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❁ཻུ۪۪Capítulo 36~相棒

—Ya, Jungkookie...

El vampiro se separó con los labios levemente hinchados por los constantes besos por parte del azabache. Acunó el rostro con sus manos para que el contrario saliera de su ensoñación.

Si bien era cierto que él mismo le había dado permiso al menor para que continuarán la sesión de roces entre sus belfos, no podía permitir que se les fuera el día en ello.

Al menos no por hoy. Por más que su mente se desconectara ante las sensaciones que recorrían su organismo.

No antes de que aclararan todo entre ellos.

—Lo siento, Tae. Me emocioné un poco—confesó con esos ojos de cachorro que ablandaban al vampiro—. Perdón.

—No te estoy regañando, cariño, pero ya pasó una hora desde que comenzamos a besarnos y debemos hablar, ¿sí?

—De acuerdo.

—Eso es. Adoro que mi chico sea obediente—lo halagó, dándole un tierno beso esquimal—. ¿Puedo ser yo el que empiece? Es importante.

El lobo asintió repetidas veces, cautivado al cien por ciento por Taehyung.

El mayor carraspeó, como animándose a sí mismo para hablar.

Sus acciones habían sido tan espontáneas, y vale aclarar que no se arrepentía de haber iniciado el beso con Jungkook, pero ahora se le complicaba tanto encontrar las palabras justas para transmitir adecuadamente su mensaje.

—En serio lamento haberme comportado como lo hice, Kookie. Pero el tema del amor es un poco complicado para mí.

Cuando Taehyung recitó esa oración, el lobo lo sintió tensarse sobre su regazo. Observando en primera fila como su sonrisa desaparecía para dar paso a una expresión más lúgubre que nada tenía que ver con el semblante usual de su vampiro.

Sin poder contenerse, el menor acaricio su cintura con calma, queriendo reconfortarlo con esa simple acción.

El peligris lo recompensó con un beso en la mejilla, mientras una vez más se animaba a expresar lo que sentía.

—Si te lo preguntas, es algo que sucedió hace mucho, mucho tiempo. Más del que pudieras imaginar—confesó con un tono melancólico. El azabache se abstuvo de interrumpirlo, sin la mínima intención de detener sus mimos—. Las circunstancias de dicho acontecimiento no son para nada bonitas de recordar, por eso si de verdad quieres aceptar intentar algo conmigo, te pido tiempo, paciencia y comprensión antes de poder contártelo. Solo eso, cariño. Aunque también entenderé si no sientes la suficiente confianza para arriesgarte, porque no estoy siendo sincero como tú lo fuiste cuando nos volvimos a encontrar.

—Eso sí que no, Tae. No sigas el rumbo de la conversación por donde creo que va.-Jeon pidió con suavidad, por más serias que fueran sus palabras—. Escúchame bien lo que te voy a decir antes de que continúes. Jamás me enojaría contigo por algo así. Cada persona puede guardar su silencio cuando se trata de sus propios tormentos. Nadie puede obligarte a que saques lo que llevas adentro por la fuerza, porque eso debe salir de aquí.

El lobo llevó una de sus manos hacia el pecho ajeno, acariciando con sutileza sobre la zona en la que el corazón ajeno debería estar.

—Cuando estés listo puedes contarme lo que sea. Sí así lo quieres puedo esperarte toda una eternidad de ser necesario. No te presionaré. Mucho menos a ti, quien en el pasado jamás me insistió a que le contara lo que viví, por más que eso pudo ponerte en peligro por el simple hecho de que ambos somos sobrenaturales muy distintos.

—Jungkookie, ¿cómo es que pudiste fijarte en alguien como yo? —cuestionó conmovido, pasando sus largos dedos sobre los cabellos oscuros—. ¿De verdad no estás confundiendo lo que sientes por admiración?

El mencionado negó con completa confianza. Eso no era así. En el pasado sí, pero ahora su admiración iba acompañada de un sentimiento que volvía loco a su lobo y a él. Taehyung era su razón de ser y su mayor inspiración. La luna que siempre iluminó su camino a pesar de estar tanto tiempo separados.

Mientras el recuerdo lejano de sus preciosos ojos escarlata, el inolvidable aroma del romero, su voz de terciopelo y sus manos cálidas a pesar de la baja temperatura de las mismas, se volvían la motivación que añoraba en sueños para seguir caminando por el sendero de su incierto futuro.

—Por supuesto que no. ¿Acaso soy el único que siente esta increíble atracción como magnetismo entre los dos? ¿En serio no notas como mis ojos te miran? ¿Ni la forma en la que trato de impresionarte o llamar tu atención cada vez que puedo solo para recibir tus elogios? —le interrogó, juntando sus frentes con cariño—. ¿O tú eres el qué realmente lo está dudando?

—No es así, Kookie. Créeme, porque de ser el caso ni siquiera te hubiera besado. Jamás haría algo así por diversión, sin sentir nada. Ya que por más idiota que fuera mi actitud, nunca quise herir tu noble corazón. Por eso me alegra haberle hecho caso a Jiminnie—explicó separándose lo suficiente para enseñarle al contrario su característica sonrisa cuadrada—. Me siento muy feliz a tu lado y no debo ignorarlo, mucho menos negarme la oportunidad que la vida me está presentando para volver a experimentar un sentimiento tan bonito como lo es el amor.

—Bien. Porque te juro que me estaba desesperando que me siguieras tratando como un cachorro—se quejó, fingiendo que iba a ponerse a lloriquear solo para hacerse el dramático—. Técnicamente soy un alfa, no necesito de protección Tae.

—Eso significa que tampoco necesitas de mis mimos, ¿verdad?

—¡Yo no dije eso! —exclamó con el ceño fruncido y un tierno puchero en sus labios rojizos—. Una cosa no tiene nada que ver con la otra.

—¿Decías, cachorrito?

El lobo resopló, deteniendo sus caricias en la cintura ajena.

—Ya, Jungkookie. No te enojes, es que eres demasiado muy lindo—Taehyung admite, masajeando el lóbulo de la oreja impropia como tanto sabía que le gustaba que hiciera. Ya fuera en su forma lobuna, en su semitransformación o cuando se encontraba con su aspecto humano como en ese preciso instante—. ¿Me perdonas?

Jungkook con los ojos cerrados acepta la disculpa, mientras el lobo en su interior suelta soniditos de satisfacción por los mimos, y por lo que la felicidad de su otro yo.

—Perfecto. Con eso arreglado, ¿puedo preguntarte algo?

—Sí.

—¿Quieres ser mi pareja, Jungkookie?

El mencionado abre sus ojos como platos, sin salir de la impresión. Él iba a ser quien lo propusiera, pero su vampiro se le había adelantado. Aunque como decían por ahí, el orden de los factores no altera el producto, así que daba igual si era el peligris o él, porque la respuesta sería la misma.

—Acepto.

—Listo, entonces procederé a darte más besitos sin el mínimo ápice de culpa ahora que estamos en una relación.

El licántropo asintió entusiasmado, pero grata fue su sorpresa al sentir esos besos en toda su cara, menos en sus labios. Mejillas, frente, mandíbula y nariz fueron asaltadas por los belfos del mayor.

Por lo que no pudo retener las ganas de querer quejarse. Sin embargo, cuando estuvo a punto de hacerlo notó como el vampiro contenía las ganas de no reírse mientras lo hacía.

Ya comprendía lo que sucedía.

Y si Taehyung quería jugar sucio, él lo haría de la misma forma. No dejaría que le tomará el pelo tan fácilmente. No a alguien tan competitivo como lo era él. No en su guardia.

Por lo que, tomándolo en brazos con auténtica destreza, se incorporó asustando al vampiro que no demoró en detener su accionar.

—¿Qué haces, Jungkookie?

—¿Sabías que me gusta mucho tu olor? —preguntó con coquetería y descaro. No obstante, Taehyung juró ver un destello morado en los ojos ajenos. Pero cuando quiso preguntar, sintió una suave lamida en su cuello. Sí, quizá fue su creativa imaginación. Rayos, hace mucho no sentía tanto calor—. Es obvio que no lo sabes, creo que nunca lo notaste, pero me atrae demasiado.

Al vampiro se le erizó la piel luego de escuchar aquello, apenas recuperándose del gesto atrevido de su cachorro. ¿O debería comenzar a llamarlo su alfa?

—Me han dicho que huelo a romero, pero no puedo comprobarlo ya que no cuento con un olfato tan desarrollado como el tuyo.

Atinó a explicar, sintiendo como el menor se desplazaba con él hasta llegar al otro lado de la cama que había estado ocupando últimamente, pero que realmente era suya.

—Exacto, ese es tu olor, Tae. Y no hace falta que lo compruebes, porque no miento cuando te digo que es una fragancia exquisita. Jamás me cansaría de ella.

—Gracias, pero, ¿a dónde quieres ir con esto, Kookie?

—A ningún lado. Lo único que deseo es esto—confesó, recostándolo en el suave colchón del lado derecho que usualmente ocupaba, mientras enterraba su rostro en la curvatura del hombro y cuello del vampiro al ubicarse encima de él, evitando aplastarlo con su peso—. Se siente tan bien. Porque hueles a mi hogar. Mi lugar seguro.

Su lobo estaba eufórico. Creyendo firmemente en que la mejor opción fue confiar en su lado racional para conquistar a su luna de rubí.

No cambiaría ningún evento del pasado si el resultado era este.

El romero creciendo en las afueras de la cabaña de la casa en la Jungkook vivió con sus padres fue el recuerdo que su mente trajo de vuelta con esas simples palabras. Todas las veces que jugó con dichas plantitas y los momentos en los que se acurrucó en la cama del peligris para disfrutar del particular aroma eran cosas que jamás podría olvidar.

El vampiro quiso hablar, pero mejor optó por acariciar la cabellera azabache con delicadeza.

—Solo déjame estar por un rato más de esta forma. Nadie nos notará, no te preocupes Tae—Ni nos interrumpirá, porque el cerrojo está puesto, quiso completar, aunque no lo dijo solo por continuar inhalando su aroma favorito desde la propia fuente—. Todavía falta para la hora de la cena, así que hazle caso a tu cachorro.

El peligris sonrió únicamente con sus labios. Lo dicho por el azabache significaba que podría continuar llamándolo de esa forma. Definitivamente hubiera sido tarea difícil desligarse de ese apodo que usaba con tanto cariño.

—Tú ganas, cachorro.

Porque Kim jamás podría negarse a las peticiones del azabache.

Ni hoy ni nunca.

—¡Hasta que aparecen, perdidos! —Seokjin les llamó la atención, mientras tenía a Namjoon en su forma de águila en su regazo, acariciando su cabeza—. Vivimos en la misma mansión, pero cuando quieren ni salen a darnos la hora.

—Lo siento, hyung.

Taehyung se disculpó, manteniendo su mano entrelazada con la de su lobo. Notando que prácticamente todos los mayores estaban reunidos en la sala. Tal parecía que si se les había pasado la mano al entrar en su propia burbuja de romance.

—Sí, lo lamentamos mucho, Seokjin hyung.

—Está bien, está bien, Kook. Es que ya íbamos a irnos a preparar la cena—comentó el vampiro mayor—. Y estaba esperando a que cualquiera de ustedes se uniera para terminar más rápido.

—Es como dice, hyung. ¿Quién de ustedes quiere colaborar?

Jimin fue el que esta vez cuestionó dirigiéndose al par de sobrenaturales que parecían no querer separarse por nada del mundo. Lo que lo dejaba más tranquilo al suponer que la charla había ido de maravilla.

Un problema resuelto era lo más satisfactorio que podía suceder al fin y al cabo.

—¡Yo! —se apuntó el peligris con emoción—. Porque voy a aprovechar a hacerle un estofado a mi novio.

Anunció, impresionando a los presentes menos a cierta hada que sonreía orgullosa.

Kim se soltó del menor con el único objetivo de acariciar el cabello impropio y luego ir hacia sus hyungs que cocinarían a su lado.

—¡¿Qué?! ¡¿Ya son novios?! —interrogó Namjoon ni bien volvió a cambiar a humano—. ¿Cómo? ¿Cuándo? ¿Dónde?

—Ya me lo veía venir, no sé ni de que sorprendes Nam si tú también decías que era cuestión de tiempo—se burló Seokjin, acomodando su cabeza en el hombro de su amado—. Pero de todas formas los felicitamos, chicos.

—Sí, nos alegra mucho que ya hayan podido entenderse—concordó Hoseok con una gran sonrisa adornando sus rostros—. La atracción ya era imposible de disimular, ¿no es así, Yoongi?

—Hobi tiene la boca llena de verdad. Disfruten mucho de su romance chicos.

—Muchas gracias, hyungs.

Al unísono agradeció la nueva pareja, y después de eso Namjoon, Seokjin, Jimin y Taehyung se retiraron a la cocina, mientras Jungkook iba a sentarse en medio de sus hyungs para contarles lo vivido, pues ellos no tenían ni la más mínima idea de lo que sucedió antes de que se volvieran novios de forma oficial.

Había mucho que conversar y no desaprovecharían el tiempo antes de cenar.

Mientras que el cambiaformas esperaba pacientemente las indicaciones de su adorado Seokjin al otro extremo de la cocina, argumentando que haría su mayor esfuerzo usando los consejos que el brujo pelinegro le brindó, los mejores amigos se dedicaron a cortar algunas verduras que ocuparían en la elaboración del delicioso platillo favorito del azabache.

—Es una maravilla que lo suyo ya se haya concretado, Tae.

—Sí Jiminnie, estoy feliz, pero...

—¿Pero?

—Me siento un asaltacunas—bromeó, no obstante, Jimin no se rio y le observó con seriedad—. Lo decía de chiste.

—Lo sé, pero no olvides que Jungkook ya es un hombre de veinticuatro años, y aunque tú te quedaste atrapado con la apariencia de una persona de veintiséis primaveras, ambos ya son lo suficientemente adultos para comprenderse mutuamente y hacer que su relación prospere como iguales, ¿sí?

—Lo tengo muy presente. Ya conversé con él sobre ello y entendí que no le gustaba que lo hiciera sentir como el cachorro que rescaté años atrás.

—Eso es un gran paso, Tae. Confía en él como tu pareja y te prometo que les irá muy bien en su relación—aseguró con confianza—. Uno no escoge de quien enamorarse, porque el corazón no escucha de razones. Y sé que eso influyó muchísimo para que tú te comportaras como lo hiciste, pero lo peor ya pasó, dejándote una gran lección.

—No veo la mentira, Jiminnie—el vampiro estuvo de acuerdo con su amigo, y luego dijo con honestidad—. Yo de verdad creía que me quedaría solo para siempre.

—Porque tú te impusiste eso después de lo que sucedió y te encargaste de rechazar a todos lo que se acercaban con esas intenciones. Por eso debes dejarte fluir con esta nueva experiencia en la que eres gratamente correspondido. Algo que ahora es tan difícil de encontrar—recalcó el joven de labios rellenitos—. Las dulces miradas y los mimos que le dedicas son la mayor prueba para que confíes en el hecho de que el amor está tocando a tu puerta y de la mano del sobrenatural que más te adora en el jodido mundo.

—Por todos los murciélagos, Jimin. ¿Acaso siempre tienes las palabras indicadas para mí?

—Para todos sinceramente. Tal vez debería dedicarme a aconsejar a sobrenaturales.

—Sí, pero de la misma forma en la que aconsejas deberías aplicarlos para ti.

—¿Ya vas a empezar con ese tema?

—Solo decía.

Taehyung se rio ante el tono desafiante del rubio y decidió dejar esa charla para otra ocasión. Suficiente había tenido con comprender sus propios sentimientos como parar tratar de hacer conciencia en su mejor amigo.

—¿Ya terminaron? —cuestionó Seokjin, acercándose a los menores—. Los vi tan entretenidos en su charla, así que supuse que ya lo tenían listo.

—Por supuesto, hyung. Nosotros dos hacemos un gran equipo cuando se trata de cocinar—declaró el vampiro, enseñando el recipiente en el que habían estado colocando los vegetales en pedacitos pequeños—. Solo nos faltan unas cuantas zanahorias y ya.

—Genial, porque mi chico ya está encargándose de picar la carne—comentó, señalando al susodicho que parecía muy concentrado en su tarea, pero que escuchaba perfectamente lo que el vampiro de cabellos cenizos decía—. Y yo ya puse a preparar el arroz. Así que, ¿te parece si nos cuentas el chisme sobre Jungkook y tú?

—Ya suponía que no te olvidarías de preguntarme.

—Me conoces tan perfectamente, por lo que desde ya te digo que soy todo oídos, Taehyungie.

Los sobrenaturales que estaban reunidos en la cocina se rieron y el peligris inició la conversación tan esperada desde que los mayores se enteraron de su estado sentimental. El lobo se encontraba en la misma situación, dejando impactados a los brujos por cómo se desarrolló realmente el escenario de declaración hacia su amado.

Una hora fue el tiempo que pasó hasta que nuevamente se reunieron en el amplio comedor que había sido arreglado por Yoongi, Hoseok y Jungkook.

Taehyung se sentó al lado del azabache, tomándolo de la mano debajo de la mesa, mientras iniciaban la amena cena. El vampiro sintiéndose tan satisfecho al ver el semblante feliz del lobo mientras comía gustosamente el estofado que ayudó a preparar con sus hyungs.

La conversación no demoró en tomar el rumbo acerca de la relación del lobo y el vampiro, por lo que Jeon aprovechó a agradecerle a Jimin por hacer entrar en razón a su luna de rubí.

El susodicho le dijo que no era nada, pero aun así Taehyung continúo alabando el don de palabra de su mejor amigo. El rubio sin poder evitarlo se avergonzó por toda la atención, sin embargo, el detonante de su sonrojo fue la intensa mirada de cierto brujo de ojos gatunos.

Que obviamente no pasó desapercibida para el vampiro peligris, quién cada vez tenía más ganas de ayudar a su amigo como hizo con él. Pero solo el tiempo verdaderamente podría darles su esperada resolución.

El ambiente tranquilo perduró sobre la mesa, hasta que cada uno se despidió con la intención de irse a descansar. No obstante, en ese preciso momento fue que los tortolitos fueron conscientes de su realidad.

¿Algo cambiaría cuando cruzaran por la puerta de la habitación compartida?

Estaban a nada de descubrirlo.

Continuará...

Lo prometido es deuda, espero les haya gustado mucho. Se vienen muchos momentos lindos ahora que Tae y Koo son noviecitos. Y quizá más pronto que tarde se les unan Jimin y Yoongi.

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