❁ཻུ۪۪Capítulo 11~正しくない
Taehyung y Jimin siguieron al pie de la letra el plan que acordaron, pero antes de marcharse de la mansión, el vampiro no pudo evitar dejar un casto beso en el cabello del azabache que parecía profundamente dormido en esa cama tan grande.
Desde el fondo de su corazón sintió que debía hacerlo así. Era como una especie de necesidad que debía saciar o tal vez se arrepentiría a fututo. Lo que se suponía era un completo sin sentido, porque volvería a su lado para seguir cuidándolo como había hecho hasta ahora.
Así que lo más fácil para el peligris fue culpar a su propia mente, la cual parecía estar jugándole una mala pasada gracias a las circunstancias.
Cuando el hada y el vampiro llegaron a la acogedora cabaña, tomaron de sorpresa a las tres féminas que apenas estaban levantándose para iniciar con las labores de aquel día. Sin embargo, las chicas no pudieron evitar emocionarse y darle una merecida bienvenida a quien consideraban cómo su precioso hermanito menor.
Decir que detuvieron cada una de las actividades que realizaban en ese preciso instante era poco, por eso acordaron que por una hora podrían darse el lujo de pausar su trabajo. Aquel comportamiento contagió de alegría a Jimin, quien adoraba ser el consentido del trío de encantadoras hadas que no se lo pensaron dos veces para invitarles a que se pusieran cómodos en la pequeña sala que a su disposición.
Casi de manera inmediata las susodichas comenzaron con el interrogatorio acerca de su inesperada presencia, a lo que el rubio les relató con lujo detalles todo lo que anteriormente le contó al vampiro.
Las tres chicas asentían como respuesta, sin dejar de concentrar su total atención al discurso del rubio. Lamentando para sus adentros que el menor no tuviera la oportunidad de disfrutar de ese viaje, como era costumbre cada vez que se embarcaba en dicha aventura.
Porque ellas mejor que nadie lo comprendían y conocían la ilusión que le hacía al mencionado poder conectar con la naturaleza a tal punto de desaparecer por varios meses en medio de esta.
Sin embargo, Jimin le restó importancia argumentando que ya existirían otras oportunidades para volver a realizar una de sus maravillosas travesías, lo que las dejó mucho más tranquilas. Con el objetivo primordial de seguir avanzando con su conversación, que ahora era dirigida a otros temas que incluían al vampiro y al cachorro que acogió hace unas cuantas semanas atrás.
Una vez más todos concordaron con la resolución de ayudar en lo que pudieran a Taehyung, pues se veía tan convencido de verse capacitado de cuidar de la forma más adecuada al lobito y eso era lo que de verdad les importaba.
Las hadas comprendían que el vampiro se sintiera un poco ansioso por el licántropo como para condicionar a Jimin acerca de no demorar tanto en su visita, porque cada que contaba con la oportunidad, revisaba la hora en el reloj que reposaba en su muñeca. Sin querer alargar mucho más las cosas, Somin no demoró ni cinco minutos en en meter en la canasta que el peligris trajo consigo, una variedad de ingredientes que necesitaría para la preparación de una deliciosa comida para el menor.
El par de amigos se despidió con calidez de las féminas y emprendió su vuelo de regreso a su hogar, tomando las medidas respectivas para el caso. Lastimosamente Jimin era el que más podía llamar la atención debido a sus preciosas y brillantes alas, a diferencia de Taehyung que siempre prefería volar en su forma de murciélago, la cual era la más apta cuando se trataba de pasar desapercibido frente al resto.
Arribaron cuando no faltaba mucho para que el sol terminara de aparecer por el horizonte. Habían tardado aproximadamente dos horas desde que salieron de la mansión. Taehyung le indicó a Jimin que dejara cada una de las cosas en su respectivo lugar, mientras él iba a comprobar que Jungkook siguiera descansando en la cómoda cama, justo como lo dejó al irse.
Jimin aceptó sin rechistar, por lo que el peligris subió las escaleras con rapidez a su habitación, abriendo la puerta con cuidado para no alertar al cachorro.
Al dar un vistazo por el lugar, se encontró con algo que lo dejó descolado.
Porque frente suyo, la cama yacía completamente vacía.
Sin rastro alguno del menor.
El vampiro sintió que la boca se le secaba, la garganta se le cerraba gracias una opresión tortuosa y su corazón, que ya estaba muerto, volvía a latir con fuerza por el incesante temor que invadía su ser. Una parte suya se sorprendió al verse necesitado por un poco aire, que sus pulmones no ocupaban obviamente, porque respirar era una de esas necesidades básicas que los seres como él no requerían gracias a su inmortalidad.
Pero ahí estaba, entrando en pánico al no ver a Jungkook por ningún lado. Sin embargo, el peligris se obligó a calmarse, pues debía revisar con diligencia todos los lugares en donde el menor podría encontrarse.
Tal vez estaba escondiéndose.
Sí, posiblemente quería jugarle una broma por dejarle solo, cuando le prometió que eso ya no sería necesario. Era la manera en la que le haría aprender una lección por mentirle.
—Jungkookie, sal de donde quiera que estés—pidió, revisando debajo de la cama—. Esto no es divertido, cachorro.
Volvió a levantarse para buscarlo en el ropero, en el baño y en cada posible escondite del segundo piso, incluyendo los cuartos a los que ni siquiera debía tener acceso porque siempre estaban cerrados.
Pero todo era válido cuando un niño quería jugar, ¿verdad?
—K-Kookie... ¿Dónde estás? —preguntó por décima vez. Tan desesperado, con la voz sonando entrecortada. Su pulcro aspecto ahora estaba desordenado, igual que los malos pensamientos que rondaban en su cabeza, clavándose como filosas dagas—. Aprendí la lección, vuelve por favor.
No obstante, el joven de cabellos grisáceos pegó un grito de frustración cuando revisó el último lugar en el que podía estar, es decir, en la biblioteca, la cual estaba igual de vacía e intacta como las otras habitaciones de la mansión.
Jimin se asustó tanto por el ruido, al punto de soltar un vaso en el que había estado bebiendo un poco de agua. El cristal se rompió impactando en el suelo, trisándose en varios fragmentos que quedaron esparcidos por todo el lugar. Sin pensarlo subió las escaleras lo más rápido que sus piernas pudieron, con el objetivo de ir en búsqueda de su amigo. Encontrándolo en el piso de aquella biblioteca donde permanecía la gran colección de diversos libros del susodicho.
—Tae, ¿qué sucedió? —cuestionó, poniéndose a su altura, notando como se encontraba jodidamente alterado.
Parecía que le faltaba la respiración, lo que no tenía ni el más mínimo sentido por su condición vampírica.
—Jungkookie...
El vampiro alcanzó a formular el nombre del menor, con una pena increíble que contagió al hada de cabellera rubia.
—¡¿Qué le pasó a Jungkook?! —interrogó al ser consciente de que el lobo no se encontraba rondando cerca de su amigo.
—No está... ¡desapareció! —exclamó con esa angustia que calaba en sus huesos. Jimin se quedó de una sola pieza cuando le escuchó.
—¿Cómo qué Jungkook desapareció? ¿Estás seguro de eso? Puede que solo se esté escondiendo de nosotros—comentó, tratando de encontrarle una explicación a lo que el vampiro había dicho con tanta desesperación.
—N-No está—balbuceó—. Ya lo b-busqué por todo lado y nada.
—Pero no has buscado en el piso de abajo, yo te ayudo.
—Sabes que los únicos lugares en los que se puede esconder son en este p-piso, pero supongo que n-no perdemos nada con intentar.
—Así es, recuerda que también cuenta con una forma lobuna que lo podría ayudar a meterse hasta en los lugares más pequeños. Así que no te desesperes, Tae—lo animó, acariciando su cabello.
Cuando el peligris pareció retomar la compostura, asintió con una pequeña mueca de tristeza adornando su rostro, tomando la mano que su amigo le ofreció para ponerse de pie.
Y sin tardar más, el par de amigos se pusieron en marcha con un objetivo determinado. Buscando por todos los lugares que podrían ser un buen escondite para el menor, incluido el patio trasero donde jugaban cada que tenían ganas de divertirse a lo grande.
Se la pasaron así por un buen rato, aunque el resultado de la búsqueda lastimosamente no fue para nada satisfactorio. Poniendo mucho más triste a Taehyung que ahora se lamentaba no haberle hecho caso a ese pequeño presentimiento que había tenido.
—Te lo dije, Jiminnie, yo no quería irme. No quería dejarlo solo, y por eso se fue. Ya que no hay ninguna prueba de que alguien haya entrado a la mansión para llevárselo.
—Pero eso tampoco tiene lógica, TaeTae. ¿Por qué el pequeño podría querer escaparse? Lo tiene todo aquí, a tu lado—cuestionó el hada con el rostro afligido.
—No lo sé, pero tú viste que estaba actuando raro...
—Sí, pero luego de la cena se comportó con normalidad, y ambos concordamos que solo fue algo pasajero.
—Tienes razón, pero... ¿y si nos escuchó? —esa era una nueva posibilidad que se le cruzó por la mente, en medio de la autoflagelación mental a la que se estaba sometiendo desde hace una hora atrás aproximadamente—. ¿Y si se sintió decepcionado de que le fallara?
—Que yo recuerde, no le hiciste una promesa como tal sobre eso. Tampoco creo que haya sido para tanto, es decir, no le veo lógica a que tomara esa decisión tan radical si lo has estado cuidando con tanto cariño.
—Lo sé, pero tal vez para él si lo fue. A pesar de que no le haya dado tanta importancia cuando se lo dije—argumentó su respuesta—. Ya que a fin de cuentas le mentí y me fui de su lado, cuando se suponía que las chicas serían las que vendrían a la mansión.
—Demonios... Tranquilicémonos y sigamos buscando por los alrededores, ¿bien?
—S-Sí, porque no sé qué hare si algo malo le pasa. Sigue siendo un niño, por más inteligente e independiente que sea para su edad.
Lo ultimó lo dijo sintiendo sus ojos picar, las lágrimas rogando por empapar sus mejillas. No quería ni imaginarlo.
No, no y no.
El azabache tenía que mantenerse a salvo hasta que pudiera una vez más entre sus brazos, donde estaría seguro.
—Comprendo, Tae. Por eso hay que esforzarnos en dar con él. No debe estar tan lejos.
—Claro que sí, Minnie.
Y así fue, durante todo el día buscaron a Jungkook por donde más pudieron, poniendo total diligencia en aquel exhaustivo trabajo, pero no había rastro suyo.
Era como si se hubiera esfumado de la faz de la tierra.
Llegada la noche, Taehyung se derrumbó en los brazos de Jimin, lloró hasta más no poder por la frustración e impotencia que le atormentaba, porque se sentía como si se hubieran llevado una parte suya, como si le estuvieran arrancado el alma una vez más...
Como en esa ocasión en la que tampoco pudo hacer nada al respecto.
La culpabilidad inundaba su ser.
—Dime, Minnie... ¿Soy tan inútil? ¿Por eso terminan así?
El vampiro por fin logró formular palabras coherentes sin gimotear en el proceso. Al parecer derramó las lágrimas suficientes como para ser capaz de reponerse y charlar un poco al respecto. Pero el hada no se confiaba de aquello, pues en cualquier momento podría volver a destrozarse frente suyo.
—No digas estupideces, Tae.
El hada daba palmaditas en la espalda de su amigo, mientras este se limpiaba las lágrimas secas de sus mejillas con el dorso de su mano.
—No son estupideces, el de verdad huyó de mi... Sé que tal vez no me podría comparar a su familia, o a lo que sea que haya tenido antes de llegar a mí, pero te juro que quise esforzarme para ser alguien de su total confianza. Ahora no tengo nada, se fue, y se desvanecerá como si se hubiera tratado de un sueño. Porque nunca pude conocer más sobre ese cachorro, solo me quedó el recuerdo de lo que vivió a mi lado, sus gustos y sus gestos, pero nada más allá de eso.
—Ay, Taehyungie... —Jimin no sabía ni que decir, en ese instante creía que cualesquiera de sus palabras de aliento no servirían de nada frente a la gran pena que torturaba a su amigo—. No te culpes de esta forma, no es justo para ti.
—Ni siquiera pude inspirarle la seguridad suficiente como para que me abriera su corazón y me contara lo que paso ese día que le encontré en el bosque... Soy una mierda.
—No digas eso por favor, al igual que tú no comprendo las razones que pudiera tener para hacer esto, pero no creo que haya sido porque desconfiaba de ti. Ni siquiera puedo imaginar eso como una posibilidad, y aunque sé que prácticamente el tiempo que pase a lado de ustedes fue efímero, puedo afirmar que ese cachorro sentía una increíble adoración por ti.
Taehyung le miró con un puchero en sus labios, pero se encontraba un poco conmovido por lo que el hada le estaba diciendo. Porque en algún momento él se creyó lo mismo.
—Te miraba como si fueras lo más bonito, lo único que necesitaba y el único que era capaz de sacarle una sonrisa. Así que como tú dices, por el hecho de que no lo conociste lo suficiente, quizá tenía una razón de mayor magnitud para irse, y no quería que eso te afectara o que te culparas como estás haciendo ahora.
—Entonces yo debí hacerle entender que a pesar de todo podríamos enfrentarlo juntos.
—Pero lo hiciste, me comentaste que cada vez que podías le aseguraste que estarías para él.
—¿Y entonces? ¿Por qué ya no está conmigo? —cuestionó con un tono de voz cargado de aflicción—. Quizá no fui lo suficientemente claro...
—Vamos, no te tortures de esta forma, lo seguiremos buscando hasta cansarnos—aseguró el rubio, creando un profundo contacto visual con su amigo, como para que con ese gesto notara la sinceridad que existía en sus palabras—. No estás solo en esto, Tae. Y cuando ellos vengan también podrán darnos una mano.
—Gracias, Jiminnie...
—No hay de qué, recupera fuerzas y no decaigas, hazlo por la esperanza de volverle a ver, ¿sí?
—Está bien.
—Así me gusta.
Jimin lo volvió a abrazar, y solo por ese motivo Taehyung pudo relajarse aún más después de ese día tan agitado. Estaba muerto de la preocupación, porque sentía que su imaginación se volvería realidad, y esa era la clara muestra de lo terrible que serían las cosas a las que el cachorro tendría que enfrentarse para poder sobrevivir.
Con cada pensamiento, su alma se rompía un poco más.
Pero por ahora dejaría fluir sus lágrimas, pues después las usaría como motivación para continuar. Porque lo seguiría buscando, a pesar de que era consciente de que aquello sería igual a buscar una aguja en un pajar.
Aunque Jungkook todavía no desarrollaba un aroma al ser un niño, por lo que se descartaba poder rastrearlo de esa forma. Además de que contaba con la rapidez y agilidad característica de un lobo, algo que jugaría como un factor importante al momento de escabullirse en medio de ese bosque tan inmenso y profundo.
Pero no importaba, no se rendiría así le llevarán años, él daría con su paradero.
Mientras que, al otro lado del bosque, se encontraba un pequeño cachorro, temblando de frío, con su colita entre las patas y sus orejitas gachas, lamentándose por haber sido tan tonto de no traer un abrigo que pudiera cubrirle un poco de ese terrible clima. Y también con el estómago que pedía por un poco de comida, mientras su lobo interno rasguñaba en su pecho para volver al que se había convertido en su lugar seguro.
Revisó el bolsito que había estado llevando consigo, dándose cuenta de que tendría que acostumbrarse a comer lo justo, porque solo había podido traer unas cuantas frutas y galletas, que lastimosamente no le alcanzarían por mucho tiempo.
Así que, sin poder evitarlo, se hizo un ovillo tratando de guardar un poco de calor corporal y descansar, aunque le pareciera imposible. Cerró sus ojitos, tratando de imaginar que el pasto debajo de él era el cuerpo del vampiro, mientras se acordaba de la sensación de esas manos frías acariciando sus cabellos.
Se estaba esmerando en recrear esos momentos tan perfectos y eternos, donde el sueño lo invadía en su totalidad, a la par de ese aroma a romero capaz de embriagarlo hasta adormecerlo.
Convenciéndose de que lo que había hecho era lo mejor.
Lo correcto. Lo que debía hacer.
Ya que así protegería a su querido vampiro de sí mismo.
Del monstruo que vivía dentro suyo, y que en algún momento tendría que salir y que dañaría a todos y todo sin importarle nada más. Tal y como le habían dicho.
Y eso era algo que no permitiría que Taehyung viviera, así tuviera que pasar un infierno para evitarlo.
Continuará...
A partir de ahora la historia entrará a otra etapa, así que espero seguir contando con su apoyo, y perdónenme si les hice llorar, pero era necesario.
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