Capítulo Especial
CAPÍTULO ESPECIAL:
EL LIBRO PROHIBIDO
Sakuma balanceaba sus pies de lado a lado, boca arriba en su cama y con la cabeza colgando por un extremo. Jamás había estado tan aburrida en su vida, y eso era mucho decir dado que ella casi nunca lo hacía.
Lee se había ido a una misión con su equipo, por lo que no andaba rondando por ahí molestándola para ayudarlo a entrenar (si es que sentarse en su espalda mientras el azabache hacía lagartijas podía tomarse como ayuda) y Sakura entrenaba con la Hokage desde hacía días. Tampoco era como que la pelirosa tuviera ganas de hablar con ella en ese momento. Sakura estaba molesta con ella, lo sabía aunque intentara ocultarlo. Le molestaba el que hubiese tenido una lucha con Lee. Alegaba que ella aún no era del mismo nivel que Rock Lee y que hubiera terminado mucho peor. Le parecía algo irresponsable de parte de sus sensei por haber permitido algo así, y por su parte por haber aceptado esa competencia por más que fuese una amistosa. Sakuma no dijo nada ni le replicó aunque le molestó el que le dijera que ella no era capaz de derrotar a Lee, sabiendo que Sakura solo no quería que saliera lastimada. Así que sólo mantuvo la boca cerrada durante el regaño y luego se dio la vuelta, decidiendo que regresaría cuando su amiga se hubiera tranquilizado.
Creía que esa mañana ya estaría todo normal, pero al ver como reaccionó cuando se ofreció a acompañarla a su entrenamiento, convenciendo en todas las maneras posibles a la Hokage de que no fuera, entendió que no era así.
Suspiró aburrida. Tal vez podía molestar a Neji, o espiar a Tenten ya que nunca fue capaz de averiguar que era lo que la castaña hacía en su tiempo libre. Nah, el Hyuga la mataría y Tenten era demasiado aburrida como para que hiciera algo interesante.
Sakuma miró hacia una esquina de la habitación, donde estaba su mesita de noche. Encima del mueble había un cuadro con una reciente fotografía, donde salían Gai, Kakashi, Lee, Sakuma y Sakura.
Un sonriente Gai mostraba el pulgar extendido y guiñaba un ojo, tomando por los hombros a un Kakashi de ojos cerrados, que parecía sonreír debajo de la máscara. Delante de ellos estaban Lee, guiñando un ojo y haciendo el símbolo de amor y paz con una de las manos mientras que, de igual forma que su sensei a Kakashi, atraía a Sakuma con un brazo sobre sus hombros. La peliplateada sonreía algo tímida y levemente sonrojada, no acostumbrada a las fotos. Además también porque Sakura estaba abrazada a su brazo izquierdo mientras sonreía a la cámara, tirando de ella como si compitiera con Lee sobre quien tenía a más Sakuma que el otro, dado que ambos la atraían hacia ellos.
Sonrió un poco. Esa foto no era solo una foto para ella, sino que era mucho más. Significaba que tenía nuevamente una familia, una cosa que creía no volvería a tener luego de la muerte de su madre y la de su sensei. Se había esforzado tanto por ello, buscando a su padre por su cuenta y tratando que la quisiera, que el saber que lo había logrado pero que además había hecho tan buenos amigos en el camino le era increíble.
Jamás había tenido a tantas personas que se preocuparan por ella. Se había acostumbrado a la soledad; el no tener amigos de su edad con los cuales hablar o bromear, el no tener un padre que le comprara dangos y la cargara hasta su cama cuando se quedara dormida, el no tener un tío (¡algo que ni en sus sueños se imaginaría tener!) que le hiciera el desayuno o la cuidara cuando estuviera sola.
¿Cómo es que su vida pudo mejorar tanto en un solo mes que llevaba en Konoha? Sakuma comenzaba a creer que la aldea cumplía deseos.
Excepto el de quitar el aburrimiento.
Su cabeza se desvió de profundos pensamientos hacia el aburrimiento nuevamente y ella solo pudo bufar.
Decidió levantarse y salir de su habitación.
—Hum, dejó la puerta abierta —habló sola, no gustosa de tanto silencio.
La puerta del cuarto se su padre estaba totalmente abierta, dando una vista de su desordenada habitación.
—Parece que quieres que entre —no le dijo a nadie en particular y caminó hacia el cuarto ajeno, sintiendo el polvo en sus pies descalzos apenas entró—. Deberías barrer... Y yo dejar de hablar sola —rodó los ojos.
No sabía porque entraba al cuarto de su padre, pero estaba casi segura de que era más divertido que estar encerrada en el suyo. Y lo confirmó cuando su vista se topó con uno de los libros que su padre tanto leía. Ese símbolo de no leer en rojo le llamaba demasiado la atención como para no echarle un vistazo.
Sakuma miró en todas direcciones, como si su padre fuese a salir se cualquier lado y corrió hacia la mesa de noche. Tomó el libro, lo abrió y comenzó a leer con rapidez.
Pasaron unos minutos antes de que se escuchara la puerta principal abrirse.
—¡Sakuma, ya llegué! escuchó la voz de su padre.
Ella entró en pánico. Corrió en círculos por unos segundos, no sabiendo que hacer.
—Baka, solo guárdalo —se golpeó la frente.
—¿Guardar qué? —Kakashi de repente apareció en la puerta.
Sakuma chilló y llevó las manos a su espalda, escondiendo el libro.
—Ahh... Tu ropa limpia. Yo... la lavé y no sé donde la guardas —inventó, mirando el techo.
Kakashi la miró extrañado. Ella ni siquiera lavaba su propia ropa por pura flojera, no se la imaginaba haciéndolo con la suya y, además, queriendo guardarla en su sitio.
—¿Y donde está la ropa? —se cruzó de brazos, alzando una ceja.
—Oh, es que ya la guardé —soltó una risa nerviosa.
—Solo muestrame que ocultas ahí —se acercó a ella.
—¡No! —la escondió debajo de su blusa y saltó sobre la cama de su padre para rodearlo y salió corriendo hacia su habitación.
—Sakuma —la llamó sereno, saliendo detrás de ella justo para tomarla del pie.
La peliplateada sintió como su padre la alzaba del pie y no tardó en quedar de cabeza con los brazos colgando, con Kakashi sujetándola de un tobillo.
—¿Me lo darás por las buenas? —Sakuma pataleó como respuesta—. Bien —cerró los ojos y repentinamente comenzó a sacudirla por el tobillo.
Sakuma comenzó a reírse involuntariamente por eso, haciendo que la sangre se le fuera más rápido a la cabeza.
Cosas comenzaron a caer de sus bolsillos. Primero kunais, shuriken, dagas, bombas de humo, papeles bomba, vendas y muchas otras herramientas ninja. Luego un par de monedas de cinco yenes y, sorpresivamente, un dango. Kakashi se detuvo, impresionado por todas las cosas que traía encima la niña.
—Wow, no sabia que me quedaba ese —se refirió al dango y extendió la mano para tomarlo, pero su padre volvió a sacudirla y finalmente el libro cayó al suelo.
Silencio.
Más silencio.
—Dime que no leíste eso.
Sakuma pudo jurar nunca antes haber visto a Kakashi con los ojos tan abiertos y el rostro de un color tan rojo.
—Puedo mentirte —propuso, aún de cabeza.
Kakashi la soltó y ella cayó al piso de cara en un ruido sordo. El hombre tomó su libro, luego los otros y los guardó en uno de los cajones de su escritorio, bajo llave.
Sakuma frotó su cabeza quejumbrosa y lo miró con un ojo cerrado desde el suelo.
—No tenías que soltarme —bufó.
—Te lo ganaste por irrumpir en mi habitación y revisar mis cosas. Eso está mal, Sakuma —la regañó, con el rostro aún similar a un tomate.
—Mmh, técnicamente no irrumpí en tu habitación porque la puerta estaba abierta. Y no revisé tus cosas porque el libro estaba sobre tu mesa de noche —trató de justificarse.
—De todos modos no está bien —Kakashi la tomó por detrás de la camiseta, como si se tratara de una mamá gato regañando a su cría, llevándola fuera de la habitación.
Sakuma se cruzó de brazos, dejándose cargar, algo molesta.
—Si no me dejaras abandonada todo el día eso no hubiera pasado —bufó.
Kakashi la dejó de pie en el pasillo.
—Creí que te gustaba estar sola y el silencio.
—Eso era antes de tener amigos —rueda los ojos—. Era la escusa típica que usan los que no tienen amigos como autoconsuelo.
—Oh... —rascó su nuca, todavía algo incomodo por el hecho de que su hija haya leído Icha Icha—. Creo que estoy familiarizado con eso —confesó, recordando sus días de academia.
—Hmm..., Kakashi, ¿puedo preguntar algo? —ladeó la cabeza no del todo segura de su siguiente pregunta.
El hombre, volviendo a recuperar su color luego de tremenda vergüenza, asintió.
—¿De qué era el libro? No lo entendí muy bien, pero creo que el hombre estaba lastimando a una chica porque no paraba de quejarse y grit...
Sakuma no pudo terminar la oración, dado que su padre le había tapado la boca con su mano lo más rápido que le permitieron sus habilidades, hasta haciéndole volar el flequillo gracias a la brisa que levantó. Sus ojos estaban abiertos al máximo y su rostro febril.
—Olvida lo que leíste —suplicó. Sakuma quiso protestar—. Y no le menciones a nadie esto —ella rodó los ojos, molesta por no tener una respuesta a su pregunta—. Sakuma... —advirtió.
Ella asintió resignada luego de varios segundos y él suspiró con alivio, apartando la mano de su boca y volviendo a enderezarse.
—¿Pero la estaba atacando o no?
—¡Sakuma!
—Okay, ya —rodó los ojos.
______________________
¡Hasta acá el capítulo especial!
Se preguntarán ¿por qué especial? Bueno, ¡por los 4K! No tenía ningún capítulo preparado ya que había estado estudiando, pero cuando vi los 4K de vistos, me dije: Jenn, hacé un capítulo ya.
¡Saku ya tiene su foto! Más lindo todo asdfgsjslñ
Y también ya leyó Icha Icha, aunque no lo entendió para nada.
El siguiente capítulo ya es el último antes de que comience Naruto Shippuden. ¡Que emoción!
Díganme si no odiaron mucho el relleno ahr, gracias por todo el apoyo y el siempre estar presente en los comentarios <3 no las merezco :')
Eso es todo, bye! 🍃😽
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro