antiguos alumnos —habló sin demostrar una pizca de cansancio, al contrario de ella que respiraba agitada.

—¿A quién? —sacó unas shuriken de su bolsa tratando de ser disimulada.

—Uchiha Sasuke —contestó, pero no el Kakashi delante que ya se había esfumado, sino el original que estaba detrás de ella y sostenía un kunai en su cuello, con la cabeza a un lado de la suya—. Creo que gané, ya no queda casi tiempo —sonrió debajo de la máscara, cerrando los ojos. Y era cierto, el sol ya se ocultaba.

Pero Sakuma no tenía planes de rendirse aún y subió el pie hasta la altura de su cabeza, logrando darle una patada en la cara. La única razón por la que había podido darle era porque Kakashi quedó inmóvil por temor a realizar un movimiento errado y cortar el cuello de Saku. Apenas él se apartó aprovechó a lanzar los shuriken que él detuvo inmediatamente.

—¡Estilo de Fuego: Jutsu Gran Bola de Fuego! —hizo la posición de manos y una esfera gigantesca de fuego se dirigió hacia su padre.

Kakashi hizo un muro de piedra para resguardarse. Sabía que estaba siendo demasiado exigente con la pequeña, pero quería saber hasta donde podía llegar y sabía que lo lograría por sí misma. Ella era inteligente y poderosa. Tenía potencial y quería explotarlo lo máximo posible.

Escuchó unos pasos detrás suya y al voltear vio una de réplica de Sakuma correr hacia él.

—Una de las tantas habilidades del Sharingan es el poder diferenciar una réplica de un ninja y cual es el original, ¿sabes? —dijo despreocupado e hizo esfumar la réplica de su hija con un golpe.

Sakuma frunció el ceño desde detrás del árbol en que se escondía, ya quedándose sin ideas. Lo cierto es que casi no le quedaba chakra gracias a las docenas de golpes cargados de chakra perdidos y los jutsus estilo de fuego realizados. Demonios, si que repartía mal la cantidad de chakra que utilizaba.

—¿Te rindes?

Ella apretó los dientes.

Kakashi supo que esas dos palabras la enfurecieron en cuanto la vio salir nuevamente y lanzarle todos los shuriken que —si había calculado bien— eran los últimos que le quedaban. Él se mantuvo en su lugar y desvió cada uno de ellos sin el más complicado esfuerzo.

—Creo que te quedaste sin ideas, Sakuma —habló Kakashi.

Ella no respondió y corrió hacia él.

—Aquí vamos de nuevo...

Kakashi esperó nuevamente un ataque, sin embargo, esta vez Sakuma se deslizó por debajo de sus piernas, tomándolo desprevenido.

—¿Qué?

La niña había podido pasar por debajo y extendió la mano hacia los cascabeles. Él rápidamente se apartó al notar eso, pero entonces su bolsa ninja quedó expuesta. Sakuma pensó rápidamente y metió la mano dentro, para luego apartarse rápidamente de él.

—¿Acabas de robarme algo? —dijo atónito. Había visto con su sharingan como ella metía su mano en la bolsa, pero entre su sorpresa y la rapidez de la niña no había podido detenerla.

—Oh, mira que interesante —habló en voz alta cuando su padre volteó a verla—. Se parece a tu libro —mostró el libro Icha Icha con una sonrisa triunfante.

—Devuelve eso. No es para niños.

—Hmp —se encogió de hombros y se dispuso a abrir el libro.

Kakashi rápidamente corrió hacia ella e intentó tomar el libro, pero Saku lo alejó de su alcance una y otra vez, haciéndolo cerrar las manos en el aire sin que pudiese tomarlo. Rápidamente eso se convirtió en un juego de quien era el más veloz de los dos, si Sakuma para apartar el libro o Kakashi para tomarlo. Eso no duró mucho ya que, aunque el ser pequeña ayudaba a Sakuma a escurrirse entre los recovecos y espacios libres para que su padre no lograra alcanzarla, también le hacía fácil de inmovilizar, cosa que sucedió. Kakashi la abrazó y logró dejarla quieta, pudiendo finalmente quitarle el libro. El hombre suspiró con una sonrisa.

Se oyó un tintineo.

El hombre pasó de alivio a sorpresa. Sakuma había logrado tomar los cascabeles gracias a que él la tenía lo suficientemente cerca con ese abrazo como para que lo lograse, demasiado distraído con los nervios y la vergüenza que le causaba que su hija hubiese robado su libro erótico.

Kakashi bajó la mirada para verla aún abrazada a él y con los cascabeles en su mano.

—Creo que eres mi sensei ahora —sonrió ella con ojos brillantes.

Esta niña..., sonrió leve bajo la máscara.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro