❁ཻུ۪۪Capítulo 2~ 快適さ
Mientras se desplazan por el lugar, el pequeño cachorro observaba sorprendido el entorno desconocido que le rodeaba, pues su casa era muy pequeña a comparación de aquella increíble mansión a la que el vampiro le había llevado.
Taehyung le miró de reojo y con una pequeña sonrisa le preguntó—. ¿Te gusta mi hogar?
—Sí, es muy bonito.
—Gracias, lo cierto es que le puse una especial dedicación a todas las decoraciones, puedes notarlo en cada detalle y en cada rincón de esta mansión.
A Taehyung siempre le gustó alardear un poco sobre su buen gusto en decoración de interiores.
—Desde que tengo memoria, el estilo gótico ha sido uno de mis favoritos. Obviamente he tratado que no se me pase mucho la mano, porque tampoco me agrada que las cosas luzcan sobrecargadas a tal punto de perder su esencia. Ese fue el pensamiento que inundaba mi cabeza cuando pude lograr darle un poco de vida a este lugar. Además de que era fiel creyente al hecho de que lo elegante y extravagante van de la mano si uno sabe la manera adecuada de complementarlos.
El peligris argumentó con emoción, con facilidad podría discutir sobre el tema por horas. Sin embargo, el azabache tenía el ceño fruncido por la obvia confusión—Ay, discúlpame, cachorrito. De seguro no sabes ni qué es eso.
—E-Es cierto, no lo sé—expresó sincero. En realidad, no comprendía mucho de lo que el mayor le había dicho, pero le agradó que le hablara sobre cosas que le gustaban—. Pero podrías enseñarme.
Lo último lo aseguró con cierta timidez reflejada en su brillante mirada de color chocolate.
—Claro que sí—el peligris comenzó a explicarle muy animado lo que sabía al respecto, teniendo cuidado de no usar palabras muy técnicas, pues su receptor seguía siendo un niño. No obstante, podría asegurar que el menor era muy inteligente y perspicaz como para comprender lo que le decía, ya que, en lugar de quedarse callado, le hacía varias preguntas. Volviendo la conversación muy participativa de ambas partes; y eso a Taehyung le ponía tan contento, porque se sentía gratificante contarle a alguien sobre su particular gusto por las decoraciones, sin que su acompañante se aburriera en el proceso por sus intensos parloteos.
Pero quizá era su forma de auto engañarse, pues en su interior sabía que era muy agradable el poder charlar con tanta naturalidad y comodidad como hace tanto tiempo no hacía y más si se trataba de un desconocido que era ajeno a su vida.
Al llegar a la bonita cocina, el peligris sentó al menor en la mesa disponible en medio de la habitación. Con rapidez buscó las galletas que reposaban en un plato cubierta por una fina tela, las cuales fueron horneadas por él hace apenas un día atrás.
Con cuidado las tomó y se las llevó al pequeño azabache que parecía muerto de hambre, pues para Taehyung era sencillo detallar la forma en la que lo estuvo siguiendo con la mirada, sin contar el hecho de que vio como se le hacía agua la boca por probar una. Sus colmillitos sobresaliendo entre sus belfos eran la mayor prueba de eso.
—Come todas las que quieras, cachorro.
El menor asintió complacido, acatando sin dudar la petición del vampiro, mientras este tomaba un vaso y lo llenaba de leche fresca que también consiguió hace unas cuantas horas atrás por puro antojo. Aunque en esta ocasión se la brindaría al azabache, porque lo menos deseaba era que se atragantara con la comida.
El vampiro lo observó comer con ganas las galletas, después tomando todo el contenido del vaso que ofreció con anterioridad, completando su pequeña e improvisada merienda. Hasta que Jungkook se encontró tan satisfecho al sentir que su pancita estaba llena como cuando su madre le preparaba deliciosas recetas.
Taehyung sonrió enternecido, mientras con una servilleta de tela, limpiaba las migajas que quedaron esparcidas por la comisura de los labios del azabache.
—¿Estuvo bien? Lamento no tener otra cosa que ofrecerte.
—Gracias. E-Estuvieron muy ricas.
—Es bueno saberlo, pequeño—alejó su mano, mientras el menor siguió con sus curiosos orbes cada uno de sus movimientos, como si lo estuviera analizando. En ese preciso instante, Taehyung se quedó en blanco, porque no sabía que más decirle y desconocía si el menor quería contarle lo sucedido en el bosque.
La razón por la que estaba solo ¿Estaba huyendo de alguien o de algo?
No obstante, antes de que pudiera pensar en más opciones, su mente recordó que el pequeño necesitaba atención en sus heridas. Por lo que, con mucho tacto debía hacérselo saber. No quería asustarlo de algún modo o que pensara que quería invadir su espacio, porque sabía que los lobos eran susceptibles a las emociones ajenas como el nerviosismo o la ansiedad, sumándole el hecho de ser exageradamente territoriales.
Y aunque era obvio que el pequeño ya estaba más tranquilo después de la comida, seguía existiendo la posibilidad de que justo ahora no deseara tener el más mínimo contacto de su parte. A fin de cuentas, sus especies se repelían, ¿no?
Que equivocado estaba.
—Cachorro, debemos atender esas heridas, hay que evitar que se infecten—musitó en un susurro, como si fuera un secreto entre los dos—. Solo déjame ayudarte, te lo prometí, ¿sí?
El menor no respondió, su crudo silencio fue la única respuesta que obtuvo. Este se levantó de su sitio sin dificultad alguna, porque podía hacerlo él mismo. Su cuerpo todavía podía ayudarle de esa forma a pesar de lo vivido. Taehyung le analizó con detenimiento y escrutinio, no comprendiendo lo que quería hacer. O bueno, eso fue hasta que notó cómo se dirigía donde se encontraba, ubicándose en su regazo en un movimiento rápido. Observándole con ojos mucho más brillantes que antes, como si de un par de luceros se tratase.
En definitiva, ese cachorro era un total misterio, aunque por lo que estaba siendo testigo, la única verdad era que se sentía lo suficientemente cómodo con él como para querer buscar su contacto por cuenta propia, pero aun así no le decía nada de nada.
Al parecer debía darle su tiempo y no presionarlo tanto, porque no existía duda de que algo raro fue lo que le sucedió. Su expresión suplicante lo exponía en demasía, pero Kim no lo decepcionaría respecto a la petición silenciosa que le hizo.
Se levantó manteniendo al azabache en sus brazos, apreciando el silencio que apenas le permitía escuchar la suave respiración del más pequeño, notando como el susodicho volvía a esconder su cabecita en su cuello, bajando sus peludas orejitas y manteniendo su colita quieta, mientras se relajaba por las tenues caricias que el vampiro dejaba en su espalda.
Caminó hasta arribar a su habitación, donde con mucho cuidado dejó al lobito en la mullida cama que solo usaba para descansar su cuerpo, porque un sobrenatural de su tipo no necesitaba dormir, aunque a veces se obligara a hacerlo para no pensar en cosas que le traían muy malos recuerdos.
El lobo no hacía otra cosa más que observarlo con atención, mientras el vampiro buscaba los materiales que necesitaba para curar sus hematomas y arañazos.
Cuando ya tuvo todo a la mano, Taehyung se sentó a su lado hasta quedar frente a frente. Dejó una suave caricia en su cabello oscuro como la noche. Con una mirada le pidió permiso para comenzar con su trabajo, a lo que el cachorro le dio su consentimiento, mientras el contrario desinfectaba la dermis de sus bracitos que era la que más afectada estaba.
Los arañazos decoraban la piel lechosa, aunque para buena suerte de ambos, ninguno de estos cortes era tan grave como para que saliera sangre de ellos. Sin embargo, la zona alrededor de los cortes se encontraba un poco roja por la inflamación, demostrando que su organismo trataba de ejercer el trabajo de cicatrización correspondiente.
Acto seguido, colocó un ungüento sobre los moretones de sus piernas que estaban a la vista por estar usando un pantalón corto hasta vendar lo que más podía para que no quedaran tan expuestos y, por ende, se curaran más rápido.
El pequeño cachorro no emitió ninguna queja, demostrando su excelente temple ante la situación. Muy a pesar de que, en medio del trabajo de curación, Taehyung observó por el rabillo del ojo como mordía su labio cada vez que el alcohol tocaba su piel dañada.
Asimismo, el peligris se sintió incapaz de ignorar la manera en la que la colita del susodicho se esponjaba cuando debía esparcir el ungüento con ayuda de un pañuelo, optando por disculparse a cada momento.
De todas formas, parecía que no lograría obtener la mínima respuesta de parte del contrario.
Sí, ni siquiera imaginaba a donde le llevaría todo esto.
—Ya estás listo—el peligris anunció orgulloso de su labor, dejando en la mesita de noche todas las cosas que utilizó—. Fuiste muy valiente cachorro, ya verás que en unos días habrán desaparecido por completo.
Taehyung le animó con su tono de voz siendo más aterciopelado que minutos antes, un hecho implícito que tranquilizó al cachorro, porque Jungkook fue consciente de que estaba hablándole con cariño, a pesar de su actitud renuente mientras lo curaba.
—G-Gracias—el azabache susurró observando todos los vendajes, al menos esa sensación molesta de puro escozor había desaparecido por completo. Aunque lo que más le llamó la atención a Jungkook fue que en ningún momento el vampiro se deshizo de la prenda que cubría sus manos, por lo que con toda la inocencia del mundo le preguntó la razón.
—¿Por qué no te quitas los guantes?
¿Había escuchado bien? Ese pequeño lobo podría preguntarle cualquier otra cosa, pero justamente le preguntaba sobre eso.
Bueno, no es que tuviera ningún inconveniente al momento de responder, pero le parecía que eso era lo de menos en esta situación.
—Mis manos son muy pero muy frías, casi como hielo. Por esa razón me he acostumbrado a tener guantes por si toco a alguien, para obviamente no incomodar a la otra persona, pues a la mayoría no le agrada dicha sensación. Y creo que mucho menos le gustaría a alguien como un pequeño lobo que posee la temperatura corporal muy elevada por cuenta propia, ¿cierto?
El menor negó repetidas veces con su cabeza, inconforme por la información recibida, a la par que movía sus orejitas y su colita, causándole mucha ternura a su acompañante.
—No me importaría—confesó con seguridad y sinceridad—. Yo preferiría sentir la piel de tus manos.
Los lobos eran caracterizados por de ser de mucho contacto, muy de piel, por eso su petición tenía mucho fundamento. No era un simple capricho.
—¿En serio? —el peligris puso una mano en su mentón, como si se lo estuviera pensando. ¿Sería correcto ceder?
Jungkook lo analizaba con los ojos muy abiertos, anticipando su respuesta—. Bueno, por esta ocasión podría hacerte caso, cachorro.
—¡Sí! —exclamó más animado con sus orejitas irguiéndose en su sitio y su colita moviéndose de un lado al otro, demostrando lo ilusionado que estaba por aquello. Una vez más la mente del vampiro le repetía que no comprendía su interés por algo tan banal, sin embargo, no le haría ningún mal cumplir la inocente demanda del licántropo.
—Está bien, pequeño.
Taehyung se quitó los guantes bajo la mirada expectante del azabache. Lo cierto era que, a pesar de estar acostumbrado a ellos, no le gustaba usarlos durante todo el día, pues en la mayoría del tiempo se encontraba solo.
El vampiro le mostró sus manos descubiertas y el contrario no dudó en tomarlas.
Era cierto que eran muy frías, pero no le molestaba en absoluto pues al tenerlas entre las suyas, no demoraron en tornarse un poco tibias. Además, la suavidad que estas poseían era comparable a los pétalos de las rosas que le gustaba acariciar casi a diario.
En definitiva, podría tocarlas todo el día. Eran muy bonitas, con dedos largos y uñas perfectas, muy bien cuidadas. Esto era lo que Jungkook quería, el poder sentirle sin esa tela de por medio. El azabache ni siquiera dimensionaba la razón por la que quería contacto con el vampiro.
Tan solo su instinto estaba haciendo aparición, exigiéndole cumplir dicho anhelo sin pensárselo dos veces, pues el licántropo no estaba al tanto que los hombres lobo tenían esa característica tan marcada como lo era disfrutar del contacto físico.
Por lo que, en su tierna inocencia, el azabache se conformó con este gesto, porque desde que tenía uso de razón le acostumbraron a la calidez que le pudiera brindar la gente a su alrededor.
—Podrías quedarte así... ¿Sin los guantes? —el menor pidió en voz baja. Taehyung todavía se sentía un poco perdido por la extraña sensación que le recorrió cuando sus manos se tocaron. Fue demasiado electrizante y acogedor.
No obstante, decidió dejar de lado su sentir para poder afirmar con la cabeza. No era momento para desvariar.
La diferencia de tamaños era obvia y eso le causaba mucha ternura pues seguramente no era nada importante en lo que tendría que concentrarse.
Porque sin querer, ese tacto le pareció tan familiar. Tan nostálgico.
—Está bien, si eso quieres.
—Me llamo Jungkook—dijo de la nada, sorprendiendo al peligris. Su cara era digna de retratar en un cuadro.
—Tienes un lindo nombre, Jungkook—afirmó, sintiendo como el contrario jugaba con sus largos dedos—. Te queda.
—A mí también me gusta mucho, mi mamá me lo puso—el menor comentó con honestidad, pero sus orejitas se bajaron un poquito y el vampiro se sintió mal al verlo nuevamente decaído.
—Jungkookie—el apodo cariñoso no se hizo esperar, y al azabache le gustó escucharlo. Por esa razón, a pesar de la tristeza que lo invadió por un momento, se dispuso a escuchar con atención lo que el contrario quería decirle—. No te preguntaré nada al respecto, pero dime si hay alguna otra forma en la que pueda ayudarte.
—No, solo quiero descansar un poco.
—Sí, debes estar agotado.
Taehyung alejó sus manos de las ajenas, con la intención de darle espacio para que se acomodara como quisiera. No obstante, justo en ese preciso momento, un fuerte relámpago resonó, asustando al azabache que no tardó en refugiarse en el pecho ajeno, ubicándose en su regazo—¿Te dan miedo los relámpagos, cachorro?
Jungkook asintió quedito, afianzándose de la camisa del mayor. Su lobito se quejó lastimero dentro suyo, pidiendo atención. Quería un poco de consuelo del sobrenatural que olía a romero.
—A mí tampoco me gustan mucho—confesó viendo la amplia ventana donde chocaban las gotas de la lluvia, en medio de la noche que se hacía presente mostrando una densa oscuridad—. ¿Te sientes mejor estando de esta forma?
—Sí.
—Bueno, entonces si quieres puedes dormir, cachorro.
—¿Tú no dormirás? —inquirió haciendo contacto visual, sus ojitos grandes y oscuros abiertos de par en par con curiosidad, al igual que su animal interno que no se sentía muy convencido por aquella respuesta, pues ese bonito vampiro debía descansar también.
El peligris negó dejando unas caricias en la parte trasera de sus orejitas, adormeciéndolo con el suave tacto—. No lo necesito, Jungkookie, no te preocupes por mí. Me basta con descansar un rato para recuperarme.
Después de ese comentario, bastaron unos minutos para que Taehyung, quien ahora estaba recostado sobre la cama, pudiera notar como la respiración del menor se volvía relajada, mientras se dedicaba a analizar cada detalle de la carita que descansaba en su pecho.
El cachorro era muy lindo, su piel era clara pero tampoco era tan pálida, y ese lunar que tenía bajo sus labios rojizos era lo que más le gustaba. Sus orejitas se perdían en su cabello azabache por ser del mismo color y su colita esponjosa permanecía en absoluta quietud ahora que se encontraba gozando del más profundo sueño.
A la mañana Kim tendría que ir a conseguir más comida y ropa para el licántropo en el único lugar en el que vivía una de las personas que podría ayudarle sin rechistar, porque cuando el infante se despertara debía darse un baño y cambiar su maltratada vestimenta.
Lo único que pedía era que no existiera mucha curiosidad al respecto de su inesperada visita, porque de no ser así, tendría que dar varias explicaciones que no poseía.
Porque Taehyung respetaba el silencio del azabache, y así estaba bien por ahora.
Continuará...
Espero les haya gustado mucho y me lo hagan saber en los comentarios. Esta historia me encanta, su inicio es demasiado soft, y conforme vaya avanzando se pondrá más interesante, se los prometo.
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