❁ཻུ۪۪Capítulo 27~いい子
La noche había caído, cubriendo el ambiente con su palpable oscuridad, mientras la majestuosa luz de la luna se coronaba como la mayor protagonista de dicha estampa; con el sonido de los insectos, siendo el único que los sobrenaturales podían apreciar entre tanto silencio. Pero justo ahora, ni siquiera eso le parecía relevante a cierto azabache que ronroneaba ante los suaves mimos que un precioso vampiro le regalaba.
Con la excusa de la profunda conversación que tuvieron, Jeon aprovechó la oportunidad que la vida le dio, acomodando su cabeza sobre el regazo ajeno.
El peligris rio con suavidad por su repentina acción, pero como si pudiera leerle la mente, comenzó a enredar sus largos dedos en las hebras oscuras.
Haciendo suaves masajes, mientras tarareaba una canción que no le fue difícil reconocer. Ya que, en algunas ocasiones en el pasado, gracias a ese simple gesto podía dormir más rápido.
—Me gusta esa melodía—comentó el menor, captando la atención del vampiro—. Es muy bonita.
Tanto como tú.
Quiso completar, pero se abstuvo de hacerlo para no arruinar el satisfactorio momento.
—Lo es, me encanta tararearla.
—Pero ¿es una canción que escuchaste en algún lado o te la inventaste? —cuestionó con curiosidad—. Fue algo que siempre me intrigó de pequeño.
—Acertaste a una de las opciones, cachorrito. Me la inventé yo en un momento de debilidad en el que necesitaba calmarme—reveló sin poder evitarlo, y cuando notó lo que dijo, no pudo evitar detener el accionar de sus dedos—. Pero no es nada importante—corrigió, pero eso no fue suficiente para calmar al lobo.
Jungkook se incorporó de aquel suave lugar, solo para encarar al vampiro.
—¿Cómo no va a ser importante, Tae? Todo lo que tenga que ver contigo me interesa, pensé que ya te había quedado claro.
—Claro que sí, Kookie. Es solo que esto no merece la pena decirlo. Fue un momento en el que me sentía mal con algo que sucedió, y lo ocupé para poder tranquilizarme.
Taehyung no soltó la información completa, pero sí la justa y necesaria para que el contario se preocupara. Su lobo lloriqueando en su interior ante la mención de otro evento aparte de su desaparición que fuera capaz de lastimar al mayor.
Eso no podía ser cierto, no más dolor para su vampiro. No toleraría ver el rostro afligido de Taehyung y no poder hacer nada. Deseaba arrullarlo y mantenerlo protegido de todo.
—¿Te sentías mal? ¿Cuándo fue eso? ¿Qué fue lo que sucedió exactamente?
Tantas preguntas que no recibirían una respuesta. Al menos no por ahora.
—Algún día te lo contaré, cachorrito, tranquilo—pidió, poniendo sus manos sobre los hombros ajenos con el objetivo de calmarlo—. Confía en mí, esa herida ya no ha dolido por un buen tiempo, y ahora que estás conmigo no creo que vaya a doler más.
Porque Jungkook era ese bálsamo que Taehyung anheló desde ese día cuando lo perdió todo.
A su todo.
Justo después de quedarse a la deriva, con el corazón roto y con una nueva vida por delante.
Con todo cambiando a su alrededor, y costumbres a las que debía acostumbrarse para encajar.
—¿De verdad? ¿Yo te puedo ayudar con eso?
Jungkook quería serle tan útil. Deseaba ser su chico bueno, ese con el que siempre podría acudir. Y que Taehyung le concediera tal honor era lo mejor que le podía pasar.
—Así es mi lindo cachorrito. Solo debemos recuperar el tiempo perdido y crear muchos más recuerdos lindos hasta enterrar nuestros pasados.
—Bien, entonces daré mi mayor esfuerzo para que nunca más vuelvas a sentir dolor, Tae.
Era una pena que promesas como esas no pudieran ser cumplidas con tanta facilidad, pues nadie está libre del sufrimiento.
—No sé si eso pueda ser posible, Kookie, pero teniéndote junto a mí, estoy seguro de que todo será más fácil de soportar.
El lobo del azabache asintió con varios movimientos de cabeza. Y su parte humano estuvo más que de acuerdo ante las palabras del peligris.
Eso sonaba mucho más realista, así que se encargaría de que, si se daba el caso, se volviera realidad.
—De acuerdo, Tae. Una promesa más que estoy dispuesto a cumplir—le enseñó su meñique, y el mayor correspondió al gesto—. Tenemos un trato.
—Lo tenemos—aseguró esbozando una sonrisa, pero en menos de un segundo su expresión cambió, asustando al menor.
—¿Por qué esa cara?
—Ya oscureció, Kookie y ni siquiera lo notamos, lo mejor es que volvamos antes de que se preocupen por nosotros.
—Ohh sí, tienes razón—el tiempo se había pasado volando, y aunque hubiera deseado seguir en ese momento privado con el vampiro Jungkook mantenía la esperanza de que se repitiera más seguido—. Te ayudo a recoger todo.
—Gracias, cachorrito.
Entre ambos acomodaron el desorden, guardando las cosas que el vampiro había traído en la gran canasta. Y cuando tuvieron todo listo, Taehyung estuvo a nada de indicarle al menor que lo mejor era que se apuraran para que no se les hiciera más tarde. Sin embargo, el susodicho se le adelantó.
—Por cómo reaccionaste, supongo que quieres llegar lo más pronto posible a la mansión.
—Sí, hace mucho que no acostumbro a pasear por el bosque, por lo que prefiero evitar estar aquí más tiempo de lo previsto.
No había una razón específica para ello, pero en cierta forma, había algo como un sexto sentido que le decía que era lo mejor. Como si tuviera que tenerle más respeto a la oscuridad de la noche, en la que cualquier tipo de peligro podría acecharle.
No obstante, hasta eso estaría a punto de cambiar.
Porque cuando estás con la persona correcta dejas de temer, y te arriesgas más.
—Bien, entonces que te parece si me convierto en lobo, te presto mi lomo para que puedas subirte en él y así llegamos en cuestión de minutos a la mansión—ofreció—. Te juro que no te sentirás mareado.
—¿Harías eso por mí?
Eso y mucho más era lo que Jungkook quiso responder. Burlándose mentalmente de sus propios pensamientos, mientras se separaba antes de sentirse patético por buscar la minina excusa para sentir la cercanía del joven de ojos escarlata.
—Es que de lo poco que sé de tu especie, son muy recelosos y no dejan que cualquiera se suba en su lomo.
—Por eso mismo, es porque tú no eres cualquiera.
El azabache le dio la espalda, y comenzó a quitarse la ropa, más precisamente la parte de arriba. Taehyung chilló al instante, sintiendo el calor apoderarse de sus mejillas.
—¿Qué haces, cachorro? —su mirada sin querer se posó en la amplia espalda. La piel blanquecina parecía suave, por más que los músculos resaltaran delatando lo trabajada que esa zona estaba—. ¿Jungkookie?
—Estoy desvistiéndome para que la ropa no estorbe y de paso se estropee en plena transformación—respondió tranquilamente—. ¿Por qué te sorprendes si ya habías visto lo grande que es mi lobo?
—Yo no estoy negando eso, es solo que...
Podrías pedirme algo de privacidad. No estoy acostumbrado a que las personas se desnuden frente a mí como si nada.
Jungkook volteó su rostro y en ese preciso instante es que cayó en cuenta sobre la incomodidad repentina del mayor. Había olvidado por completo que se trataba de su vampiro y no de sus hyungs, con los que ya no sentía la mínima vergüenza para mostrarse de esa manera.
Pues ellos le habían comentado que era algo normal entre los lobos, y que jamás lo juzgarían por eso, porque él sin pretenderlo ya llevaba dicha costumbre muy arraigada en ser. Con la diferencia de que antes no tenía la necesidad de transformarse.
Y aunque esta sería la segunda vez mostrándose de esa forma ante el joven de ojos escarlata, pudo contagiarse de la misma timidez que embargaba al vampiro sonrojado.
—Lo siento, lo siento—se lamentó, juntando sus manos en una súplica. Bajando su cabeza al sentirse tan expuesto, con la prenda que se retiró acomodada en su brazo—. Olvidé que no estás acostumbrado a este tipo de cosas de lobos.
—¡No te preocupes! —formuló sin tartamudear—. Yo soy el que debería acostumbrarse a la idea, porque nunca te pediría cambiar las costumbres propias de tu especie por mí.
—Gracias, Tae. Entonces, iré a transformarme detrás de esos arbustos—señaló los abundantes matorrales que se encontraban a una distancia prudente. El vampiro asintió repetidas veces, pues esa opción fue suficiente para calmar los nervios desatados por la magnificencia de la tabla de planchar que poseía su cachorro—. Dame unos minutos, ¿sí?
—¿Pero y tu ropa? ¿Quieres que yo te la lleve?
—No, siempre vengo preparado para estas cosas—aseguró, sacando una bolsita de papel doblada de uno de los bolsillos de su pantalón. Lo suficientemente grande como para guardar las finas prendas que usaba aquel día—. Aquí guardaré todo, y las llevaré en mi hocico sin problema. Uno nunca sabe cuándo se pueda necesitar.
—Ya veo. Me gusta que seas tan precavido hasta con los mínimos detalles, Jungkookie.
—Aprecio el cumplido, Tae. Eso lo aprendí de mis hyungs.
—No cabe duda de que estuviste en las mejores manos, eso me hace sentir tan en paz—comentó con una sonrisa surcando sus labios que el menor correspondió de igual forma—. Ve, Kookie, te espero aquí—con un ademán lo motivó, y el joven le hizo caso sin decir nada más.
El peligris le dio la espalda y esperó pacientemente por Jeon, hasta que en menos de dos minutos escuchó como las ramitas que yacían en el piso crujían, anunciando que cierta presencia se iba acercando con lentitud.
Como un cazador a su presa.
—Cachorro.
La mirada de Kim se suavizó al ver lo tierno que se veía el lobo con la bolsita en su hocico. Ese detalle fue capaz de hacer desaparecer totalmente la imagen que a cualquier otro le parecería impactante, pues el tamaño de la parte animal del azabache era suficiente para dejar paralizado a cualquiera.
Menos al vampiro que parecía haber desarrollado una debilidad ante lo suave y brillante que se veía el pelaje ajeno.
—¿Por qué eres tan lindo? —cuestionó luego de que sus pies se movieran hasta alcanzarlo, dejando a un lado la canasta solo para acariciar al licántropo—. El instante en el que te vi con esta forma fue tan efímero, que me alegra poder gozar la oportunidad de tenerte así para mí.
Un suave gruñido brotó del animal, y el vampiro desbordó satisfacción, porque su semblante lo delataba.
—Qué bonito qué eres—rascó detrás de las orejitas, y en un rápido movimiento le quitó la bolsita del hocico solo para acercarse más. Abrazándolo con mimo, acomodando su rostro en el pelaje ajeno—. Y eres tan suave.
El lobo estaba más que pletórico por la aceptación que sentía por parte del mayor, y aprovechando que en ese instante él era quien dominaba ese cuerpo, aprovechó a lamer suavemente la mejilla de pan que tenía a su disposición.
Porque él era más confianzudo que su parte humana.
—Kookie, me haces cosquillas—lo regañó, pero eso no sirvió de mucho, pues su tierna risita le delataba—. Y me dejas tus babas—bromeó, limpiándose con el dorso de su mano la escasa humedad en su dermis.
El susodicho se sentó sobre sus patas, y bajó la cabecita cambiando de objetivo, para mejor enterrar su hocico en ese lugar inundado por el picante olor a romero.
¿Qué clase de fijación tendrá con mi cuello?
Se preguntó para sus adentros el peligris. Pero como no le incomodaba, permitió que el azabache hiciera de las suyas por unos minutos, mientras él se deleitaba acariciándole.
—Cachorro, volvimos a distraernos, así que lo mejor es que nos vayamos—avisó, incorporándose para luego tomar la canasta que dejó olvidada a un costado y la bolsita con la ropa de Jungkook—. Y no me pongas esos ojitos de animal herido, que por esta vez no daré mi brazo a torcer.
Al menos lo intenté.
Se felicitó Jeon a sí mismo, por lo que procedió a agacharse hasta ponerse en una posición cómoda para que el mayor se subiera sobre su lomo.
Cuando el vampiro ejerció dicha acción, nuevamente acarició el pelaje a su disposición a modo de agradecimiento, robando un ronroneo de parte del lobo.
—Buen chico, buen chico—halagó con esa voz aterciopelada que el menor amaba escuchar—. Ya podemos irnos, Jungkookie.
Y solo eso bastó para que las patitas del lobo se movieran, llevando hacia su destino al bonito vampiro que lo llenaba de palabras dulces durante el trayecto. Mientras la brisa nocturna refrescaba sus almas y acariciaba sus corazones como la recompensa por el día compartido.
Anhelando que no fuera el único ni el último.
Continuará...
Es un capítulo tranquilo, pero como siempre oculta ciertos detalles. Espero haya sido de su agrado, gracias a los que siguen aquí a pesar de todo, el próximo será mucho mejor porque debemos ir avanzado. Los leo en comentarios, no saben lo mucho que me motivan con ese simple gesto.
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