❁ཻུ۪۪Capítulo 23~食物
—Kook, ¿vas a venir a este cuarto? —interrogó Yoongi, tomando asiento sobre el suave colchón. Qué satisfactorio era poder descansar luego de haber acabado con el trabajo de ordenar sus pertenencias—. Sabes que podemos acomodarnos sin problema. Los tres ya estamos más que acostumbrados a eso.
—No lo sé, todavía no lo he conversado con Tae.
Hoseok observaba con atención al brujo y al licántropo que yacían a unos cuantos metros del mencionado, pues él se adueñó del único sillón de la habitación.
—Creo que te haría bien tenerlo cerca—confesó el castaño—. Ya sabes, tal vez de esa forma puedas apaciguar las ansias de tu lobo.
—Pero no es lo que yo quiera. También deseo que Tae no piense que quiero invadir su espacio personal.
La fina línea entre lo que quería, y lo que debía hacer, era algo que le provocaba un caos en su cabeza. Sus hyungs tenían mucha razón, era más que obvio que después de tantos años su parte animal quisiera estar pegada 24/7 al vampiro, no obstante, detestaba la idea de agobiarlo con su comportamiento.
—Dudo mucho que esa idea se le cruce por la mente siquiera—Yoongi se dejó caer a un lado de Jungkook, quien no tardó en voltearse para continuar mirándole y escuchándole con su atención.
Tal vez así podría dejar de sentirse tan contrariado, su hyung era muy intuitivo, así que lo más probable es que lograra despejar su mente de alguna forma—. Se nota que te quiere mucho, pero algo me dice que será un camino difícil hasta que consigan ser sinceros con lo que sienten, aunque no por ti, más bien por él.
—¿A qué te refieres, hyung? Yo podría esperarlo toda una vida de ser necesario. Así tenga que luchar con una parte de mi alma para conseguirlo.
El tono decidido del azabache fue capaz de ponerles los vellos de punta a los brujos. Hoseok carraspeó, consiguiendo la atención del menor.
—Bueno, nos alegra saber de tu voluntad inquebrantable, la cual es muy de valorar como te dijimos hace un rato. No quiero sonar prejuicioso, pero se sabe que tu especie es un poco.
—¿Territorial?
—Eso mismo, gracias, Yoon—el brujo sonrió y prosiguió—. Estoy seguro de que ese hecho será un gran obstáculo para conseguir dicho objetivo, por eso lo mejor es que te comuniques con tu lobo, y le recuerdes que ambos están trabajando por algo en común.
—Un paso en falso y posiblemente todo se vaya al carajo—expresó un poco más serio, levantándose de su lugar para dejar una caricia en el cabello oscuro del menor—. La gran ventaja de esto es que ahora que has vuelto a su vida, Taehyung parece no tener ojos para nadie más que tú.
—¿D-De verdad crees eso? —la mirada de Jungkook se iluminó como dos luceros, recibiendo contento aquel mimo por parte de su mayor—. Yo pensé que estaba siendo demasiado amable conmigo, aunque una parte de mí también creyera en esa posibilidad.
—Eso es más que obvio, Jungkook-ah. Solo dale tiempo. Ya verás que en un abrir y cerrar de ojos estarán juntos. Confía más en ti mismo, lo bueno es que tienen toda una vida por delante para ser felices—pidió Yoongi, que había cerrado sus párpados, mientras aquella profunda conversación se daba—. La clave del éxito será que mantengas a raya a tu parte animal. Deja que se acostumbre a lo poco que puede recibir por el momento. Esto también aplica a Taehyung, quien parece ser muy lento como para captar lo obvio.
—Yo haré mi mejor esfuerzo, se los prometo, hyungs.
Sí, eso sonaba demasiado lógico. Su lobo debía aprender a conformarse con el cariño inocente que le brindaba el vampiro, lo cual no era malo, pues de cierta forma sería como recuperar el tiempo perdido desde que se escapó de su lado.
Para su parte humana, estaba más que bien. Porque con una sonrisa que fuera por su causa ya era más que suficiente para sentirse pletórico, elevándose hasta un cielo custodiado por un peligris de orbes escarlatas y gustos refinados.
Debía hacerlo bien. Tenía que, o sin querer, se condenaría a una muerte en vida. Porque cuando un sobrenatural se enamora, pierde.
Nada vuelve a ser igual, pero este no tenía que ser su caso.
En ese momento, el sonido de un toque en la puerta fue lo que sobresaltó a los jóvenes dentro del cuarto. Pero antes de siquiera poder responder, Yoongi se levantó en un dos por tres a abrir la puerta.
El brujo no tenía que concentrarse mucho para sentir la mágica presencia o el delicioso aroma cítrico. El cual le recordaba al olor de las mandarinas, esas que cada que podía, comía con tanta devoción.
—Jimin—saludó, su mano actuó por cuenta propia abriendo de golpe y sorprendiendo al hada que no imaginó conseguir una respuesta tan pronto. Mucho menos toparse cara a cara con el brujo que se instaló en su mente sin permiso, y que era responsable de sus últimas crisis existenciales.
—H-Hola. Vengo a decirle algo a Jungkook-ah.
El rubio informó y el susodicho se incorporó confundido. ¿Qué sucedía?
—¿Le paso algo a Tae? —preguntó, notando cómo la preocupación se apoderaba de cada célula de su cuerpo—. Tengo que verlo.
Su lobo no demoró en reaccionar después de entrar en un trance que era muy parecido al de un sueño al tener a su parte humana completamente tranquila.
—¡No! ¡Por la madre naturaleza, no seas impulsivo!—le frenó, evitando que saliera por la puerta. Tal vez era de poca estatura, pero tenía mucha fuerza—. No le ha pasado nada a Tae, solo me dijo que te avise que ya tiene lista tu sorpresa y que te espera abajo en la entrada.
—¿S-Sorpresa?
Lo había olvidado. Qué idiota.
—Sí, con la que te dijo que te recompensaría—respondió con un suspiro. Vaya, sin duda este par congeniaba bien porque eran realmente despistados—. Así que no le hagas esperar, ve.
Sin decir más, el hada se movió dándole pase libre al lobo que apenas y se despidió con un ademán de sus hyungs, el cual lograron corresponder de la misma manera.
No pudiendo controlarlo del todo, Jungkook volvía a sentirse como un cachorro que adoraba las sorpresas. ¿Qué sería lo que el vampiro había preparado para él?
Poco importaba que fuera, lo que más valía es que lo hiciera pensando en él.
Eso y nada más.
—Ni cuando yo le decía que habíamos cazado algún animalito para cenar se ponía tan feliz.
—Tan real—Hoseok rio sin poder contenerse por ese comentario de Yoongi—. Supongo que no los veremos hasta tarde, ¿no es así, Jiminnie?
—Supongo, TaeTae se esmeró mucho, y estoy seguro, aprovecharán mucho este tiempo para conversar en privado—explicó, desviando la mirada para no seguir haciendo más contacto visual con el brujo que se había movido por inercia cuando el lobo estuvo frente suyo—. Así que por mientras seremos solo los tres, en diez minutos ya pueden bajar a comer el almuerzo que preparé.
—Wow, mil gracias, Jiminnie.
El rubio asintió y le regaló una sonrisa igual de brillante al brujo con olor a hierbabuena. Para luego dar media vuelta e irse por donde había venido, esperando de todo corazón que aquel día fuera inolvidable para su amigo y el cachorrito que volvió a su hogar.
Taehyung llevaba en una de sus manos una gran canasta en la que llevaría todo lo que necesitaría para su picnic improvisado con Jungkook. El peligris estaba emocionado de forma auténtica, sabía que la sorpresa le gustaría al lobo, sin embargo, las ansias que sentía por la conversación que debían tener no desaparecían por nada del mundo.
No es como si hubiera pasado un mes desde que se vieron por última vez. La realidad era que casi dos décadas habían pasado, y aunque Taehyung creyó que eso podría afectar a su relación, fue feliz al notar que se equivocó en grande.
Porque el azabache seguía siendo aquel cachorro que buscaba sus mimos y compañía. No obstante, desconocía todo lo que tuvo que vivir para poder tener la oportunidad de tenerlo a su lado otra vez.
Y eso era lo que sin querer le estaba provocando un intenso nerviosismo.
—¿Tae?
El mencionado se dio la vuelta, encontrándose de frente con su cachorrito que parecía que había venido corriendo hasta donde él estaba. Su respiración agitada lo delataba.
—Jungkookie, ¿por qué tan alterado? —cuestionó con diversión. Una sonrisa se formó en su rostro tranquilizando al menor.
—Bueno, Jimin hyung fue quien me dijo que viniera a verte porque me tenías una sorpresa.
—Así es cachorrito, una sorpresa. Pero no por eso tenías que venir dando dos pasos en uno.
El vampiro rio con suavidad al ver la vergüenza en el azabache, por lo que sin poder contenerse se acercó para acariciar la bonita piel nívea de su cara.
—¿Estás dispuesto a acompañarme a un pequeño pícnic? —inquirió, dejando un suave mimo con su pulgar en la mejilla ajena—. Sé que no es la gran cosa, pero te lo prometí.
El lobo asintió, cerrando sus ojos al mínimo toque de esa fría mano. Taehyung suspiró con satisfacción al obtener una afirmativa de parte del contrario.
—Yo te sigo. No me importa que sea, si es algo que viene de ti, lo acepto.
Los orbes oscuros se abrieron, conectándose con los escarlatas que le observaban con la misma intensidad.
—De acuerdo, cachorrito, vámonos.
La mano del vampiro descendió hasta tomar la impropia. Jungkook se dejó hacer, entrelazando sus dedos con los del peligris. El contraste de temperatura entre ambos se sentía tan mágico, que inevitablemente les hacía sonreír.
Aunque solo uno de ellos fuera consciente de que era por ese sentimiento tan especial entre los dos.
Taehyung y Jungkook salieron de la mansión. El mayor se aseguró de que la puerta quedara bien asegura, y cuando estuvo contento con el resultado, retomó su caminar. El lobo estuvo concentrado en cada uno de los movimientos del contrario, pero por primera vez desde que volvió al lado de Taehyung, se dedicó a detallar el lugar.
Y en lo mucho que había cambiado con el pasar de los años.
Unas preciosas flores se levantaban esplendorosas en la tierra que se encontraba en la entrada del hogar del vampiro. Dichas plantitas le traían el vívido recuerdo de las flores de Smeraldo de aquel cuento que tanto marcó su vida. Aunque Jungkook podría jurar que eran esas, su memoria visual no podía fallarle. Sin embargo, se abstuvo de afirmarlo, porque poco sabía de botánica y no quería quedar como un tonto frente al vampiro.
—¿Te reviven viejas memorias, Kookie? —Taehyung interrogó al ver cómo el menor se había quedado hipnotizado viendo las preciosas flores—. A mí también me recuerdan a las que aparecían en la cita de Smeraldo.
Jungkook le volteó a ver, totalmente sorprendido. ¿Acaso podía leerle la mente?
—¿Cómo supiste que estaba pensando en eso?
—¿Intuición? —El vampiro se detuvo, y consigo Jungkook imitó su acción, quedando en medio camino—. Ni yo mismo lo sé, solo lo supuse, Kookie.
Y así fue, porque tal vez, solo tal vez Taehyung pudo aprender a leer muy bien el semblante de Jungkook cuando se trataba de recuerdos que les involucraban a los dos, como el que tenía que ver con las opiniones del lobo sobre su ropa.
—Ya veo. Pero, ¿en qué momento aparecieron? —no recordaba que esas plantas estuvieran en el tiempo que compartió junto a Taehyung—. No me acuerdo de ellas, por más que trato de rememorar si estaban aquí desde que puse un pie en esta mansión.
—Pues estás en lo cierto, Kookie, no estaban cuando tú viviste aquí. Comenzaron a crecer unos días después.
Para el susodicho no pudo pasar desapercibida la manera en la que esas palabras sonaron tan melancólicas, a la par de que los orbes escarlatas se apagaban.
A los dos les seguía doliendo su abrupta separación, eso era más que obvio. Pero Jungkook agradecía haber tenido la oportunidad de encontrarse con Taehyung antes de lo previsto, porque, aunque no lo pareciera, ese era su plan desde el principio.
El azabache estaba más que agradecido con sus hyungs, aunque en su corazón siempre estuviera la idea de ir en búsqueda del vampiro. En ese entonces no sabía cuándo lo haría, pero desde que llegaron al último pueblo, algo dentro de Jungkook le decía que no tenía que retrasar más la idea.
—Desde que las vi me fue imposible no imaginar que jugarías entre ellas o que las olerías, pues tu naturaleza era muy curiosa e hiperactiva.
—Tae.
El peligris salió de su pequeño trance, y una vez más conectó su mirada con la del lobo.
—¿Sí?
—No te sientas mal por eso—el menor pidió con la tranquilidad reinando en su voz. El vampiro era el que menos culpa tenía, y por más que quisiera atormentarse con eso, sabía que tampoco era su culpa, pues se trataba de una mala decisión que tomó al ser un niño asustado que no quería herir a la única persona que le dio amor cuando más lo necesitó—. Ya estoy aquí contigo, y aunque no sea más el cachorro que se divertiría con algo así, pude tener el gusto de verlas tal y como lo imaginaste años atrás y para mí eso es más que suficiente.
—¿Qué dices, Jungkookie? Siempre serás mi cachorrito o hasta que aburras de serlo—bromeó, desviando el rostro para que Jungkook no viera cómo un sonrojo se apoderaba de él, mientras con fuerza apretaba el agarradero de la canasta.
¿Por qué tanta seriedad al decirle algo así? Jungkook le ponía nervioso de una forma que no sabía cómo interpretar, o que tal vez prefería evitar indagar por temor a la conclusión a la que llegaría.
—Eso no pasará jamás, Tae, te lo prometo—aseguró esperando obtener de vuelta la mirada escarlata del vampiro sobre él. Sin embargo, eso nunca sucedió, y su lobo no pudo evitar quejarse en su interior. El azabache suspiró y decidió no continuar con esa conversación, antes de que las cosas pudieran llegar a ponerse incómodas—. Pero volviendo al tema de las flores, ¿no son las de Smeraldo?
—Jiminnie me dijo que son orquídeas—explicó, ahora sí, dignándose a verle de frente, pero incitándole también a que comenzara a caminar—. Las de Smeraldo son una especie muy rara según lo que tengo entendido. Aunque Mimi cree que ni siquiera existen, pero nunca se sabe con la naturaleza, ¿si nosotros existimos, por qué no esas flores?
—No veo fallas en esa lógica.
—¿Verdad que no? —el peligris ahora tenía la mirada puesta en el camino por el que llevaba al lobo—. Según lo que he leído en otros libros, las flores de Smeraldo aparecen cuando la auténtica felicidad abunda en el ambiente.
—¿En serio? —abrió la boca por la sorpresa y Taehyung juró ver cómo se iluminaban esos orbes oscuros—. Eso me parece muy lindo.
—Lo es, Kookie, lo es. Ojalá algún día tengamos la oportunidad de verlas con nuestros propios ojos.
Con un movimiento de cabeza, el licántropo le mostró que estaba de acuerdo con eso, pero antes de que pudiera opinar algo más, el susodicho intervino.
—Tae, ¿no quieres que te ayude a llevar la canasta?
—No es necesario, Kookie. Sé que eres fuerte, pero esto es liviano hasta para mí—le dijo enseñándole cómo la cesta parecía no pesar nada, pues podía levantarla como si estuviera llena de plumas—. Tú no te preocupes por nada y deja descansar esos músculos que ya llevaron el equipaje de sus hyungs.
—De acuerdo.
El azabache sonrió solo con sus labios. ¿Era su imaginación o cada que Taehyung podía opinaba sobre sus músculos?
Esperaba que realmente fuera así, ya que de esa forma tendría otra excusa para seguir ejercitándose. Y quizá podría pedirle que lo dejara cargarlo, porque ahora que tenía el suficiente porte, el deseo de tenerlo entre sus brazos se volvió una hermosa ilusión.
Mientras el vampiro no pudo evitar relamerse los labios al imaginar que, de haber aceptado, seguro volvería a tener la vista de esos músculos tensos al hacer ese mínimo esfuerzo.
No, no podía, Taehyung se regañó mentalmente y se obligó a eliminar esos tontos pensamientos.
Los minutos pasaban y la peculiar pareja continuaba conversando sobre cualquier tontería que se les ocurriera en el camino, llegaron hasta la parte más espesa del bosque.
—Aquí es.
Jungkook detalló el paisaje a su alrededor, todo era muy bonito. Las flores yacían decorando el verde césped y aunque distintos tipos de árboles cubrían toda la zona, el cielo podía verse a la perfección.
El peligris soltó la mano del lobo mientras este curioseaba cada uno de sus movimientos con sus grandes ojos. Taehyung abrió la canasta, y le extendió una especie de manta al menor.
—Por favor ponla en el césped, cachorrito—pidió, pero el contrario parecía no comprender muy bien para qué era, por lo que agregó divertido—. No querrás que volvamos con nuestros traseros mojados por el rocío de la hierba, ¿o sí?
El vampiro lo vio negar e inmediatamente el lobo hizo lo que le dijo.
—Listo.
Cuando Jungkook estuvo contento con el resultado, esperó a que Taehyung le diera otra indicación que pudiera seguir al pie de la letra.
—Muy bien. Ahora toma asiento, ¿sí?
—¿No quieres que te ayude en algo más?—lo cuestionó.
—Cachorro, se supone que esta es una sorpresa para ti, así que déjate mimar.
En definitiva, Jungkook podía ser comparado con un ángel por lo servicial que era, pero Taehyung en este momento lo único que quería traer a la vida el recuerdo de mimar a su menor como años atrás no pudo.
—Lo siento mucho.
El azabache bajó la cabeza, un tanto tímido por ser tan intenso, pero es que no podía evitarlo. Siempre le gustaba ayudar, aunque con el vampiro ese sentimiento se multiplicaba por mil. Sí, Taehyung le decía que diera tres vueltas y se hiciera el muerto, no dudaría en hacerlo. Además de que su lobo apoyaba con emoción esa idea.
—No es nada, cachorro. Eres de las pocas personas que se nota que lo hacen porque les nace. Sin embargo, por esta ocasión quiero que te quedes quietecito, ¿bien?
—Por supuesto, Tae.
El mayor le dedicó una de sus sonrisas cuadradas, y sacó la vajilla que Jimin había elegido especialmente para dicha ocasión. El menor estaba confuso, ¿acaso no iban a comer algo suave?
No es como si le molestara la idea, pero de lo que tenía entendido, en los pícnics era la ocasión perfecta para comer sándwiches o algún postre que pudiera conservarse a temperatura ambiente.
—Me siento halagado por lo fina que parece ser esa vajilla, pero no creo que debiste molestarte tanto, Tae—musitó con la diversión y confusión reinando en su voz, pero el peligris ni siquiera notó la última por estar concentrado en lo que debía hacer.
—No te me rías, de verdad quería que fuera especial.
Le regañó, sacando una cacerola de tamaño mediano de la cesta. Y con esa acción, finalmente se dio cuenta del semblante confuso del lobo.
—Espero no hayas pensado que te iba a dar de comer algo frío.
—¿Qué? No. Es que no entiendo cómo.
—¿Mantiene el calor? Es una cacerola mágica, Jungkookie. Fue una de las adquisiciones más inteligentes que pude hacer en la última década.
—Pero ¿cómo? Ni siquiera sabía que existía algo así.
—¿Recuerdas a las hermanas de Mimi? —el azabache asintió y Taehyung detuvo sus movimientos para continuar con la interesante charla—. Sominnie fue la que me la vendió, pues una de las brujas más poderosas le puso un tipo de magia que podía guardar el calor, lo que es algo demasiado útil.
—¿Una bruja? No creo que mis hyungs puedan hacer algo parecido—declaró con seguridad, porque de ser así, cuando tuvieron alguna urgencia en el pasado, pudieron haberlo solucionado con facilidad.
—Cada brujo es mundo distinto, cachorro. Esta bruja parece tener experiencia realizando encantamientos que hacen la vida más fácil a los sobrenaturales. Así como deben existir otros que se dediquen a distintas cosas. Hobi tiene más afinidad con las pócimas, y creo que Yoongi hyung igual, ¿verdad?
—Así es, porque nos concentramos en recolectar elementos que puedan ayudar a esa tarea, pero también saben hacer encantamientos básicos, porque eso Yoongi hyung decía que quería lanzarle un hechizo al señor Choi.
—¿Ya ves, cachorro? Tú mismo comprendiste mi punto, y tal parece que es la primera vez que lo pones en tela de duda.
—Sí, yo no sé mucho de casi nada. Siempre recuerdo que nos hemos movido de un lado a otro como viajeros. Haciendo uno que otro trabajo que tenía que ver con pócimas, pero nunca me he detenido a indagar más sobre el mundo que me rodea.
—Ya veo—Taehyung puso su mano sobre la de Jungkook, que reposaba en la manta a cuadros. Regalándole un suave apretón capaz de provocar un sonrojo en el lobo—. Estoy más que dispuesto a enseñarte lo que sea, Kookie. Porque nunca es tarde para descubrir las maravillas que te ofrece la vida.
—Gracias, Tae.
—Es un gusto para mí, cachorrito. Ahora sí, dejemos de alargar esto, porque muero por ver tu reacción a lo que preparé con mucho cariño.
El mayor nuevamente se separó y con cuidado levantó la tapa de la cacerola bajo la atenta vista de Jungkook. Aquel delicioso olor no tardó en llegar a sus fosas nasales, abriendo su apetito.
—Es estofado.
—Sí, tu comida favorita. Esa que no alcancé a prepararte tiempo atrás—expresó con cierta nostalgia que el licántropo no pudo ignorar—. Es tu recompensa.
—Esto significa mucho para mí, gracias, Tae.
La sensación de felicidad que se extendía en su pecho era increíblemente satisfactoria. De todas las sorpresas jamás imaginó que pudiera tratarse de esa preparación que al vampiro le salía tan bien. Y es que mentiría si dijera que no añoró volver a probar ese platillo, pero ahora que tenía la oportunidad, lo disfrutaría de todo corazón, porque sabía el esfuerzo y el cariño que había detrás de ello.
El peligris no demoró en darle a Jungkook sus cubiertos y el plato en donde yacía la deliciosa comida. El joven la tomó, agradeció nuevamente y no se lo pensó dos veces para darle el primer bocado.
—¿Está bueno? ¿Te gustó?
—Delicioso, tal y como lo recordaba.
Aquella era la única y completa verdad. Sus papilas gustativas estaban demasiado contentas al sentir ese sabor tan exquisito y su estómago no podía estar más satisfecho por tan buena comida. Pero el corazón del lobo era el que les ganaba por mucho, porque aquel sentimiento de calidez que le inundaba no podía ser comparado con ninguna otra banalidad.
Su vampiro seguía atesorando un recuerdo tan dulce como ese, lo que le llenaba de muchas más esperanzas. Y qué decir de su animal interno que ronroneaba por lo pletórico que se encontraba, hace años que no estaba así de feliz.
—Me alegra saber eso, Jungkookie—Taehyung nunca se consideró el mejor cocinero, ni tampoco era algo que le apasionara demasiado, pero en el tiempo que convivió con Jungkook, volvió a agarrarle un especial cariño a las artes culinarias.
Al verle comer con tanta emoción, le fue imposible no rememorar las veces en las que el cachorrito pudo probar dicha preparación diecisiete años antes. El infante terminaba todo lo que había en el plato en cuestión de minutos, y con una sonrisa avergonzada le pedía un poco más. ¿Y quién era él para negárselo?
Jamás había sido bueno como para soportar unos tiernos ojitos de cachorrito, en conjunto a unas orejitas gachas y una colita que se movía de un lado al otro con impaciencia.
Esa imagen ahora era tan vívida para él, que le dieron ganas de llorar. Sin embargo, se abstuvo de hacerlo, porque ahora que se encontraron, no había motivo para estar tristes.
Ya no.
Se sirvió su respectiva porción y también se dedicó a comer mientras iniciaba una nueva plática entre los dos.
—Jiminnie fue quien me ayudó a conseguir los ingredientes que me faltaban cuando ustedes fueron a ver sus cosas en la posada de Choi. No se me ocurrió algo mejor, pero lo importante es que te gustó, ¿no?
—Me encantó, Tae, lo digo en serio.
—¿Quieres que te confiese algo? —preguntó de la nada, sintiendo que debía ser sincero con ello. Por lo que el azabache dejó de masticar para verle a los ojos, asintiendo con lentitud—. Antes no me animaba a preparar esto, porque me recordaba mucho a ti y a lo mucho que te extrañaba.
—A este paso, Jungkook se quedaría con la cara roja por todas las emociones que le atacaban, ya fuera por las palabras o las acciones del vampiro hacia él. Aunque una parte de él quisiera abrazarle y llenarle de su aroma natural a cedro, como un gesto del verdadero significado de su cariño, o más bien, su amor floreciente. Ese que le quería entregar sin vacilar—. Pero ahora que estás conmigo, te la haré todas las veces que quieras. Solo tienes que decírmelo, cachorrito.
—Créeme cuando te digo que te tomaré la palabra, Tae.
El vampiro también se ruborizó, y cohibido desvió la mirada por lo profundos que eran par de luceros que parecían observarle con auténtica fascinación. El joven volvió a meterse una cucharada a la boca, trayendo consigo esos dulces recuerdos y sentimientos a su mente.
Esos que le motivaron tanto cuando más triste se sentía.
Sabiendo que esta vez, podría vivirlos una vez más en carne propia.
Continuará...
Se viene lo bueno, gracias por leer, no olviden recomendar el fic, me gustaría que la familia de Kaibutsu creciera más. Capitulo más largo por el tiempo de espera, si gustan pueden seguirme en Instagram e Inkspired, donde ya he subido todos mis fics por si acaso. En ambas plataformas me encuentran con el user: kamieshiro.
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