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❁ཻུ۪۪Capítulo 24~危機

—En definitiva, todo lo que preparas es un manjar. Muchas gracias, Jiminnie.

El brujo castaño se incorporó de la mesa, sintiéndose completamente lleno por la comida que el hada les había preparado con tanto esmero.

—No hay de qué, Hobi—le sonrió con sinceridad, y comenzó a recoger los platos. Yoongi notó dicha acción, y en un gesto de cortesía también hizo lo mismo, provocando un suave sonrojo en el menor.

Aquellos gestos no pasaron desapercibidos para Hoseok, quien justo ahora se creía el mismísimo cupido al ver la oportunidad que la vida le estaba dando. Y al ser tan buen amigo del brujo de mirada felina, sabía que era su deber ayudarle con un empujoncito.

Estaba confiado en que se lo agradecería.

—Bueno—el joven de sonrisa brillante se aclaró la voz, llamando la atención de sus acompañantes—. Tal parece que Yoongi quiere ayudarte a limpiar todo, Jiminnie. Por eso me iré tranquilo a mi habitación para dormir un poco. Tengo una pequeña jaqueca, pero sé que eso bastará para que se me pase.

—Oh claro, Hobi, puedes retirarte.

El susodicho asintió a lo dicho por Jimin, pero antes de irse le dedicó una mirada de refilón a su amigo, quien estaba con la boca abierta al comprender la intención del castaño.

No desaproveches esta oportunidad.

Claro que no lo haría. Aunque lo cierto era que Yoongi no podía evitar sentir la ansiedad por estar con Jimin en una misma habitación. Pero no debía rendirse antes de tiempo, quería conocer más de ese encantador ser y que este le diera la oportunidad de mostrarse tal y como era con él. Y no esa máscara que, por más bella que fuera, ocultaba la verdadera preciosidad que conformaba al rubio de mágica sonrisa.

Porque Yoongi sabía leer a la gente, y por ese mismo hecho no descansaría hasta que su deseo se hiciera realidad.

Qué largo camino debía recorrer el brujo.

Jimin se sumió en lo que hacía luego de que Hoseok desapareciera de su campo visual. No quería intercambiar palabras con Yoongi, porque de cierta forma tenía miedo de flaquear.

De verse indefenso ante él. No le gustaba lo que el brujo provocaba en su ser, porque era la primera vez que le pasaba y no sabía que tan bien podría resultar.

El hada no era de compromisos, y no quería dejarse envolver por las maripositas que comenzaban a inundar su interior con el mínimo cruce de miradas entre ellos.

No quería quedarse pasmado como cuando vio un primer intento de coqueteo por parte del ajeno.

El rubio necesitaba mantener el control de la situación con el brujo o estaría perdido. A merced de una nueva crisis por los estragos que causaba en lo más profundo de su ser.

Tenía que ignorarlo. Eso era lo correcto, porque mientras más paredes pusiera entre los dos, no existiría razón para preocuparse.

Se aburriría rápido de él y eso garantizaría el hecho de que Jimin seguiría con ese estilo de vida tan pacífico que llevaba desde hace siglos atrás.

Uno donde él controlaba sus sentimientos y sabía cuál era el límite para interactuar con la gente que le gustaba.

A fin de cuentas, ese brujo debía ser uno más. Seguro se encantó con su apariencia y ya.

Porque nunca nadie se interesó en el verdadero Jimin, ese que amaba disfrutar de la naturaleza, preparar deliciosos postres y llorar mientras leía algún libro de romances imposibles.

El hada que era sensible y que solo se ponía una máscara para no salir herido. Porque esa idea le perturbaba, y si podía evitarlo a toda costa, lo haría sin vacilar.

Jimin no decía ni una sola palabra, y Yoongi seguía pensando como iniciar una conversación, ahora que se dirigían a la cocina para limpiar la vajilla.

Pero debía tomar la iniciativa o de nada serviría la oportunidad que Hoseok le proporcionó.

—Jimin—le llamó, fuerte y claro. Un poco más y el hada suelta los platos. ¿Lo bueno? Justo había llegado al fregadero y eso evitaría que se le cayeran al suelo y se rompieran en muchos pedazos.

—¿Sí?

—¿Te encuentras bien? Te noto un poco ido.

El brujo se ubicó a su lado, dejando el resto de la vajilla a un costado de la que había traído el hada.

—¿Qué? No, estoy perfectamente bien.

—Pensé que tal vez estabas preocupado por Taehyung y Jungkook.

Para el pálido no fue difícil ver que algo estaba atormentando esa cabecita. Por ese motivo había querido romper el hielo con ese tema, tratando de hacerle notar al contario que se preocupaba por su sentir.

—¿Por qué debería estarlo? —respondió un tanto a la defensiva, y Yoongi quiso darse una bofetada.

Se suponía que debía tener una conversación pacifica con el rubio, no alterarlo, porque esa no era su intención. Aunque lo cierto era que se notaba a kilómetros, que su carácter era demasiado cambiante.

Sin embargo, el brujo pelinegro ni siquiera se hacía una idea de que la irritación de Jimin no era por eso, sino por su presencia que le alteraba tanto.

—No lo decía en mal plan. Tranquilo—pidió, dejándose consumir por esa mirada tan profunda—. Me refería a que todos aquí sabemos que tienen muchas cosas que aclarar y eso podría abrir viejas heridas que parecían estar cicatrizadas. Realmente no conozco nada de la historia que comparten y por eso estoy un poco ansioso, y creí que para ti sería igual.

—Ya veo. Pero no tienes de qué preocuparte—lo calmó, dejando de parecer tan tenso ante el mayor, quien pudo sentirse aliviado al ver como su semblante cambiaba—. Sé que Tae podrá lidiar con ello de la mejor manera. Ninguno de los dos tuvo la culpa de lo que sucedió, y cuando sea el momento, ellos tocarán ese tema con nosotros.

—Bien, entonces lo correcto será esperar y confiar en que lo resolverán ahora que están juntos de nuevo.

—Exacto y disculpa si fui un poco grosero. No estoy con la mente en donde debería estar— confesó, y Yoongi sonrió, mostrándole una sonrisa tan peculiar, que por unos segundos dejó a Jimin de una sola pieza.

¿Desde cuándo mostrar las encías podía verse tan tierno?

—No te preocupes, no todos tenemos buenos días.

El rubio asintió con lentitud y luego el pálido le hizo una propuesta que terminaría por alivianar aún más el ambiente.

—¿Te parece si yo lavo los platos y ollas y tú me ayudas a secarlos y guardarlos? A fin de cuentas, este es tu hogar, y conoces donde va cada cosa.

—Sí, es una buena idea.

Y por una vez, Jimin se permitió sonreír sin miedo a sentir que caía en una crisis por culpa de ese brujo tan enigmático.

—Espero que hayas guardado un pequeño espacio en tu estómago, cachorro.

—¿Todavía hay más? —interrogó con sorpresa y el vampiro asintió al ver la emoción del azabache—. ¿Qué es?

—El postre. No es la gran cosa, y tampoco lo hice yo, pero sé que te gustará.

Taehyung le aseguró con una brillante sonrisa, guardando la fina vajilla que habían ocupado y en ese preciso instante, no pudo evitar quejarse por el dolor que le invadió.

Un escozor que le apretaba el corazón y lo hacía sentirse tan débil, que apenas pudo mantener el equilibrio.

—¡Tae! —Jungkook se movió con rapidez para tomar entre sus brazos al vampiro que parecía haber perdido toda la fuerza de un momento a otro. Se veía más pálido de lo normal—. ¡¿Qué sucede?!

—No te preocupes, Kookie. Esto me sucede por despistado.

—¿Cómo no voy a preocuparme? Te veo muy mal, ¿acaso estás enfermo? —preguntó, temiendo saber la respuesta.

Esto tenía que ser una broma pesada por parte de la vida.

Se negaba a creer que ahora que había vuelto, pudiera perder a su vampiro. Pero no por las circunstancias, sino por una enfermedad. Algo que lastimosamente se salía de su control.

Su lobo interno comenzó a desesperarse, y con todas sus fuerzas trató de mantenerlo a raya. No obstante, este comenzó a desprender su olor para marcar al joven de ojos escarlatas, en un intento de apaciguar su malestar.

—No, cachorro. Cálmate, esto tiene solución—Taehyung explicó, sacando un pequeño frasquito del interior de su camisa—. Con tanta cosa que debía hacer para preparar tu sorpresa, olvidé tomar la pócima para calmar mis ansías de sangre.

—Me asusté, ni siquiera sabía si los vampiros podían enfermarse. ¿Pero con eso te sentirás mejor?

—Nosotros no, pero otras especies sí lo hacen, pero nada lo suficientemente fuerte como para mandarlos a la otra vida—respondió con cierta diversión en su tono de voz, aunque se obligó a tomarle seriedad al asunto, pues Jungkook parecía muy alterado—. Con esto me sentiré como nuevo, no te preocupes—abrió el vial que poseía un color rojizo, y tomándoselo de un solo trago bajo la mirada del menor—. Ah, mucho mejor.

El vampiro se puso de pie, y solo ahí Jungkook fue consciente de que logró tenerlo entre sus brazos, pero había sido tan efímero, que ni siquiera pudo disfrutarlo por el susto. Taehyung se volteó, y acarició la mejilla del lobo con cariño.

—Quita esa carita, cachorro—pidió con dulzura—. No me gusta ver esa expresión de angustia. Mírame, ya pasó.

Era cierto, se veía tan majestuoso como siempre. Lleno de vitalidad y con una expresión de pura serenidad.

—Lo veo y lo siento—Jungkook se calmó, y con eso su ceño fruncido desapareció—. Es solo que me entró el pánico y no sabía ni cómo reaccionar. ¿Pero en serio estás bien?

—Perfecto. Es un dolor un poco tonto, y si no tomo la pócima, lo más grave que podría suceder es que mis impulsos me dominen y tenga que atacar al primer ser que tuviera cerca para beber de su sangre hasta saciarme.

La cara de Jungkook era un poema. ¿Acaso debería tomar de otro ser? De solo imaginarlo su estómago se retorció, no quería ver a Taehyung bebiendo del cuello de otro ser sobrenatural o de algún animal del bosque.

Esa zona del cuerpo era demasiado íntima y valiosa.

Él podría ofrecérsela sin problema.

—Entonces, ¿hubieras bebido de mí?

—Claro que no—lo cortó—. Eso jamás hubiera sucedido porque seré despistado, pero siempre estoy bien preparado—tocó el vial vacío, y volvió a esconderlo entre su ropa—. Con una dosis basta y sobra para mantenerme bien por algunos días.

—Ya veo.

La expresión del azabache se tornó un poco sombría. Su lobo se entristeció, bajó la cabeza, y soltó un pequeño chillido. Él quería ser de utilidad para Taehyung, pero tal parecía que este jamás le dejaría hacerse cargo de algo así.

—Jungkookie—le tomó de las manos, acariciándolas con su pulgar—. Esto no significa que desprecie tu ayuda, o algo así. Es solo que hace mucho no bebo sangre, pues la pócima es el mejor sustituto que se le ha podido encontrar y jamás me perdonaría lastimar tu bonito cuello.

—¿Mi cuello te parece, bonito? —cuestionó con una sonrisa de lado, que hizo sonrojar al vampiro.

—¿Eh? Oh sí, claro que sí Kookie, porque de ahí también se desprende ese olor tan delicioso a cedro, ¿o me equivoco?

—Sí, ¿te gusta?

—Me encanta y me relajó mucho que me cubrieras con este en medio de mi pequeña crisis.

Porque podría ser ciego para muchas cosas, pero eso había sido demasiado obvio hasta para Kim. Aunque Taehyung ni siquiera supiera de la magnitud del significado de ser marcado por el olor de un lobo.

—¿L-Lo notaste?

Ahora el sonrojado era otro. Y es que Jungkook lo hizo inconscientemente por culpa de su lobo. No obstante, tener la certeza de que a Taehyung le había gustado, lo llenaba de mucha ilusión.

No veía el día para poder cubrirlo por completo con su aroma, declarando que era suyo y que él también le pertenecía en cuerpo y alma.

—Así es, pero te lo agradezco. Yo también suelo entrar en pánico cuando me sucede, pero me ayudaste a mantener la calma y poder tomar lo más rápido la dosis que mi cuerpo necesita para funcionar bien.

—De acuerdo, eso me deja más tranquilo, y volviendo al tema anterior, es una suerte que cuentes con algo así. Es muy útil.

—Y qué lo digas, la comunidad vampírica siempre estará en deuda con Hobi.

—¿Con Hobi hyung?

—Oh cierto, tú no lo sabes—se golpeó la frente, sobresaltando a Jungkook por la acción repentina—. Conozco a Hobi desde hace años porque él fue quien inventó la pócima.

—Jamás me imaginé que esa fuera la razón.

"Y nosotros que por un momento creímos que tuvieron algo".

El azabache no pudo contener una sonrisa incómoda, a causa de lo que su lobo dijo. De verdad que ese cariño le había puesto nervioso, pero ahora que sabía la verdadera razón, pudo estar mucho más tranquilo.

—Por supuesto, hasta hace un siglo eso parecía impensable, pero ahora es una realidad. Y nos ha ayudado muchísimo, porque también nos da la ventaja de tolerar mejor la luz del día.

—Comprendo, hasta su color es muy parecido, pero supongo que no todos los vampiros la toman, es decir, algunos deben ser un poco tradicionalistas en ese aspecto, ¿no?

—Tienes razón, y es como con todas las especies, siempre existirá algo que los caracterice y que no quieran soltar. Sin embargo, los casos son muy pocos, y al menos de los que yo tengo constancia, son vampiros que tienen una pareja sobrenatural que puede satisfacer esa necesidad porque son lo suficientemente fuertes para soportarlo.

"Vaya, entonces tenemos una oportunidad. Solo debemos hacerlo sentir seguro de que puede confiarnos esa tarea".

—Ya. Eso tiene sentido.

—Sí—Taehyung suspiró, y llevó su mano hacia el rostro ajeno para acomodar un rebelde mechón de cabello—. Así que ahora que conociste un poco más sobre mi especie, puedes estar tranquilo de que nada realmente malo podrá sucederme. Es una gran ventaja ser inmortal, a pesar de que también se puede volver muy monótono.

El joven de piel nívea detectó cierta nostalgia en la voz de Taehyung, pero antes de siquiera poder decir algo, el vampiro le había interrumpido.

—Pero bueno, comamos el postre de una vez para seguir conversando más a gusto.

—De acuerdo, Tae.

El vampiro se separó lo suficiente para tomar la canasta en la que había traído toda la comida y utensilios, metió su mano y sacó una bolsita de papel que contenía el dichoso postre.

—Toma, Kookie, hazme el honor y descubre por ti mismo que es.

El lobo obedeció y se encontró con unas galletas cubiertas por un impoluto glaseado.

—Wow.

—Por los viejos tiempos, Kookie—mencionó batiendo sus pestañas, un tanto coqueto, aunque Taehyung creyera que lo hacía por pura emoción—. El día que nos conocimos te ofrecí unas parecidas, solo que estas tienen glaseado porque Jiminnie prefiere comerlas así.

—Cierto, a Jimin hyung se le daba de maravilla hacer postres.

—Exacto, y porque ama todo lo excesivamente dulce. Cosas de hada—bromeó y Jungkook esbozó una sonrisa—. Pásame una, que necesito mi dosis de azúcar, cachorro.

El menor se la pasó, y sin querer rozó sus dedos con los ajenos. Taehyung simplemente sonrió, pero el azabache una vez más se quedó sin aliento.

No había duda de lo irremediablemente enamorado que estaba.

Pero también se dispuso a comer esa galleta que parecía hacerle ojitos para que la probara.

El vampiro no demoró ni diez segundos antes de devorar toda la galleta, y como lo había hecho tan al apuro, el glaseado terminó manchando sus labios.

Esos belfos rojizos que Jungkook se moría por probar, pues solo con verlos quedaba hipnotizado. Además de hacerle preguntarse si eran tan apetitosos y dulces como parecían serlo.

Y como si el mayor le leyera la mente, con una expresión atrevida adornando su rostro, le hizo una increíble proposición.

—Si quieres puedes limpiar este desastre con tus labios, cachorro.

Continuará...

Este es un vial por si no lo conocían. Gracias por leer y disculpen la demora, tuve muchas dificultades que no me permitían actualizar este fic. Como un aviso extra, logré finalizar mi historia nyctophilia, así que espero puedan darle una oportunidad.

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