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❁ཻུ۪۪Capítulo 35~最初のキス

Jimin iba pasando con calma las páginas del libro que Taehyung le prestó, detallando cada una de las oraciones escritas que conformaban dicho relato, hasta que la puerta de su cuarto se abrió de golpe.

El hada se sobresaltó en su lugar, y levantó su rostro para encarar a la persona que había hecho aquello. Encontrándose con su mejor amigo, del que solo pudo divisar su cabellera al tener la mirada baja.

—Tae, eras tú —expresó aliviado, incorporándose de su cama—. Estoy amando el libro como no tienes idea, pero qué...

La frase se quedó a la mitad cuando el peligris le mostró la expresión angustiosa que llevaba en ese preciso instante.

—La jodí, Jimin. Arruiné todo. Soy un idiota.

Taehyung se lamentó, cayendo de rodillas al suelo con la mirada cristalina.

—¿De qué hablas, Tae? —interrogó el rubio, poniéndose a la altura de su amigo—. ¿Acaso te refieres a Jungkook?

El vampiro asintió repetidas veces, cubriendo su rostro con sus manos.

—Tuviste razón, por mi tonto comportamiento lo confundí y le terminé haciendo mucho daño—confesó con voz apenas audible—. Soy un grandísimo idiota, estoy seguro de que no querrá verme por un largo rato, porque si ese no es el caso, no se hubiera alejado de mí como si mi tacto le quemara.

—Ay, Tae, mejor levántate y cuéntame lo que sucedió con lujo de detalles para ver cómo puedo ayudarte.

Taehyung aceptó la mano que su amigo le ofrecía, dejándose guiar hacia la cama del susodicho, donde comenzó a contarle todo lo vivido desde el momento en que los dejó solos.

Jimin observaba al peligris con tristeza. Notando a la perfección lo afectado que estaba. Aquello bien podría compararse a la vez en la que Jungkook escapó, solo que en esta ocasión el azabache no alejó para proteger al joven de ojos escarlatas, sino para protegerse de lo que sentía por él. Y eso era lo que más le carcomía el alma a Taehyung.

Sí, se equivocó en grande. Pero el hada creía que todavía tenían una solución.

—No voy a decir que te lo dije, porque suficiente tormento es el que estás viviendo—aseguró, abrazando con fuerza a su mejor amigo que se había refugiado en su pecho en medio de su relato—. Aunque eso no evita que debas tomar una decisión ya. Lo puedes perder de verdad si no actúas y le haces saber lo que realmente piensas.

—Pero...

—Ya te dije que comprendo que ese tema sea difícil para ti, pero tú quieres a Jungkook, y no solo por el pasado que los une. Tú te enamoraste de él y debes enfrentar esos sentimientos. Ya sea para que ustedes se den una oportunidad o para que lo dejes en libertad y no se cierre a la oportunidad de conocer a alguien más.

—Yo no quiero que Jungkookie esté con otra persona—reveló, encarando al rubio—. No me gustaría perderlo ahora que lo volví a encontrar.

—¿Entonces qué vas a hacer? ¿Le dirás que correspondes a sus sentimientos? ¿O serás egoísta y simplemente le pedirás que sigan como siempre?

—Jiminnie...

—Lo siento si soy tan rudo, pero esa no es una opción. Te dejaré salir de aquí solo con la condición de que aceptes el motivo por el que te afecta tanto—el rubio acarició la cabellera peligris con suavidad, mientras hablaba—. Hasta ahora no lo has dicho explícitamente, aunque no lo niegas. Por lo que al momento de enfrentar a Jungkook no quisiera que retrocedieras en lo que realmente sientes.

—Está bien. Tienes razón, lo mejor será ser sincero—coincidió, alejándose del cuerpo ajeno para tallar sus ojos y disipar el picor por la salinidad que se acumuló en ellos—. Estoy enamorado de Jungkookie, como nunca imaginé volver a enamorarme de alguien más. Y si me comporté de esa manera fue por la sorpresa, pero en otras circunstancias me hubiera dejado llevar.

—Eso es Tae, vamos progresando—lo felicitó, regalándole una pequeña sonrisa porque a pesar de lo sucedido, Jimin confiaba en que su amigo haría lo correcto—. Ahora ve a buscarlo y dile lo que me acabas de decir.

—¿Y si me aleja?

—Vuelve a insistir, ya pasó más de una hora, así que confiemos en que ya está más tranquilo.

—Gracias, Jiminnie, en serio aprecio la paciencia que me tienes y que siempre estés ahí para mí.

—Para eso estamos los amigos. No me cansaré de decírtelo.

Un abrazo fuerte se hizo presente entre los dos amigos y acto seguido, un Taehyung más tranquilo se retiró apresuradamente de la habitación del hada. Confiando ciegamente en su nueva verdad, una que no debía de ocultar más.

Porque si quería a Jungkook con sinceridad, no era sano reprimir los sentimientos que afloraban en su pecho. Por más cruel que fuera su pasado, y por más que esa persona siguiera teniendo un peso en su alma, no podía seguir viviendo de los recuerdos. Su presente estaba justo frente a sus ojos, y si tenía la suerte de ser correspondido, no tenía por qué negarse una segunda oportunidad para amar.

Dejaría su corazón a merced del azabache. Con el propósito de cuidar el ajeno como sabía que su cachorro haría con el suyo.

Jimin dejó salir un suave suspiro, cerrando la puerta de su habitación para fundirse nuevamente en el silencio del lugar y retomar su lectura. Jungkook había tomado la iniciativa, sorprendiendo gratamente al hada, quien lo creyó incapaz, pero ahora el susodicho sabría que, a pesar de lo sucedido, sería bien recompensado.

Ambos merecían iniciar la más bonita historia de amor.

El azabache se había encerrado en la habitación que se compartía con Taehyung. Se encontraba recostado en el suave colchón que la amplia cama poseía. Sollozando lo más bajo que podía, porque no quería llamar la atención de nadie en la mansión. Mucho menos de sus hyungs.

Su corazón no dolía de esa manera desde que tuvo dejar atrás a sus progenitores. Y aunque eran amores completamente distintos por los que sufrió, seguían siendo importantes para él.

En bucle se repetía el momento en que Taehyung le rechazó, poniendo su mano sobre sus labios, y aunque el mayor parecía sorprendido, su mente lo interpretó de la manera que más le convino a su inseguro corazón que solo quería ser notado por el bonito vampiro.

Justo ahora un desastre de lágrimas y mocos. Muy seguramente su cara se veía horrible con los ojos hinchados y la nariz congestionada, pero poco le importaba.

No sabía lo que esperaba cuando volviera a ver al vampiro. Desconocía si gracias a su impulsividad su relación se fracturaría, o el susodicho haría como si nada hubiera pasado para evitar hacerlo sentir culpable. Aunque Jeon sabía de sobra que nada sería igual, porque ya fuera por parte de Taehyung o suya, lo más sano era establecer distancia para no hacerse más daño.

Por eso al menos quería refugiarse por un rato en la comodidad de aquel lugar que yacía inundado por el aroma a romero característico de Kim.

Dicha fragancia era lo único que algo mismo podía mitigar su el dolor en su alma.

No quería levantarse, ni salir de las abrigadas mantas que lo cubrían del frío de ese día tan triste, lluvioso y gris, tan parecido a como él se sentía.

Su lobo también estaba igual o más deprimido. Con la cola entre las patas y las orejas gachas, soltando sonidos lastimeros que hacían sufrir mucho más a su parte humana.

Sin embargo, antes de que Jungkook continuará perdiéndose en sus lúgubres pensamientos, varios toques en la puerta lo hicieron levantar el rostro sacándolo de su doloroso trance.

—Jungkookie, cachorro. Ábreme por favor, tenemos que hablar.

Taehyung demandó desde el otro lado, pero el joven de piel nívea no se sentía capaz de poder verlo a la cara luego de lo sucedido.

¿No podía esperar un poco más antes de que recupere un poco de su estabilidad emocional?

Tal parecía que esa no sería una opción.

Que tonto fue al creer que tendría espacio antes de enfrentarlo.

El lobo estaba decidiendo si responder o hacerse el dormido, pero rápidamente descartó la idea al recordar lo terco que el peligris se volvía cuando no obtenía lo que quería.

Así que dejó salir lo que mejor le pareció.

—¿Podemos hablar después?

Silencio.

Taehyung no dijo nada más, y eso también le dolió. Su animal interno también le gruñó por ello. Tal vez ambos eran masoquistas.

¿Por qué de que podrían hablar si todo estaba más que claro?

El peligris no le correspondía, y tampoco hacía falta que se lo recalcara cuando apenas había pasado una hora y unos cuantos minutos.

—Parece que ya se fue—musitó en voz bajita, levantándose de la cama para ir hacia la puerta, completamente cubierto de pies a cabeza, con la manta color azul marino. Aprovechando a limpiar su nariz con un poco de papel que tenía en el bolsillo, que luego terminaría en el bote de basura—. Sí, ya no siento su presencia. Eso es lo mejor.

Pero antes seguir lamentándose como un pequeño cachorro, un particular sonido alertó sus sentidos.

Giró el rostro en búsqueda de lo que sea que haya provocado aquel estruendo, y no le fue difícil visualizar un murciélago que se había colado en su habitación gracias a la ventana entreabierta del cuarto de baño.

No es que le dieran miedo ese tipo de animales, pero sin querer retrocedió esperando por un próximo movimiento del pequeño ser.

O eso fue hasta que sus ojos conectaron con los ajenos, los orbes escarlatas detallando los de color chocolate. Por lo que Jungkook descubrió que el susodicho no era un simple animal.

—¿T-Tae?

Sin siquiera obtener una contestación, el murciélago optó por transformarse para poder iniciar la charla que sí o sí quería mantener con el lobo.

—Soy yo, Kookie. Lamento haber entrado así, pero no me dejaste opción, tenía... —saludó, pero de manera casi inmediata notó el estado del menor gracias a su desarreglada apariencia—. Ay, cariño...

El vampiro quiso acercarse, pero el menor lo alejó con la mano, bajando la cabeza. No podía verlo, ni tampoco quería que viera lo patético que era en esos precisos momentos.

Esa acción entristeció al peligris, sin embargo, podía lidiar con ello. Tenía que ser sincero como le prometió a Jimin, y luego de eso el azabache tendría la última palabra.

—E-Está bien, pero creí que no había nada más que hablar—comentó, mordiéndose el labio inferior con fuerza. Gracias a que sus colmillos habían crecido un poco más como para infringirse un poco de dolor ante la situación que estaba viviendo.

—Hay mucho que hablar, cachorro, por eso dame unos minutos y si después de eso no quieres verme, lo entenderé.

El peligris hizo aquel pedido con un semblante que debilitó las barreras del azabache, quien terminó aceptando con un imperceptible asentimiento de cabeza.

Kim supo que tenía que hacer su mejor esfuerzo para confesarle lo que realmente sentía, así que le indicó que tomaran asiento al borde de la cama para que pudieran conversar más cómodamente.

De reojo Taehyung vio que Jungkook lo seguía de cerca, lo que lo alivió sus nervios. Este no era tiempo para dudar.

—Jungkookie—le llamó con suavidad y este apenas levantó la mirada para poder verle a los ojos—. Yo jamás imaginé una reacción así de tu parte. Me tomaste desprevenido, por eso actué como lo hice. Nunca quise herirte.

—Lo entiendo, Tae—anunció con pesar, sintiéndose más relajado para expresarlo en voz alta—. A fin de cuenta no es tu culpa, es mía. Solamente mía.

—¿Por qué lo dices?

Maldito minuto en el que se le ocurrió preguntar eso. Enseguida lo lamentaría.

—Porque lo es—declaró, y esta vez él fue quien se aventuró a crear un contacto con el mayor, tomando su mano para entrelazarla con la suya. Había decidido cortar de raíz el asunto, sin dejar que el peligris terminara lo que quería decirle.

—Perdón por dejar que mis sentimientos florecieran por ti como lo hacen las flores en primavera. Ya comprendí que nunca podrás verme de la misma forma en la que yo lo hago...

Taehyung quería interrumpirlo, pero parecía que Jungkook estaba tan inspirado abriendo su corazón que terminaba cerrando la boca sin poder refutar el sinsentido que estaba diciendo.

Se suponía que estaba ahí para aclararle lo que pensaba en realidad. No para que el menor lo dejara con las palabras en los labios.

—Y por muy enamorado que esté de ti, jamás podría obligarte a corresponder a este ingenuo lobo—el lobo confesó, dejando una tenue caricia en sus nudillos—. Es hora de parar mi querido vampiro, pero nunca olvides que siempre puedes contar conmigo.

Jeon soltó su mano con una mirada tan decaída, queriendo incorporarse para irse de ahí. Por lo que el peligris terminó cediendo al pánico, y por segunda vez en el día actuó impulsivamente según las circunstancias.

Jaló del antebrazo al menor, sentándolo devuelta en su lugar, solo para con su otra mano tomarlo del rostro y acercarlo al suyo.

Un jadeo se escapó de los labios de Jungkook cuando sintió los del vampiro sobre los suyos, moviéndose suavemente en espera a ser correspondido. Importándole muy poco su aspecto desastroso, solo queriendo demostrarle su sentir.

¿Acaso se quedó dormido y ahora disfrutaba de una loca fantasía?

Pero cuando fijó sus orbes en el rostro ajeno, que a pesar de todo se veía tan pacífico manteniendo los ojos cerrados, decidió dejarse llevar, imitando su accionar.

Mientras su lobo reaccionaba al instante, moviendo la cola de un lado al otro y aullando dentro de su pecho. Él tampoco entendía que estaba pasando, pero sentía que era el remedio necesario para disipar la última hora llena de sufrimiento.

Las manos del azabache se acomodaron alrededor de la cintura de Taehyung, apretando levemente la zona al sentirse superado por las sensaciones mágicas que lo invadían en medio de ese beso.

Realmente era gratificante poder explorar esos labios sabor a fresa por el bálsamo que el mayor usaba. El vampiro primero delineó su belfo inferior, para luego morderlo levemente con la intención de que le diera permiso para un contacto más intenso.

Uno donde sus lenguas podrían jugar entre sí, acariciándose con parsimonia y al menos los pulmones del menor rogarían por un poco de oxígeno.

—Eso es, cariño. Abre más la boca—demandó en voz baja contra sus labios, y el inexperto Jungkook le permitió el control absoluto a Taehyung. Abriendo su boca para recibirlo con gusto, mientras sentía sus mejillas calentarse como nunca imaginó que sería posible.

Estuvieron así por unos largos dos minutos, ya que ninguno de los dos quería separarse, pero el azabache sabía que, si seguía por ese camino, su lobo se emocionaría de más y lo haría pensar cosas que no eran.

Todavía tenían mucho que aclarar, antes de seguir de ese modo.

Por lo que, resintiéndolo mucho, Jeon fue quién se apartó del mayor. Deleitándose con la expresión que había en su rostro, con los labios maltratados por sus besos, un poco agitado y un delicado sonrojo cubriendo sus pómulos.

—Tae, tú...

—Sí, cachorro, es lo que crees—confirmó, acunando su rostro con sus manos frías—. Si quería corresponder a tu beso, pero actué por impulso y terminé hiriéndote. Espero puedas perdonarme y que lo acabamos de hacer sea prueba suficiente para que confíes en lo que te digo.

—¿No estás jugando?

—¿Me crees capaz de algo así? —el menor lo pensó por unos segundos, pero terminó negando con decisión—. Me lo imaginé —el vampiro sonrió, y continuó hablando—. No me diste ni la más mínima oportunidad de decirte algo, simplemente saliste corriendo y mi cabeza se volvió un lío. Supuse que estarías igual, por eso fui a conversar con Jiminnie y aclaré mi mente.

—Y volviste a mí, es decir, a buscarme—se corrigió, aquello había sonado muy vergonzoso, pero al mayor pareció no importarle.

—Exacto, Jungkookie—se lo confirmó, porque cuando Jungkook se cohibía con sus propias palabras le encantaba mucho más—. Volví para quedarme, si es que tú quieres—insinuó y el susodicho no vaciló antes de asentir, muy emocionado.

—Quiero.

—Bien, pero todavía debemos hablar.

—Lo sé, lo sé. Tenemos todo el tiempo del mundo para eso, pero...

—¿Pero? —inquirió con curiosidad—. Dime lo que piensas con absoluta confianza, Jungkookie. 

—¿P-Puedo darte un beso? —cuestionó con ojos brillantes, totalmente ilusionado con la idea—. Solo uno más, Tae.

—Te daré los que quieras cachorro.

Y esta vez Jungkook fue quién probó la dulzura de la boca ajena, deshaciéndose con el tacto de las palmas frías que tomaban su rostro con delicadeza. Demorando menos que antes al profundizar el beso, pero con Taehyung nuevamente atrapando su belfo con su colmillo.

Ese gesto fue suficiente para que el azabache le siguiera el juego y redujera la distancia entre sus cuerpos al ubicar al vampiro en su regazo, sin la mínima intención de soltarlo.

En definitiva, quería seguir averiguando lo pasionales que podían ser los vampiros.

Y además su lobo estaba aprovechando para marcarlo con su intenso olor amaderado. Con esa acción Jungkook reafirmaba que era suyo y de nadie más.

Su corazón latía acelerado, pero no cabía duda de que era una sensación que no cambiaría por nada. 

Sí, su sueño por fin se hizo realidad como tanto quiso.

Continuará...

Amó mucho este capítulo, porque seguramente estuvieron llorando y luego colapsando. Les dije que valdría la pena, esperen con ansias lo que se viene, porque a nuestros tortolitos nada los separará. Gracias por leer, los tqm cielitos. 

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