Cinco días habían transcurrido desde que Taehyung y Jungkook se escaparon al bosque para dar un paso más en su romance. Sin embargo, en la actualidad la pareja se encontraba muy intranquila, pues las marcas de sus colmillos en sus cuellos no desaparecían por nada del mundo. Lo que era muy extraño, porque se suponía que entre especies distintas era imposible conservarlas, ya que, de ser el caso contrario, además de ser permanente, también podrían sentir las emociones de su pareja.

Por ese hecho es que los tortolitos supusieron que les tocaría renovarla periódicamente, lo que nunca vieron como un problema. Al contrario, la emoción por repetirlo seguía latente. Aunque vale recalcar que, a pesar de su confusión inicial, ambos portaban con orgullo las señales de mordida que parecían grabadas con una tinta imborrable sobre la piel ajena.

Pero el más intrigado era el vampiro, ya que no se trataba de la primera vez mordiendo a su querido lobo.

La marca que le había hecho en su celo desapareció al poco tiempo como si nunca hubiera existido, por lo que no le encontraba lógica alguna a dicha experiencia.

Mientras tanto, el azabache no sabía ni que pensar. Porque si ni siquiera sus hyungs con varios siglos sobre su espalda comprendían, ¿un pobre sobrenatural de veinticuatro primaveras que podía opinar al respecto?

Absolutamente nada.

No obstante, lo más relevante que sucedió en su cita fue cuando se desmayaron y en sus mentes no tardaron en aparecer varios recuerdos borrosos de golpe.

El par de enamorados lo conversó con seriedad, llegando al acuerdo de charlarlo con los brujos para encontrar su verdadero significado.

Todavía rememoraban esos acontecimientos, después de estar casi un día entero lejos de la mansión Kim.

Taehyung y Jungkook regresaban tomados de la mano, siendo lo más cautelosos posibles desde el instante en que el peligris abrió la puerta de su hogar. Pues segundos antes estuvieron riendo cómplices como si fueran dos chiquillos que aparecían tras hacer travesuras.

Lo que no era del todo mentira, pero ese no era el caso.

Aquella mañana, luego de haber tenido su última sesión de amor, la pareja desayunó unas tostadas con mermelada de fresas, acompañadas de un jugo de mora que el mayor preparó con anterioridad junto a la deliciosa lasaña de la noche anterior.

Demostrando lo mucho que se esmeró para que la cita fuera perfecta.

Cautivando aún más al lobo que no podía dejar de verlo con esos orbes que destilaban amor a montones.

Cuando los novios creyeron que consiguieron pasar desapercibidos, una pareja conformada por un cambiaformas con hoyuelos y un vampiro de labios rellenos no tardó en darles la bienvenida.

Sorprendiéndoles y avergonzándoles en el proceso.

—Hasta que aparecen tortolitos, un poco más y creía que se perdieron en la espesura del bosque.

—Jinnie, no los molestes—Namjoon regañó a su chico, sin dejar de abrazarlo por detrás. Rodeando su fina cintura, con la cara acomodada sobre el hombro de su vampiro—. Déjalos ser.

—Está bien, solo porque tú me lo pides.

Seokjin acarició la mejilla del sobrenatural de cabellos cobrizos con mucha delicadeza, robándole un suave suspiro.

—Mmm... Seguimos aquí, hyungs.

Taehyung llamó la atención de los susodichos que en cuestión de segundos se encerraron en su propio mundo, para de manera inmediata ser saludados por los tortolitos que recién habían arribado a la mansión.

—Es bueno verlos, chicos. Esperamos de todo corazón que les haya ido bien en su salida.

El joven de cabellos cenizos le guiñó un ojo a su hermano menor, mostrándose juguetón por lo que todos sabían que sucedió entre ellos, pero que nadie se atrevería a mencionarlo explícitamente para no avergonzarlos.

Decir que Taehyung y Jungkook no se sintieron cohibidos sería mentir. Por más irónico que fuera, ellos no querían que se tocará mucho ese tema. No después de todas las cosas locas que hicieron íntimamente hablando. En esos momentos ambos estaban adoloridos, pero más el vampiro que se admiraba a sí mismo por seguir de pie como si su lobo no hubiera arrasado con su pobre cuerpo.

—Kookie y yo creímos que seguirían dormidos, ya que los domingos se quedan hasta tarde descansando.

El peligris ignoró olímpicamente a su hyung, cambiando de tema por su propio bien.

—Tae tiene razón—intervino Jungkook, sonando lo más seguro posible a pesar del calor que cubría sus mejillas—. ¿Alguna razón por la que estén despiertos a estas horas?

—El día está muy bonito como para pasárnosla toda la mañana en la cama—el cambiaformas se adelantó a su pareja, respondiendo por él—. Por ese motivo mi colmillito y yo iremos a dar un paseo por los alrededores de la mansión.

—Ya veo, que les vaya muy bien. Pero de casualidad, ¿vieron si Jiminnie, Yoongi y Hobi hyung también se levantaron temprano?

—Ahora que los mencionas, los están los tres juntos en la habitación nuestros queridos brujos, porque Jiminnie creo que les está ayudando con algo.

—Entiendo, gracias por la información, Jin hyung.

—Lamentamos no darles más detalles chicos, pero si están interesados en verlos o hablar con ellos, vayan a buscarles.

—Eso haremos, Namjoon hyung. Vayan con cuidado.

—Claro que sí, Jungkook-ah. Nos vemos en un rato.

Los mayores se separaron solamente para despedirse con un ademán y salir por la puerta con las manos entrelazadas, mientras dejaban atrás al otro par de enamorados que no querían opinar nada más al respecto. El vampiro se fue a dejar la canasta a la cocina antes de ir rumbo a la parte superior de la lujosa vivienda junto a su alfa.

En menos de un minuto ya se encontraban frente a la puerta entreabierta de la pieza de los mejores amigos. Kim no demoró en encontrar la silueta de Jimin, quién yacía sentado cerca del pequeño tocadiscos que inundaba el ambiente con una bonita música instrumental, mientras escuchaba atentamente las explicaciones que Hoseok parecía darle. Jeon ubicó al brujo de cabellos oscuros que parecía muy concentrado haciendo una mezcla rara, no le fue difícil suponer que se trataba de alguna de sus tantas pócimas que adoraba crear.

—Hola, hyungs.

—Chicos, buenos días—el castaño los recibió con esa sonrisa tan brillante como el sol, invitándolos a pasar con un movimiento de mano—. Pasen, por favor.

Los susodichos le tomaron la palabra, aprovechando a saludar individualmente al hada y al brujo que cada tanto se miraban, delatando frente a todos lo que sentían, pero que por necios no se decidían a confesar.

—Esperamos les haya ido de maravilla, chicos.

—Sí, hyung—concordó el licántropo con una pequeña sonrisa. Para suerte de los enamorados, sus otros hyungs eran más prudentes, por lo que no se sintieron tímidos en ningún momento al disfrutar de la confianza brindada—. Gracias por preguntar, pero, ¿estamos interrumpiendo algo?

—Para nada. Jiminnie decidió hacernos compañía mientras trabajamos en unas pociones que debemos vender a nuestros comerciantes de confianza.

—¿Por qué no me dijeron nada? —Jungkook interrogó al castaño un tanto desencajado por no ser tomado en cuenta—. Pensé que no había nada pendiente, yo también pude ayudarles.

—No es nada, Kook, ya nos ayudas mucho. Este fin de semana era tuyo, no podíamos dañártelo.

—Hobi tiene razón, mereces un descanso de vez en cuando. Además, solo quisimos adelantar los procesos, no tenemos nada que entregar ya.

—Entiendo, Yoongi hyung. Eso me deja más tranquilo.

—Si, Jungkookie. Despreocúpate y confía en lo que dicen tus hyungs—Jimin comentó con tranquilidad, terminando por convencer al azabache—. No era mucho lo que tenían que elaborar.

—Con decirte que hasta nos dio tiempo de hacer una nueva reserva de las pócimas que reemplazan la sangre para Tae.

—¿Lo dices en serio, hyung? Muchas gracias, estaba a nada de pedirles ayuda con eso.

A Taehyung le brillaron los ojos de pura emoción, sus hyungs eran demasiado considerados en ese aspecto. Ahorrándole el trabajo de conseguir los brebajes en otro lugar desde hace un tiempo atrás. Totalmente gratis para su hermano y para él, a modo de pago por dejarlos quedarse en la mansión.

—Así es, TaeTae, yo mismo te las dejé en el cajón de la mesita de noche de su habitación.

—Gracias, Jiminnie.

—Pero bueno, algo me dice que la razón por la que están aquí no es solo para saludarnos.

—Concuerdo con Hobi, los siento extraños chicos—confesó Yoongi, con un semblante serio, dejando a un lado los pequeños frascos que había estado rellenando con la mezcla que se pasó preparando por más de media hora—. ¿Qué sucede?

—Hay un tema del que tenemos que hablar.

El peligris anunció en voz alta, y su novio completó la oración con total seguridad. No había razón para aplazar la situación que los traía ansiosos al no saber que esperar.

—De manera urgente.

La incertidumbre era grande. Y nadie los podía culpar por sentirse de esa manera. Tan solo esperaban que no fuera nada grave.

Los brujos se observaron entre sí, expectantes por la conversación que se desarrollaría a continuación, mientras el hada se disponía a escuchar lo que fuera que los menores quisieran comunicar como si se tratará de un asunto de vida o muerte.

Después de reunir la confianza suficiente, los enamorados les platicaron la situación de principio a fin, emitiendo el vergonzoso detalle de lo que estaban haciendo cuando la mordida mutua se llevó a cabo.

Aunque los mencionados ya se lo suponían.

Los brujos estaban más que impactados por la rara experiencia. Sin embargo, fue suficiente para que su curiosidad despertará. Por lo que sin pensárselo tanto, les dijeron que la manera más óptima para descubrir lo que fuera que había pasado, era realizar un ritual en el que participaran los dos involucrados.

Taehyung y Jungkook aceptaron conformes con eso. Una lástima que tuvieran que esperar unos días hasta que sus hyungs consiguieran todos los materiales necesarios para aquel protocolo mágico. Pero, aun así, Jimin les dio ánimos para que fueran pacientes durante ese tiempo que les pareció jodidamente eterno.

Lo bueno era que ese día donde finalmente se sacarían de dudas había llegado. Pues si existía algo de lo que estaban muy seguros, era que los recuerdos y las marcas estaban vinculadas de algún modo. Todos los que vivían en la mansión lo presentían como una verdad absoluta.

Porque nada en esta vida era una simple coincidencia.

Menos si se trataba de sobrenaturales con una química y conexión única.

Jungkook se miró por última vez en el espejo, antes de salir del baño para encontrarse con Taehyung, quien lo había estado esperando pacientemente en la habitación que compartían. Su animal interno yacía igual o más agitado que su corazón que latía fuertemente contra su pecho.

—¿Listo? —inquirió, incorporándose del borde de la cama para acercarse rápidamente al azabache—. Jiminnie me acaba de avisar que nuestros hyungs tienen todo listo.

—Listo como de estar preparado para lo que sea no, pero te hice una promesa, Tae, y pienso cumplirla.

—Ay, cariño, aprecio tu sinceridad. Aunque tu comentario acabe de ponerme mucho más ansioso que cuando organice nuestra escapada al bosque.

El lobo soltó una risita, vaya comparación había hecho su encantador novio.

—Cierto, un plan que conlleva mucho esfuerzo también trae consigo una buena cantidad de nerviosismo.

—Tú lo has dicho, cachorro. Apenas ayer terminamos de desarreglar todo.

—Pero fue porque Somin noona no tenía tanto tiempo libre como para ayudarles con eso—justificó, tomando por la cintura al peligris—. No fue culpa de nadie, ¿sí?

—Quizá tengas razón.

—La tengo, mi luna de rubí.

Una de las manos del joven de piel nívea fue a parar en el rostro del mayor, quien recibió sus caricias con gusto como si fuera un gatito necesitado del suave tacto de su amado dueño.

—Si esta es tu manera de reconfortarme, no te detengas.

—Pero debemos irnos. Nos están esperando, mi dulce vampiro.

El vampiro se alejó con pesar, sin poder evitar chasquear la lengua por no seguir gozando de esos mimos. Con solo ver el ceño fruncido de su novio, a Jungkook se le ocurrió una magnífica idea.

—Más tarde podría recompensarte de otra forma, pero deberás guardar silencio.

Esa tentadora propuesta fue suficiente para que el peligris cambiará su amargo semblante a uno más animado.

—Lobito travieso.

—Solo si se trata de complacer a mi razón de ser, a mi otra mitad, a la luz de mi vida.

El licántropo tomó la mano ajena para dejar un beso sobre el dorso canela.

Taehyung sonrió, de verdad estaba amando la faceta descarada, coqueta y provocadora de su menor.

—De acuerdo, Jungkookie.

—Bien, porque nadie más que yo puede escucharte.

—El sentir es el mismo, cariño. Esos estimulantes gruñidos son solo para mí—el joven de orbes escarlatas dejó un beso en la comisura de los finos belfos del azabache que le observaba con fascinación, batiendo sus espesas pestañas como un claro gesto de provocación—. Haré mi mayor esfuerzo para que no nos descubran.

—Entonces tenemos un trato.

—Sí, lo esperaré con ansias.

La pareja entrelazó sus manos con delicadeza, yendo con dirección a la habitación que funcionaba como el sótano de la mansión, donde todos sus hyungs ya debían estarlos esperando. ¿La razón? Se necesitaba de un lugar con escasa iluminación para hacer el ritual.

Cuando estuvieron al otro lado de la puerta, el lobo dio tres golpes sobre la madera para que sus hyungs les abrieran. Seokjin fue quien los recibió sin decir ni una sola palabra, indicándoles que pasaran de forma inmediata. Ninguno quería distraer a los brujos que estaban recitando una especie de hechizo sobre las velas que yacían encendidas complementando un círculo mágico.

Tampoco les fue difícil reconocer a Jimin y a Namjoon en una esquina, observando cada uno de los movimientos de los sobrenaturales que guiarían a la verdad oculta al par de enamorados.

En la noche del mismo día que Taehyung y Jungkook conversaron con los hyungs del susodicho, el peligris les hizo saber lo que sucedía al vampiro y al cambiaformas. Porque de nada servía ocultar una información tan importante como esa. Tarde o temprano les tocaría enterarse cuando cayeran en cuenta de los preparativos que los brujos harían en el sótano.

La primera reacción había sido un estado de shock, pues nunca escucharon de algo parecido, pero les hicieron saber que los apoyaban no importaba qué.

Unos minutos más pasaron antes de que el pelinegro y el castaño se alejarán del centro, indicándole a la pareja con un ademán a que ocuparán su lugar. Cada una de las instrucciones ya la habían conversado con anterioridad, por lo que no se sentían tan perdidos con lo que debían hacer.

Obedecieron en ese preciso instante, tomando asiento en el suelo de madera que yacía cubierto por pétalos de crisantemos de varios colores, que fueron lo más difícil de conseguir. Dicha flor se caracterizaba por tener un significado tan poderoso como la eternidad. Porque más allá de las remembranzas que conservarán en lo profundo de sus mentes, a la eternidad del tiempo nada se le podía escapar.

Motivo por el cual, los brujos la ocuparían para que sirviera como el conductor mágico para que los recuerdos ocultos en la memoria de los involucrados pudieran ser finalmente revelados, junto al fuego que encendía esas velas que ayudaban a que las energías no se salieran del círculo que trazaron anteriormente con la sangre mezclada del lobo y el vampiro.

Era la primera vez que hacían un ritual de ese tipo, pero confiaban en que saldría a la perfección gracias a las precauciones que tomaron hasta para el detalle más pequeño.

—De acuerdo, chicos, vamos a iniciar—el castaño anunció manteniendo entre sus manos su preciado libro de hechizos, mientras el hada le pasaba a Yoongi dos copas llenas de un líquido color uva que habían estado reposando en la mesita a su costado—. Por favor, beban la pócima de las memorias inolvidables.

Dicha pócima fue lo más difícil de elaborar por los elementos con la que se creaba, pues nadie más que los brujos sabían lo que contenía. Y la pareja ciertamente agradecía no tener conocimiento de lo que iban a beber. Era más que suficiente tener conocimiento de que ese brebaje los ayudaría a quedarse dormidos y conectarse de una manera mucho más allá de la imaginación de cualquiera de los dos.

—Gracias, hyungs...

Al unísono los menores agradecieron la ayuda recibida, bebiendo de una sola el contenido, mientras sus manos libres seguían unidas.

Esta vez, el rubio fue el recibió las copas de cristal, escuchando de fondo como Hoseok y Yoongi iniciaban a recitar el hechizo que haría que todos los elementos pudieran funcionar de manera armoniosa, garantizando el resultado más beneficioso.

Los párpados del vampiro y el lobo no tardaron en sentirse pesados, rindiéndose ante el sueño abrumador. La pareja quedó abrazada sobre la superficie de madera, con sus manos juntas justo sobre el pecho del azabache, mientras la cabeza del peligris yacía apoyada sobre el hombro impropio bajo la vista atenta de todos los presentes.

Una hora transcurrió, en la que los implicados demostraban su sentir gracias a las diversas expresiones que se marcaban en sus rostros. Hasta que el joven de piel canela fue el primero en despertar, siendo seguido de forma inmediata por su pareja que no cabía en su asombro.

Por eso, cuando sus miradas se cruzaron, con los orbes escarlatas y la voz cristalizada, rompió el sepulcral silencio.

—Realmente eres tú...

Continuará...

Ya pueden celebrar los que sabían por dónde iba la cuestión, en el próximo capítulo se vienen los detalles que esperé escribir por un año y casi dos meses desde que publiqué esta historia. Gracias por seguir acompañándome en el fic más fumado que pude haber creado. Les amo, nos leemos muy pronto.