❁ཻུ۪۪Capítulo 38~恋愛中
El cielo era de un vibrante azul cuando Jimin decidió hacer un postre por puro aburrimiento. Al hada el tema de la repostería siempre se le había dado de maravilla, por lo que dedicar unas horas de su tiempo a ello se volvía una verdadera satisfacción. Además, de esa forma ocupaba los ingredientes que tenía disponibles en la despensa antes de que se echaran a perder.
Su elección después de analizar su libro favorito de recetas fue el delicioso y húmedo postre conocido como tiramisú. La característica más notable de dicho alimento era el delicado pero intenso sabor a café que acompaña al esponjoso bizcocho cubierto por una crema batida hecha a partir de queso y huevos, en la que se espolvorea cacao en polvo.
Garantizando una sensación de contraste entre lo dulce y amargo.
Era la primera vez del hada preparándolo, pero según las indicaciones del libro no parecía ser un proceso tan complicado. Por lo que el rubio decidió arriesgarse muy a pesar de que a su mejor amigo vampiro el café no le agradaba, pero confiaba en que en esta ocasión si le gustaría y si corría con buena suerte hasta le pediría una porción más.
El joven tomó los ingredientes que ocuparía luego de dejar el libro cerca suyo por si requería repasar una vez más la receta, para luego ubicarlos a lo largo de la isla de la cocina. Y también sacó unos recipientes de las repisas de uno de los muebles de la cocina, en los que haría las distintas mezclas para el tiramisú.
Ya teniendo todo listo, Jimin dio inicio a la preparación del postre.
El tiempo se le pasó volando al rubio que en ese preciso instante tarareaba tranquilamente una melodía inventada, a la par que batía diligentemente la crema que era lo último que le faltaba antes de armar el postre. Tanta era su distracción, que ni siquiera notó cuando cierto brujo de cabellos negros como el carbón había entrado a la habitación.
Yoongi detallaba al hada con auténtica fascinación, mientras el susodicho preparaba lo que parecía ser la crema para un postre. Sus ojos rápidamente viajaron hasta la superficie de cerámica en donde algunos ingredientes yacían regados creando un pequeño desastre. Al mayor no le fue tarea difícil descubrir que se trataba de un tiramisú.
Interesante.
A fin de cuentas, al ser un sobrenatural que conocía mucho sobre las artes culinarias, también le era sencillo reconocer una variedad de postres. Resaltando el hecho de que ese postre en particular era uno de sus favoritos desde el preciso instante en que lo probó
El joven de mirada felina se había pasado por la cocina para tomar un poco de agua, y alguna fruta, más específicamente una mandarina. No obstante, todo eso se le olvidó cuando esa maravillosa estampa se desarrollaba frente a sus orbes.
Cinco minutos transcurrieron con completa normalidad, hasta que Min notó como la expresión de Jimin cambiaba drásticamente cuando probaba la mezcla hecha con café. Parecía inconforme, decepcionado y un tanto frustrado, por lo que, sin pensárselo dos veces, el deseo de ayudarle de alguna manera se hizo presente.
—¿Cuál es el problema, Jiminnie?
—Yoongi hyung—el menor volteó el rostro, luciendo sorprendido por la inesperada aparición del contrario—. ¿Cuándo llegaste? Ni siquiera te sentí.
—Justo ahora, venía a comer algo, pero te vi con esa cara y me dio curiosidad saber cuál es el inconveniente con esa parte tan fundamental para elaborar tiramisú.
—¿Cómo supiste?
—Es uno de mis postres favoritos—el brujo confirmó con una pequeña sonrisa decorando sus finos labios—. Pero eso es lo de menos. Conozco la receta, así que dime cómo puedo ayudarte.
—Gracias, hyung—murmuró, desviando la mirada para dedicarse enteramente en lo que le molestaba de esa mezcla y no en el mayor que tanto le confundía—. Siento que el sabor del café es demasiado plano, no es como el que yo recuerdo haber probado.
—Mmm... ¿Si le pusiste la cantidad adecuada de ron?
—Por supuesto, tal y como decía en la receta. No es eso, tiene que ser algo más porque le daba un toque especial, volviéndolo más aromatizado.
—Entonces prueba con una cucharadita de esencia de amaretto.
—¿Tenemos?
El rubio cuestionó con la curiosidad desbordando en su tono agudo de voz.
—Sí, ayer Hobi se preparó una taza de chocolate caliente y le colocó un poco.
—Genial, ¿podrías pasarme la botellita por favor?
—Claro—el pelinegro acató el pedido, tomando una cucharita en el proceso para él mismo verter el amaretto en la mezcla—. Permíteme.
Jimin le concedió su permiso. Analizando cuidadosamente el accionar del más pálido, quien no demoró en alentarlo a que pruebe el resultado. El hada tomó la cucharita que luego desecharía en el fregadero, llevándosela a la boca para degustar si ese era el sabor que anhelaba quedará impregnado en la humedad que sería proporcionaría al postre gracias al café.
La emoción no tardó en apoderarse del joven de belfos rellenitos al comprobar que ese sabor era el que deseaba replicar.
—¡Este es! ¡Ha quedado delicioso! —exclamó felizmente, provocando que el mayor se sintiera sumamente complacido con esa reacción—. Eres un genio, hyung.
—Mil gracias, me alegra que hayamos conseguido lo que deseabas, Jimin-ah.
—Con esto en definitiva el tiramisú quedará espectacular.
—Bien, entonces esperaré con ansias a que termines.
El brujo estuvo a punto de devolverse a su habitación tras tomar una mandarina del canasto de frutas, pero una mano sujetándose con firmeza en su antebrazo fue lo que lo detuvo.
—Si gustas puedes quedarte a ayudarme o hacerme compañía. Solo si quieres y no tienes nada mejor que hacer.
Yoongi se sorprendió ante la repentina propuesta. Porque no se lo esperaba para nada. Ya que, si bien la relación con el hada había mejorado notablemente con el pasar de los días y con las conversaciones amenas que se desarrollaban entre los dos, el brujo seguía sintiendo que la barrera que los separaba seguía ahí, por lo que prefería seguir yendo despacio y con cuidado con el menor.
Así que consideraba como un gran paso que le pidiera que estuviera a su lado después de ayudarlo.
—Me encantaría—respondió, tratando de disimular la felicidad que hacía latir fuertemente su corazón con una expresión seria—. Estoy más que desocupado y será un placer prestarte mi ayuda.
—Entonces cuento contigo, hyung.
El más bajito musitó suavemente, dejando de encarar al brujo lo más rápido posible, porque de lo contrario sus mejillas tomarían un color más fuerte que el que ya poseía. Y eso era lo que menos quería.
—Siempre, Jiminnie.
Ante esas palabras el hada asintió afirmando con la cabeza. Tratando de ignorar que en sus adentros se sentía tan patético por dar consejos de amor y no hacer lo mismo con él, dejando atrás esa sensación de que algo le faltaba.
El ambiente entre ellos era muy doméstico cuando se veían envueltos en esas situaciones que inevitablemente lo hacían imaginar lo bonita que sería una relación con el pelinegro.
Porque Yoongi era demasiado sanador para su corazón, aunque tratara de convencerse tan insistentemente de lo contrario cada vez que podía.
Lástima que el temor en su alma era mucho más fuerte. Y que tenía un poder excesivo sobre él, influenciándolo hasta volverle el sobrenatural más terco del mundo.
El rubio movió su cabeza con lentitud como si con ese gesto hiciera desaparecer sus profundos pensamientos.
Para por fin dedicarse al cien por ciento a dar inicio al siguiente paso en la preparación del rico tiramisú, siendo secundado por el brujo de orbes gatunos.
Ya que eso era lo único en lo que verdaderamente debía concentrarse.
Porque para él no era una opción hacerle caso a su corazón.
Un murciélago se encontraba revoloteando muy cerca del suelo solo para que cierto lobo lo persiguiera a modo de juego. La particular escena que se desarrollaba en la profundidad de aquel bosque en esa tarde rojiza era muy interesante de ver. Sin embargo, para los involucrados lo significaba absolutamente todo.
Y es que Jungkook y Taehyung jamás imaginaron divertirse en demasía con algo tan tonto como eso. Pero ahí se encontraba el gran animal de pelaje azabache correteando a la pequeña criatura alada. Jugueteando despreocupadamente como el par de enamorados que eran.
Hace relativamente poco comenzaron a implementar esa dinámica en su rutina gracias a que el lobo adoraba caminar con el vampiro sobre su lomo. Porque al susodicho dicha idea se le ocurrió como una forma en la que el menor también se divirtiera como él lo hacía cuando lo paseaba.
En ese momento el licántropo no se vio capaz de reprocharle nada a su pareja, no obstante, ahora podría afirmar que esa actividad se convirtió una de sus favoritas y siempre esperaba con muchas ansias que la tarde llegara para experimentarla una vez más.
Aunque dejando eso de lado, demasiadas cosas cambiaron en una sola semana, exceptuando el romance entre Kim y Jeon. Por ejemplo, Jungkook había vuelto a acompañar a sus hyungs al trabajo como hacía desde hace años atrás, pero que pausó por los últimos sucesos vividos.
¿El motivo? No tenía razón válida para dejar de hacer las actividades que acostumbraba porque tenía pareja. Kim lo comprendía totalmente, por lo que fue parte fundamental para que el lobo retomara esa costumbre, por mucho que el animal interno del menor insistiera en no separarse tanto tiempo de su adorado peligris.
Aunque el azabache tampoco demoró en hacerle entender a su otro yo que podrían sacarle provecho a la situación. Ya que tendría más oportunidades de ganar un poco de dinero por parte de sus hyungs y usarlo para comprarle uno que otro regalo bonito a su novio.
Y a pesar de que Jungkook se acostumbró tanto a la presencia del mayor, extrañándolo con una fuerte intensidad, cuando lo volvía a ver a la hora del almuerzo después de haber pasado toda la mañana fuera, el lobo sabía que el sacrificio valió la pena.
Todavía recordaba a la perfección el primer día implementando esa nueva rutina en su vida.
—¡TaeTae! —el menor llamó a su chico ni bien puso un pie dentro de la mansión, causando algunas risas en los brujos que estaban muy conscientes del fuerte anhelo del que consideraban como su hermanito menor—. Ya llegué.
—¡Cachorrito!
El vampiro fue al encuentro de su pareja al escuchar su melodiosa voz reclamando por su presencia. Él también lo había extrañado muchísimo, pero sabía que estaban haciendo lo correcto. Por más que el corazón se le hiciera chiquito al ver esos orbes de cachorro abandonado cuando tenían que separarse luego de haber compartido tanto tiempo juntos.
El mayor comprendía que los lobos tenían ese instinto innato de implacable protección hacia sus parejas y no podía negar que le encantaba. Sin embargo, no era sano para ninguno de los dos y era una situación que había pensado desde antes de que descubrieran que sus sentimientos eran recíprocos.
Así que desde ya la relación que mantenían debía tener puestos los debidos límites para que no se convirtiera en pura dependencia hacia el peligris.
Por lo que Jeon respetó y comprendió el punto del vampiro.
Ya solo era cuestión de nuevamente acostumbrarse.
El lobo abrió sus brazos de par en par, recibiendo el cuerpo de su pareja en un cálido abrazo. Pero eso no era suficiente para él, así que el joven de orbes escarlatas rápidamente unió sus bocas en un dulce beso. El menor le correspondió gustoso, moviendo sus belfos en un delicado vaivén que volvía el contacto más mágico de lo que ya era.
—Creo que sobramos aquí, Yoon—bromeó el castaño, dándole un suave codazo a su mejor amigo para que le contestara—. Mejor vámonos al piso de arriba.
—Sí, creo que te tomaré la palabra.
Pero antes de que los mayores tomaran su propio rumbo con dirección a las escaleras, el menor se separó de golpe, impresionando al peligris que salido de golpe de su encantadora ensoñación al besar los belfos ajenos.
—¿Jungkookie?
—Espera, Tae—pidió, alejándose de su novio para ir hacia sus hyungs—. No te muevas y cierra esos lindos ojitos.
Ellos se miraron entre sí, y recordaron que en el bolsito que Hoseok siempre llevaba, el azabache guardó el primer presente que era parte del cortejo que decidió realizar a último minuto para continuar ganando el corazón del vampiro.
Un curioso Taehyung asintió sin más, esperando pacientementepor lo que sea que su chico traía entre manos, luego de haber saludado con un ademán a los brujos que imitaron su accionar.
—Oh cierto, ten, Jungkook-ah—el brujo sacó una cajita de madera que entregó al lobo que en ese preciso instante poseía una tierna sonrisa en los lados—. Le va a gustar, confía en ello.
Jung susurró cerca de la oreja de su dongsaeng, dándole ánimos para que se sintiera lo suficiente orgulloso de su sencillo regalo antes de que su amado lo tomara entre sus manos.
Porque a fin de cuentas lo que importaba era la intención y no el costo.
—Yo sé que no es la gran cosa. Tú mereces mucho más que esto, pero... —el lobo explicó colocando la cajita abierta sobre las palmas que yacían extendidas—. La vi y quise comprártela para que pudieras lucirla como solo tú puedes. Abre los ojos, TaeTae.
El vampiro hizo caso, abriendo sus parpados mientras su boca repetía la acción por la impresión.
El regalo de su cachorro era una bonita pulsera tejida con un dije de corazón en el medio. Sí, era demasiado sencilla, pero la amó por tratarse de un regalo de su querido azabache.
—Que dulce gesto de tu parte, Jungkookie, muchas gracias.
El mayor le plantó un beso en la mejilla y de inmediato notó como Jungkook le ponía la pulsera alrededor de su muñeca. Definitivamente le quedaba como si hubiera estado hecha para usarla, o tal vez tenía esa impresión porque en el pasado amaba usar pulseras de ese tipo, como si de una simple coincidencia se tratara.
—Nunca más te expreses de esa manera de los regalos que me hagas, porque podrías darme una flor arrancada de mi propio jardín y para mí seguiría siendo magnifica.
—Como digas, mi hermoso vampiro.
Taehyung se quedó embelesado al ver como unas arruguitas se formaban cerca de los ojos de su novio y su nariz no se quedaba atrás cuando el susodicho sonreía con tanta sinceridad como ningún otro sobrenatural que conociera.
Era demasiado adorable.
Jamás se aburriría de ver aquello.
Ni así pasaran mil años.
Y sin importar que regalo le fuera otorgado, pues le seguiría causando la misma emoción que hacía revolotear mariposas en su interior.
Esa burbuja de fascinación se rompió únicamente cuando el vampiro fue consciente de la presencia de los brujos que les dedicaban miradas cómplices ante la manera tan mimosa en la que se llevaba con el menor desde que se volvieron pareja.
Por lo que no fue sorpresa para nadie que una risita nerviosa se le escapara. Siendo honesto todavía le faltaba acostumbrarse a ser visto de esa manera, pero por su cachorro siempre podría afrontar cualquier vergüenza.
Si eso garantizaba proteger esa maravillosa expresión en el rostro impropio.
—Volvamos a casa, cachorrito.
Taehyung anunció cuando cambió a su forma humana, dándose el tiempo de acariciar el pelaje azabache del lobo que tenía frente suyo. Y que estuvo muy de acuerdo con lo dicho por el peligris, demostrándoselo al asentir con su cabeza.
Ya había sido suficiente tiempo de juego por el día de hoy.
Por lo que antes de que la noche cayera en su totalidad, la pareja se dirigió a la mansión en la que una deliciosa cena y un exquisito postre les esperaban para finalmente ser probados.
—Yo sabía que te iba a gustar, Tae.
—El café no es lo mío, pero no puedo negar que este tiramisú te ha quedado espectacular, Jiminnie. Ya quiero otra porción.
—Gracias, gracias—el hada sonrió en grande al ver como su amigo devoraba el postre. Y no tardó en dar créditos a la otra persona que le ayudó a conseguir tan magnífico resultado—. Pero no hubiera sido del todo posible si Yoongi hyung no le ponía su toque.
—Con razón—Jungkook musitó al comprender lo que el rubio comentó con orgullo—. A hyung le van de maravilla las artes culinarias, así que no me sorprende ni un poquito.
—Aprecio el cumplido, pero tampoco hice algo fuera de este mundo.
El brujo de mirada felina le restó importancia al asunto, pero los presentes en la mesa continuaron halagando a la pareja que realizó el postre para esa noche por unos minutos más, hasta que cierto tema salió a flote.
—Chicos, quiero tomarme el atrevimiento de pedirles que le permitan a Jungkookie quedarse en la mansión mientras van a trabajar.
El mencionado volteó el rostro para encarar al mayor, sin saber el motivo de ese peculiar pedido.
—Claro, Taehyungie, no tienes ni que decirlo—respondió Hoseok, llevándose una porción de tiramisú a la boca—. Yoon y yo ya vemos como nos arreglamos, ¿pero se puede saber la razón?
—Quiero engreír un poco a mi cachorrito comprándole ropa nueva.
—Tae, no es necesario.
—Sí lo es, cariño, tú mismo me dijiste que hace mucho que no tienes oportunidad de adquirir algún bonito conjunto.
—No pensé que quisieras ser quien me lo compraría.
—Soy tu novio y deseo hacerte feliz, no me niegues esa oportunidad, ¿sí?
Taehyung le dedicó una mirada suplicante, abultando sus labios porque sabía que esa era una de las debilidades de Jungkook, el cual terminó sonrojándose a más no poder al aceptar su pedido y de paso comprobar que los mayores se le querían reír por estar tan dominado por el vampiro.
Sin embargo, no podía quejarse. Porque él amaba experimentar aquello.
—Que bien que aceptaras la propuesta de mi hermano Jungkookie—mencionó Seokjin divertido, limpiando con una servilleta la mancha en la comisura de los labios de Namjoon—. Porque de lo contario no te dejaría tranquilo, es muy cabeza dura cuando se lo propone.
—Y que lo digas—Jimin también aprovechó a burlarse de su soulmate que portaba un puchero de indignación en sus labios—. Pero dejando eso como un asunto aparte, tengo a las personas indicadas para ese trabajo.
—¿Acaso?
El vampiro cambió su expresión en su totalidad, queriendo confirmar si sus sospechas eran ciertas según las palabras del más bajito.
—Sí, TaeTae, estoy hablando de ellas.
Y con ese decreto, un nuevo reencuentro estaba más que pactado para llevarse a cabo.
Continuará...
Un poco de yoonmin para que no crean que los tengo abandonados. Gracias por leer, espero les haya gustado mucho el capítulo y la interacción entre Tae y Koo, nuestro lindo par de enamorados.
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