❁ཻུ۪۪Capítulo 6~話
Taehyung encontró al pequeño cachorro terminando de doblar su ropa de manera diligente, acomodándola con cuidado en uno de los tantos muebles con los que contaba en su habitación, y que vale recalcar el menor volvió suyo por obvias razones. Porque de no ser así... ¿Dónde más guardaría las prendas que el peligris le regaló?
Dejando eso de lado, Kim había notado que Jungkook era demasiado despierto e independiente para su edad. Una situación que le llenaba de regocijo, porque sentía que se estaba adaptando de maravilla a su nuevo entorno a pesar de las experiencias vividas que podrían traumar a cualquiera. El pequeño lobo era muy fuerte.
El vampiro no pudo resistirse ante la sensación de orgullo que le invadió, acercándose lo suficiente como para dejar una suave caricia en la cabellera azabache. El menor no se demoró ni un segundo al reconocer el delicioso olor a romero que desprendía el peligris, volteando su rostro para encararlo antes de sentir su cariñoso tacto sobre su cabeza.
Para su mala suerte la fragancia era demasiado leve, porque el lugar exacto en el que se concentraba el aroma era en su largo cuello. Lastimosamente el azabache debía esperar a que la noche cayera para poder hundir su naricita en aquella curvatura, embriagándose hasta caer en un profundo estado de sueño.
Jungkook disfrutó en silencio de los relajantes mimos, haciendo sonreír con ternura a Taehyung.
—Puedo notar que llegué en el momento justo, así que vamos a que comas algo.
Jungkook asintió con un leve movimiento de cabeza, siguiendo al peligris muy de cerca, mientras entablaban una conversación amena que se resumía en Taehyung preguntándole al cachorro si le gustó la ropa nueva que las hadas consiguieron exclusivamente para él.
Lo cierto era que superaban cada una de sus expectativas. El licántropo le encantaron porque cada una de ellas eran muy cómodas y abrigadas para la época del año en la que se encontraban, pues el clima era tan frío que calaba en sus huesos.
El azabache también acotó que a pesar de que la primera impresión que les dio a sus amigas no fue la más buena, de verdad le agradaron. A lo que Taehyung le respondió que el sentimiento era mutuo, porque las hadas lo adoraron. Ese simple comentario provocó una sonrisa sincera y brillante en el cachorro, pues este se sentía aceptado por el círculo más cercano del amable vampiro.
Y, el peligris no perdió la oportunidad de avisarle que la próxima vez que necesitará conseguir ropa o alimentos, no tendría que ir personalmente, por lo que no lo dejaría durmiendo en soledad como en ocasiones pasadas, ya que las hadas le prometieron que se encargarían de llevarle todo lo necesario después de unos cuántos días.
El licántropo agradeció aquello inmensamente, pues eso significaba que podría continuar disfrutando de la compañía del vampiro como quería. Porque desde que sus párpados se cerrarán cuando los alcanzará la noche, hasta que sus ojitos chocolate se abrieran para enfrentar un nuevo día, Taehyung seguiría a su lado.
El vampiro terminó preparándole algo muy liviano, y Jungkook no se lo pensó dos veces antes de devorar su deliciosa merienda a base de pan, mantequilla y un zumo de fresas. El cachorro parecía ser insaciable cuando de comida se trataba. El menor agradeció por los alimentos y como ya era costumbre, esperó a que Taehyung limpiará la comisura de sus labios con una servilleta de tela.
A estas instancias, el azabache adoraba ser tan consentido por el mayor, por lo que aprovechaba la mínima oportunidad para obtener cualquiera de sus atenciones. No cabía duda de que se había acostumbrado para mal, porque él no era así. Le gustaba ser autosuficiente cómo sus padres le enseñaron, pero todo cambiaba si Taehyung aparecía en el medio.
Su animal interno le incitaba a volverse un niño mimado necesitado de atención.
Una atención que solo el peligris podía darle.
Y hoy, después de tanto tiempo, por fin sería el día en que le contaría lo que había pasado ese día en el bosque. Se lo había pensado tanto, pero esta vez estaba seguro de la conclusión a la que llegó. Taehyung era de su total confianza, y jamás le juzgaría por sus acciones. Nunca sería capaz de herir a su animal interno o a su pobre corazón.
Después de lavar y secar la fina vajilla que el vampiro poseía en su mansión, la cual siempre ocupaban cuando comían lo que fuera, ambos sobrenaturales subieron hasta la habitación del vampiro, donde Taehyung se cambió la ropa a una más cómoda, esperando hasta que el menor saliera del baño con su nuevo pijama.
Se acomodó a un costado del cachorro que yacía sentado en la cama, con la intención de comenzar a relatarle el cuento que prometió leerle esa noche. Taehyung poseía una gran biblioteca, por no decir inmensa. En dicho lugar se encontraban libros de todo tipo, pues a lo largo de su eternidad el mencionado cultivó un adictivo gusto por la lectura y, sobre todo, el placer de ser un gran coleccionista.
Cada libro tenía una preciosa enseñanza que se podría poner en práctica, por lo que el peligris amaba poder guardarlas en un sitio que era de su absoluta pertenencia, es decir, en esa biblioteca tan especial para él, a la que consideraba cómo su único refugio.
En realidad, Kim agradecía mucho tener tantos libros en su posición, pues sin pretenderlo se volvieron la mejor opción para distraer y entretener al pequeño Jungkook.
—Y vivieron felices para siempre—finalizó el vampiro, cerrando aquel libro bajo la mirada atenta del cachorro azabache—. ¿Te gustó la historia?
—Sí, me encantó. Porque el final fue más bonito que el del cuento de ayer—afirmó con un puchero, porque de solo recordarlo su corazón se entristecía.
—Lo sé, pero tú insististe en que te lo leyera, Jungkookie.
Taehyung se lo recordó con pesar, acomodando un mechón de cabello travieso del contrario. El vampiro desde el inicio tuvo la intención de leerle otra historia, una que fuera más infantil. No obstante, no consiguió lograr su cometido, porque el menor le acompañó hasta la biblioteca, con el objetivo de curiosear un poco acerca de los libros que tenía en su gigante colección privada.
Dando como resultado que el licántropo terminará encontrando el libro de La citta di Smeraldo, el cual llamó su atención con facilidad gracias a la preciosa portada que poseía, donde se apreciaba la flor de Smeraldo dibujada. Este elemento plasmado en la cubierta era lo que más destacaba en el relato, por lo que Jungkook no se lo pensó dos veces antes de pedirle al mayor que se lo leyera en aquella noche.
—Nunca me imaginé que terminaría de esa forma tan triste—argumentó el menor, porque la noche anterior se sintió muy decepcionado, pues ese relato no superó sus expectativas.
Su desilusión fue tan grande, que no quiso saber nada más, y solo se concentró en dormirse, ya que a la mala comprendió que no solo porque la portada fuera preciosa, la historia también lo sería. Taehyung entendía lo indignado que se sentía, pero a pesar de ese feo sabor de boca que le dejó dicha historia, quiso darle una respuesta que lo hiciera pensar más al respecto.
—Créeme que me pongo en tus zapatos. Lo entiendo a la perfección, pero déjame decirte que ese libro tiene una preciosa enseñanza por más crudo que el final te parezca.
—¿Cuál es esa lección? —preguntó curioso, no terminando de creer que tuviera algo bueno, en medio de tanto desastre. Taehyung sabía que al ser un niño todavía, tal vez no podría terminar de asimilar un trasfondo tan complejo como el de ese libro, pues dudada que en su corta vida hubiera experimentado algo así. Sin embargo, no podía negar que confiaba en que Jungkook era muy inteligente, y si se lo explicaba con más detalle, podría no sentirse tan perdido al respecto.
—Mira, sé que el hombre del relato tuvo que ser honesto con sus sentimientos cuando fue consciente de ellos, pero eso no es algo fácil. No cuando no te amas a ti mismo.
El peligris aseguró con voz suave y el menor le dedicó un semblante que denotaba interés por seguir escuchándole.
—Porque contar con el suficiente amor propio es un paso enorme al momento de querer entregarte a un amor de verdad, pues el ser recíproco con esa otra persona es algo maravilloso.
Taehyung no pudo evitar sentir esa nostalgia que lo invadía cada vez que hablaba de ese tema, porque tantos recuerdos agrupándose en su mente eran difíciles de tolerar.
—De verdad quiero que comprendas esto, Kookie. Ninguna de las dos partes tiene que amar menos o amar más. Cuando estás en pareja lo primordial es que fortalezcan su relación, en base a la confianza, la honestidad y el apoyo incondicional. Que ambos sean el pilar del otro, y que enfrenten cualquier situación juntos, pues de no ser así, podrían arrepentirse para siempre. Justo cómo sucedió con el protagonista que tuvo que perder a su amada para darse cuenta de que, si hubiera actuado de manera distinta, sin miedo a ser juzgado, las cosas no acabarían así de mal para él.
—Pero también existía la posibilidad de que a los dos les fuera mal, y al final el protagonista no quisiera que su amada sufriera por ello—dedujo con perspicacia, provocando que el vampiro soltara un suspiro con aire pensativo.
—Quizá tengas razón, Kookie. Porque si existen personas que prefieren hundirse solas si eso garantiza el bienestar de su amado, pero en lo personal puedo decirte que prefería hundirme junto a mi persona especial, en lugar de que lo haga sola o que simplemente tome la decisión egoísta de alejarme de su lado cuando podríamos enfrentarlo en conjunto.
—No lo sé...
Jungkook sin querer se desvió del tema principal, porque con esa charla inesperada que entabló con el vampiro, pudo notar que él creía que lo correcto era proteger a la otra persona, para que cualquier sacrificio que hiciera, valiera la pena si aseguraba el bienestar de quien amas.
Por lo que no contaba con un motivo válido para juzgar al protagonista que se sintió más cómodo amando de lejos a la chica, porque así se evitaba el sufrimiento de ser juzgado por ella y por el resto. Ya que le protegía de que tuviera un motivo más para ser señalada al juntarse con alguien como él, sin contar su mala situación económica y el ganarse la vida vendiendo hermosas flores cuando podría hacer otra cosa para sobrevivir.
Sin embargo, sus profundos y reflexivos pensamientos se vieron interrumpidos cuando la voz aterciopelada del vampiro volvió a dirigirse hacia él.
—Cuando el momento indicado se dé, tú mismo lo experimentarás y tu corazoncito será el único que te guiará para tomar la decisión que consideres correcta—dejó un suave toque de cariño con su dedo en la naricita del contrario—. Y deberás hacerle caso, pero sin dejar la razón de lado, cachorro.
—Pero, ¿Tú estarás conmigo? —interrogó, sin ser muy consciente de la razón por la que preguntaba algo así. Tan solo su lobo fue el que le impulsó a que formulará esa interrogante en palabras, ya que por más que el futuro fuera incierto, Jungkook creía que ese vampiro debía seguir siendo parte de su vida.
Porque se sentía tan complementado con él. De una forma en la que todavía no era consciente de lo que eso traía consigo. Era natural, era espontáneo, era destinado.
—Claro que sí, cachorrito. Si tú me lo permites, no dudes que estaré contigo para apoyarte como lo hago ahora.
Taehyung se lo aseguró con mucha decisión y el azabache no pudo evitar sentir emoción ante la declaración.
—Porque yo no tengo la intención de irme a ningún lado.
—G-Gracias, Tae... ¿Podrías darme un abrazo? —su voz salió en un susurro que apenas fue perceptible para el contrario—. Por favor.
—Ay, eso no deberías ni de preguntarlo, Kookie.
El vampiro rio bajito, abrumado por la ternura del azabache, porque solo ese pequeño cachorro podía provocarle eso. El pedirle un abrazo le parecía tan insignificante, pues todas las noches se acercaba a él, acomodándose en su regazo para quedar cerca de su cuello y, por consiguiente, entrar en un sueño profundo al inhalar la fragancia natural que poseía.
—Todos los abrazos que quiera este dulce lobo, se los doy sin problema.
El joven de cabellos grisáceos abrió sus brazos y el menor no tardó en perderse entre ellos, atesorando el momento de calidez, mientras su carita se escondía en su pecho cubierto por una fina camisa de seda púrpura.
—Siempre estaré aquí para ti, Jungkookie—tomándose el atrevimiento, Taehyung dejó un beso en la cabecita del infante.
Con ese mínimo gesto de puro cariño, Jungkook se derrumbó como jamás imaginó hacerlo desde ese fatídico día. Tenía tanto que contarle a Taehyung y planeaba hacerlo esa misma noche antes de dormir, después de encontrar el valor que creyó perdido. Justo ahora no encontraba las palabras adecuadas al estar tan sensible, por lo que suponía que no podría dejar de hipear en medio de cada sílaba.
Y eso no ayudaba, pues el vampiro no entendería nada.
Otra vez tendría que posponerlo.
Taehyung se dio cuenta de que el lobo estaba llorando a mares, cómo no lo hizo cuando debió. Puesto que él era partidario de la idea de que jamás sería bueno guardarse tanto dolor, y eso era lo que el azabache estuvo haciendo por mucho tiempo. Aquel llanto desgarrador se lo comprobaba.
Después de varios días le estaba mostrando su vulnerabilidad.
No obstante, el vampiro se repetía que tampoco tenía el derecho para hacerlo hablar si no quería, porque estaba esperanzado en que tarde o temprano se lo contaría, ya que finalmente sería de su absoluta confianza como para traer de vuelta los feos recuerdos.
Así que, con eso en mente, simplemente se dedicó a mecerlo suavemente, susurrando palabras de aliento en el proceso, mientras dejaba caricias en esa pequeña espalda que temblaba tanto por el sufrimiento contenido y que le atormentaba desde hace semanas atrás.
Y continúo de esa forma hasta que las lágrimas del azabache por fin se detuvieron.
El peligris ya no sentía la humedad en su ropa gracias al desahogo del menor. Aquel lobito que se mantenía en su regazo, aprovechó para acomodarse mejo en algún momento, dejando toda su carita metida en la curvatura de su hombro y cuello, como hacía durante cada noche desde que llegó a la vida del vampiro.
Jungkook dormía con tanta placidez, con su naricita restregándose en su piel cada cuánto. La respiración era completamente regular después de tanto, pues no había más gimoteos, solo uno que otro pequeño suspiro saliendo de su boca, demostrando la tranquilidad que le invadía al sentirse resguardado por el mayor.
Taehyung también cerró sus ojos, queriendo descansar luego de esa hora tan abrumadora, tan cargada de sentimientos y de mucho dolor contenido. Haciendo una petición silenciosa en medio de aquella noche donde la luna era tan brillante, teniendo como único objetivo que su persona pudiera contribuir a que el lobo dejará sus demonios atrás y así lograra ser muy feliz, dejando enterrado su cruel pasado.
Porque ese dulce cachorrito merecía serlo, y aunque fuera egoísta decirlo o pensarlo, quería estar presente cuando eso sucediera.
Continuará...
Me avisan si se murieron de ternura o lloraron al final de este capitulo, porque yo me rompí y esto no es nada comparado a lo que se viene.
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